-Hola, soy Diana ¿Quién llama?- preguntó al contestar.-Soy yo, Mauro, siento la hora.--Eres tú… ¿por qué me llamas tan tarde?-Se escuchó como una llamada de atención, trató de calmarse antes de continuar.- Espero no sea algo malo.-No pude hacerlo antes, no sabía que decirte.--Habla.- lo presionó para terminar esa conversación.-Estoy abajo de tu edificio... ¿puedo subir?-Diana creyó escuchar mal y asomó la cabeza por su ventana.Su departamento estaba en el tercer piso, no tuvo dificultad en reconocer al hombre frente al portal de su condominio.Le saludó con la mano.-¿Qué te dice que te dejaré subir?--Soy tu esposo ¿me dejarás tirado en la calle?--Puedes llamar a tu chofer y vendrá por ti.--Salí sin mi chofer, pedí un taxi.--¿Tu madre te dejó salir así convaleciente?--No vivo con mi madre y no soy un adolescente para pedir autorización o decir donde voy.--Tuviste un accidente hace menos de una semana, deben estar preocupados.--No me iré sin ti.--¿Bromeas?--No, estoy
- ¿Ella te dio esa idea?-- No quería que te casaras con Adelaida, por eso me dio la opción de casarme contigo y de esa forma perdonaría mi error.- ¿Yo nunca lo supe?-- Te enteraste prácticamente al final, le prometí que no te lo diría, en el fondo ella esperaba que te encariñaras conmigo y que me eligieras al final....pero fue un pésimo plan.-- ¿Por qué fue tan malo?-- Porque te sentiste traicionado, creíste en la versión de mi padre y como no podía decir la verdad porque involucraba a tu abuela no pude más que acostumbrarme a que me trataras como un enemigo.- Debí estar muy enojado.-- No pude recuperar tu confianza, limpiar mi nombre fue inútil, la única que creyó en mí fue la abuela, cuando se cumplió el año, te devolví todo, firmé el acuerdo de separación y me marché. Quise muchas veces pedirte perdón, pero no quisiste escucharme.-Hay partes en esa historia que no encajan, Si era un matrimonio de papel, ¿por qué tendríamos un hijo?--Fue un error, un descuido, llegaste una
-¿No es más sencillo que me dejes dormir en tu sillón? ¿Despertarás a mi secretario para que venga por mí?--Es su trabajo, está acostumbrado.--Pero no quiero sacarlo de su casa a esta hora.--¿No quieres volver a la mansión?--No.--Es tu casa.--Pero no me gusta, no me siento cómodo ahí.--Así me sentía yo, pero no tenía otro lugar donde ir.- vivir en esa mansión era deprimente, evitaba dormir allí, llegar a esa casa, ser recibida por los sirvientes que le ignoraban no era fácil.Por eso se acostumbró a realizar muchos turnos nocturnos, aunque fuese agotador, era triste llegar a esa mansión.Se sentía como una gran prisión.Le devolvió el celular y sacó frazadas del guardarropa.Se las lanzó junto a una almohada.-Puedes quedarte sólo por esta noche, no te cederé mi cama, así que tendrás que conformarte con ese sillón, le escribiré a tu secretario apenas me despierte.-Gracias.-Mauro no era de preocuparse por los horarios de descanso de los demás.Llamaba a su asistente a veces de
Mauro vio la imagen de su esposa hacerse pequeña al alejarse del automóvil.Sus recuerdos no podían estar tan dañados.Tenía buen ojo juzgando a las personas.Los únicos recuerdos que tenía de Diana eran positivas.¿Por qué ella insistía en que siempre la odio?Necesitaba conversar con su abuela, el secretario estaba al tanto de su vida.Pero le provocaba sentimientos incómodos cuando le vio conversar con su esposa.Su cercanía y amabilidad rozaban la coquetería, le provocaba enojo y malestar.¿Era así de emocional siempre?-¿Puede llevarme donde la abuela?- le pidió al asistente.-Pediré una hora con su secretaria.-No. quiero que me lleves con ella a la clínica.--Como desee señor, aprovecharé de contactarme con su médico.-¿Por lo que dijo Diana?- lo miró por el espejo retrovisor.--No es prudente que regrese a sus funciones clínicas en medio de una licencia, aproveché de indagar sobre la señora ¿No considera una buena idea?--Me sentí bien, hasta ese mareo de ayer.-Puede ser agot
Mauro se quedó dormido por el movimiento del auto y soñó con ese día que enfermó y Diana llegó a su departamento. -¿Qué haces aquí?- le preguntó a la diminuta mujer que lo esperaba tras la puerta.- ¿Quién te dio mi dirección?- -El señor Miller… él me dijo que estabas enfermo y …- le costaba hablar con confianza al verlo tan molesto.- …Por eso vine a cuidar de ti.- -No necesito una cuidadora, ¿olvidas que soy doctor?- Vestía una bata de seda azul y un pantalón de pijama del mismo tono. La chica le ignoraba a propósito, comprendía que estaba enfermo y su temperamento irasible aumentaba. -Me iré en cuanto comas esto.- Sacó de su bolo un recipiente de vidrio con comida y un termo.- Le dejó entrar, porque sabía que seguiría insistiendo o le informará a la abuela Giulianna de su estado y no quería preocuparla. -¿Intentas ganarte mi simpatía de esta manera?- le dio mientras se recostaba en el sofa de tres cuerpos. -No lo hago por eso, sabes que tu abuela se preocupa por ti, si tu e
No le había visto desnudo nunca, así que estaba sorprendida por lo trabajado que lucía su cuerpo. Estudiar anatomía debía ser muy fácil usándolo de modelo, pero no podía tener ese tipo de pensamientos frente a un hombre enfermo. El tamaño de cierta parte de su cuerpo en estado calmo le dejó más impactada. -Por esto Adelaida no quiere darse por vencido.- pensó, aunque se sintió culpable pore se pensamiento superficial. -No podría moverlo sin ayuda, así que buscó una frazada para cubrirlo y esperaría a que despertara para explicarle lo ocurrido. A simple vista, sólo fue un resbalón y no sufrío contusiones por la caída. Diana le tocó la mejilla para comprobar si la temperatura estaba bajando y se acercó a su rostro para confirmar si seguía respirando. -Llamaré a uno de tus amigos doctores.- le dijo.- Así pueden guiarme que hacer…- Los brazos del enfermo la rodearon por la espalda y le hicieron caer encima de su pecho. -¡Suéltame Mauro! ¿Estás enojado porque te inyecté sin tu per
Diana…- Sé que ya no debería estar aquí, pero te desmayaste en medio de la ducha y no podía irme dejándote en ese estado.- le explicó antes de que se sentara. -Si hubieras llamado a Seth, él se hubiera encargado de todo.-Su preocupación por él le era incómodo, porque jamás hizo nada por ella que mereciera ese tipo de cuidado.- Me asusté, nunca te vi así de descompensado.- Su sinceridad lo dejó sin palabras.- Tengo un poco de hambre.- se atrevió a decir. Te traeré la sopa que preparé, dame unos minutos.- -Si alcanza para los dos, trae para ti también, no me gusta comer solo,- Entiendo.-Diana se veía sorprendida por la sutil invitación.Trajo dos pocillos y lo consumieron en silencio. Ese día comieron juntos, algo que pocas veces hicieron como pareja casada.Mauro sentía que lo que le dijera podría romper la atmósfera pacífica de aquel momento.Diana era su tipo, si no hubiera ocurrido todo ese escándalo entre ellos, si no existiera Adelaida en su vida, esa chica le habría gu
Giulianna Santibañez tenía 75 años, fue una de las pocas mujeres graduadas de la carrera de medicina en su época.Su apellido de soltera era Guerrero, conoció a su esposo en la facultad de medicina.Ambos fundaron la primera sede de la Clínica Montegrande.Esperaba disfrutar de la vida en una casa frente a la playa en su vejez, pero la vida no fue como lo planeo.Su esposo falleció de un infarto en medio de una cirugía a los 50 años, debió asumir la dirección de la clínica, porque su único hijo falleció en un accidente de tránsito.Por eso trajo a su esposa e hijo a vivir con ella y cuidó personalmente a su nieto Mauro.Lo entrenó para transformarse en su sucesor, pudo estar fuera de la dirección un año completo hasta que ocurrió esa desgracia.Volvía a estar detrás de ese escritorio, si hubiese esperado un año más, quizás la vida de su nieto sería diferente ahora.El actual asistente de su nieto le escribió, venía con Mauro para conversar.-¿Esperaste más de una semana para visitar a