Capítulo188
Era Sergio. Estaba abriendo su puerta y en la otra mano llevaba una bolsa con verduras.

Quizás abrí mi puerta tan rápido que se volteó a mirarme, y sus ojos se estrecharon ligeramente.

Lo miré como si mi alma hubiera dejado mi cuerpo, sin decir nada, solo mirando.

Hasta que Sergio preguntó: —¿Necesitas algo?

Solo entonces reaccioné, negando con voz débil.

—¿Estás enferma? —dijo Sergio mientras dejaba la bolsa a un lado y se acercaba a mí.

Todavía estaba medio dormida, apenas podía abrir la boca, y volví a negar con la cabeza.

Sentí algo frío en la frente, la mano de Sergio, y luego su voz algo severa: —¿Tienes fiebre?

Seguía aturdida, ni siquiera me di cuenta de que hablaba de mí.

Sergio pareció notar mi estado, y al momento entró en mi apartamento, y de repente me sentí ligera: me había levantado en brazos.

Ya me sentía flotando, y con esto flotaba aún más. Por instinto, me aferré con fuerza a él.

Sergio me dejó en el sofá, miró alrededor y preguntó: —¿Dónde están tus pantuflas?

Si n
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