Capítulo 28

La amenaza de Lenin me sigue toda la noche, no puedo dormir, por más posturas que intento no me surte el efecto, y a las dos de la madrugada termino en la cocina comiendo una enorme barra de chocolate, sentada en el sofá mientras revivo los momentos frescos de lo ocurrido. Extrañamente no me sentía avergonzada, todo lo contrario, era una victoria para mí y eso me hacía sentir mejor, pero la cosquilla en mi estómago me decía que iba a haber graves consecuencias.

Por un mísero instante cuando me masturbaba frente a él, olvidé que era el presidente de los Estados Unidos, joder, era como un símbolo nacional intocable, y luego estaba el hecho de que estaba saliendo con Karla Rosem, una de las mujeres más importantes en la ONU y en el país, era hermosa, recuerdo haber leído un artícu

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