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Capítulo 9. Café, exnovias y un jefe peligrosamente irresistible

Al día siguiente,

Melisa

Desperté muy temprano con la luz entrando tímida por las rendijas de las cortinas, observe mi teléfono y todavía faltaban muchos minutos para que mi despertador haga su trabajo, pero asi fue mejor. Tardé unos segundos en recordar dónde estaba, por qué estaba aquí… y lo más importante con quién.

Gire lentamente y ahí estaba él. El presidente de la empresa Novak dormía acompasadamente sobre el sofá que estaba junto a la ventana, verlo ahí tan incomodo hizo que una sonrisa pequeña, privada, casi culpable se deslizara por mis labios. A pesar de todo lo que había pasado la noche anterior, del roce incómodo de la verdad, del fuego que se había encendido entre nosotros cuando su cuerpo estuvo sobre el mío... él había elegido no cruzar la línea. Y eso, viniendo de un hombre que podría tener a quien quisiera, era… inesperadamente tierno y yo no podía decir si estaba agradecida o desilusionada.

Me senté en la cama y pude ver mi aspecto, el pijama no era nada provocativo, mi cabello estaba todo enredado por la noche que pasé y mi rostro debía estar pálido debido a la falta de maquillaje, levantó la mirada para verlo a él y peco de envidia… mi jefe está ahí, sin camisa y doblado en dos, sin embargo, así como esta se ve tan… atractivo y encantador.

Como si dormir incómodo fuera otro de sus talentos ocultos.

Me levante con sigilo, camine casi de puntitas hasta llegar al baño, debía estar lista antes de que él abriera un ojo y asi fue. Cuando salí, él seguía dormido, pero se había movido, dejando un brazo colgando por el borde del sillón. Sonreí. No pude evitarlo. Me había olvidado de que debajo de toda esa fachada de CEO exitoso existía un ser humano, y uno capaz de amar con fiereza a una mujer.

Tengo que despertarlo, pero no sé cómo, me acerco lentamente, estiro mi mano para tocar su hombro, de pronto lo veo bien, sus ojos estaba abiertos y antes de que pudiera decir algo senti como me jalo hacia él… ¡Oh Dios! Mi corazón comenzó a latir acelerado.

Estaba sentada sobre él, incluso podía sentir algo duro debajo de mío, sabia que me estaba avergonzando, solo a mi se me ocurren estás cosas, debí salir de allí y dejarlo solo, pero ahora ya no sé qué hacer.

-- Buenos días señor Novak – dijo casi en un susurro, no quiero mirarlo a los ojos, sería demasiado peligroso hacerlo, necesito levantarme sin mirar atrás.

-- Lo lamento señor, pero tenía que despertarlo – me disculpe sin saber por qué.

-- Esta bien Melisa, no tienes que disculparte. Fue solo una reacción, discúlpame tu por jalarte asi – me dice y yo asiento. Es bueno saber que un hombre asi reconoce cuando comete un error.

-- Vas a levantarte o quieres terminar lo que debimos hacer aquella mañana – oírlo me recordó que estaba sobre él, no espere que diga nada más, me levante tan rápido como pude y salí de la habitación, no solo eso, salí huyendo de la suite.

**** **** ****

Melisa cerro la puerta y corrió por el pasillo hasta llegar al ascensor, pero pudo oír la risa de su jefe mientras se alejaba.

Sebastian luego de levantarse con algo de dificultad debido a su estado de excitación, ingresó al baño, una ducha fría antes de empezar no le venía nada mal.

El desayuno fue tranquilo. Una conversación superficial sobre los ponentes del día, los temas a tratar y el café demasiado amargo del hotel. Pero la tensión sexual que existía entre ellos, esa que había flotado en el aire desde anoche, seguía ahí, invisible pero espesa.

Ingresaron al salón donde sería la conferencia, el ambiente era formal, lleno de empresarios y asistentes con tarjetas colgando de su cuello, risas fingidas y frases vacías.

Fue en medio de ese murmullo elegante cuando una mujer apareció… alta, pelirroja y de cuerpo delgado, perfectamente consciente de lo que tenía por mostrar, y mientras todas las miradas se posaron en ella, Mariel solo tenía ojos para alguien más, y ese era su jefe Sebastian Novak.

-- ¡Sebastian! – la voz cantarina de la mujer hizo que hasta las paredes voltearan a mirarla. Sin embargo, su jefe solo resopló.

-- ¿Quién es esa mujer? – pensé y al oír la respuesta de mi jefe supe que había hecho la pregunta en voz alta, arrepintiéndome de aquello.

-- Mariel – respondió entre dientes él.

-- ¿Mariel? – repetí como boba,

-- Asi es, Mariel. Un error del pasado que no sabe irse –

a mujer se acercó con paso seguro, con la sonrisa ladeada de quien no teme una negativa.

-- Hace siglos que no te veía. Que coincidencia encontrarnos justó acá, en esta isla tan paradisiaca – le dijo, ignorando mi presencia como si fuera parte del decorado.

-- Sigues igual de guapo, me encantaría saber la receta – Sebastian lanzó una sonrisa diplomática, no quería llamar la atención de la gente, mucho menos de quien había llevado como acompañante.

-- Me cuido de no mezclarme con gente indebida – le lanza él y Melisa abrió los ojos al oír lo que decía, durante la noche anterior él pudo humillarla, hacerla sentir menos o incluso aprovecharse de ella, pero no lo hizo. Y ahora ¿Qué estaba pasando con esta mujer?, ¿Por qué la esta tratando tan mal? Se preguntaba Melisa asombrada.

-- Vamos Sebastian no es bueno guardar rencores – respondió Mariel.

Melisa estaba perdida en la conversación, no sabía lo que había pasado entre ellos, pero algo dentro de su interior la instaba a averiguarlo, aun cuando ninguno de los dos se daba cuenta de su presencia.

-- ¡Melisa! – de pronto todo cambio, alguien decía su nombre a gritos, ahora no solo Sebastian giró para prestarle atención, lo hizo también la mujer que estaba frente a él. Melisa con la mirada erguida observaba como su compañero de universidad se acercaba a ella.

Después de lo que pasó en la fiesta de graduación, lo último que quería era encontrarse con alguien de allí, pero el destino era muy cruel con ella, y ahí estaba nada más y nada menos que Marcelo el amigo de todos, el mismo que había activado el teléfono con la imagen de su ex y Sofia.

-- Marcelo – respondió ella levantando la mirada,

-- Lo siento mucho mujer, nunca espere que ese teléfono mostrara tal situación. Te estuve buscando para aclararlo, pero tu teléfono – ella no lo dejó continuar, estaba ahí como la secretaria de Sebastian, no sería de buena educación hablar de cosas personales con un amigo, sobre todo porque esas cosas personales, le recordaban su humillación y dolor.

-- Será mejor que lo dejemos asi. Prefiero no volver a hablar del asunto –

-- ¡Oh! Lo siento, esta bien. Si eso quieres será lo mejor, pero debes saber que… –

-- No necesito saber nada Marcelo, la relación entre Francisco y yo se terminó – lo aclara y el hombre a su lado mira por sobre su hombro, desde ahí podía ver a Francisco acompañado de Sofia, el joven empresario había sido enviado por la empresa donde trabajaba, y Sofia siempre arrastrada había decidido acompañarlo.

Melisa no los podía ver, estaban detrás de ella. Marcelo se limitó a sonreír con duda, sabia que cuando esos tres se juntaran ardería Troya, y sonrío esperando el mejor lugar cuando ocurriese la confrontación.

Sebastian por su parte miraba a Marcelo con precaución, no le gustaba que estuviera cerca de ella, mientras que Mariel levantó una ceja al notar lo que pasaba…

Tiur Writer

¿Quién es Mariel y que quiere de Sebastian? ¿se volverán a enfrentar Melisa con Francisco y Sofia...? si te gusta mi novela inscríbete a ella. Suerte!

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