-Me alegro que lo hicieras.- La matriarca de Los Santibañez, era una mujer de carácter fuerte, esa conversación no pudo ser amigable.
Con sus más de setenta años, se mantenía como si fuese veinte años más joven.
Era una mujer hermosa, con bellos ojos color miel y su cabello que no dejaba de teñir rubio ceniza.
Decía que era lo más hermoso que le encontraba su fallecido esposo.
Con sus contactos, la información de los motivos del divorcio y su vida actual han de estar en sus manos.
Era una dulce persona mayor fuera de la dirección de su red de clínicas privadas, ella la conoció en su momento vulnerable y se hicieron confidentes.
Como accionista principal de las Red de Clínicas Montegrande era una mujer estricta y de carácter fuerte.
Diana desconocía la identidad real de la mujer de avanzada edad que reposaba en una de las habitaciones VIP de la Clínica Montegrande, se veía como cualquier adulto mayor de buena familia.
La abuela que era visitada por su nieto todos los días.
No supo que era médico y menos uno de los herederos de la red de Clínicas Montegrande.
Le hizo firmar esos papeles sin saber en que se metía.
Mauro llevaba una carpeta negra escondida en su abrigo, la extendió hacia ella.
-Firmé el divorcio, sólo falta la tuya y no tendremos más relación el uno con el otro.- abrió la página donde se veía su elegante firma a un extremo del papel.
La verdad, es que no había necesidad de que le buscará personalmente, su abogado podía contactarla y llevarle esos papeles. Verse en persona, no era un acontecimiento grato para los dos, su visita era más sospechosa.
-Pudiste enviar los papeles por correo certificado.- le sugirió.
-Fue una reunión que se agendó hace solo unas horas.- se disculpó.
-Entiendo.- prefirió no seguir escarbando en el tema. Se sentó en el pequeño sofá y revisó el contenido de la carpeta.
-Estuvimos casados un año, hice muchas tonterías y jamás me preocupe por tu bienestar, por eso, recibirás un cheque de compensación, con él podrás buscar un mejor lugar para vivir.- hizo un gesto con la mano señalando lo inadecuado que era ese departamento para ella.
Poco le importaba su opinión a esa altura.
Los ojos dorados de su ex esposo se volvían más oscuros a medida que hablaba.
Diana veía la firma de su compañero en el documento, el cheque que le acompañaba era bastante generoso; la familia deseaba silenciarla con dinero.
No esperaba que Mauro fuese como ellos, sentía algo de decepción, creía que el dinero lo era todo.
Tomó el lápiz sobre la mesa de centro y firmó en la línea donde estaba su nombre.
Sintió que se liberaba de un gran peso, ya no era la Señora Santibáñez , tampoco una De La Cruz y las acciones de la clínica que su padre tomó de forma fraudulenta estaban en manos de sus verdaderos dueños; Mauro Santibáñez y compañía.
Ya no tenía nada que perder y una página en blanco en su historia le daba esperanzas de nuevas aventuras.
Le entregó la carpeta de vuelta, no se quedó con el cheque.
-Puedes entregarlo a tu abogado.-
-El cheque es tuyo.- quiso dejarlo con ella.
-No lo quiero.- se negó con más ímpetu.
-No estás en condiciones de rechazar el dinero…- el tono de su voz se volvió más áspero.
-Mi vida ya no es tu problema, ¿Fue sugerencia de tu madre que me diera ese dinero? ¿Temen que hable de lo sucedido con la prensa?-
Ellos aún desconfiaban de sus motivos, todo por culpa de las palabras de su padrastro Sebastián de La Cruz, solo sembró el miedo con su intervención y lo que parecía una buena acción fue manipulada dejándola como una estafadora.
-Diana… no es lo que estás pensando…- se levantó del asiento para explicarle.
-Ya me da igual…- suspiró agotada y devolvió el cheque a la carpeta negra.- No tenemos nada más pendiente… quien te llevó a este desafortunado matrimonio fui yo, no nos debemos nada- se giró a leer el reloj de pared.- …Es tarde…mañana trabajo…- se levantó del sofá.- Supongo que es la última vez que tendremos que vernos cara a cara.
Mauro le observaba con atención, parecía buscar algún signo de arrepentimiento en su decisión, pero la convicción de la chica sólo le obligó a apretar los puños y despedirse.
-Enviaré los papeles con mi abogado a primera hora, todos los costes del trámite correrán por mi cuenta.- agregó de manera improvisada, actuaba como si no quisiera terminar la reunión.
El comportamiento de Mauro era errático, actuaba como si quisiera decirle algo más, había algo de arrepentimiento en esos ojos.
Aunque podía ser sólo una ilusión de ella.
- Bien, te lo agradezco, será más rápido así.- respondió sin entusiasmo.
-Aunque ya no estemos juntos...no olvides visitar a mi abuela.- su tono se volvió más amable al mencionarla.
-La abuela Gi no me perdonaría.- confirmó recordando a la energética y amable adulta mayor.
No era su abuela, pero la quería como si lo fuera. Lo único que extrañaba de ese matrimonio era su compañía. Fue la única que confio en su palabra y jamás le juzgo.
Muchas veces ensayo en su cabeza como decirle la verdad, pero el miedo a su rechazo la hizo flaquear.
Por como todo ocurrió no hubiera marcado la diferencia.
Fue un matrimonio horrible.
Y esa fue la última vez que hablaron.
Julia Santibañez notó que Diana estaba con su mente en otro lugar, su mirada estaba perdida.-En estos meses nos enteramos de lo que hiciste, Mauro se arrepentía de no confiar en ti, al igual que yo… tú… salvaste la clínica Montegrande.--Su arrepentimiento no borra los momentos humillantes que viví en su familia, siendo o no hija de Sebastián de La Cruz, no les daba el derecho de tratarme como una delincuente.--No sabíamos que te adoptó, que trató de usarte pero tú… reparaste ese error.--Me trataron como una estafadora, hasta los sirvientes actuaban con desdén hacia mí.--Sé que fuiste tratada de forma injusta, pero ayúdanos con Mauro, sé que lo quieres de verdad.-El médico les comento de la situación antes de abandonar la sala de visitas, Mauro se golpeó la cabeza.Recordaba quien era y a su familia.Todo lo relacionado con Diana y los eventos de los dos últimos años se borraron por completo.Incluso cuando la vio, reaccionó de manera curiosa.Sus pensamientos hacia ella se disto
Le ayudó a cubrirse con las mantas y salió con el asistente.-Regresa pronto.- le pidió con una expresión de cachorro sumiso que desconocía.Ya en la sala de visitas Diana pudo desahogarse.-¿Qué pasa con Mauro? Ese no es él.- estaba asustada por su comportamiento.-Es por el trauma, eso me informó el neurocirujano, sus recuerdos regresaran poco a poco.--Mauro nunca fue así de afectuoso…¿le dijo la verdad de nosotros?--No he tenido tiempo, lo primero que hizo al despertar fue preguntar por usted.-Si es algo temporal, lo mejor es que le hablemos con la verdad.--No sé si sea lo más adecuado.--Hablaré con el médico, usted vuelva con él.Logró que el médico le diera algunas pistas de lo que ocurría con Mauro.El golpe afectó su memoria parcialmente, lo cual mejoraría con el paso de las horas o días, Diana le contó la situación entre ambos y que le complicaba que esto entorpeciera el divorcio de ambos.Su indicación fue decirle la verdad dentro de lo posible, evaluando su reacción.El
-No, comprobé que está bien, respirando por si solo y acompañado de su secretaria principal, ustedes podrán cuidarlo no tengo la menor duda. Cuídese señora Santibáñez.- Lo que vio fue suficiente, no quería ser influenciada por el cambio de humor de su ex esposo.En cualquier momento recuperaría la cordura y volvería a tratarla como una basura.Sería más doloroso para ella.Dejó dinero para pagar su café en la mesa y se fue.Temía una reacción violenta de su ex suegra.Tomó un taxi sin dificultad en las puertas de la clínica. Ese era el fin de su relación con aquella familia.El abogado entregaría los papeles de divorcio y su vida sería tranquila como los últimos meses que vivió en ese convento.Seth y su familia le explicarían todo con más calma y el ritmo de los acontecimientos seguiría su curso natural.Ella hizo lo correcto.-Gracias por tomar mis clases del primer bloque.- le agradeció a una de hermanas del convento en el momento de retomar su jornada.-No me agradezca, ¿ Su fami
Mauro le miraba esperando su reacción. El hombre vestía semi formal con una camisa blanca a medida, los primeros botones del cuello sin abrochar y un pantalón de tela marrón de sastre. No era una simple coincidencia su visita. El señor dice que es tu esposo y que hay un asunto familiar muy importante que deben discutir.- ….- Su cabeza armaba oraciones en una velocidad desesperante, no podía hablar como siempre.- ¿ Qué asunto?- -Es algo personal.- agregó Mauro. -No tengo asuntos pendientes con el caballero.- respondió en un impulso. -Diana… ¡Cariño!- le llamó. -¿Cariño?- pestañeo asombrada. Nunca le llamó así en privado. Aparecieron algunos curiosos en el pasillo. Puso más nerviosa a Diana, provocaría comentarios esa última frase. -Madre Superiora, este hombre ya no es mi esposo, hace una semana él mismo llevó los papeles de divorcio hasta mi departamento.- -No es lo que yo recuerdo.- intervino Mauro. Su madre y el asistente ¿no le explicaron todo?- -Hay ciertos puntos
-¿Por qué no? ¡Ambos firmamos y no había error en su redacción!- se levantó de su silla ansiosa.-¡No necesitas alterarte! ¡Déjame darte una explicación!--¿Explicación? ¡Mauro, tu madre debió relatarte todo! ¡ Tu asistente también!- su voz comenzó a elevarse por la conmoción.- ¡Aunque no lo recuerdes, yo sí! -Mauro se acercó hacia ella y le sostuvo por los hombros, intentaba calmarla.-¡Diana…no te alteres…déjame hablar -le pidió con voz suave.--¡No me toques! ¡Aléjate!- Había olvidado lo fuerte que era, trató de empujarlo pero no lo movió ni un centímetro.-¿Qué ocurrió entre nosotros para que no quieras que te toque?--Cuando recuerdes todo, esto no te importará…- ¿Qué impide la entrega de esos papeles en tribunales? ¿Tu pérdida de memoria?-Es por eso mismo.--Tomamos la decisión antes de que pasara ese incidente.-sus hombros cayeron agotada.-Seth me explicó que el juez de familia rechazará nuestra solicitud de divorcio.-- ¿Por qué?? Cumplimos con el año de separación … ya no
-Prefiero que te quedes conmigo hasta que recupere la memoria.-¡¿Qué?! ¡No!--Si quieres que mi memoria regrese más rápido, te necesito a mi lado.-- ¿Ese es tu gran plan? Puedo contarte todo sin necesidad de volver a esa casa.--¿Por qué no quieres volver ahí?--Esa no es mi casa y me divorciaré de ti lo quieras o no. --Eres parte de mi familia, hasta que apruebe el divorcio un juez.-Para tu tranquilidad, en la clínica muy pocos sabían que era tu esposa, si te preocupan los chismes.--¿No sabían que estábamos casados?--Tenía prohibido usar tu apellido y menos decirle a tu secretaria que era tu esposa.--¿Era para que pudieras trabajar sin problema?--No.--¿Siendo mi esposa no podrías trabajar como enfermera en el recinto?--No. Sólo no querías hacer oficial el matrimonio…tampoco….deseabas que cierta mujer supiera de eso.--¿Qué otra mujer?-¿Tampoco la recuerdas a ella?--¿A quién debo recordar?--¿Adelaida no te suena?--¡Ady? …. pero eso es pasado, ella terminó conmigo.- dijo
Diana se escondió en una de las salas vacías del colegio. Evitó los lugares con público habilmente, no quería preguntas de su relación con el visitante. Ya no le importaba ser maleducada. Unos veinte minutos más tarde, la madre superiora le encontró. -Imaginé te podría encontrar por aquí.- prendió la luz. -Sor Carla… le pido disculpas por mi comportamiento… fue inesperado que él…- -El señor ya se marchó - le informó tranquila.- ¿Resolvió su problema? -No puedo ayudarlo, debe solucionar su problema solo.- Se despidió rápidamente y le dejó solo. Mauro quería seguir hablando pero ella estaba cansada de su insistencia. -¿ Fue quien se accidentó hace un par de semanas?- -Sí, disculpe si no le dije todo…- -No estás obligada a confiarme tu historia. .- -Era mi esposo, no estaba equivocado, el embarazo que perdí… era su padre…- La religiosa le contemplo como si hubiese adivinado su relación. -Se tomó la molestia de venir hasta aquí, para él sigues siendo su esposa ¿e
-Mi familia no me quiere, son más felices sin tener que ver conmigo.- comentó desanimada. Vio el anillo de bodas en su dedo anular. -¿Su esposo no la está buscando?- -Olvidé quitarlo, me separé hace poco.- lo arrancó de su dedo con facilidad y lo guardó en el bolsillo de su cárdigan desgastado.- Lo lamento.- -No hay nada que lamentar… no fue un matrimonio bendecido.- levantó los hombros.- Hago muchas preguntas porque me preocupa tu estado de salud ¿Estabas hospitalizada?-- Entiendo que sospeche de mí, estaba en la clínica, pedí mi alta voluntaria, no tenía dinero para seguir ahí.-- No estás recuperada del todo.-- Lo sé, cuando pedí el alta lo hice de forma impulsiva, creí poder encontrar una solución fuera de la clínica, pero perdí todos mis documentos personales, no tengo como pagar un lugar donde dormir.-- ¿Cómo perdiste todo?- La chica estaba más pálida que al principio, se masajeo las sienes cansada.- Me asaltaron la semana pasada, me golpearon y quitaron todo, por eso