A la mañana siguiente no desperté con Jax Jones al lado, mucho menos abrazándome, estaba sola en la cama y en la habitación. Eran pasadas las diez de la mañana, y el móvil vibraba constantemente sobre la mesilla sacando la cara de Paola en una foto.
—Hola —contesté con voz ronca al descolgar.
— ¡Buenos días por la mañana! —exclamó —. Había pensado que podríamos ir esta tarde a por los vestidos. Abby y Nora van a ir con Jordan por que bueno... ya sabes...
Sí, ya sabía que Abby y Jordan se morían el uno por el otro, y Nora intentaba juntarlos porque decía que su hermano acabaría con sida si seguía follando con tantas zorras.
—Tengo yo vestidos en mi casa —dije, sacando l
Recibí varias llamadas a lo largo de la tarde. Jax me llamaba y yo colgaba; Bryce me llamaba y yo colgaba; Paola me llamaba y yo colgaba... pero Nora no, me había bloqueado los mensajes.Sentía los ojos pesados, y me escocían de llorar, había acabado apagando el móvil, y me encontraba a las cuatro de la mañana desvelada y sola en la oscuridad de mi habitación. No podía dormir, y había estado callando los sollozos para esconderme de mis padres y mi hermana mientras estaba en casa.Unos leves golpes en mi puerta me levantaron como un resorte, la cabellera rubia de Samay se asomó. Vestía con un pijama corto de seda, y tenía el pelo revuelto.— ¿Puedo pasar? —preguntó.Me refregué los ojos con la mano, y asentí lentamente cruzándome de piernas sobre el colchón.Caminó por l
Esperé en mi habitación asomada a la ventana y mirando a ver si venía. Había pagado el aire, y aún así sentía algunas de sudor recorrerme la espalda por debajo de mi pelo suelo, tenía tanto calor que ya había entrado a mi baño a mojarme la cara. Me había hasta revisado ante el espejo para verme bien cuando él llegara, y seguía con el bañador puesto —sin nada encima—cuando vi como aparcaba su moto frente a mi casa. Nunca llevaba casco, y tenía el pelo alborotado y tremendamente sexy; me mordí el labio, y sonreí alejándome de la ventana y recorriendo toda la planta de arriba casi corriendo, bajé a abrirle.Las tres personas que había en el salón se callaron cuando me vieron bajar, pero y qué, seguí camin
No había tenido ninguna charla de mis padres cuando llegaron aquella noche a casa. Según ellos estaban demasiado cansados y querían dormir para el día siguiente ir a mi graduación impecables, pero sabía que iban a discutir en su cuarto por alguna cosa que hubiera pasado. Últimamente tenían muchos problemas, y había entonces uno más grande conmigo, y con mi "huída" del día siguiente, porque, ¿quién lo sabía? Mi hermana, y Jax.Cuando me desperté era algo antes de las siete, las seis y dos, marcaba mi móvil. Había pasado una noche horrorosa con los nervios por irme, y por irme con Jax. ¿Acaso había algo que lo atara a mí para que se fuera conmigo al otro lado del país? No, estaba claro que no, Jax Jones no se ataba a nada ni a nadie...Seguí dando vueltas en la cama hasta las seis y dieciséis,
Todo estaba bien decorado, organizado y planificado. Los alumnos ya estaban sentados en las sillas del frente del escenario, mientras que familiares y otros alumnos que no titulaban estaban en las sillas algo más alejadas del escenario dejando espacio para más alumnos que seguían entrando al gimnasio.El director ya estaba hablando por el micrófono, y las personas que entraban se escabullían algo agachados para irse a sentar a sus lugares. Jax y yo ni siquiera nos habíamos acercado a alguien, ya había visto a mi grupo de amigos... o lo que fuera que fuésemos en aquel momento entre todos. Jax estaba cruzado de brazos apoyado en el lateral de las gradas, y yo estaba a centímetros de él esperando a que todo acabara.—Jax... —le llamé, y pellizque su bíceps. Me fulminó con la mirada — ¿por qué quieres venirte conmigo a Nueva York?
—Si Troy no sabe controlar a su puta no es mi culpa —afirmó Jax con voz seria —. Mañana iré a ver a Moretti, ya veré yo que cojones hago con esta mierda, pero te quiero con los putos ojos encima de Troy ¿claro?Ethan asintió rápidamente con la cabeza, y abrió la puerta del baño, pero no salió, en su lugar fue Trent en el que entró también al baño.—Sí, claro, que venga más gente —mascullé.Jax me miró sobre su hombro con una mirada seria, y con una de sus manos tiró de la tela de mi vestido para pegarme a su espalda. Yo enredé mis brazos en su cintura.Los ojos oscuros de Trent nos observaron, y le sacó una sonrisa casi invisible a Jax, que asintió con la cabeza.—Están los chicos fuera —dijo —. Quieren hablar contigo.&n
Estaba bastante inquieta, y Jax se había dado cuenta de eso mucho antes que yo. En el viaje en coche hasta mi casa habíamos estado en silencio, y ahí mi pierna había empezado a moverse de arriba abajo sin control alguno. Después de lo del baño esperaba que Jax intentara algo en mi casa, pero no fue así.— ¡Jax! —grité. Se suponía que estaba en el desván que había en casa curioseando sobre lo que me gustaba. Solo había subido allí arriba a Nora, y saber que Jax Jones estaba invadiendo un sitio tan privado como era mi desván lleno de instrumentos y cosas para entretenerme... era algo que me parecía especial — ¡Jackson¡ Joder ¡Jackson Jones!Escuché sus pasos y como bufaba entrando en mi cuarto. Jax parec&iacut
El viaje en avión fue bastante calmado, Jax se durmió a la hora y media de despegar, con la cabeza apoyada en mi hombro y la mano apretando mi muslo desnudo. No sabía qué era aquello que debía hacer nada más llegar a Nueva York, y cuando me pidió que guardara su móvil, no imaginé que empezara a vibrar sin parar; quería ver de qué iba todo aquello, pero el móvil tenía contraseña y en la pantalla de bloqueo solo salía la notificación, no el mensaje.No pude dormir en las seis horas de vuelo, y cuando el avión aterrizó moví a Jax por los hombros para despertarlo. Subió la cabeza, seguía estando súper guapo medio dormido; con los ojos achinados y el pelo despeinado. Se intentó peinar, y una risa se me escapó al ver como seguía teniendo los pelos locos. Estiré la mano, y yo le intenté pein
La respiración se me cortó en cuando la palabra enamorado salió de sus labios. Vale, él ya había afrontado sus sentimientos y en una situación en la que aquellas palabras calmaron todo; yo dejé de llorar aunque seguía temblando. Aun así, ¿estaba yo enamorada de él? ¿realmente quería asumir que estaba enamorada de él y después... dejarle ir a California?— ¿Qué...? —me dolió la garganta al expulsar aquella palabra tan simple.Dejé de sentir el calor de sus brazos a mi alrededor; sígueme abrazando, por favor... Me sentía débil y de gelatina. Tenía el corazón descontrolado, y apostaba que él lo sentía contra su pecho. Agarró mis brazos, y me separó lo suficiente como para que le mirara y que nuestros alientos se mezclaran. Me reprochaba por sen tan tonta,