—Hola tío —cruzo la calle volteando a ambos lados y cruzo la avenida—. ¿Qué hay?
—¿Puedo saber por qué no has aceptado el trabajo que te ofrece el propio presidente? —su tono molesto me hace estremecer.
—Encontré una mejor opción —respondo tajante.
—¡Ningún trabajo es mejor que el ser la asistente personal del presidente! —Exclama haciéndome dar un respingo—. ¿Acaso estás mal de la cabeza? Comienzo a creer que necesitas atención médica.
Jamás lo había sentido tan alterado por temas como estos, mi tío era el que siempre mantenía la cabeza fr&iacut
Sigo sin comprender realmente lo que me ha confesado Lenin, pero eso no es lo que me tiene nerviosa, sino, el hecho de estar dentro de una camioneta a su lado, y no precisamente una que sea presidencial. Sus ojos no dejan de clavarse en mi como dagas llenas de veneno, Cielo está a mi lado limpiándose las lágrimas que soltó en medio del silencio ensordecedor que nos rodea, no deja de aplicarse maquillaje y de mirar su reflejo a través del espejo de mano que sostiene siendo dominada por un temblor constante.Antes de que el presidente… ¿debo llamarlo así? O ¿mafioso presidente? Joder, se helaba la sangre de solo pensar que estaba al lado de un mafioso de verdad, y sudo que sea como los de las series de televisión. El punto es que le pregunté a Cielo sobre lo sucedido mientras me quitaba el uniforme, y solo me dijo
Me pierdo en sus ojos avellana, mi corazón sufre un pálpito desenfrenado y la adrenalina recorre todo mi torrente sanguíneo. Pierdo la cabeza cuando veo el bulto que se asoma por la tela fina de su bóxer y asiento sin pensar en las consecuencias.—Eres hermosa…—Soy virgen, solo sé amable…Lenin me abre las piernas con sus rodillas dejando a la vista mi rosado y muy expuesto sexo, empuja las caderas para que sienta su potencia varonil, y me besa, me mete la lengua prácticamente hasta la garganta y gimo.—No voy a follarte hoy, primero quiero que aceptes ser mía por seis meses, quiero que trabajes para mí, no seas tonta, ambos obtenemos lo que quere
Dejo que el agua resbale por mi garganta luego de engullir una aspirina, el dolor de mi cabeza era insoportable, respiro profundo e intento aclarar mi mente y despejarla de todo mal pensamiento, no tenía escapatoria de Lenin, en especial cuando ayer por la tarde poco después de que me dejara sola, con el coño impregnado y untado de su semen, me llamó el gerente del restaurante avisándome que podía pasar por mi cheque, no me dio explicaciones, solo me dijo que ya no podía seguir trabajando con él.Lo que me llevó directo a la amenaza sutil de Lenin, me estaba acorralando y no quería sufrir más, era apuesto y un hijo de puta, cualquiera en su sano juicio estaría huyendo de él pero no, yo como toda demente, por más que deseaba temerle y odiarlo como creo que lo hago, la realidad es que no puedo
—¿Qué es tan gracioso? —me interroga enarcando una ceja con incredulidad, recargando su peso en el respaldo de su silla y obteniendo una postura de hijo de puta.—Nada —borro mi sonrisa.—Cuéntamelo.Levanto la mirada y mis ojos se anclan en los suyos, blanqueo y cierro la carpeta.—Me causa gracia el hecho de que pongas que tengo que serte fiel cuando tú no lo serás, no eres equitativo —encojo los hombros—. ¿Y qué pasa si me enamoro de alguien en estos seis meses?Esta vez es Lenin quien ríe con gracia.—¿Y de qui&ea
LENINMis ojos no dejan de admirar a la puta que baila sobre un tubo como si fuera una diosa inalcanzable, luego del encuentro con Anelys, necesitaba un respiro, en especial cuando en una hora tengo una conferencia con gente importante, había papeles que firmar y estos tres días estaría al tope con el trabajo, los tratados con España y los negocios petroleros con Canadá, estaban en su mejor apogeo, pero había que reforzar esos lazos de amistad.El vicepresidente me tiene hasta los huevos, todo el tiempo lo tengo detrás, esperando a que cometa un error, desde que subí a la presidencia su disgusto fue claro, no está de acuerdo que alguien tan joven según sus ojos, esté en la cima y no él, sus ojos me acusan de todo y mi instinto me grita q
Tenía razón, Anelys me está costando mucho, no solo en esfuerzo sino ahora en dinero, pero me alegra esa pequeña chispa maliciosa que ilumina mi plan, ya que esto es lo que necesito para que me abra las piernas con más rapidez y facilidad, le había comentado que me la tiraría durante estos seis meses, pero solo lo hice para asustarla, ver el miedo latente en sus abismales pupilas me excitaba, la realidad es que solo requería de su coño una noche.Incluso el contrato fue solo para reafirmar mi juego, pero poco me importaba si se enamoraba de alguien.—Está todo listo, el dinero, solo hace falta una llamada para que sea transferido —me indica Ryan.Las camionetas del estado mayor me siguen y doy la direcci&
Ella hace el intento por abrir la boca pero Jonathan le acerca a la cien la boquilla de su revólver y eso la paraliza. —¿Y eso a ti qué te importa? —replica él—. ¿Acaso te gusta como primera dama? Sería algo nefasto el hecho de que ella llegara a tu cama siendo una puta.Tiene el descaro de restregarle la verga en el trasero y eso me descoloca pero no lo demuestro, me mantengo firme, serio y en la misma postura de hijo de puta.—Te pregunté algo —refuto dirigiéndome a Anelys.Sus ojos redondos y rojos debido al llanto me suplican ayuda, y eso me prende, quiero ver esa misma carita llena de miedo cuando la esté follando.
La firma queda plasmada en cada una de las hojas que me han dado y siento que con cada una de ellas, le estoy vendiendo mi alma al diablo. Tras una larga y exhaustiva plática hemos llegado a una decisión final que nos favorecerá a ambas partes y que pese a que Lenin no parece estar de acuerdo con lo último que exigí, su abogado le aconsejó ceder para que ambas partes fueran igualatorias.Había pasado una semana en la que dejó de joderme solo porque tenía asuntos que atender, lo cierto es que aún no superaba la muerte de Jonathan, es decir, llevaba tantos años creyendo estar enamorada de él, y tenía tantos problemas con mi vida y la de mi padre en su momento, que nunca me percaté de que solo estábamos por estar, lo que teníamos era monótono.