"All'uomo che ha cambiato il mondo e che sta per cambiare il cielo"(1). Así decía la inscripción de la tumba de Don Bruno D'Angelo. Delante de ella su hijo parado en absoluto silencio era invadido por las memorias de los escasos momentos buenos que vivieron juntos, pero que a pesar de ser pocos, eran los que valía la pena recordar en el momento.
- Hace más de una hora terminó la reunión, pensé que tendrías mucho que decirle- dijo Bianca a su espalda.
Ángel suspiró y se dejó caer sentado al pasto que rodeaba la tumba, cerró los ojos y sonrió mientras el olor del campo que se mezclaba con el de la costa cercana invadía su nariz. Luego los abrió y miró de frente a su madre.
- No me salen las palabras, es como cuando lo tenía delante en persona, tengo tantas cosas atoradas en la garganta peleando por salir que ni siquiera sé por donde empezar, entonces pareciera que no tengo nada que decir.
- Entre los dos quedó todo dicho, aunque estoy segu
Hola!!! Nuevo capítulo hoy, déjame saber que te está pareciendo
(...)Voglio che tu resti e non ho modo di pagarti, ¿il mio cuore è abbastanza?(1)(...)Cuando no se quiere dejar salir a alguien realmente importante de tu vida, se buscan razones, se dan motivos y se cambian vidas enteras por quien, al entender personal, vale todo eso y mucho más. Sin embargo conformarse con el "si la quieres déjala ir y espera a que vuelva" no es más que la cobardía del conformista.El paseo con Bianca había hecho a Ángel replantearse mucho, volver a pensar en cuanto dejó ir y cuan diferente pudiesen haber salido las cosas si se hubiera quedado en Italia, para bien y para mal. Se encerró en su cuarto y aunque el dolor debajo de la camisa seguía presente, había quedado completamente por detrás de la culpa, ese "y si..." que rebotaba intranquilo entre sus ideas. Pero ante la culpa como con otras situaciones en la vida se diferencian dos tipos de personas, los que deciden seguir viviendo en el pasado y los que piensan en que hacer al respecto.
-Pregunté que estaba pasando- dijo Ángel al ver que ninguna de las dos parecía querer responder.-No sucede nada, solo pasaba y al ver a Luna llorando quise ver qué tenía, supongo que está estresada y por eso me gritó, ¿no es así Luna?- dijo Marina.-Sí- asintió Luna mientras secaba sus lágrimas.-¿Estás segura que todo está bien?- dijo Ángel agachándose al suelo para ponerse junto a ella.-Sí, es mejor que me vaya a mi cuarto- dijo Luna y salió de allí lo más rápido que pudo.-Parece que la asustaste- dijo Marina a Ángel una vez estuvieron solos.Ángel cerró la puerta del cuarto en su cara y la dejó riendo sola en el pasillo.Luna entró a su cuarto, la prisión de oro donde había pasado la mayoría del tiempo que llevaba en aquella casa. La habitación era incluso más grande que el apartamento de Madrid donde vivía con Ángel. Tras cerrar la puerta de un tirón, comenzó a dar vueltas sin rum
Luna salió de la biblioteca y fue directo al cuarto de Ángel y tocó a su puerta.-Creo que deberíamos hablar- dijo Luna.-Claro, pasa- respondió Ángel.Luna entró en el cuarto y se sentó en la cama, Ángel tomó una silla de la mesa donde habían cenado la noche anterior y la puso junto a la cama.-Esa pistola, supongo que regalo de mi madre, no pierde sus costumbres- dijo Ángel señalando al arma que Luna tenía a su lado-Pues dime de qué quieres hablar.-Vengo de hablar con tu madre, me hizo bien y aunque esa mujer realmente da miedo hizo que viera las cosas de una manera diferente.-Entonces supongo que tomaste una decisión sobre si quedarte o irte- dijo Ángel con una sonrisa a labios cerrados.-Sí, pero antes creo que hay mucho más que hablar y ante todo te debo una disculpa.-¿Disculpa?, no te estoy entendiendo, no tienes nada por lo que disculpart...-Conocí a tu padre Ángel- Dijo Luna de repente -c
Se hizo otro silencio eterno luego de la última frase de Luna. Ángel sencillamente se detuvo a mirarla sin hacer el más mínimo gesto expresivo. Fueron interrumpidos por toques en la puerta de la habitación, un guardia entró con la noticia de que Oscar había despertado y de inmediato ambos fueron hacia su habitación. No se miraron o dijeron una palabra al caminar por los pasillos de la casa. Era de aquellas situaciones donde el intento de rellenar el espacio que le corresponde a un silencio necesario solo puede terminar peor, afortunadamente ambos se dieron cuenta e hicieron de cuenta que el otro ni siquiera estaba allí. Al llegar a la habitación de Óscar él ya reía y coqueteaba con una enfermera que trataba de tomarla la temperatura mientras estaba sonrojada por el trato de su paciente. Lucía terrible, el rostro era completamente morado y uno de sus ojos ni siquiera podía abrirse correctamente aún. Al ver a Ángel y Luna entrar al cuarto Ósca
-Espera, esto parece un mal chiste- dijo Ángel - ¿Ese sujeto cree ser yo? -Sí, por raro que parezca, alguien quiere ser tú, pobre alma en pena- respondió Enzo. Ángel se limitó a no responderle, hacer quedar en ridículo a Enzo se había vuelto aburrido con los años. -Madre tu eres la jefa- dijo dirigiéndose a Bianca -tu dirás qué hacemos. Bianca quedó pensando por un momento antes de responder. -Nada, si nos da tiempo quiero aprovecharlo, hay hombres de sobra para cazarlo sin tener que caer en su juego y antes que tenga la oportunidad de decirle a alguien que Alessandro está vivo. Tenemos que coordinar también el viajea Milán. - ¿Milán? - preguntó Ángel extrañado. -Sí, si tenemos que lidiar con un loco, prefiero hacerlo donde tengamos más respaldo del que tenemos aquí, Palermo es seguro, pero ya no es nuestro como hace años, para eso falta. Milán es otra historia, tenemos la Casa de Moda
(...)Eil sangue scorrerá(...) Cuando la sangre comienza a correr, no suele detenerse de manera fácil. Una mano, gusanos que salían continuamente de las heridas con mensaje claro, el error, el de haber ido tras un hombre que no iba a dudar en hacer correr la sangre de aquella familia si lo subestimaban. Todos quedaron perplejos ante la escena dentro de la caja. Incluso los que estaban adaptados a ver cosas asíapartaron el rostro, aunque fuese por un momento. En la caja entre los gusanos Ángel se percató de algo más, había un pequeño paquete envuelto para que permaneciese intacto. El propio Ángel metió la mano dentro haciendo que los demás de la sala apartaran la cara asqueados. Dentro había una nota. “Si me quieres ven a buscarme tu mismo” Estaba escrita en rojo, pero no con tinta. Y tenía pegado a pie de nota una huella plasmada con sangre. -Te está retando- dijo Bianca- se está tratando de imponer desde el primer movi
Cuando se logró apagar el fuego todos parecían en Shock, excepto aquelque había recibidola llamada. Ángel estabaparadoen el mismo lugar desde donde vio explotar el avióncon las manos en sus bolsillos. Las azafatas y el piloto seguían dentrocuando pasó, sus cuerpos nohabían sido recuperadostodavía, aunque ni siquiera estaban estaban seguros de que hubiese algo que recuperar. La perspectivade una personacomienza a cambiar si la situación es la adecuada, y allí lo era. Aunque ya estaba decidido a matar a aquel hombre como una promesa personal y eso estaba fuera de discusión, ahora tenía claro que iría un paso más allá. Lo haría sufrir, lo haría rogar por perdón y cuando su piel no pudiera estar más adornada con sangre y su voz flaquearasin poder pronunciar siquiera la palabra perdón, lo dejaría morir de sed o frío para que viviera en propia carne el auténtico dolor. Poco a poco y condicionado por todo
Diana parecía las más conmocionada de los tres luego de encontrar el nuevo "regalo". Ella conocía a la perfección aquelanillo y por las manos que había pasado, principalmente porque un día estuvo en la suya.Verlo una vez más fue como detonar una bomba de recuerdos reprimidos uy tragos amargos con los que esperaba no tener que lidiar nunca más. - ¿Qué quieres hacer con esto? - preguntóEnzo a Ángel. -Nada, por ahora vamos a mantener esto en silencio, los demás no sabensobre esto y no tienen tampoco porqué. -Más secretos contú esposa, es mi trabajo decirte que es una mala idea- dijo Enzo. -No es precisamente el mejor momento de la relación, no va haber mucha diferenciarealmente. -Está bien, tú eres el jefe- respondió Enzo. Ambos estaban hablando sin darse cuenta que a su lado Diana estaba completamente aturdida. A ella la había golpeado incluso más fuerte que a Ángel los que decí