(...)Prohibido sabe mejor, pero tiene consecuencias(...)
-¡Ángel!- interrumpió Oscar la historia de su amigo por primera vez- eso es una locura desde el ángulo que lo mires, si Luna se entera, adiós a tu matrimonio. En primer lugar sabes que dejaste de hacer sesiones de desnudos porque ambos sabemos en lo que suelen terminar, de esas me encargo yo y por una razón clara. Además, trabajar con modelos desnudas es difícil, ¡¿Pero desnudarte con ellas y hacer de modelo?!, no sé en qué estabas pensando la verdad, y quiero creer que la rechazaste, pero eso sería hablar como alguien que te conoce y no tengo ese privilegio.
Ángel no tenía de otra que ponerle a su amigo cara de arrepentido y dejar en entredicho que había aceptado. En la mente de Oscar no dejaba de circular la idea de irse y dejar a aquel trozo de persona con sus problemas, pero luego de quince años ya sabía que de Ángel tenía que esperar lo que fuese y estar ahí para limpiar los desastres. Solo le quedaba seguir escuchando, así que le pidió que continuara.
. . .Marina llamó a una fotógrafa- continuó Ángel con su historia - según ella de confianza y en pocos minutos estaba allí. No era de Madrid, ni siquiera hablaba español. Yo estaba muy nervioso, suelo estar todo el tiempo detrás de la lente, no enfrente, pero, aunque me cueste admitirlo, disfruté cada segundo de aquellas fotos, a fin de cuentas es real que todo tiene mejor sabor mejor si es “prohibido”. Aunque el saber que está mal me llene de culpa, el sabor a gloria de lo arriesgado, del hacer algo mal y que no te descubran es más grande. En otro momento y con la cabeza fría no hubiese aceptado ni de chiste, pero generalmente la respuesta “correcta” a una situación complicada nunca nos llega en el momento preciso y solo nos queda imaginar luego las mil y una formas en las que pudiera haber salido mejor y recordar la decisión que tomamos como consecuencia del momento y nada más.
Marina y yo acordamos que solo me quitaría la camisa, y cuando lo hice ella que no paró de mirarme, decía haberse confirmado que yo no dejaba nada que desear como modelo. Si su objetivo era inflarme más el ego, lo logró. Al menos sabía que el tiempo en el gimnasio me estaba dando resultado.
-¿Cómo lo haces?- me preguntó durante el descanso antes de continuar.
-¿A que te refieres?- respondí.
-¿Cómo haces para haber estado todos estos años escondido detrás de esa cámara y que nadie te haya descubierto? No existen ni siquiera fotos públicas tuyas, nada de perfiles personales en redes sociales, ni una en todos los artículos que han escrito sobre tus trabajos. No entiendo como alguien puede ganar tanto prestigio y permanecer en la sombra siendo como es el mundo a día de hoy.
-Tengo mis razones, no me siento cómodo con que la gente sepa demasiado sobre mi, a pesar de los tiempos todavía creo que la vida privada, es eso, privada y se comparte con quienes lo merezcan, llámame anticuado si quieres-le dije en tono de risa.
-Lo siento, pero alguien que tiene cada músculo de su cuerpo marcado, con esos ojos, y midiendo más de metro ochenta, ese rostro, esos labios, alguien como tú no está hecho para que no lo miren o para esconderse-respondió ella.
-Podemos estar hechos, o destinados como dirían algunos, a cosas que no preferimos, que no nos gustan o despreciamos incluso, la elección de cambiar está en cada uno.¿ Nunca has tomado la decisión de cambiar en tu vida?- le dije.
-Créeme, he aprendido una o dos cosas sobre cambios a lo largo del camino- respondió - solo decía que como luces, y con lo que proyectas, pudiste enamorar a más de una desde la portada de una revista, pero es cierto, cada cual decide lo que quiere hacer y quien quiere ser. Ahora sigamos, queda trabajo por hacer.
Hasta ese momento no me había percatado de que ella no se había tomado el trabajo de ponerse ropa mientras hablaba conmigo. Decidí tratar por todos los medios de aclarar mi cabeza mientras la seguía con la vista en su camino hacia el set, tenía que mantener las cosas en equilibrio y con ella delante no era fácil. “SOY UN PROFESIONAL”, me repetía a mi mismo, y la realidad era esa, si hubiera mirado así a cada mujer desnuda que había tenido que fotografiar, no hubiera durado cinco minutos como fotógrafo y mucho menos conservado mi dentadura intacta, pero en ella había definitivamente algo diferente, quizás especial, ella lo sabía, y sabía también aprovecharse de eso.
Luego de ese descanso las fotos empezaron a ganar intensidad a una velocidad insana, la situación se me fue completamente de control, cualquier intento por aclararme era inútil. Ella tenía algunas ideas para fotos que en todos los años que llevamos tú y yo de fotógrafos hemos siquiera pensado, al menos no para una sesión profesional. En algunas su cuerpo desnudo se escondía tras el mío dejando ver el recorrido de sus dedos por mi espalda, en otras ella lamía mi abdomen, e incluso en alguna me pidió que la sostuviera por el cuello, y nunca voy a descubrir si la cara de satisfacción era fingida para la cámara o no. Todo llegó al punto, en que el “solo la camisa” acordado, terminó siendo un “solo toda la ropa”,aunque ese es un detalle que no tenías que saber, y la sesión que iba a durar unos minutos terminó durando cuatro horas.Al terminar me vestí rápido, pero ella parecía disfrutar de estar desnuda y pasearse por todo el estudio así. Revisó todas la fotos con la fotógrafa y la mandó a irse, quedó a solas conmigo y decidió que era buena idea una conversación menos incómoda y con toda la ropa puesta esta vez. Era sorprendente que a pesar de la fama de las modelos de no saber nada fuera de la ropa y el maquillaje que usan, con Marina pude hablar de todo lo que se me ocurrió, desde modelaje, fotografía, hasta incluso las estrellas, arte, y uno que otro libro, se notaba interesante más allá de la apariencia.
Me invitó a su cuarto de hotel a tomar una copa, compartimos una botella de vino, quizás dos o tres. Y amigo, de ahí en adelante lo siguiente que sé es que me desperté en la cama desnudo y ella se había ido, me dejó una rosa y una servilleta marcada con labial rojo diciendo q todo estaba pagado y que mi cheque por las fotos estaba encima de la mesa.
. . .-Vamos directo al grano ¿Te acostaste con ella o no?- dijo Oscar.
-No lo sé, no tengo ni idea, la duda me está matando y no soy capaz de recordar nada.
Oscar se paseaba por el estudio ansioso, tratando de hallarle sentido a lo que había escuchado.
-Te acostaste con la modelo más deseada de Europa, vamos a asumir eso porque no veo otra explicación, en otro momento estaría hasta orgulloso de tenerte como amigo, te haría una fiesta de ser posible, pero ahora mismo esto pinta a cagada monumental y a matrimonio roto.
-Esa mujer no es como la pintan- respondió Ángel
-Eso ahora mismo importa poco¿Luego fuiste a casa o qué?- dijo Oscar.
. . .
Salí del hotel, desorientado y con una resaca de las que hacen ver estrellas a medio día. Me fui a caminar para intentar poner las ideas en orden, sin el más mínimo éxito. De camino a casa seguía tratando de llenar la gran laguna de memoria, buscando otro posible escenario que pudiera haberse dado para que yo terminara así. Al llegar a casa para colmo recordé que era mi aniversario con Luna y quería prepararle algo especial pero no tenía tiempo, así que bajé a comprar un buen vino y unos chocolates y le preparé su cena favorita antes que llegara de la clínica. Llegó a casa cerca de las nueve, cansada como cualquier otro día pero con esa sonrisa que no dejaba nunca que se borrara de su cara, tú la conoces. Las velas en la mesa, el vino y la comida italiana son una fórmula infalible, y si en el postre le sumas una caja de bombones y un ramo de rosas, tienes una mujer feliz sin dudar, aunque ni por un segundo Marina salió de mi cabeza y aunque quise contarle a Luna, no me pareció el mejor momento.
La noche fue inmejorable junto, no tengo que darte detalles innecesarios, pero el sexo fue estupendo, eso sí lo recuerdo. Y luego, justo en ese momento luego de terminar, con ella recostada en mi pecho, comenzó la parte que ojalá no recordara.
-¿Y que tal fue con Marina amor?- me preguntó de repente haciendo que me temblara todo el cuerpo.
Me quedé perplejo al oír ese nombre en su boca, no sabía que decir, así que solo me hice el desentendido y fingí que no sabía nada.
-¿Marina?,¿ quién es Marina amor?- respondí, aunque por un segundo la idea de contarle todo pasó por mi cabeza otra vez.
-¿No te fue a ver hoy al estudio una muchacha con ese nombre? Es una modelo que estaba buscando desesperada un fotógrafo aquí en Madrid y me pareció bien darle tu número.
-¡Ah!, Marina, sí, estuvo hoy en el estudio, estuvo a punto de reservar una sesión pero finalmente no llegó a nada especial, pero, ¿de donde conoces tú a una modelo así?, es que no es precisamente el tipo de amigas que tienes.
-Bueno, no debería decirte esto, pero da igual, Marina fue una de las primeras operaciones de cambio de sexo que hicimos en la clínica, seis cirugías en total, dicen que como hombre era sumamente apuesto, ¿quién me lo iba a decir?, operé a uno de las primeras modelos transexuales de Europa, vaya cosas tiene la vida, ¿qué crees de eso amor?
. . . -¡¿Espera qué?!- exclamó Oscar(...) Y tenemos que vivir con un pasado que tiene la mala costumbre de venir a cobrar deudas cuando el futuro parece seguro y estamos en un presente feliz(...) Si antes Oscar apenas sabía como procesar lo que estaba escuchando, ahora había quedado completamente atónito. -Creo que me estoy mareando- dijo y calló desplomado en la silla. Se llevó las manos a la cabeza y luego comenzó a reír a carcajadas. -¿De verdad, te cuento esto y te ríes?, vaya amigo para ser idiota tengo- dijo Ángel y lanzó uno de los cojines del sofá a su Oscar. -No me malinterpretes- dijo Oscar secando sus lágrimas de risa- es serio, solo me parece hilarante que te pasen cosas así, siempre has tenido un don para que tu vida sea un auténtico drama, pero esto, esto es otro nivel-Volvió a estallar en risas. -Pero dime, ¿qué hago?, no pego ojo, no me concentro, no logro enfocarme con solo pensar en lo pudo haber pasado en ese tiempo en el h
(...) de sueños vivimos, en pesadillas morimos(...) Seguían sentados en la misma mesa de aquel café en el centro de Madrid, inmóviles con susmentes corriendo a doscientos kilómetros por hora en busca de una solución. Oscar fue el primero de los dos en levantarse, y sin articular una sola palabra, tocó a Ángel por el hombro y le hizo saber con solo mirarlo que era hora de irse, arrojó un billete de veinte euros a la mesa donde las dos tazas de café sin tocar todavía humeaban. Fueron a dar un a un bar, a pesar de lo temprano que era. El silencio se mantuvo en todo el camino hasta llegar allí, e incluso una vez sentados en la barra con un vaso de Whisky a la roca delante de cada uno, ninguno sabía que decir. -Hay que largarnos de aquí- dijo Oscar -han sido buenos años pero hay que salir ya de este lugar, con un par de llamadas puedo hac
(...)los labios correctos te besan, los ojos correctos te miran, y la mentira más evidente se convierte en algo agradable de escuchar(...) En los escasos minutos en la ducha Ángel no imaginaba una manera de que las cosas acabaran bien entre él y Luna. Ella debía ya de saberlo todo, todo lo que Marina pudiera haberle contado, las verdades adornadas, las mentiras sutiles e incluso los pequeños detalles, que por mínimos que parezcan, pueden cambiar completamente la percepción sobre una historia. Cuando salió de la ducha a medio vestir todavía, Oscar le estaba esperando fuera, con un bolso en la mano. -Pasé por el almacén donde teníamos todo, recogí tus cosas y las metí aquí, si tienes algo más que llevarte de esta casa, tómalo ahora y despídete de las paredes, estaré esperando en el auto, y por cierto, ponte un traje- le dijo antes de salir por la puerta rumbo al elevador. Ángel quedó pensativo, miró a su alrededor y comenzó a
(...)Las mentiras se hace duro decirlas, consuelan mientras duran y duelen cuando se descubren(...)Incluso cuando perder no es una opción, sino un hecho. Cuando no existe un buen resultado a una situación, siguen habiendo opciones, mejores y peores maneras de que las cosas salgan mal. Pero a fin de cuentas es perder, y q tan malo sea se mide en la cantidad de dolor que nos causa, a nosotros y a las demás personas involucradas.-No puedes irte rumbo a Italia con nosotros- dijo Ángel.-Creo que estás malinterpretando la situación Ángel, no te estaba pidiendo permiso, lo voy a hacer porque es lo que siento correcto, y en este momento lo que digas me va a dar tan igual como la opinión de un desconocido, así que ahórrate las palabras.-Yo no soy cualquier desconocido, y no creo que eso haya cambiado en un par de horas, como mismo no cambia en un par de horas quien eres tú para mí.-Tienes razón, lo que siento por ti no
(...)los astros se alinean, los encuentros se dan y las deudas se pagan(...)Dos horas y media de vuelo de Madrid a la capital de Sicilia, Palermo. La vista aérea de la ciudad era impresionante para Luna que por primera vez viajaba a Italia, y sabía que estaba ante una de las ciudades más hermosas y con más historia del país. Testigo de grandes imperios, el Griego, el Romano. Poseída por Árabes que la hicieron emirato, franceses, españoles, e incluso por los nazis. Vivió grandes guerras, desde la napoleónica hasta las Guerras Mundiales, casa de nazis y de otros proclamados conquistadores,pero sobre sobre todo, se comenzó a conocer a nivel mundial como la cuna de la mafia italiana, de ese submundo que todos decían conocer pero del que nadie sabía nada más allá de los que nos enseñó el Padrino Corleone . Para Luna ver todo lo que había leído sobre la ciudad desde el aire, era cuando menos fascinante.Al aterrizar en un aeródromo priva
El dolor de cabeza le dio la bienvenida a Ángel al despertar. Cuando logró abrir sus ojos y situarse, se notó la cabeza vendada, y al mirar hacia su torso desnudo vio que también estaba vendado alrededor de todas sus heridas. Miró a su alrededor desorientado, aunque el lugar le resultaba conocido, no era capaz de saber donde estaba. A sus pies sentada en una silla y apoyando la cabeza sobre sus muslos, dormía Luna. Trató de no despertarla pero al primer intento por acomodarse ya había fallado.-No deberías moverte mucho- dijo ella con voz soñolienta.Él no le respondió, se dedicó a mirarla y por un momento logró fantasear con que todo lo que había pasado los último días no eras más que un mal sueño, las punzadas que recibía de la herida en su cabeza decían lo contrario, lo hicieron retorcerse levemente de dolor por un momento, lo que hizo que dolieran también los golpes en el abdomen.-Te lo advertí- dijo ella con una p
"All'uomo che ha cambiato il mondo e che sta per cambiare il cielo"(1). Así decía la inscripción de la tumba de Don Bruno D'Angelo. Delante de ella su hijo parado en absoluto silencio era invadido por las memorias de los escasos momentos buenos que vivieron juntos, pero que a pesar de ser pocos, eran los que valía la pena recordar en el momento.- Hace más de una hora terminó la reunión, pensé que tendrías mucho que decirle- dijo Bianca a su espalda.Ángel suspiró y se dejó caer sentado al pasto que rodeaba la tumba, cerró los ojos y sonrió mientras el olor del campo que se mezclaba con el de la costa cercana invadía su nariz. Luego los abrió y miró de frente a su madre.- No me salen las palabras, es como cuando lo tenía delante en persona, tengo tantas cosas atoradas en la garganta peleando por salir que ni siquiera sé por donde empezar, entonces pareciera que no tengo nada que decir.- Entre los dos quedó todo dicho, aunque estoy segu
(...)Voglio che tu resti e non ho modo di pagarti, ¿il mio cuore è abbastanza?(1)(...)Cuando no se quiere dejar salir a alguien realmente importante de tu vida, se buscan razones, se dan motivos y se cambian vidas enteras por quien, al entender personal, vale todo eso y mucho más. Sin embargo conformarse con el "si la quieres déjala ir y espera a que vuelva" no es más que la cobardía del conformista.El paseo con Bianca había hecho a Ángel replantearse mucho, volver a pensar en cuanto dejó ir y cuan diferente pudiesen haber salido las cosas si se hubiera quedado en Italia, para bien y para mal. Se encerró en su cuarto y aunque el dolor debajo de la camisa seguía presente, había quedado completamente por detrás de la culpa, ese "y si..." que rebotaba intranquilo entre sus ideas. Pero ante la culpa como con otras situaciones en la vida se diferencian dos tipos de personas, los que deciden seguir viviendo en el pasado y los que piensan en que hacer al respecto.