Sirius tenía miedo. Llevaba muchísimo tiempo sin sentirlo, y había comenzado desde el momento en el que el Rey Cuervo había levantado a Alicia de su lomo y la había elevado por el aire. Algo lo había golpeado: una fuerza que lo había dejado paralizado, y un miedo que lo embargó… Y desde ese momento no había desaparecido.Cuando lo lanzaron a la celda, el lobo pensó que podría tener un segundo de paz mientras pensaban las cosas. Pero no. Había tenido que presionar con fuerza la herida para que aquel no se desangrara, y se preguntó una y otra vez por qué hacía eso. ¿No se suponía que eran manadas enemigas? ¿No se suponía que el hombre al que le estaba salvando la vida era un enemigo? Lo correcto sería dejarlo morir… ¿o no?La pregunta asaltó su cabeza por muchas horas mientras seguía presionando la herida. Pero ahora ya no estaba tan seguro. El hombre ya había perdido la conciencia; se veía completamente pálido, ya no parecía un lobo… Era como un vampiro. Entreabrió los ojos y lo miró.
La noche había caído. Podía verse irremediablemente a través de la luz que ya no entraba por la puerta por donde se habían llevado a Sirius y Ángel. Pude ver cómo el semblante de Ismael se hacía cada vez más y más pesado, mientras se quedaba mirando la hoguera. Los leños que alimentaban el fuego comenzaban a agotarse, hasta que ya no quedaban más que un par de carbones que apenas eran capaces de iluminar el rostro anguloso, de rasgos rectos y fuertes, del hombre del que alguna vez estuve enamorada.Pero luego me regañé a mí misma. Era una ingenua si realmente pensaba que yo aún no estaba enamorada de Ismael. Había pasado muy poco tiempo, tal vez un par de meses, desde que todo había cambiado, desde que anunciaron que ya no se casaría conmigo… y que se casaría con...¿Cómo podía uno perder el amor por alguien en tan poco tiempo? Alguien que me había dado tantas increíbles horas de esparcimiento, de cariño… No, no es imposible que pudiera perder ese amor de un día para otro.Y verlo ahí
No pude evitar dar dos pasos atrás. Otras personas venían detrás de él con antorchas, y toda el área del calabozo donde estaban las celdas quedó completamente iluminada, lo suficiente como para poder ver con claridad al extraño ser que había entrado.Era completamente diferente a lo que yo me había imaginado. Era un hombre común. De hecho, muy atractivo. Tenía la piel trigueña, como la canela, y el cabello oscuro, abundante, frondoso, hermoso, brillante como la cera. Sus ojos azules como el hielo contrastaban completamente con el color de su piel, pero lo que más me sorprendió, aparte de las increíbles alas que colgaban de su espalda, fueron los cuernos marfilados que salían desde su frente, creando una ondulación hacia atrás que terminaba casi en la coronilla de su cabeza.Tenía un porte extraño y altivo. Se veía arrogante. Su caminar era firme, como se supone que debía comportarse un rey. Llevaba una túnica oscura que se arrastraba por el suelo. Caminó hacia donde estábamos nosotros
— No importa — dije — . Estaba realmente desesperada, necesitaba cualquier información, lo que fuera que me ayudara a entender el poder que tenía y cómo controlarlo. — Creo que este no es lugar para hablar. Saquen a los invitados, los veo en unos minutos en mi trono. Creo que ahí podremos hablar con más calma. Lo que tengo que contarles no lo puede escuchar cualquiera.Dicho esto, salió. Sus alas golpearon una última vez uno de los barrotes y el metal tintineó. Cuando se fue, varios de los otros hombrecitos de piel verde, bajitos, abrieron las celdas y nos dejaron salir. Pero antes de que pudiéramos subir por las escaleras que salían de las prisiones, uno de ellos portaba una bolsa de lona de donde sacó un collar. Se acercó a uno de los lobos que había venido de Luna Azul y lo apretó con fuerza contra su cuello. Cuando lo hizo, un clic fuerte y metálico resonó por el lugar. — ¿Qué es eso? — preguntó el hombre. Intentó quitárselo, pero este había quedado perfectamente aferrado a su c
Todos nos quedamos en silencio en el salón un largo minuto, hasta que entonces fue Valentín el que rompió el silencio. — No entiendo. Hasta donde pensamos, la antigua portadora era una mujer lobo. — No es lo que dicen mis registros — dijo Salomón, observando el libro — . Nunca se ha tenido muy claro nada sobre el poder del hielo, ni de dónde viene ni por qué se hereda. El poco conocimiento que tenemos sobre él es lo que hay en este libro, que fue escrito por una portadora más antigua del hielo. Una portadora que perteneció a la gente del bosque.Yo volteé a mirar hacia donde estaba Ismael. El hombre tenía agachada la cabeza. — Entonces eso significa que... ¿mi madre era una vampiro? Pero yo soy lobo. — Creo que entiendes muy bien cómo funciona el genoma de los lobos — le dijo el rey Cuervo — . Sus genes son más fuertes que todos los demás genes del submundo. Sin importar con quién se aparea un lobo, su descendencia siempre será licántropo. Tu padre era un lobo, y por eso tú nacist
Ambos hombres cayeron estrepitosamente en el suelo de madera del salón. — No van a pelear en mi presencia — dijo el rey Cuervo — Este salón ha trascendido generaciones de conversaciones. Miles de ancestros se han parado en el mismo lugar en el que están ustedes en este momento, y no voy a permitir que ensucien su memoria con discusiones ridículas. Si quieren pelear entre ustedes, voy a lanzarlos a la pradera de nieve a que se mueran de frío y se maten allá.Valentín se puso de pie y, después de darle una fría mirada al recuerdo, salió del gran salón cerrando la puerta.Ángel siguió en el suelo. Parecía que le costaba ponerse de pie, aún no se había recuperado. Así que salí corriendo a ayudarlo. También era mi amigo. También lo extrañaba. Sus ojos se posaron en los míos mientras intentaba levantarse. Sirius llegó conmigo y, entre los dos, lo pusimos de pie. — Si no me transformo, no voy a sanar nunca interiormente — dijo. Se veía pálido.Ambos volteamos a ver al rey Cuervo, pero él n
Todos nos quedamos en un como silencio un largo rato, pero fue Ismael el que lo rompió, aclarándose la garganta. — ¿La visión de la bruja que dijo que ibas a congelar el mundo? Eso suena un poco dramático, ¿no crees?Yo me encogí de hombros mientras apretaba el libro entre mis dorsos. — Así, tal cual como lo dije. Esa bruja — aunque bueno, ya no le gusta que le digan bruja — fue la que tuvo la visión, prediciendo que yo era la nueva portadora de Liela. Por ello inició esta guerra que amenaza a las manadas. Y creo que puede ser verdad. El salón predijo que yo sería la nueva portadora, y lo soy. No creo que sea una coincidencia. — Sinceramente, nunca he creído mucho en ese tipo de magia — dijo Ismael, mirando a su alrededor — . ¿Te parece que no debes creer en ese tipo de magia? Lo estamos viendo. Estamos tan al norte, en la aldea de la gente del poste, después de que un rey cuervo casi nos matara... en medio de un jardín, cerca de uno de los polos. ¡Un jardín con mariposas! ¿Te p
Todos nos quedamos en un como silencio un largo rato, pero fue Ismael el que lo rompió, aclarándose la garganta. — ¿La visión de la bruja que dijo que ibas a congelar el mundo? Eso suena un poco dramático, ¿no crees?Yo me encogí de hombros mientras apretaba el libro entre mis dorsos. — Así, tal cual como lo dije. Esa bruja… aunque, bueno, ya no le gusta que le digan bruja… fue la que tuvo la visión, prediciendo que yo era la nueva portadora de Liela. Por ello inició esta guerra que amenaza a las manadas, y creo que puede ser verdad. Y el salón predijo que yo sería la nueva portadora, y lo soy. No creo que sea una coincidencia. — Sinceramente, nunca he creído mucho en ese tipo de magia, pero — yo les enseñé alrededor — ¿te parece que no debes creer en este tipo de magia? ¡La estás viendo! Estamos tan al norte, en la aldea de la gente del bosque, después de que un Rey Cuervo casi nos matara en medio de un jardín, cerca de uno de los polos. ¡Un jardín con mariposas! ¿Te parece que