ANYA
No tuve otra opción que regresar a mi habitación frustrada, pero aterrada, solo de pensar que ese maldito vuelva a poner sus manos sobre mí, me hacía temblar de pies a cabeza, y no de una manera agradable.
Cerré la puerta de golpe y fui al baño, a darme una ducha y enjuagar mi boca, para quitar todo rastro de su asqueroso aroma. Una vez que termine de ducharme, vestí y me fui directo a mi cama.
No quería saber nada de nada, solo meterme debajo de las mantas y cerrar los ojos, no abrirlos hasta que está pesadilla haya pasado, pero sabía que eso era imposible. Debía obedecer su orden, si no quería que me fuera peor.
Suspiré derrotada y abrí el pequeño cajón de mi mesita de noche y saque mi celular; necesitaba hablar con alguien aunque no me desahogará, y la única persona correcta era mi prima. Narkissa siempre ha estado para mí, en los momentos trágicos y no tan trágicos.
Seleccionó el contacto y automáticamente la llamada procede, no tarda ni tres segundos cuando ya tengo a Kissa en la bocina lanzando una ráfaga de preguntas inquietantes.
-Anya, ¿todo bien? ¿Cómo estás? ¿Por qué has tardado en llamarme?
Suspiro nuevamente, no quería preocuparla, pero necesitaba de ella. Hablar con Narkissa, en cierta parte me ayudaba en algo, aparte para no sentirme sola.
-Respira mujer, te va a dar un ataque - traté de bromear, hacer un lado lo malo y hacerle notar que todo marchaba bien, aún sin estar nada bien. Refunfuño contra la bocina -Todo está bien, no te preocupes.
-Eso espero, la última vez dijiste lo mismo y ese maldito casi te mata a golpes. No vuelvas a guardarte cosas así, Anya -odiaba ponerla en esta situación, que se preocupara por mí y no pudiera llevar su vida calmada por estar pensando todo el tiempo en sí seguía viva, o que era de mí -A la próxima no me detendré y le diré a Vladi, él debe saberlo, sé que si está enterado hará de todo por sacarte de allí.
-No quiero que se metan en problemas, y menos Vladímir, él podría ocasionar una guerra entre dos mafias rusas y mi primo necesita tenerlos de su lado.
-A Vladi le vale una m****a la Bratva, y ahora con más razón... -suspiro y se tomó unos segundos para proseguir -Ahora que ya no está él... -murmuro lamentablemente.
Mi prima estaba sufriendo por el hombre que amaba, lo había perdido sin haberlo tenido. Me dolía verla y escucharla de esta manera, no había palabras para reconfortarla por una perdida.
-Lo siento, Kissa, sé que lo amaste mucho.
-No, lo sigo haciendo -respondió de inmediato -Y así va a hacer por el resto de mi vida. Él no está muerto, yo lo sé.
Ella quería seguir creyendo que él seguía con vida, aún después de que lo habían dado por muerto, pues su cuerpo nunca apareció de ninguna forma.
-Kissa, sé que esto te dolerá escucharlo -no quería sonar dura, muchas veces quise hacerle entender que no era correspondida y que no insistiera por un cariño nunca iba a tener respuesta, ahora debía decirle que se hiciera la idea de que él ya no volvería -Debes dejarlo ir, ahora será para siempre. No puedes vivir de recuerdos y con la idea de que regresará y estará contigo, porque sabemos muy bien que aunque él esté vivo, nunca habrá un espacio en su vida para ti.
Dolía para ella, lo sé muy bien, yo más que nadie sabía lo que había sufrido por ese amor no correspondido.
-Para ti es fácil decirlo, jamás has estado enamorada -dijo en un tono alterado.
-Quizá tengas razón en eso, pero no puedo continuar viéndote sufrir por un hombre que nunca te quiso, como tú lo merecías y que nunca te valoró.
-Dante es el amor de mi vida, ya debiste de haberlo entendido. Él y yo tuvimos una historia, una que no se puede olvidar y ni mucho menos borrar, aunque el mundo se acabase.
Eso me había quedado más que claro, pero toda esa fantasía solo vivía en su cabecita.
-De todas maneras él ya está muerto, lleva meses desaparecido, sé que suena duro; sin embargo, debes de aceptarlo.
Resopla en la bocina, y por un instante pienso va a concluir la llamada; sin embargo, no llega a terminarla. Creo que lo mejor es no seguir por ese terreno, Narkissa no permitía que nadie hablara de su amor no aceptado con Dante, y que le hicieran ver qué no era como ella creía.
-Sé que Dante sigue vivo, y no hay nadie que pueda hacerme cambiar de opinión, sé que volverá.
-No quiero que discutamos, sabes que te quiero y nos necesitamos ambas -intento apaciguar el momento, cuando peleábamos siempre era por temas como este y había querido estropear nuestra relación por un hombre, y menos por uno que nunca le dio un lugar en su vida -Lo siento, no debí decir esas cosas.
-No, discúlpame tú a mí -añadió Kissa -Ahora cuéntame qué ha pasado, ¿cuándo tienes tiempo para que nos veamos?
No podía contarle lo que Sergei me había pedido que hiciera, se volvería loca y ella si comenzaría una guerra, una que acabaría con la organización de Vladímir. La Bratva era el grupo más peligroso de todo el mundo, pues estaban unidos con los asesinos más sanguinarios y buscados por las organizaciones contrarias, y temía por mi familia, ya que mis primos era la única familia que me quedaba.
Hablamos de todo un poco, omitiendo lo del asunto del embarazo, sé que tarde o temprano debía hablarlo con ella y decirle, pero prefería hacerlo, ya que estuviera embarazada, puesto que de esa manera Kissa se detendría en no ocasionar un lío enorme.
Media más tarde finalice la llamada, me fui a preparar para luego salir e ir a visitar a mi ginecóloga.
Le dejé dicho a Kissa que la vería después de salir de consulta, me preguntó la razón de mi visita con el médico, pero solo le dejé dicho que solo era chequeo de rutina, con eso no insistió; sin embargo, eso no la iba a dejar tranquila.
Ya lista, salgo y me voy en dirección mi auto para subirme; Akim, mi chófer ya debe de estarme esperando afuera, pues le avisé antes de subir a la habitación, que alistará el coche.
Lo más extraño es que no mire a Akim esperándome por ningún lado, ¿dónde se había metido?
Me acerqué más al auto y me di cuenta de que ya estaba encendido, era probable que Akim ya estuviera arriba esperándome. Pero era algo extraño, él nunca hacía eso, siempre esperaba a que yo abordará luego de abrirme la puerta.
No le tome importancia a ese pequeño detalle y nomás abrí la puerta y me introduje en el asiento trasero del auto.
-Akim... -lo nombré al momento que me acomode en el asiento, pero me quedé congelada en el instante que mi chófer se giró y me miró.
No era Akim, se trataba de otro hombre que estaba en su lugar. Alguien más joven, más guapo y... Y con esa intensa mirada que me dejó hechizada y perdida en su verde claro.
LUCA— Su organización está aliada a la élite oscura, ¿estás seguro de que quieres trabajar para él?— Lo sé, y no tengo otra opción. Tengo que hacer este trabajo para ganarme su confianza.— ¿Y la mejor opción es asaltar los territorios del Diablo?— Da igual, es otra escoria más para este mundo. De todos modos me acabo de enterar por Serguéi, que el Diablo está muerto.Nunca lo odié ni nada, de hecho ni lo hice en el mundo, y de todas maneras ya estaba muerto. No tuve la desdichada de conocerle en persona, con todo lo que supe sobre él, tenía suficiente.El Diablo fue muy bueno en lo suyo, por ello le decían el peor demonio de Europa. Tenía entendido que fue muy leal con los suyos, aunque siempre jodió las tradiciones y se hizo de sus propias reglas, formando así su organización y un gran liderazgo. Y apegado siempre a sus únicos y fieles colegas, a los que llamó su familia.Tenía entendido que el Diablo nunca cumplía con el reglamento de las familias italianas, las cuales se acostu
ANYANo sé por qué no me aparte en el instante que se acercó y me abrazo, me deje llevar, sentí un alivio como si eso me hubiese hecho mucha falta.Luego de unos minutos, cuando caigo en cuenta de lo que estaba haciendo o más bien de lo que estábamos haciendo los dos, me retiro bruscamente de él.Ni siquiera lo conozco.Limpio mis mejillas y mis ojos para no dejar ningún rastro de mis lágrimas en mi cara. No dirijo mi mirada a él, es mejor.―Todo está bien ―trato de sonar segura en mis palabras y que no se me escuche la voz rota por el llanto de hace un momento ―Llévame de vuelta a casa ―le ordeno firmemente, me encamino a la salida de la clínica sin esperar una respuesta suya.El camino, devuelta a casa, se vuelve diferente al anterior, una atmósfera cargada de incomodidad. No debí haberme lanzado a sus brazos y llorar como una niña. ¿Qué pensará de mí?, ¿de cuándo acá me importa lo que piense el personal de mi persona?Retiro mis pensamientos y me concentro en el camino de lado de m
AVISO: ESTE CAPÍTULO ES ALGO FUERTE, LO DEJO A ELECCIÓN DE USTEDES SI QUIEREN LEERLO. *** ANYA ― ¿Cuánto tiempo más se supone que tardaras en ese baño? ―resuena fuerte la voz de Serguéi, del otro lado de la puerta ―No me hagas derribar la puerta, Anya ―pronuncia mi nombre en amenaza. ―Solo dame unos segundos más ―me atrevo a pedir, me las arreglé para no sonar aterrada. Me estoy muriendo de miedo por dentro. Quiero salir de aquí y correr lejos de esta cárcel infernal, estoy a punto de hacer o más bien de dejar que haga conmigo lo que quiera. Sé que no era la primera vez que Serguéi se aprovechara de mí, sin embargo, eso no borra el temor que siento siempre que estoy con él. Y ahora es distinto, ahora que él quiere un heredero y que está dispuesto a conseguirlo de cualquier forma que sea, el pánico incrementa. Respiro hondo, luego de refrescarme la cara con un poco de agua tibia. Abro los ojos y me veo en el espejo que está enfrente de mí. ¿Qué paso con la Anya de antes, esa que s
ANYA ―No, Kissa, no la tomaré, no debo de hacerlo ―digo, evitando caer en eso. Si Serguéi se entera me mata. ― ¿Entonces dejarás que ese maldito se salga con la suya? ―exclamo molesta ― ¿Estás dispuesta en cargar en tu vientre un hijo del hombre que más odias en el mundo? ―No lo digas de esa manera, se escucha como si el niño tuviera la culpa. ― ¿Cuál niño? Ni siquiera estás embarazada, aun, y esperemos que por tu bienestar nunca salgas. ―No puedo ir en contra de sus órdenes, Kissa, debo obedecerle, si no terminare sepultada o peor aún, lanzada en cualquier parte, ya fallecida. ¿Eso quieres para mí? Estira su mano por encima de la mesa redonda donde estamos sentadas tomando un té, en una cafetería. Toma mi mano y la aprieta con un gesto tierno. ―Te quiero mucho, y lo sabes, por eso solamente quiero ayudarte ―me da una pequeña sonrisa, yo trato de responderle ese gesto, pero estoy tan vacía, tan apagada que ya ni siquiera puedo hacer una ligera mueca. ―Lo sé, y esta es una forma
LUCATan delicada y tan hermosa, puedo ver como esos ojos bellos albergan tanto dolor. ¿Qué demonios le han hecho a esta hermosa flor?—¿Estás bien? —pregunto, sin apartar mis ojos y mis manos de ella. Aún la tenía entre mis brazos.Ella solamente me observa, quisiera saber que es lo que piensa para averiguar que tanto la han dañado.Si pudiera protegerla…—Sí… —tartamudea, y trata de apartarse de mí después de haberse enderezado —Sí, disculpa —se repone.Me veo obligado a quitarle las manos de encima, pues ella misma puso distancia entre nosotros.—Lo siento. No quise seguirte, es solo que…¿Por qué demonios me disculpo?—Como le dije no es de su incumbencia, si me disculpa. —Vuelve su modo de mujer recta y seria.Se gira y se va sin decir algo más. Puedo entender por qué es así, el tener un marido cómo Serguéi es entendible porque usa una máscara sin emociones, pude verlo claramente en esa mirada, cómo si cargará mucho sufrimiento.¿Pero por qué demonios me han dado las ganas de cuid
LUCASeguía afectando por lo ocurrido en la clínica, mi madre atrapada en esa jodida enfermedad, sus demonios no la dejan razón.Odio verla en ese sitio, pero más odio verla perdida en la locura.Suspiro y me tomó un tiempo más en el auto antes de bajar y entrar en la mansión que antes fue mi hogar.Enfoco mi vista al frente, en eso veo pasar una silueta femenina que va a toda prisa hacia la parte trasera de la vivienda.Entre cierro los ojos para alcanzar a ver de quién se trata. La mujer camina precavidamente mientras se acerca a la cochera, observa para todos lados, cómo si se estuviera cuidando de algo o de alguien, claramente se ve después cuando abre la puerta y se introduce en el interior.Bajo lentamente del auto, no quiero hacer ningún ruido, aunque es muy poco probable que escuché lo que está pasando aquí hasta aquella distancia, ya que mi auto está algo retirado de la cochera.Me acercó con pasos silenciosos, la puerta de la cochera está medio abierta. Me inclino lo suficie
LUCAEs sumamente incómodo verla y no tomarla aquí mismo. Si quiero conseguir por lo que he venido, debo controlarme. Debo ser firme y aplacar mi jodido pene, que últimamente ha estado muy duro, siempre que la tengo cerca o incluso con solo mirarla, como ahora.Ahora se encuentra probándose vestidos y mirándose en un espejo de cuerpo completo, se ve jodidamente fabulosa. No he quitado mi vista de ella, mientras entra y sale de ese de los cubículos para cambiarse, yo la miro desde mi asiento.Llevamos más de una hora recorriendo tiendas de ropa, buscando un vestido, todos los que se ha puesto le han quedado de maravilla, no sé por qué no ha elegido uno.―Ese es el perfecto para ti, ―dije en voz alta, pero que solo ella podía escuchar.Era un vestido color azul zafiro, con una abertura en la espalda y en pierna.Salto en cuanto pronuncie esa palabra.― ¡Santo Dios! ―jadeó y se tocó el pecho con una mano, después de girarse. Me echo una mirada fulmínate. ― ¿Qué demonios haces aquí? Más b
ANYA Mi cuerpo se destensó un poco cuando se disipó el miedo, pero mi corazón latía con furia, aunque ahora por un motivo distinto. Camine hasta el centro del salón donde varios invitados estaban bailando, con Luca por detrás de mí. Era incómodo que siguiera mis pisadas, ya que no podía aplacar mis nervios. A Luca no parecía molestarle nada, ni siquiera se preocupó por una reacción negativa de Serguéi, si ese le hubiese dicho que no podía acercarse a mí, sin embargo, para Serguéi, eso era lo de menos. Era su esposa de apariencia y solo eso. Por un lado, estaba tranquila de que me haya dejado ir; sin embargo, por el otro no podía verle hago bueno, y no es que no me guste estar cerca de su sobrino, al contrario. Luca es todo lo agradable que quiero tener a mi lado, pero también es todo lo que no debo tener. Cuando me detuve, caminó hacia mí, decidido y seguro de sí mismo, con la intención de recordarme porque acepté este baile con él. Soy buena bailando, aunque llevo tiempo sin hacer