Los días siguieron adelante sin ningún inconveniente, Samanta entre su frustración, comenzó a tomarlo con cierta normalidad, aunque después de varios días también se percató de que el cambio de actitud de su esposo, no era como normalmente lo era. Pese a eso, trató continuamente de ponerse en contacto con Richard y envió a su asistente directamente varias veces más. Mientras tanto, con Leonard; las menciones de Irene crecían exponencialmente haciendo que los que le rodeaban se sintieran aún más incómodos, por lo general su personalidad era fría y algo demandante, no obstante, debido a su gran perseverancia y visión en los negocios, no era alguien fácil de ignorar o hacer a un lado. Estaba comenzando a irritarse con la "tibieza" de su esposa. —Señor, esta noche… —Leonard interrumpió a su asistente, levantando la mano en señal de molestia. —Esto se está tornando estúpido, se nota que esa mujer jamás pensó en nosotros como una familia, solo están sus prioridades. —Al ver la expres
La bodega era bastante espaciosa y el silencio y el eco eran audibles sin esfuerzo. l lugar no estaba sucio ni olía mal, pero se podía percibir que se encontraba en medio de la nada, Carlos suspiró y trató de sostener su cabeza debido al dolor, no obstante, se percato de que estaba atado y además, después del fuerte golpe, había sido prácticamente atado como un animal. Al mirar a su alrededor, se percató de la presencia de una mujer atada a uno de los pilares del techo. Ella no mostraba interés en nada e incluso permaneció impasible aún al verlo despertar. se encontraba bastante desorientado y le dolía la cabeza, no obstante su preocupación era más grande. —C…Can you t…tell me where we are? —preguntó en un inglés bastante torpe.—Tu pronunciación es terrible, evita hablarlo o perfeccionalo. Y no me vuelvas a hablar. La voz firme y grosera de Samanta, fue algo dulce y temblorosa. Carlos suspiró por lo bajo y miró nuevamente a su alrededor. Pese a todo, era extraño que el lugar estuvi
—¿Leonard se movió? —preguntó Irene algo extrañada, por lo general Leonard si era calculador y muy precavido, no obstante eso iba más allá de lo que en realidad esperaba. Tobías asintió, pero había algo que no había dicho. Irene se sintió algo incómoda debido a que para que el muchacho se quedara en silencio, debía ser algo de verdad preocupante. —Si confías en mí, por favor déjame manejar esto —dijo él mirando al inconsciente Alan en la cama. Desde el accidente no había despertado, todo apuntaba a Leonard, pero aún no podían recolectar las pruebas suficientes. Mientras el problema no se hiciera aún más grande y Estefanía no se moviera, no pasaría de una nota amarillista más, por lo que era más que importante que se hiciera todo con la mayor tranquilidad posible. Al final Irene asintió y salió de la habitación para ir a una reunión importante, mientras él estaba por llamar a Richard para pedirle que reuniera lo necesario de su lado no obstante, uno de sus hombres de confianza lo de
¡PAS! —¡Eres una zorra! Con los ojos completamente abiertos y llena de incredulidad, Estefanía miró a la mujer frente a ella. No podía dar crédito a lo que había dicho, al punto en el que ni siquiera había procesado la fuerte bofetada. —¡No puedes simplemente escudarte en todo tu dinero y tus padres para arruinarle la vida a los demás! ¡Richard estaba comprometido! mocosa engreída y arrogante. La mujer completamente hecha un mar de lágrimas y rabia, se alejó caminando con firmeza del lugar. Estefanía por otro lado, parecía haber perdido la noción del tiempo y únicamente las palabras; “estaba comprometido” se repitieron una y otra vez en su mente, mientras la palidez de su rostro se intensificaba.—Comprometido…Muchos a su alrededor miraban la escena curiosos, algunos, con algo de vergüenza y otros con burla, pero a ella no le importó en lo más mínimo debido a la fuerte noticia. Zulema, su mejor amiga, se acercó a ella y la llevó a un lugar apartado de las miradas. —Ni siquier
Después de que Estefanía se cambiara, salieron hacia el auto, ella en ningún momento volvió a hablar debido a la a la incomodidad y vergüenza, conocía a su amiga, y en parte entendió su propósito, no obstante, desafortunadamente para ella, fue un muy mal movimiento. Lo que consideraba retórico, era que no se sentía mal, y no se arrepentía en absoluto de ello, lo único malo…—Toma. Dijo Richard dándole una botella de agua y una caja de pastillas. —No tengo idea de como diablos debes tomarlas, lee las instrucciones con atención. Y no quiero ningún otro truco, ¿Entendiste?Al leer ella sintió un ligero frío en la espalda. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y pese a todas las sensaciones negativas logró sentir un poco más de dolor y ahora humillación. Pero mordiéndose los labios rehusandose a llorar y tratando de mantener su dignidad, bebió las pastillas anticonceptivas después de leer todo con cuidado. Richard que ocasionalmente veía por el retrovisor se dio cuenta de lo que pasaba,
—¿Estefanía?Se escuchó en el auto del otro lado de la calle. Irene que regresaba de la oficina se sorprendió al ver a Richard bajando del auto casi a mitad de la nada, pero al ver la expresión de Estefanía, pudo entender parte del problema.Sentía que le explotaría la cabeza con su hija.—Richard, tráela de regreso a casa.Él rodeó el auto y abrió la puerta, Estefanía que no esperaba la situación, lo miró molesta y sorprendida.“¡Este maldito hombre se está volviendo demasiado arrogante!”Se movió del asiento y él rápidamente dio la vuelta y alcanzó el auto de Irene.Estefanía tenía una terrible incomodidad que no podía describir, y no tenía con quien desahogarse, después de que Tobías hubiera comenzado su empresa de ciberseguridad y desde que Alana había nacido parecía haberle robado su atención por completo.Además de ser igual o más molesto que Richard, era demasiado estricto y brutalmente sincero como siempre, pero su sinceridad siempre daba justo donde le molestaba. Y eso ya la
Los meses pasaron, el tiempo para Richard se volvió monótono, y vacío. Se sentía como si algo indispensable faltara en su vida, la tristeza y el desamparo se volvieron cosa cotidiana para él. Tobías solo viajaba de su oficina a casa, no salía y la mayoría del tiempo solo hacía rondas por la casa o edificio. La fuente en la que ella se sentaba a fumar a "escondidas", la mesa en la que se quedaba horas castigada por orden de su madre y el rincón que acostumbraba frecuentar para despotricar, cada que se enfurecía con su padre. Todos los sitios seguían igual que siempre, pero estar ahí solo, lo hacían sentir vacío. Recargando sus codos en sus rodillas, entrelazó los dedos de sus manos y suspiró profundamente mientras se cubría el rostro con ambas manos. —¿Por qué me hiciste sentir así? De todas las cosas molestas e irritantes… Sintiendo como el malestar se intensificaba, levantó la mirada al cielo ya provisto de algunas estrellas. —Tu eres lo mejor que me ha pasado en todo
Oxford, Inglaterra. Los días se fueron lentamente y llenos de una nubosidad terrible. Aunque para ella los días parecieran grises y sin sentido, en realidad eran brillantes y pacíficos para todos los demás. —Lo entiendo perfectamente… señorita, que tenga un buen viaje. Esa m*****a voz, irritante, triste y casi al borde del llanto. Estaba tan furiosa por la cobardía de Richard, que ella misma se cegó y decidió irse llena de rabia y decepción, para darle una lección. Pero a final de cuentas, parecía como si la que estuviera muriendo en vida, fuera ella misma. Desde el día en que le había entregado todo de sí, ella creyó que por fin podrían vivir juntos y gritarle su amor al mundo. No obstante… No solo eso nunca pasó, sino que Richard cada vez fue alejándose más. Hasta el punto de abandonarla por completo. Desde que le dió fríamente la últime advertencia ese día, no se sintió con la misma capacidad, menos aun, al enterarse de que él ni siquiera la tomaba en cuenta debido a que