Capítulo 271
Me sentí te aliviada al escucharlo.

No había actuado impulsivamente, primero me preguntaba a mí.

—Sí, por favor Sergio... —me detuve, aún no sabía su cargo en la empresa, aunque con su nivel seguramente era ingeniero—. Por favor, Sergio, ¿podrías acompañar al caballero a la salida? —dije mientras me daba la vuelta.

Alberto, sin inmutarse por la presencia de Sergio, siguió provocando:

—Señorita, le espero el fin de semana. Usted será mi mejor regalo.

Antes de que terminara, Sergio pasó a mi lado y entró, diciendo:

—Ahora puedes retirarte.

Alberto lo ignoró y, para provocarlo, me dijo:

—Señorita, la espero a la salida para almorzar juntos.

Me detuve y giré, lista para explotar, pero no fue necesario.

Sergio ya había intervenido con voz de rabia:

—Ya lárguese.

—¿Y usted quien se cree para darme órdenes? —Alberto, con la imprudencia propia de la juventud, mantenía su actitud desafiante.

—Soy quien te prohíbe perseguirla —cada palabra de Sergio fue clara y precisa.

Miré su rostro anguloso,
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