Capítulo 263
Me reí al ver su cara sonrojada y las gotas de sudor en la punta de su nariz.

Sergio giró de repente la cara y yo dejé de provocarlo, conduciendo obedientemente.

Un simple comentario sobre "fuerza" nos había dejado en completo silencio por varios minutos.

Recordando que mencionó pasar tiempo juntos, rompí el silencio:

—¿A dónde quieres ir?

—¿Tienes tiempo libre esta tarde? —preguntó Sergio.

—¡Sí! —respondí tan rápido que sonó como si estuviera demasiado ansiosa.

La cara tensa de Sergio mostró al instante una traviesa sonrisa.

—Quiero llevarte a un lugar.

Esta vez me contuve y no respondí.

—Activaré el GPS, tú solo sigue las indicaciones —asumió que estaba de acuerdo.

Siguiendo sus instrucciones, llegamos a una zona suburbana bastante alejada y desolada, llena solo de maleza. Lo único que me llamó la atención fue un hermoso río.

Era muy cristalino y brillaba con los reflejos del sol.

—¿Qué hacemos aquí, Sergio? ¿Piensas que nos dediquemos a la agricultura? —bromeé por un momento.

Sergio
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