La pérdida de su hijo nonato, pasado un año de su muerte, seguía sin superarla.
Porque tener un hijo de Mauro era importante para ella, porque lo amaba sinceramente.
No fue un tema doloroso para Mauro, que lo recordara por el golpe en la cabeza y lo hiciera hablar del asunto la descolocó.
- Si necesita que aclare los motivos del divorcio con su suegra no tengo problema de reunirme con ella.
-Fuera de ello, Mauro te necesita.- insistía la mujer.
-No me necesitó cuando sabía quien era, menos lo hará ahora que perdió sus recuerdos.-
No quería volver con él, aunque fuese diferente al esposo que dejó.
-¿Puedes esperar hasta que su salud sea estable para continuar con el divorcio?- solicitó su suegra.
- Mauro tiene los papeles firmados, sólo debe buscarlos, cuando los vea, entenderá todo.- necesitaba ser egoísta en esos momentos, lo que pasará con la vida de Mauro no era su problema.
-Mi hijo quedó muy afectado con su última conversación. ¿Necesitabas decirle todo eso cuando apenas despertaba?- le reclamó dolida.
Al final, ella terminaba actuando mal.
-¿Olvidó a su novia? quizás deba llamarla ¿Cómo se llamaba?... ella siempre fue la mujer indicada para Mauro.-
-Ella no volverá, mi hijo terminó todo con ella después de que te fuiste. -
Diana quedó muda por algunos minutos.
No le creyó a Mauro que habían terminado, pero ahora su ex suegra se lo confirmaba.
El comportamiento de Mauro la noche que llevó los papeles del divorcio tenían cierta lógica ahora.
Cerca de la medianoche recibió una llamada del conserje del edificio.
- Señorita Palma, tiene una visita aquí en el recibidor.-
Usó su apellido de soltera para alquilar ese departamento.
-¿ A esta hora? - estaba ya metida en su cama leyendo un libro para conciliar el sueño.
-Me dice que es su esposo, Mauro Santibañez.
¿Mauro sabía dónde vivía? ¿Quién le dió su dirección? Nadie sabía que ella estuvo casada, el conserje que llevaba meses en el puesto debía estar alerta por el desconocido.
-Le gusta bromear. - le dijo tratando de quitarle validez al discurso de su ex.- Déjelo subir.-
-Enseguida señorita.- y cortó la llamada.
Se envolvió en una bata y esperó a que apareciera por el ojo de pez.
Vio el reflejo de si misma en el espejo del recibidor; ordenó su cabello castaño con los dedos y se pellizco las mejillas para verse un poco menos pálida.
El perfume que creía olvidado, la envolvió al abrir la puerta.
-¿Qué haces aquí?- preguntó sin saludar.
-¿Puedo entrar primero?- le pidió.
Estaba aún fuera del departamento.
Diana que por fuera se veía sin emoción alguna, estaba nerviosa por la visita.
No esperaba que le visitará, menos en ese horario.
-Lo siento.- le hizo un gesto con la mano para que entrara.
No lo veía desde que pidió el alta voluntaria.
Seguía igual de imponente, sobre el metro ochenta, pero algo en su mirada era diferente.
Los ojos color miel le observaban de una manera curiosa.
Estaba más delgado, sus funciones como director médico debían pasarle la cuenta.
-¿No preguntarás cómo supe dónde vivías?- le preguntó al ver su expresión de visita no grata.
Dejó pasar a su ex esposo luego de unos segundos de meditarlo.
Observó de reojo la expresión de asombro al visitar su pequeño departamento.
Ese departamento no medía más de 30 metros cuadrados.
En una sola habitación tenía cocina, sala de estar y una cama de una plaza.
“La única que pudo investigar mi paradero fue la abuela.”- meditó en silencio la chica.
Era la única que estaría preocupada por su desaparición en esa familia.
- Necesitaba hablar contigo, fue una medida de emergencia …¿ Vives aquí?- su voz no ocultaba el asombro, eran condiciones precarias en comparación a su estilo de vida anterior.
-Sí, no necesito algo más grande, soy sólo yo.- hizo un gesto para que se sentara en el sillón.
-¿Te pagan muy mal dónde trabajas?-
-No, vivo aquí para ahorrar un poco más, estoy más horas en mi trabajo que en este departamento, es un despropósito vivir en algo más espacioso.- se sentó al otro extremo, la mesa de centro se sentía como una muralla resistente que la protegería de ese intruso.
Le fue imposible volver a trabajar en un hospital, no podía enfrentar el olor a sangre desde aquel día.
Estaba en terapia, pero aún no se atrevía a regresar.
Encontró un trabajo como enfermera docente en un colegio de técnicos de nivel medio.
Fue gracias a una religiosa que pudo obtener ese puesto.
No era lo que ganaba una enfermera en turno, pero le permitía vivir tranquila.
-Disculpa por ser tan curioso, no imaginé que vivieras en un sector tan humilde.-
-No tengo otra opción mejor por el momento.-
-¿Cómo estás?- escaneó su cuerpo de arriba a abajo.
Mauro debió notar su estado de salud desmejorado.
Sus ojeras y huesuda muñeca le dejaban en evidencia.
No recuperó el apetito.
Perdió varios kilos en ese año y posterior a la separación.
Algunos días se saltaba las comidas.
-Bien.- no era pregunta sincera. sólo era falsa cortesía.
-Siento presentarme tan tarde, pero mañana no podré ir al tribunal para firmar el divorcio, tengo una reunión en ese horario, así que para no alargar más esto, vine hasta aquí.
-Cumplimos con el año de separación, para la ley no hay inconveniente en iniciar los trámites definitivos.- confirmó ella sin emoción.
Era tan insignificante en su vida, que una reunión clínica era más importante que ella.
Hace dos años, la palabra “divorcio” le provocaba sufrimiento, en la actualidad era un alivio.
-Hablé con mi abuela.- confesó ante una sorprendida Diana
-Me alegro que lo hicieras.- La matriarca de Los Santibañez, era una mujer de carácter fuerte, esa conversación no pudo ser amigable.Con sus más de setenta años, se mantenía como si fuese veinte años más joven. Era una mujer hermosa, con bellos ojos color miel y su cabello que no dejaba de teñir rubio ceniza.Decía que era lo más hermoso que le encontraba su fallecido esposo.Con sus contactos, la información de los motivos del divorcio y su vida actual han de estar en sus manos.Era una dulce persona mayor fuera de la dirección de su red de clínicas privadas, ella la conoció en su momento vulnerable y se hicieron confidentes.Como accionista principal de las Red de Clínicas Montegrande era una mujer estricta y de carácter fuerte.Diana desconocía la identidad real de la mujer de avanzada edad que reposaba en una de las habitaciones VIP de la Clínica Montegrande, se veía como cualquier adulto mayor de buena familia.La abuela que era visitada por su nieto todos los días.No supo que
Julia Santibañez notó que Diana estaba con su mente en otro lugar, su mirada estaba perdida.-En estos meses nos enteramos de lo que hiciste, Mauro se arrepentía de no confiar en ti, al igual que yo… tú… salvaste la clínica Montegrande.--Su arrepentimiento no borra los momentos humillantes que viví en su familia, siendo o no hija de Sebastián de La Cruz, no les daba el derecho de tratarme como una delincuente.--No sabíamos que te adoptó, que trató de usarte pero tú… reparaste ese error.--Me trataron como una estafadora, hasta los sirvientes actuaban con desdén hacia mí.--Sé que fuiste tratada de forma injusta, pero ayúdanos con Mauro, sé que lo quieres de verdad.-El médico les comento de la situación antes de abandonar la sala de visitas, Mauro se golpeó la cabeza.Recordaba quien era y a su familia.Todo lo relacionado con Diana y los eventos de los dos últimos años se borraron por completo.Incluso cuando la vio, reaccionó de manera curiosa.Sus pensamientos hacia ella se disto
Le ayudó a cubrirse con las mantas y salió con el asistente.-Regresa pronto.- le pidió con una expresión de cachorro sumiso que desconocía.Ya en la sala de visitas Diana pudo desahogarse.-¿Qué pasa con Mauro? Ese no es él.- estaba asustada por su comportamiento.-Es por el trauma, eso me informó el neurocirujano, sus recuerdos regresaran poco a poco.--Mauro nunca fue así de afectuoso…¿le dijo la verdad de nosotros?--No he tenido tiempo, lo primero que hizo al despertar fue preguntar por usted.-Si es algo temporal, lo mejor es que le hablemos con la verdad.--No sé si sea lo más adecuado.--Hablaré con el médico, usted vuelva con él.Logró que el médico le diera algunas pistas de lo que ocurría con Mauro.El golpe afectó su memoria parcialmente, lo cual mejoraría con el paso de las horas o días, Diana le contó la situación entre ambos y que le complicaba que esto entorpeciera el divorcio de ambos.Su indicación fue decirle la verdad dentro de lo posible, evaluando su reacción.El
-No, comprobé que está bien, respirando por si solo y acompañado de su secretaria principal, ustedes podrán cuidarlo no tengo la menor duda. Cuídese señora Santibáñez.- Lo que vio fue suficiente, no quería ser influenciada por el cambio de humor de su ex esposo.En cualquier momento recuperaría la cordura y volvería a tratarla como una basura.Sería más doloroso para ella.Dejó dinero para pagar su café en la mesa y se fue.Temía una reacción violenta de su ex suegra.Tomó un taxi sin dificultad en las puertas de la clínica. Ese era el fin de su relación con aquella familia.El abogado entregaría los papeles de divorcio y su vida sería tranquila como los últimos meses que vivió en ese convento.Seth y su familia le explicarían todo con más calma y el ritmo de los acontecimientos seguiría su curso natural.Ella hizo lo correcto.-Gracias por tomar mis clases del primer bloque.- le agradeció a una de hermanas del convento en el momento de retomar su jornada.-No me agradezca, ¿ Su fami
Mauro le miraba esperando su reacción. El hombre vestía semi formal con una camisa blanca a medida, los primeros botones del cuello sin abrochar y un pantalón de tela marrón de sastre. No era una simple coincidencia su visita. El señor dice que es tu esposo y que hay un asunto familiar muy importante que deben discutir.- ….- Su cabeza armaba oraciones en una velocidad desesperante, no podía hablar como siempre.- ¿ Qué asunto?- -Es algo personal.- agregó Mauro. -No tengo asuntos pendientes con el caballero.- respondió en un impulso. -Diana… ¡Cariño!- le llamó. -¿Cariño?- pestañeo asombrada. Nunca le llamó así en privado. Aparecieron algunos curiosos en el pasillo. Puso más nerviosa a Diana, provocaría comentarios esa última frase. -Madre Superiora, este hombre ya no es mi esposo, hace una semana él mismo llevó los papeles de divorcio hasta mi departamento.- -No es lo que yo recuerdo.- intervino Mauro. Su madre y el asistente ¿no le explicaron todo?- -Hay ciertos puntos
-¿Por qué no? ¡Ambos firmamos y no había error en su redacción!- se levantó de su silla ansiosa.-¡No necesitas alterarte! ¡Déjame darte una explicación!--¿Explicación? ¡Mauro, tu madre debió relatarte todo! ¡ Tu asistente también!- su voz comenzó a elevarse por la conmoción.- ¡Aunque no lo recuerdes, yo sí! -Mauro se acercó hacia ella y le sostuvo por los hombros, intentaba calmarla.-¡Diana…no te alteres…déjame hablar -le pidió con voz suave.--¡No me toques! ¡Aléjate!- Había olvidado lo fuerte que era, trató de empujarlo pero no lo movió ni un centímetro.-¿Qué ocurrió entre nosotros para que no quieras que te toque?--Cuando recuerdes todo, esto no te importará…- ¿Qué impide la entrega de esos papeles en tribunales? ¿Tu pérdida de memoria?-Es por eso mismo.--Tomamos la decisión antes de que pasara ese incidente.-sus hombros cayeron agotada.-Seth me explicó que el juez de familia rechazará nuestra solicitud de divorcio.-- ¿Por qué?? Cumplimos con el año de separación … ya no
-Prefiero que te quedes conmigo hasta que recupere la memoria.-¡¿Qué?! ¡No!--Si quieres que mi memoria regrese más rápido, te necesito a mi lado.-- ¿Ese es tu gran plan? Puedo contarte todo sin necesidad de volver a esa casa.--¿Por qué no quieres volver ahí?--Esa no es mi casa y me divorciaré de ti lo quieras o no. --Eres parte de mi familia, hasta que apruebe el divorcio un juez.-Para tu tranquilidad, en la clínica muy pocos sabían que era tu esposa, si te preocupan los chismes.--¿No sabían que estábamos casados?--Tenía prohibido usar tu apellido y menos decirle a tu secretaria que era tu esposa.--¿Era para que pudieras trabajar sin problema?--No.--¿Siendo mi esposa no podrías trabajar como enfermera en el recinto?--No. Sólo no querías hacer oficial el matrimonio…tampoco….deseabas que cierta mujer supiera de eso.--¿Qué otra mujer?-¿Tampoco la recuerdas a ella?--¿A quién debo recordar?--¿Adelaida no te suena?--¡Ady? …. pero eso es pasado, ella terminó conmigo.- dijo
Diana se escondió en una de las salas vacías del colegio. Evitó los lugares con público habilmente, no quería preguntas de su relación con el visitante. Ya no le importaba ser maleducada. Unos veinte minutos más tarde, la madre superiora le encontró. -Imaginé te podría encontrar por aquí.- prendió la luz. -Sor Carla… le pido disculpas por mi comportamiento… fue inesperado que él…- -El señor ya se marchó - le informó tranquila.- ¿Resolvió su problema? -No puedo ayudarlo, debe solucionar su problema solo.- Se despidió rápidamente y le dejó solo. Mauro quería seguir hablando pero ella estaba cansada de su insistencia. -¿ Fue quien se accidentó hace un par de semanas?- -Sí, disculpe si no le dije todo…- -No estás obligada a confiarme tu historia. .- -Era mi esposo, no estaba equivocado, el embarazo que perdí… era su padre…- La religiosa le contemplo como si hubiese adivinado su relación. -Se tomó la molestia de venir hasta aquí, para él sigues siendo su esposa ¿e