Podía sentir las luces de las pocas farolas que había a metros de nosotros, iluminándome la cara. Había tirado por ahí mis zapatillas, en alguna parte de la suave y fresca arena de la playa. La música retumbaba en mis oídos, debía admitir que el altavoz que Bryce se compró hacía apenas una semana en unos puestos de segunda mano, era bastante potente.
— ¡Ven aquí! —los rizos castaños de Paola se movían de un lado a otro según Cameron la hacía girar.
Había perdido a Nora hacía minutos, pero su argumento de que estaba "haciendo mezclas de alcohol" me daba que era erróneo, básicamente no puede decirme eso e irse en dirección contraria a las neveras portátiles llenas de alcohol.
—Estás muy sola, ¿no?
Sujeté con fuerza mi vaso con vodka, y me giré, hincando mis dedos descalzos en la arena. A mí Jordan nunca me había puesto nerviosa, y aquel día no eran sus ojos azules o su torso desnudo los que me hicieron temblar como si hubiera tocado un enchufe con la punta de un tenedor; era el hecho de que junto a él, estaba el buen fornido cuerpo de Jax Jones, sin nada que cubriera su torso ni las dos barras de metal que atravesaban sus pezones firmes. Los tatuajes de sus brazos casi brillaban, como si se los hubiera mojado, y sus ojos marrones habían adquirido el brillo que no le había visto en todo el día. Como si aquel ambiente libre de alcohol y alguna que otra droga que rondaba si fuera su ambiente. Muy bien, Jax, no eres solo tú el que aquí se siente como en casa.
—Estoy disfrutando, Jordan —le corregí. No, no estaba disfrutando del todo, llevaba toda la noche intentando saber algo más de Jax, pero solo había conseguido que una chica me descifrara las maravillas que él sabe hacer con su polla.
Para mi desgracia, el hermano de mi mejor amiga era un jodido modelo de revista, pero siempre me rehusaba a tener algo con él tras el desliz que ambos cometimos años atrás. los dos pensábamos que nos llegamos a gus, pero tras hacerlo en una fiesta, quedamos como amigos que de vez en cuando se besaban.
—Sí, lo que digas —agitó su cerveza en el aire —. ¿Has visto a mi hermana?
—Deberías buscarla en el acuario. Creo que según ella allí están las mezclas —señalé como pude el extremo del puente que cruzaba la playa, y vi como una linterna del móvil alumbraba el mar —. Tu hermana es la única estúpida que usaría una linterna en plena noche mientras se "esconde".
Volví a mirarlos, pero Jax era el único al que tenía delante, al parecer Jordan se iba a encarar a su hermana. Jax se llevó su vaso a los labios, y pegó un trago a su bebida sin despegar su ojos de los míos. Si lo que quería era intimidarme, poco a poco lo conseguía. Su mirada era de esas que por mucho que sepas que no debes ver, lo haces, solo por la adrenalina de saber que hacer algo peligroso, y algunos aseguraban que ver a través de sus ojos era como entrar en el mismísimo infierno. Solo veías tortura, fuego, y ganas de sangre.
—Y dime... ¿ya has descubierto algo sobre mí? o ¿ya se te ha pasado el capricho tonto de investigar un caso perdido? — ¿se estaba burlando de mí?, joder que si lo hacía.
Presté mi vaso de plástico a Abby cuando pasó por mi lado, y como si no la importara siguió moviéndose al compás de la música como una hippie. Todavía tenía que saber muchas más cosas sobre Jax, pero por aquella noche, yo ya quería sacar a la luz a una Andra que solo veían mis amigos. Llevé mis dedos al botón de mi short, y lo desabroche dejándolo caer al suelo.
—A parte de lo bueno que eres en la cama... no mucho más —dijo.
Creo que fue la primera vez que lo escuché reír, y me centré en ver como no parecía tan macabro cuando se formaban pequeños pliegues en las comisuras de sus ojos y en cómo los hoyuelos de sus mejillas le hacían ver más inofensivo.
—Me jode decir esto, pero estoy bebido...
—Eso es mentira.
—Pero nadie lo sabe —sus dientes blancos seguían reluciendo y brillando, y estiró su mano hacia mi pelo rubio enrollándose un mechón en su dedo tatuado —, asique cierra tu p**a boca y acepta que me pareces divertida.
En parte, que un chico... no no, que Jax Jones, ¡Jax Jones! me había dicho que le parecía divertida, eso era jodidamente bueno en mi misión: "descubrir al buenorro". En el fondo, todo lo que era Jax Jones, no era tan misterioso, yo no le conocía, pero solo con aquellas palabras me dieron más ganas de saber de él.
Eran pasadas la una de la madrugada, y aunque hiciéramos mucho ruido, las personas que vivían en primea línea de playa parecían no escucharnos, eso o que tenían mejores cosas que hacer que salir a ver quienes estaban de fiesta en la playa. Veía a algunas personas en el agua, y me estaban dando mucha envidia; pero yo ya empezaba a delirar imaginándome con Jax dentro del agua. Ja Ja Ja. Tres carcajadas me envió mi mente.
—Y no hace falta que yo te admita que a pesar de que lo intentes no me caes mal, ¿no?
Jax no estaba borracho, dudaba que un chico como él se pudiera emborrachar con unos pocos vasos. Estaba más que consciente, cosa que no podía decir de mí misma.
Ladeé la cabeza cuando ya no escuché nada por su parte. No iba a hacer el tonto con él ahí mientras mis amigos estaban en el agua jugando.
—No sabes lo que hablas, Andra —gruñó.
Bufé en alto, y di un paso fuera de mis pantalones dejándolos tirados en la arena. No iba a discutir. En lugar de eso, pasé por su lado dispuesta a no comerme la cabeza toda la noche.
—Me gusta mi nombre en tus labios —afirme, y pasé mis uñas por el tatuaje de su cuello. Nunca me había sido un problema ser directa, me gusta lo que causaba en las personas, y ver como se erizó su piel no tuvo precio —. Y Deberías aprender a ver en las personas algo más que una amenaza, Jax, no todos queremos joderte... —apoyé mi mano en su hombro desnudo. ¡Joder! que piel tenía, era morena, y tersa, alguna que otra cicatriz... pero preciosa —. Algunas preferimos que nos jodas antes de joderte.
Tal vez no había sido la mejor elección susurrarle al oído, seguramente mis amigos me tomarían por loca, principalmente ninguno había llegado a pensar que pudiera estar tan cerca de Jax Jones. Era el chico del que se rumoreaba y hablaba, más nunca aparecía, y que yo hubiere aparecido subida en su moto en el autocine, ya había causado miradas y nuevos rumores.
- - -
Cuando me desperté en el sofá de mi casa a la mañana siguiente, recordaba a la perfección todo lo que había pasado la noche anterior. Miré a un lado de la televisión revisando y comprobando que de verdad eran las ocho de la noche. Había holgazaneando todo el día dormida, o bueno, desde que llegué a las diez de la mañana. Mis padres no estaban, y que me hubieran visto en esas condiciones no me importaba mucho. Ellos querían seriedad y elegancia en sus hijas, pero desde que empecé a tomar constancia de eso intentaba ser todo lo contrario a Samay, yo quería ser adolescente y disfrutar, conocer nuevas experiencias y aprender de mis errores; nunca quise ser el prototipo de hija para mis padres. Si hubiera podido elegir, hubiera preferido nacer hija de un granjero de Iowa o Minnesota. ¡Ellos por lo menos no están controlados todo el día!
Estiré el brazo hasta la mesilla, y encendí el móvil viendo los pocos mensajes de Nora que me enviaba algunas fotos; tenía mensajes de mis padres y llamadas, pero los ignoré.
—Joder, a buenas horas te despiertas.
Subí la cabeza mirando sobre el respaldo del sofá a Jax. ¿Qué hacía en mi casa? Vestía diferente a la noche anterior, y parecía estar más... animado.
— ¿Qué haces aquí? Porque aunque quiera escuchar que me estás cuidando, sé que no es así —aseguré. El concierto brasileño que se estaba dando en mi cabeza era insoportable, y dudé que me escuchara ante el susurro de mi voz.
Se movió sobre el parqué hasta quedar justo detrás del sofá, mirándome desde arriba. Me inspeccionó de pies a cabeza, y yo me miré también viendo mi falta de pantalones y cómo el sofá debajo de mi estaba algo mojado por el bañador. M****a.
—Tenemos que acabar el trabajo para la Universidad —quitó su vista oscura de mis piernas, y apoyó las manos sobre el respaldo del sofá —. Eres demasiado directa, ¿te lo han dicho? No solo por como hablas, tus actos no son de los mejores con personas como yo.
Se puede decir que lloriquee con la cara pegada a un cojín. No estaba para sus frases de no debes juntarte conmigo.
—Jax... por favor, soy directa porque me gusta que así lo sean conmigo, odio eso de que me ronden sin que tenga claro qué quieren de mí, por eso soy así. Y si quieres repetir tu m****a de palabras que soy una pija y bla bla bla, hazlo cuando no tenga resaca.
Ni siquiera tenía ganas de bromear, solo quería dormir y ni siquiera me importaba que fuera en el sofá. Al día siguiente tenía que ir al instituto y para lo poco que quedaba de clases quería disfrutarlo antes de que nos fuéramos por ahí y algunos se perdieran con sus padres en otros estados. Habíamos invitado a Bryce a venirse con nosotras, pero sus padres le obligaban a irse a Seattle para ver a sus tíos. Abby y Paola no tenían tanta suerte; Abby debía soportar al borracho de su padre en Las Vegas, y Paola tenía que coger un avión con su hermanastro para volar a Canadá. ¡Ni siquiera Oliver o Cameron se querían venir a Sicilia! Podía entender lo de Cameron, su novia iba a volar a Canadá y él no iba a estar solo con Nora y conmigo de fiesta en fiesta, pero Oliver era un mujeriego de cuarta que se apuntaba a todas.
—Hablaremos cuando no tengas resaca —masculló por lo bajo, y sentí su mano en mi pelo rubio casi como en una caricia —. Teñida.
—Gilipollas.
Repasaba con mi rotulador negro los dibujos infantiles que había pintado a lo largo del curso sobre mi mesa. No tenía ningún tipo de interés en lo que la señorita Wood pudiera contarnos sobre números o ecuaciones. Nora, a mi lado no paraba de apuntar cosas en su cuaderno, claro que a ella sí le gustaban las matemáticas, yo llevaba años cateándolas y dudaba que aquel año fuera diferente.—Quieres, aunque sea, disimular que haces algo productivo, tía —para un momento en que la profesora se calló para atender una duda, Nora miró mi mesa vacía —. Joder, ni siquiera has sacado el estuche, vaga de mierda.—Esta profesora me tiene manía, odio este instituto y más aún esta asignatura.Realmente lo odiaba, y tenía motivos: 1) el uniforme era feo, horroroso, espantoso y doloroso a la vista; 2) los co
El coche quedó en silencio unos segundos, no había música de fondo, e intentaba expulsar el humo lo más silenciosamente posible para no romper el silencio —y eso que se escuchaban los coches pasando junto a nosotros —. El Santa Mónica Boulevard era un lugar muy transitado, pasaba por la ruta estatal de toda California, y yo seguía sin saber a dónde tenía pensado llevarme por ese lugar.—Has escuchado mierdas de mí —joder, claro que sí; había escuchado de todo, ¡hasta que era un asesino! —, ¿por qué cojones sigues siendo tan gilipollas como para querer desmentir eso?Agité la cabeza. Él no lo entendía. De mí también se hablaba mierda, hasta en mi instituto de pijos se inventaban cosas sobre mí; que si era una zorra, que si iba a sitios ilegales, que si me drogaba... muchos de aquellos rumores
La casa Beta era reconocida por ser la segundona, la casa llena de chicos que no habían podido entrar en la casa Alfa. Poco a poco había dejado de ser una casa de segundones a pasar a ser una fraternidad de fiestas y alcohol —era la mejor en dar fiestas —. Estaba totalmente llena, había gente en la entrada de la casa que ya se tambaleaba, muchos de ellos vestían de amarillo azul —los colores de la UCLA —, con las caras pintadas, o chicos sin camiseta con la cara de un oso dibujada en sus tripas. Mason Lee, llevaba escrito en todo el torso la letra L en color amarillo, y se había pintado alrededor de color azul; parecía ir ya bastante bebido, porque cuando pasé por su lado y sus ojos algo rasgados se pegaron en mí para después rodearme con su gordo brazo, olía bastante a vodka y a marihuana.— ¡Mi pija favorita! —gritó.Empujé —
Lo tenía tan cerca que sentía mi cordura resbalando por los dedos, estaba perdiendo la noción y la sensatez. Quería saltarme encima —aunque ya estaba casi encima de él —y comérmelo, y no solo a besos. Su colonia ahora era más fuerte y embriagante, antes se mezclaba con el alcohol y el humo, pero ahora —a pesar del olor a marihuana —, estaba tan cerca de él que esperaba que mi pelo quedara con su olor.— ¿Me vas a rajar la moto? —sus dedos hormigueaban por mi mano al otro lado de su cadera, y tiró de esta pegándome jodidamente a él —Ten cojones a tocar mi moto...— ¿Y qué, Jax? —subí la cabeza, y apoyé una de mis manos en su duro pecho. Había pensado en sentarme sobre su regazo, pero pasaba, se me vería el tanga y no quería eso —Si no sabes amenazas para mujeres, cierr
El domingo por la mañana no salí ni un momento de la cama, llamé un par de veces a Nora —sin éxito —, y ya que no hablaba con mi mejor amiga y nadie me contestaba, me quedé tirada en la cama. Imaginaba las malas palabras que me dirían mis padres si me veían bajar después de haberme visto salir del coche de Jax con el vestido que mi padre odiaba. Si hubiera visto a Samay... si la hubiera visto, porque se había ido a dormir a casa del estúpido de su novio y a eso de las once de la mañana habían llegado.Mi móvil sonó a las doce en punto con un número desconocido, y lo cogí escuchando de fondo las voces de mi hermana y Adán en el pasillo.— ¿Y tu hermana Andra? —preguntaba Adán. Gilipollas, no tiene más hermanas —Hay que darle los buenos días.—Sabes que no la g
Sus labios dejaron los míos lentamente, y cuando abrí los ojos él seguía allí, con sus cálidas manos en mis mejillas y su nariz rozando la mía. Parecía que el sol lo recortaba, y tenía una de esas pequeñas sonrisas que me gustaban tanto.— ¿Quieres hacer algo que te distraiga? —me preguntó suavemente.Me limité a asentir retirando mis manos de sus hombros y dejándolas caer a los lados de mi cuerpo. Realmente no sabía qué hacer, pero estar con él ya me distraía de los conflictos que tenía en mi casa.—Podríamos ir a comer o no sé, hacer algo.Apretó los labios en una sonrisa, y sus dedos pasaron por mis brazos en una caricia que me puso la piel de gallina. No había casi personas en la calle, a casi treinta grados por las calles de Hollywood a las tres de la tarde... no me extra&nt
A la mañana siguiente no desperté con Jax Jones al lado, mucho menos abrazándome, estaba sola en la cama y en la habitación. Eran pasadas las diez de la mañana, y el móvil vibraba constantemente sobre la mesilla sacando la cara de Paola en una foto.—Hola —contesté con voz ronca al descolgar.— ¡Buenos días por la mañana! —exclamó —. Había pensado que podríamos ir esta tarde a por los vestidos. Abby y Nora van a ir con Jordan por que bueno... ya sabes...Sí, ya sabía que Abby y Jordan se morían el uno por el otro, y Nora intentaba juntarlos porque decía que su hermano acabaría con sida si seguía follando con tantas zorras.—Tengo yo vestidos en mi casa —dije, sacando l
Recibí varias llamadas a lo largo de la tarde. Jax me llamaba y yo colgaba; Bryce me llamaba y yo colgaba; Paola me llamaba y yo colgaba... pero Nora no, me había bloqueado los mensajes.Sentía los ojos pesados, y me escocían de llorar, había acabado apagando el móvil, y me encontraba a las cuatro de la mañana desvelada y sola en la oscuridad de mi habitación. No podía dormir, y había estado callando los sollozos para esconderme de mis padres y mi hermana mientras estaba en casa.Unos leves golpes en mi puerta me levantaron como un resorte, la cabellera rubia de Samay se asomó. Vestía con un pijama corto de seda, y tenía el pelo revuelto.— ¿Puedo pasar? —preguntó.Me refregué los ojos con la mano, y asentí lentamente cruzándome de piernas sobre el colchón.Caminó por l