Julia Santibañez notó que Diana estaba con su mente en otro lugar, su mirada estaba perdida.
-En estos meses nos enteramos de lo que hiciste, Mauro se arrepentía de no confiar en ti, al igual que yo… tú… salvaste la clínica Montegrande.-
-Su arrepentimiento no borra los momentos humillantes que viví en su familia, siendo o no hija de Sebastián de La Cruz, no les daba el derecho de tratarme como una delincuente.-
-No sabíamos que te adoptó, que trató de usarte pero tú… reparaste ese error.-
-Me trataron como una estafadora, hasta los sirvientes actuaban con desdén hacia mí.-
-Sé que fuiste tratada de forma injusta, pero ayúdanos con Mauro, sé que lo quieres de verdad.-
El médico les comento de la situación antes de abandonar la sala de visitas, Mauro se golpeó la cabeza.
Recordaba quien era y a su familia.
Todo lo relacionado con Diana y los eventos de los dos últimos años se borraron por completo.
Incluso cuando la vio, reaccionó de manera curiosa.
Sus pensamientos hacia ella se distorsionaron por el traumatismo encéfalo craneano
El neurocirujano descartó daño neuronal, pero temía que esa pieza faltante de la memoria de Mauro provocará problemas en la salud del joven médico.
Fue inesperado lo de la pérdida de memoria.
Antes de su reencuentro con la madre de Mauro, Diana se quedó fuera de la habitación para verificar en primera persona el estado de salud de quien fuese su esposo.
Intentó marcharse al firmar los papeles del ingreso a la clínica, pero su parte de enfermera profesional, le hablaba, no podía irse sin comprobarlo, que estuviera sin peligro.
Eso intentó explicarse a sí misma, no que le guardaba cierto cariño al hombre enfermo.
Observó en silencio el examen de su colega.
La enfermera que terminaba de controlar a su ex esposo, dejó la puerta entreabierta.
-Puede entrar a visitarle, el señor está despierto.- le animó la profesional.
Fue bueno que lo ingresaran en una clínica ajena al holding de la familia SAntibañez o de La Cruz, no tenía colegas que le ubicaran.
Podría fingir no ser conocedora del área de la salud.
“¿Para qué voy a entrar si perdió la memoria?” - pensó como excusó.- Prefiero que descanse, tengo que volver a mi trabajo.
La enfermera no sabía del divorcio, aún en el sistema, Mauro aparecía como casado.
-El señor Santibañez preguntó por usted.-
“Debe ser un error, es la última persona que quisiera ver”- su memoria en verdad se vio afectada.- Entraré unos minutos.- Se aseguró de que no estuvieran cerca. No quería encontrarse con la suegra ni la hermana menor de Mauro.
Entró en la habitación individual, se mantenía con la luz tenue de la cenefa.
-Señor Santibañez.- le habló la enfermera- Su esposa vino a verlo.
Diana esperaba que rechazara su visita, ellos ya no vivían juntos y la noche anterior habían firmado ambos los papeles del divorcio.
-Mi asistente me habló de ti. ¿por qué tardaste tanto en visitarme-
Diana quería saber exactamente que le dijo Seth Miller para que la recibiera con tan buen humor.
Seth era el asistente personal de Mauro, trabajó antes para su abuela Giulinanna y al traspasar la dirección de la Clínica le encargó guiar a su nieto
Mauro lo trataba como si fuese un hermano mayor. Escuchaba sus sugerencias y respetaba su opinión.
Era uno de los solteros más codiciados por el personal de la sede central de la Clínica Monte Grande.
Desde una esquina de la habitación, el secretario personal de Mauro se levantó del Berger, en su mano izquierda llevaba su habitual ipad donde tomaba apunte de las indicaciones de su jefe.
Era más impresionante de pie, moreno, alto de misteriosos ojos verdes.
Le agradezco se encargara de los trámites de la clínica, todo fue muy sorpresivo.-
-Estaba en su registro como contacto de emergencia, no me lo esperaba.- Le dijo a ambos.
-Es lo común, eres mi esposa, lo que no comprendo es que no estuvieras cuando desperté.-
Ese reclamo estaba fuera de la lógica. Buscó una respuesta en el asistente pero este le hizo un gesto como de que mantuviera la calma.
-Eso sería lo habitual pero…- le jaló hacia él y la abrazó con mucha fuerza.-
-Creía no volvería a verte, fui muy descuidado.-
Diana no daba crédito a lo que escuchaba, necesitaba quitar su cabeza del pecho de su ex y examinar que no hubiera una cámara escondida.
No sabía que ese hombre tuviera tanta fuerza, le costó soltarse de su agarre.
-¿De qué hablas? Nosotros…- un suave beso en los labios la silenció.
Sintió que su cara se quemaba.
Fue tan inesperada su acción que la pilló desprevenida.
Hasta el mismo Seth, siempre tan compuesto, estaba con la boca abierta y trató de disimular.
-¿Te quedarás todo el día conmigo?- preguntaba como un niño ilusionado.
Diana todavía procesaba esa bienvenida tan efusiva.
Se veía más pálido y ojeroso que la noche anterior.
Tenía un par de heridas abrasivas en la frente y un pequeño moretón en la mejilla.
Le habían quitado el collar cervical, no debía tener afectada la columna.
Se veía como cualquier paciente de medicina estable.
¿No recordaba quien era ella? Esos ojos ámbar le miraban con curiosidad.
La idea cruzó por su mente y sintió terror.
-¿Mi abuela por qué no está aquí?-
-Su madre no desea informarle todavía de lo ocurrido, por su avanzada edad puede ser peligroso.
-Sólo fueron unos cuantos golpes, la abuela no es tan débil. - opinó relajado.
Mauro no se había dado cuenta del real problema: Su memoria.
¿ Cómo reaccionaría la abuela Giuliana ante ese evento?
“No es mi problema”- sacudió su cabeza la muchacha.-
No era un problema para ella que no la recordara. Eso facilitaba los papeleos.
-Señor Miller…¿podemos hablar unos minutos?-
Le ayudó a cubrirse con las mantas y salió con el asistente.-Regresa pronto.- le pidió con una expresión de cachorro sumiso que desconocía.Ya en la sala de visitas Diana pudo desahogarse.-¿Qué pasa con Mauro? Ese no es él.- estaba asustada por su comportamiento.-Es por el trauma, eso me informó el neurocirujano, sus recuerdos regresaran poco a poco.--Mauro nunca fue así de afectuoso…¿le dijo la verdad de nosotros?--No he tenido tiempo, lo primero que hizo al despertar fue preguntar por usted.-Si es algo temporal, lo mejor es que le hablemos con la verdad.--No sé si sea lo más adecuado.--Hablaré con el médico, usted vuelva con él.Logró que el médico le diera algunas pistas de lo que ocurría con Mauro.El golpe afectó su memoria parcialmente, lo cual mejoraría con el paso de las horas o días, Diana le contó la situación entre ambos y que le complicaba que esto entorpeciera el divorcio de ambos.Su indicación fue decirle la verdad dentro de lo posible, evaluando su reacción.El
-No, comprobé que está bien, respirando por si solo y acompañado de su secretaria principal, ustedes podrán cuidarlo no tengo la menor duda. Cuídese señora Santibáñez.- Lo que vio fue suficiente, no quería ser influenciada por el cambio de humor de su ex esposo.En cualquier momento recuperaría la cordura y volvería a tratarla como una basura.Sería más doloroso para ella.Dejó dinero para pagar su café en la mesa y se fue.Temía una reacción violenta de su ex suegra.Tomó un taxi sin dificultad en las puertas de la clínica. Ese era el fin de su relación con aquella familia.El abogado entregaría los papeles de divorcio y su vida sería tranquila como los últimos meses que vivió en ese convento.Seth y su familia le explicarían todo con más calma y el ritmo de los acontecimientos seguiría su curso natural.Ella hizo lo correcto.-Gracias por tomar mis clases del primer bloque.- le agradeció a una de hermanas del convento en el momento de retomar su jornada.-No me agradezca, ¿ Su fami
Mauro le miraba esperando su reacción. El hombre vestía semi formal con una camisa blanca a medida, los primeros botones del cuello sin abrochar y un pantalón de tela marrón de sastre. No era una simple coincidencia su visita. El señor dice que es tu esposo y que hay un asunto familiar muy importante que deben discutir.- ….- Su cabeza armaba oraciones en una velocidad desesperante, no podía hablar como siempre.- ¿ Qué asunto?- -Es algo personal.- agregó Mauro. -No tengo asuntos pendientes con el caballero.- respondió en un impulso. -Diana… ¡Cariño!- le llamó. -¿Cariño?- pestañeo asombrada. Nunca le llamó así en privado. Aparecieron algunos curiosos en el pasillo. Puso más nerviosa a Diana, provocaría comentarios esa última frase. -Madre Superiora, este hombre ya no es mi esposo, hace una semana él mismo llevó los papeles de divorcio hasta mi departamento.- -No es lo que yo recuerdo.- intervino Mauro. Su madre y el asistente ¿no le explicaron todo?- -Hay ciertos puntos
-¿Por qué no? ¡Ambos firmamos y no había error en su redacción!- se levantó de su silla ansiosa.-¡No necesitas alterarte! ¡Déjame darte una explicación!--¿Explicación? ¡Mauro, tu madre debió relatarte todo! ¡ Tu asistente también!- su voz comenzó a elevarse por la conmoción.- ¡Aunque no lo recuerdes, yo sí! -Mauro se acercó hacia ella y le sostuvo por los hombros, intentaba calmarla.-¡Diana…no te alteres…déjame hablar -le pidió con voz suave.--¡No me toques! ¡Aléjate!- Había olvidado lo fuerte que era, trató de empujarlo pero no lo movió ni un centímetro.-¿Qué ocurrió entre nosotros para que no quieras que te toque?--Cuando recuerdes todo, esto no te importará…- ¿Qué impide la entrega de esos papeles en tribunales? ¿Tu pérdida de memoria?-Es por eso mismo.--Tomamos la decisión antes de que pasara ese incidente.-sus hombros cayeron agotada.-Seth me explicó que el juez de familia rechazará nuestra solicitud de divorcio.-- ¿Por qué?? Cumplimos con el año de separación … ya no
-Prefiero que te quedes conmigo hasta que recupere la memoria.-¡¿Qué?! ¡No!--Si quieres que mi memoria regrese más rápido, te necesito a mi lado.-- ¿Ese es tu gran plan? Puedo contarte todo sin necesidad de volver a esa casa.--¿Por qué no quieres volver ahí?--Esa no es mi casa y me divorciaré de ti lo quieras o no. --Eres parte de mi familia, hasta que apruebe el divorcio un juez.-Para tu tranquilidad, en la clínica muy pocos sabían que era tu esposa, si te preocupan los chismes.--¿No sabían que estábamos casados?--Tenía prohibido usar tu apellido y menos decirle a tu secretaria que era tu esposa.--¿Era para que pudieras trabajar sin problema?--No.--¿Siendo mi esposa no podrías trabajar como enfermera en el recinto?--No. Sólo no querías hacer oficial el matrimonio…tampoco….deseabas que cierta mujer supiera de eso.--¿Qué otra mujer?-¿Tampoco la recuerdas a ella?--¿A quién debo recordar?--¿Adelaida no te suena?--¡Ady? …. pero eso es pasado, ella terminó conmigo.- dijo
Diana se escondió en una de las salas vacías del colegio. Evitó los lugares con público habilmente, no quería preguntas de su relación con el visitante. Ya no le importaba ser maleducada. Unos veinte minutos más tarde, la madre superiora le encontró. -Imaginé te podría encontrar por aquí.- prendió la luz. -Sor Carla… le pido disculpas por mi comportamiento… fue inesperado que él…- -El señor ya se marchó - le informó tranquila.- ¿Resolvió su problema? -No puedo ayudarlo, debe solucionar su problema solo.- Se despidió rápidamente y le dejó solo. Mauro quería seguir hablando pero ella estaba cansada de su insistencia. -¿ Fue quien se accidentó hace un par de semanas?- -Sí, disculpe si no le dije todo…- -No estás obligada a confiarme tu historia. .- -Era mi esposo, no estaba equivocado, el embarazo que perdí… era su padre…- La religiosa le contemplo como si hubiese adivinado su relación. -Se tomó la molestia de venir hasta aquí, para él sigues siendo su esposa ¿e
-Mi familia no me quiere, son más felices sin tener que ver conmigo.- comentó desanimada. Vio el anillo de bodas en su dedo anular. -¿Su esposo no la está buscando?- -Olvidé quitarlo, me separé hace poco.- lo arrancó de su dedo con facilidad y lo guardó en el bolsillo de su cárdigan desgastado.- Lo lamento.- -No hay nada que lamentar… no fue un matrimonio bendecido.- levantó los hombros.- Hago muchas preguntas porque me preocupa tu estado de salud ¿Estabas hospitalizada?-- Entiendo que sospeche de mí, estaba en la clínica, pedí mi alta voluntaria, no tenía dinero para seguir ahí.-- No estás recuperada del todo.-- Lo sé, cuando pedí el alta lo hice de forma impulsiva, creí poder encontrar una solución fuera de la clínica, pero perdí todos mis documentos personales, no tengo como pagar un lugar donde dormir.-- ¿Cómo perdiste todo?- La chica estaba más pálida que al principio, se masajeo las sienes cansada.- Me asaltaron la semana pasada, me golpearon y quitaron todo, por eso
La religiosa le autorizó a tomarse la tarde libre para procesar lo sucedido con su esposo.Miraba la pantalla de su celular, estaba intranquila, pues sabía que en cualquier momento Mauro la contactaría.Todo esto ocurrió por su falta de carácter, sólo vivía las consecuencias de sus actos.Ojalá fuera suficiente contarle su versión de la historia y no continúe con la idea de llevarla a vivir con él.Regresar a esa solitaria y fría mansión sólo le traería desgracias.Esa tarde se comunicó con su psiquiatra, la doctora que le atendió ese día en el convento, era especialista en psiquiatría y atendía como médico general para las novicias y otros empleados del convento Santa Marta.Le pidió una atención extra esa misma noche.-¿Tu esposo no se quiere divorciar?--Así es.--¿Cómo te sientes al respecto?-- Frustrada, lo único que quería era cortar relaciones con él, contaba los dias para que se cumpliera el plazo y poder ser una mujer soltera, pero lo de su accidente fue algo inesperado, ¡J