(...) Y tenemos que vivir con un pasado que tiene la mala costumbre de venir a cobrar deudas cuando el futuro parece seguro y estamos en un presente feliz(...)
Si antes Oscar apenas sabía como procesar lo que estaba escuchando, ahora había quedado completamente atónito.
-Creo que me estoy mareando- dijo y calló desplomado en la silla. Se llevó las manos a la cabeza y luego comenzó a reír a carcajadas.
-¿De verdad, te cuento esto y te ríes?, vaya amigo para ser idiota tengo- dijo Ángel y lanzó uno de los cojines del sofá a su Oscar.
-No me malinterpretes- dijo Oscar secando sus lágrimas de risa- es serio, solo me parece hilarante que te pasen cosas así, siempre has tenido un don para que tu vida sea un auténtico drama, pero esto, esto es otro nivel-Volvió a estallar en risas.
-Pero dime, ¿qué hago?, no pego ojo, no me concentro, no logro enfocarme con solo pensar en lo pudo haber pasado en ese tiempo en el hotel del que no recuerdo nada, me siento engañado y ni siquiera sé el porqué. Salí de casa al día siguiente y no he vuelto- dijo Ángel llevándose las manos a la cabeza.
-Ángel por favor, ¿que te preocupa? ¿Haberte acostado con alguien que fue hombre? No veo razón, a todos los efectos es una mujer, al menos la garantía tienes de que tu esposa es muy buena cirujana, si pasó, ya está, no puedes vivir preocupado por eso. Pero además en beneficio de tu mente prejuiciosa y que no se da cuenta que en la época en que está eso es sumamente normal, no recuerdas nada, así que date a ti mismo el beneficio de la duda, piensa en que no pasó.
-Lo haces sonar muy fácil- respondió Ángel.
-Suena fácil porque es fácil, creo que lo te preocupa en verdad es que en serio te atrajo esa modelo, y el hecho de que haya sido hombre te confunde, pero ya esos son demonios tuyos y te toca a ti lidiar con ellos, lo peor de toda esta situación es que me vas a tener el resto de la vida riéndome de ti por ello, pero eso ya lo debes tener más que claro.
-No sé cómo eres capaz de hacer reflexiones así y estropearlas con esos comentarios al final, por eso las mujeres se quedan dormidas contigo.
-Dones de la vida, al menos mis ligues estoy seguro de que son mujeres de nacimiento- sonrió- ahora ve a casa, duerme un poco que luces como alguien que vive en las calles, y hueles igual. Mañana a trabajar y ya está, no pasó nada y busca la manera de contarle todo esto a Luna, no es seguro que te vaya a perdonar, pero tampoco sabes si en realidad pasó algo, por si acaso compra flores.
-Está bien, tú anda a buscar a tu rusa que si la despiertas seguro tiene energía para una o dos dosis más de cubano.
Ambos rieron, se abrazaron y se fueron a casa.
Por mucha risa que hubiera de por medio, ninguno de los dos pegó ojo esa noche. De los dos, uno dudaba de sus propias acciones y el otro dudaba de poder ayudar, y siempre en momentos así, aparece algo o alguien que sabe aprovechar lo sensible de la situación.
La mañana siguiente Ángel, despertó con el desayuno en la cama y una nota de Luna.
<<Llegaste tarde anoche, estoy preocupada por ti y espero que me cuentes lo que te tiene preocupado, tengo turno esta noche en el hospital, te dejé comida hasta mañana, espero que podamos hablar, te amo, tu Luna>>
Él sabía que tenía que contarle, la manera era lo que le preocupaba. Pero en su mente era algo para más tarde, así que decidió alistarse e irse al estudio, dejar a Marina fuera de su cabeza y seguir adelante. Cuando llegó ya Oscar estaba allí, esperándolo en la entrada, parecía impaciente y cuando vio el coche de Ángel detenerse ni siquiera lo dejó bajarse, abordó el auto.
-Las cosas se acaban de complicar a lo grande- le dijo una vez dentro.
-¿De que estás hablando?- Dijo Ángel.
-Hoy temprano fui a despedir a Natasha al aeropuerto, cuando llegué encontré esto en la puerta- dijo Oscar y le entregó a su amigo un sobre que tenía en la mano.
Ángel abrió el sobre y dentro había otro más pequeño y una nota
<<Modelar no se te da nada mal>>
Ya se podía intuir por donde iba todo, ahí dentro estaban las fotos y era predecible, aun así Ángel esperaba abrirlo y que solo fuera una broma pesada de Oscar, pero nadie tenía tanta suerte.
En esas imágenes donde el “solo la camisa”, había sido una fantasía surrealista. Con cada foto que miraba su pulso se aceleraba, cada una más caliente que la anterior, ya impresas lucían todavía más atrevidas de lo que esperaba, cada una reflejaba en los ojos de ella más placer, y en los del hombre que ahora las miraba, las dudas sobre si mismo se convirtieron en un cólera que lo hizo golpearse contra el volante la cabeza repetidas veces y luego romper cada una de las escenas en papel que tenía en sus manos en medio de gritos, mientras su compañero a su lado no sabía que decir. Cuando por fin se calmó, Oscar decidió hablar.
-Hay más, el sobre tiene un número telefónico fuera, deberías llamar, pero puedo hacerlo por ti si lo prefieres.
Sin siquiera responder Ángel marcó el número, y al momento ella contestó, aunque su voz parecía un tanto diferente.
-Estoy segura que tienes mucho que decir, quedaste divino por cierto, voy a mirarlas bastante, el problema es que cambié de idea con respecto a que sean personales, estoy pensando en que más personas merecen saber que tu arte no es solo con una cámara en la mano, el mundo merece ver esto, todo depende de una pequeña charla que tenemos pendiente, “Café De Lirios”, dentro de treinta minutos, trae a tu amigo- colgó.
Apenas colgar el teléfono Ángel encendió el auto y se fueron. Marina ya estaba en el lugar cuando llegaron, el aroma a café lo inundaba, las camareras se paseaban con movimientos ágiles entre las mesas y parecían sobrecargadas con el flujo de trabajo. el lugar era hermoso, cerca de la Plaza Mayor en Madrid. Marina estaba sentada en una de las mesas de la terraza, vio a los dos hombres llegar y con una seña los invitó a sentarse.
Oscar, que la veía por primera vez se daba cuenta poco a poco que las descripciones de Ángel eran insuficientes, cuando menos ambiguas, aquella mujer, hombre antes o no, hubiera obtenido las fotos que quisiera de cualquiera luciendo así. Esta vez no vestía ropa deportiva como el día del estudio, iba sumamente elegante, con un vestido negro ceñido al cuerpo, que se plegaba ligeramente en la curva de su cintura ya que la posición hacía que se le subiera un poco, zapatos de tacón de tacón fino hacían juego con el vestido y aunque no tenía gran cantidad de joyería en su cuerpo, la que portaba le daba aún más aires de elegancia, la postura, el maquillaje sutil, todo su conjunto la convertían en el foco de atención de todos los ojos del lugar, unos por admiración, otros por deseo, y Oscar se preguntaba: ¿Cuántos de ellos mantendrían ese deseo de saber la verdad sobre ella?
-Terminemos con esto rápido, dime lo que quieres de mi- dijo Ángel enfrente de ella sin siquiera sentarse.
-Si viniste a hablar con ese tono, no creo que quiera nada de ti, no estás aquí por obligación, puedes marcharte cuando quieras, lo que a cada decisión una consecuencia- respondió ella sumamente calmada.
-Mejor escuchemos lo que tienes que decir- dijo Oscar sonriendo mientras le ponía la mano en el hombro a Ángel para evitar que perdiera los estribos
-Ves, este es un hombre razonable- ella devolvió la sonrisa y tomó de la taza de café que tenía delante.
Ambos se sentaron, ella hizo un gesto a una de las camareras y esta trajo una taza de expresso para cada uno.
-Luces como alguien con una historia que contar y parece que quieres que seamos quienes te escuchen, ahora dinos a que nos trajiste aquí- dijo Oscar
-Antes que eso, estoy seguro que tu amigo tiene un par de preguntas un tanto incómodas para mí.
Ángel titubeó y ella no le dio tiempo a recomponerse.
-Ya te respondo la que de seguro te tiene confundido- dijo ella - no tuvimos sexo en ese cuarto de hotel, así que puedes seguir jugando el papel de hombre seguro de sí mismo, nunca fuiste mi tipo antes y ahora menos, solo bebiste demasiado, vomitaste y tuve que quitarte la ropa y meterte en la cama.
Oscar no pudo evitar reír, Ángel lo miró de forma homicida haciendo desaparecer su sonrisa.
-¿Cómo supiste que quería saber eso?¿Ahora resulta que eres adivina?
-No soy adivina, sino tú demasiado predecible, y puede que durante la sesión de fotos haya dejado un micrófono en el estudio.
-Está bien, juegos a un lado, ahora dime, ¿qué quieres a cambio de la fotos?
-Si sigues creyendo que esto va sobre esas fotos, eres mucho más lento de lo que imaginaba...
Marina fue interrumpida por un choque de dos camareras que atrajo toda la atención, en un enorme desastre de porcelana rota por todo el suelo y una de las dos se quemó al caerle café caliente en el brazo.
-Ves esas chicas- continuó la modelo -si tienen suerte no las despedirán hoy, irán a casa con sus familias, o quizás a estudiar para un examen, lo mismo que los transeúntes que día y noche pasan por lugares como estos, esa vida que llevan personas como ellas, como la mayoría de personas en esta ciudad les puede saber a poco, pero viven sin saber que es la vida por la que matarían muchos.Ustedes que han probado ambos lados de seguro pueden decirlo con más propiedad que yo.
-Me estoy perdiendo- interrumpió Oscar -hablas como si nos conocieras, dices que esto no es por las fotos, lanzas una reflexión al viento y no dejas nada claro, ahora soy yo quien te pide que seas clara.
-Ambos tienen pésima memoria, hoy se cumplen diez años y ni siquiera lo recuerdan, señores, no den nunca su libertad por sentada-respondió ella.
Oscar y Ángel se miraron confusos por un momento.
-¿Recordar?.¿Libertad?.¿Quién Diablos eres tú?- preguntó Ángel.
-Quando verrà il giorno in cui ci incontreremo di nuovo, dovrai guardami negli occhi e sepere che sono io, anche se sono cambiato, anche se sono pasate mille vite (1)- respondió ella.
Un golpe sin previo aviso de los labios de ella, ambos se sobresaltaron y pusieron de pie de inmediato. Ninguno se atrevió a decir una sola palabra y delante de ellos Marina los miraba fijamente a ambos mientras sonreía, ellos parecía que tenían un fantasma enfrente y para ella, parecía un momento que llevaba demasiado tiempo esperando.
-¿Giovanni?- preguntó entre dientes Ángel.
-Es raro escuchar ese nombre- dijo ella riendo-lo dejé atrás hace más tiempo del que puedo recordar, pero sí, un gusto volver a verlos señores.
Ambos hombres cayeron en sus sillas desplomados y Oscar se llevó las manos a la cabeza, mientras Ángel las apoyó temblorosas sobre la mesa antes de volver a hacer otra pregunta.
-¿Qué haces aquí?
-¿No lo puedes imaginar por ti mismo?- me encontraron, nos quieren a los tres de regreso, ha sido demasiado tiempo sin embargo, desafortunadamente para nosotros, ellos tienen buena memoria.
-Dijimos que nunca volveríamos y que si atrapaban a uno no delataría a los demás- dijo Oscar.
-También dijimos que nos íbamos a separar y ustedes dos no lo hicieron, no los culpo, era de esperarse.
-¿Cómo te encontraron?- volvió a preguntar Ángel.
-Simple, me rastrearon a través del apellido de mi madre que comencé a usar luego de que nos vimos por última vez, hicieron las conexiones y por mucho que pensé que cambiar lo físico me haría desaparecer, dieron conmigo, o más bien nunca me perdieron de vista, me llevaron de regreso a Palermo y de ahí directo a buscarlos, quieren ahorrarse que alguien venga tras de ustedes con un arma en la mano- dijo Marina.
-Diste conmigo a través de Luna supongo, vaya casualidad más conveniente que te hayas operado con mi esposa.
-Lo único que hay que tienes que saber sobre las casualidades es lo mucho que cuesta planearlas- dijo ella -yo tampoco los perdí de vista nunca- sacó del bolso que hasta el momento tenía colgado en la trasera de su silla una carpeta y la arrojó encima de la mesa.
Oscar fue quien la tomó y abrió primero, luego de verlas se las pasó a Ángel. Dentro habían fotos de vigilancia de todo tipo, en toda clase de lugares y acompañados por varias personas, algunas estaban fechadas de años atrás.
-Tenía que estar segura que si en algún momento los atrapaban, tendría tiempo de huir- dijo Marina.
-¿Por qué ahora?. Si quisieran hubieran venido tras nosotros desde el día uno, y han dejado pasar diez años- dijo Oscar.
-Estás haciendo las preguntas incorrectas, no es el ahora, es ¿por qué no antes?- respodía ella- hace diez años éramos polvo que fue mejor barrer bajo la alfombra, pero ahora, podemos ser desde un favor para alguien hasta nombres en una lista que están tachando por diversión.
-Debiste aprender a dejar las cosas atrás, por un simple apellido y que no pudiste dejar el egocentrismo de modelar, de sentirte el centro del mundo, ahora Oscar y yo tenemos que pagar las consecuencias- dijo Ángel.
-¡No seas hipócrita!- dijo ella dando un golpe en la mesa que hizo estremecer las tazas de café- hablas de saber dejar atrás y llevas el nombre que te dio una mujer que arruinó tu vida, y duermes cada noche en la cama con alguien que lleva el mismo nombre que ella, vaya manera de saber dejar atrás las cosas. ¿Al menos sabe tu esposa cómo te llamas de verdad?
Se hizo silencio, Ángel sabía que no podía hacer mas que callar. Marina se puso de pie, tomó sus cosas y se dispuso a irse.
-Quédense las fotos de recuerdo- dijo al despedirse- el avión a Italia en el que me voy sale en tres días, vengan conmigo o quédense, pero si van a correr más les vale ser rápidos.
A cada decisión una consecuencia, algunas más grandes que otras, algunas más difíciles de afrontar que otras y ese día, tras ese vestido negro que salía por la puerta, se iba una vida y en un lugar de pasar a una nueva, se regresaba a una anterior, esa donde para ellos estar detrás de la lente no era la oportunidad de ver la vida desde otro punto de vista, sino la maldición de hacer daño con un arte.
(1) traducción del italiano: Cuando llegue el día en que nos volvamos a encontrar, tendrás que mirarme a los ojos y saber que soy yo, aunque haya cambiado, aunque hayan pasado mil vidas.
(...) de sueños vivimos, en pesadillas morimos(...) Seguían sentados en la misma mesa de aquel café en el centro de Madrid, inmóviles con susmentes corriendo a doscientos kilómetros por hora en busca de una solución. Oscar fue el primero de los dos en levantarse, y sin articular una sola palabra, tocó a Ángel por el hombro y le hizo saber con solo mirarlo que era hora de irse, arrojó un billete de veinte euros a la mesa donde las dos tazas de café sin tocar todavía humeaban. Fueron a dar un a un bar, a pesar de lo temprano que era. El silencio se mantuvo en todo el camino hasta llegar allí, e incluso una vez sentados en la barra con un vaso de Whisky a la roca delante de cada uno, ninguno sabía que decir. -Hay que largarnos de aquí- dijo Oscar -han sido buenos años pero hay que salir ya de este lugar, con un par de llamadas puedo hac
(...)los labios correctos te besan, los ojos correctos te miran, y la mentira más evidente se convierte en algo agradable de escuchar(...) En los escasos minutos en la ducha Ángel no imaginaba una manera de que las cosas acabaran bien entre él y Luna. Ella debía ya de saberlo todo, todo lo que Marina pudiera haberle contado, las verdades adornadas, las mentiras sutiles e incluso los pequeños detalles, que por mínimos que parezcan, pueden cambiar completamente la percepción sobre una historia. Cuando salió de la ducha a medio vestir todavía, Oscar le estaba esperando fuera, con un bolso en la mano. -Pasé por el almacén donde teníamos todo, recogí tus cosas y las metí aquí, si tienes algo más que llevarte de esta casa, tómalo ahora y despídete de las paredes, estaré esperando en el auto, y por cierto, ponte un traje- le dijo antes de salir por la puerta rumbo al elevador. Ángel quedó pensativo, miró a su alrededor y comenzó a
(...)Las mentiras se hace duro decirlas, consuelan mientras duran y duelen cuando se descubren(...)Incluso cuando perder no es una opción, sino un hecho. Cuando no existe un buen resultado a una situación, siguen habiendo opciones, mejores y peores maneras de que las cosas salgan mal. Pero a fin de cuentas es perder, y q tan malo sea se mide en la cantidad de dolor que nos causa, a nosotros y a las demás personas involucradas.-No puedes irte rumbo a Italia con nosotros- dijo Ángel.-Creo que estás malinterpretando la situación Ángel, no te estaba pidiendo permiso, lo voy a hacer porque es lo que siento correcto, y en este momento lo que digas me va a dar tan igual como la opinión de un desconocido, así que ahórrate las palabras.-Yo no soy cualquier desconocido, y no creo que eso haya cambiado en un par de horas, como mismo no cambia en un par de horas quien eres tú para mí.-Tienes razón, lo que siento por ti no
(...)los astros se alinean, los encuentros se dan y las deudas se pagan(...)Dos horas y media de vuelo de Madrid a la capital de Sicilia, Palermo. La vista aérea de la ciudad era impresionante para Luna que por primera vez viajaba a Italia, y sabía que estaba ante una de las ciudades más hermosas y con más historia del país. Testigo de grandes imperios, el Griego, el Romano. Poseída por Árabes que la hicieron emirato, franceses, españoles, e incluso por los nazis. Vivió grandes guerras, desde la napoleónica hasta las Guerras Mundiales, casa de nazis y de otros proclamados conquistadores,pero sobre sobre todo, se comenzó a conocer a nivel mundial como la cuna de la mafia italiana, de ese submundo que todos decían conocer pero del que nadie sabía nada más allá de los que nos enseñó el Padrino Corleone . Para Luna ver todo lo que había leído sobre la ciudad desde el aire, era cuando menos fascinante.Al aterrizar en un aeródromo priva
El dolor de cabeza le dio la bienvenida a Ángel al despertar. Cuando logró abrir sus ojos y situarse, se notó la cabeza vendada, y al mirar hacia su torso desnudo vio que también estaba vendado alrededor de todas sus heridas. Miró a su alrededor desorientado, aunque el lugar le resultaba conocido, no era capaz de saber donde estaba. A sus pies sentada en una silla y apoyando la cabeza sobre sus muslos, dormía Luna. Trató de no despertarla pero al primer intento por acomodarse ya había fallado.-No deberías moverte mucho- dijo ella con voz soñolienta.Él no le respondió, se dedicó a mirarla y por un momento logró fantasear con que todo lo que había pasado los último días no eras más que un mal sueño, las punzadas que recibía de la herida en su cabeza decían lo contrario, lo hicieron retorcerse levemente de dolor por un momento, lo que hizo que dolieran también los golpes en el abdomen.-Te lo advertí- dijo ella con una p
"All'uomo che ha cambiato il mondo e che sta per cambiare il cielo"(1). Así decía la inscripción de la tumba de Don Bruno D'Angelo. Delante de ella su hijo parado en absoluto silencio era invadido por las memorias de los escasos momentos buenos que vivieron juntos, pero que a pesar de ser pocos, eran los que valía la pena recordar en el momento.- Hace más de una hora terminó la reunión, pensé que tendrías mucho que decirle- dijo Bianca a su espalda.Ángel suspiró y se dejó caer sentado al pasto que rodeaba la tumba, cerró los ojos y sonrió mientras el olor del campo que se mezclaba con el de la costa cercana invadía su nariz. Luego los abrió y miró de frente a su madre.- No me salen las palabras, es como cuando lo tenía delante en persona, tengo tantas cosas atoradas en la garganta peleando por salir que ni siquiera sé por donde empezar, entonces pareciera que no tengo nada que decir.- Entre los dos quedó todo dicho, aunque estoy segu
(...)Voglio che tu resti e non ho modo di pagarti, ¿il mio cuore è abbastanza?(1)(...)Cuando no se quiere dejar salir a alguien realmente importante de tu vida, se buscan razones, se dan motivos y se cambian vidas enteras por quien, al entender personal, vale todo eso y mucho más. Sin embargo conformarse con el "si la quieres déjala ir y espera a que vuelva" no es más que la cobardía del conformista.El paseo con Bianca había hecho a Ángel replantearse mucho, volver a pensar en cuanto dejó ir y cuan diferente pudiesen haber salido las cosas si se hubiera quedado en Italia, para bien y para mal. Se encerró en su cuarto y aunque el dolor debajo de la camisa seguía presente, había quedado completamente por detrás de la culpa, ese "y si..." que rebotaba intranquilo entre sus ideas. Pero ante la culpa como con otras situaciones en la vida se diferencian dos tipos de personas, los que deciden seguir viviendo en el pasado y los que piensan en que hacer al respecto.
-Pregunté que estaba pasando- dijo Ángel al ver que ninguna de las dos parecía querer responder.-No sucede nada, solo pasaba y al ver a Luna llorando quise ver qué tenía, supongo que está estresada y por eso me gritó, ¿no es así Luna?- dijo Marina.-Sí- asintió Luna mientras secaba sus lágrimas.-¿Estás segura que todo está bien?- dijo Ángel agachándose al suelo para ponerse junto a ella.-Sí, es mejor que me vaya a mi cuarto- dijo Luna y salió de allí lo más rápido que pudo.-Parece que la asustaste- dijo Marina a Ángel una vez estuvieron solos.Ángel cerró la puerta del cuarto en su cara y la dejó riendo sola en el pasillo.Luna entró a su cuarto, la prisión de oro donde había pasado la mayoría del tiempo que llevaba en aquella casa. La habitación era incluso más grande que el apartamento de Madrid donde vivía con Ángel. Tras cerrar la puerta de un tirón, comenzó a dar vueltas sin rum