Adele.
― Recuerda todo lo que te acabo de decir, Adele― me dice papá todo preocupado, como las últimas cien veces que ya lo ha hecho, mientras vamos de camino a la casa de la manada― no quiero que nos vuelvas a traer problemas con alfa Boris, por discutir con Mariah, ¿está claro? ― me canta la cartilla, pero es que no le estoy prestando mucha atención.Hoy es la fiesta de La Luna, la más importante en mi manada, Darkmoon, en donde todos los lobos van a festejar y a encontrarse con su pareja destinada, pero eso no es lo más importante.
"Nos haremos la marca en la próxima fiesta de La Luna", me dijo Mario hace seis meses, cuando nos hicimos novios.
No es algo que le vaya a decir a papá, después de todo, luego de que nos marquemos, tendremos nuestro primer encuentro íntimo y ya nos uniremos para toda la vida.
Algo que le partirá el corazón y estará muy triste, pues soy su hija favorita.
― El alfa Boris está muy raro últimamente y cualquier indiscreción hará que me eche como su beta― me replica nuevamente y yo pongo los ojos en blanco.
― Tranquilo, papá― le digo y respiro profundo― eso jamás pasará― le señalo y él hace un bufido― somos la familia más rica de por aquí, así que no se atreverá a meterse con nosotros, ya lo verás― le digo y él me mira y se mofa.
― Él es el alfa de la manada y así como tenemos poder un día, así mismo nos lo puede quitar― me recuerda y es cierto, pero es que él no sabe una cosa.
― Pronto me uniré a su hijo, alfa Mario, y ya no tendremos más problemas― le recuerdo y él ahora se ríe a carcajadas.
― ¡Ja! ― me suelta― eso no hará ninguna diferencia con el alfa y lo sabes, ya que Mario es su quinto hijo― me recuerda― ni siquiera está cerca de ser el siguiente alfa, porque su lobo es muy débil como para liderar la manada.
Y cuando llegamos a la fiesta en la casa de la manada, miro para todos lados, a ver si veo a mi Mario, así que voy hasta donde se encuentra un grupo de amigos, para preguntar por él.
Pero soy detenida por Mariah, su hermana menor, quien es una gran amargada y solo se la pasa molestándome, pero sé que en el fondo me tiene envidia, porque soy la primogénita de mi padre, el beta de la manada, además de ser la sucesora de su poder.
Además, soy más rica que ella.
En cambio, ella es la sexta hija y solo podrá ser poderosa, si es que se casa con un alfa de manada, pero perdió la oportunidad de pescar a alfa Noah, el líder de la manada Moonlight, que ya ha encontrado a su Luna y ahora están esperando a su primer bebé, quien será el futuro líder.
― Pero, miren quién ha llegado― me dice en cuanto me ve― la linda Adele, con su cabello rojo y sus lindos ojos verdes― señala, para que todo el mundo me vea― ¿qué, se te perdió mi hermano Mario, tú, pequeña trepadora? ― añade y yo trato de esquivarla, sin embargo, ella me corta el paso.
― Déjame en paz de una buena vez, Mariah― le pido, tratando de salir de su presencia, pero ella tiene sangre alfa y es más fuerte que yo.
Por ahora, ya que en cuanto sea la sucesora de mi padre, su triste poder como la sexta hija no podrá con el mío.
― Ah, no, querida, no irás a buscar a mi hermano, porque está ocupado con una chica― comenta y yo quedo asombrada, sin embargo, sé que me lo dice para molestarme― ya sabes, porque tú no quieres acostarte con él― me señala y siento que los colores se van de mi cara y estoy tratando de entender por qué es que sabe todo eso.
Sin embargo, me recompongo enseguida, ya que no voy a permitir que su envidia me afecte.
― No me mientas y ya déjame pasar, por favor― le respondo, con la poca paciencia que me queda.
― ¿Qué, crees que te está esperando para que se hagan la marca hoy? ― indica y yo quedo sorprendida por sus palabras― a él no le importa esa vieja historia para niños, en la cual solo tendrás relaciones, luego de hacerse la marca― me revela y trato de contener mi rabia.
― Eso no puede ser verdad― le digo con los ojos que me pican― todo el mundo sabe que nuestro poder está ligado con nuestra relación como parejas, tanto si acepta hacerse la marca, como si nos rechazamos― le recuerdo y ella empieza a reírse a carcajadas.
― Pues, si esa es la excusa que te has buscado para que no se acuesten juntos, entonces, ya lo has perdido, porque él seguirá revolcándose con todas las chicas que lo quieran― se mofa de mí con una gran carcajada― ah, pero se me olvida que tú eres una grandísima santurrona, así que él seguirá con sus amiguitas ― agrega muy pagada de sí misma.
Entonces, miro a todos los que me rodean, quienes se están burlando de mí.
Pero no me interesa, pues, soy virgen y sé que Mario me estará esperando para que nos hagamos la marca.
Así que contengo las ganas de contestarle que es una miserable desgraciada, que su envidia se la está carcomiendo por dentro, que su problema es que no pudo conseguir ser la Luna del alfa Noah, ya que el concejo de ancianos decidió que había una mejor pareja para él, que ella.
No, no seré yo quien provoque un problema en esta fiesta ni mucho menos, por esta malcriada, que porque cree que es hija del alfa, ya puede venir a humillarme delante de todo el mundo.
― Le dije a papá que me comportaría contigo y eso es lo que haré, así que por favor, hazte a un lado, para que encuentre a Mario― insisto y trato de empujarla, nuevamente.
― Estás advertida― me canturrea con una ceja levantada― luego no te quejes que nadie te dijo nada y quieras desquitarte con todo el mundo― señala toda echa un mar de sonrisas.
― Pues, no te creo y ahora mismo iré a buscarlo― le digo y ella esta vez me deja pasar, así que me voy escaleras arriba y no toco a la puerta de su habitación, así que entro directo.
Pero, mi sorpresa es tal, que quedo paralizada.
Y entonces, me doy cuenta de que todo lo que ha dicho Mariah es verdad.
Mario está en su cama, gimiendo como una bestia desesperada encima de otra mujer.
Mi corazón se siente como si fuera arena desmoronándose entre mis dedos, por ver a Mario, tal y como Mariah me ha dicho que estaba.
Y ahora me pregunto desde cuándo ella sabe todo esto.
Desde cuando Mario me ha visto la cara de tonta e ingenua, mientras se ha revolcado con quién sabe cuántas mujeres.
― Mario― solo alcanzo a decir con un hilo de voz, mientras que mis mejillas se inundan con mis lágrimas― pero ¿qué se supone que es esto?
― ¿Y qué demonios haces aquí, Adele? ― me espeta todo molesto, al tiempo que se coloca los pantalones y una rubia levanta la cabeza desde su cama, la cual me está mirando con una ceja levantada y una sonrisa― se suponía que Mariah te tendría ocupada allá abajo― me confiesa, el muy sinvergüenza.
Ahora entiendo por qué es que su hermana sabía todo con detalle.
Porque ambos son cómplices.
Pero no le contesto, solamente me voy corriendo de aquí, porque no quiero saber de él o de su rubia metida entre sus sábanas.
― ¡Adele, espera! ― me grita, pero a mí no me interesa nada que venga de su boca, sin embargo, él es más rápido y ágil que yo y me da alcance en poco tiempo, tratando de abrazarme para consolarme, pero su agarre me asquea.― Estabas con esa tipa, Mario― le espeto molesta― ¿desde cuándo me estás viendo la cara de tonta? ― le grito con la sangra golpeándome la cabeza― se suponía que tú y yo...― trato de seguir hablando, pero me quedo sin aliento y ahora siento espasmos por todo mi cuerpo. ― ¿Quieres calmarte, eh, Adele? ― me dice y se pasa la mano por la cabeza― además, tú tienes la culpa de todo eso― me acusa y yo quedo perpleja. ― Yo no te dije que te revolcaras con esa rubia cabeza hueca― le digo toda cabreada― se suponía que tú y yo nos haríamos la marca hoy― le recuerdo, pero él solamente sabe reírse de mí. ― Pues, yo no te dije que eso iba a pasar hoy, solamente que podía pasar― me responde, burlándose de mí― todo porque eres una testaruda que no quiere acostarse conmigo. ― Sa
De repente siento algo de culpabilidad, en cuanto veo a Mario en el piso."Su lobo está muriendo", me dice mi loba interior y yo me quedo paralizada, así que trato de levantarlo como puedo, con la fuerza de mi loba corriendo por mis venas y lo llevo directo a su habitación, en donde todavía está la rubia con que se estaba revolcando Mario. ―Pero ¿qué le ha pasado? ―pregunta toda inquieta, tratando de llenarlo de atenciones, pero yo la miro y mi loba quiere acabar con ella, así que me mira toda temerosa.―Ve de inmediato a buscar ayuda―le grito con mi poder en la voz y ella deja de lloriquear y enseguida se va.Entonces, veo que Mario está recuperándose poco a poco y se da cuenta que está en su recámara y me mira como si no entendiera nada.― ¿Qué ha pasado? ―inquiere todo desconcertado.―Que te has desmayado, luego de que te rechacé―le contesto, pero antes de que él pueda decirme nada más, llega uno de los sanadores de la manada, para ver lo que le está ocurriendo.―Tiene poco poder
―Mario está ahora consciente y quiere verte―me dice el sanador y yo respiro profundo por toda la calamidad que se ha desatado.―Enseguida voy―le digo con un asentimiento de cabeza y él me sonríe.―Solamente, ten cuidado con lo que dices, porque todavía su conexión con su lobo es débil―me advierte y yo siento como se me forma un nudo en la garganta.Así que paso a su habitación, olvidándome de que tengo que ir con mi padre, pero, a lo mejor pueda salvar toda esta situación, si es que hablo con Mario y que razone con su padre, después de todo, él quería romper nuestro compromiso y eso fue lo que hice.Una unión a la cual él no le había puesto importancia, así que estuvo bien que lo hiciera, para su felicidad y mi humillación, al ser una cornuda de la cual todo el mundo se burlaba.― ¿Estás bien? ―le digo en cuanto lo veo.― ¿Qué, ahora te vas a burlar de mí? ―me espeta todo cabreado, aunque todavía se nota que está batallando por recuperarse―casi no lo escucho―me dice y no le entiendo―a
Entonces, Mario viene hasta mí para mirarme directo a la cara, con esa sonrisa asquerosa que solo destila lujuria.― Vamos, Adele, estoy seguro de que quieres que tu familia esté bien― me dice y jamás me hubiera imaginado que este hombre ahora me provocara tantas nauseas― un momento de placer, a cambio de que tu familia vuelva a ser la de antes.Y es cuando mis nauseas se vuelven rabia y lo escupo a la cara, lo que le cae a Mario peor que si lo hubiera abofeteado.― Pues, esta es mi respuesta, a ver si lo entiendes de una buena vez― le digo con la ira recorriendo por cada poro de mi piel― ya te rechacé y te rechazaré mil veces más, hasta que entiendas que ni muerta vuelvo contigo― le aseguro, pero él se abalanza sobre mí, dándome una cachetada tras otra, delante de mi padre, quien está a punto de moverse de donde está para molerlo a puñetazos, lo cual traería más problemas a toda la familia con alfa Boris.Así que hago lo único que se me ocurre que puede parar a Mario.― Yo, Adele, hi
Las pulsaciones de mi corazón se aceleran con cada minuto que nos encontramos en la trampa, al igual que al resto de mi familia.Entonces, los niños empiezan a llorar, por la caída y los revisamos, para comprobar que no estén lastimados, pero, hay algo más y es el temor que se puede respirar en el pequeño hoyo en el que hemos venido a caer.― Silencio― nos susurra una voz en el hoyo y me doy cuenta de que es uno de los socios Beta de mi padre― los guardas están muy cerca y nos pueden escuchar― señala y no tardamos en escuchar unos pasos que están acercándose.Sin embargo, me siento aliviada al oírlo hablar, ya que ha venido la ayuda de la que papá tanto nos habló y siento cómo mi respiración se torna más tranquila, ya que nos encontramos en manos amigas.Entonces, escuchamos a la guarda que corre en tropel y se detienen justo arriba de nosotros, sintiendo nuestro olor, sin embargo, parece que escuchan algo a lo lejos, el aullido del alfa Boris, que se viene acercando y queda cerca de
Sé cuál es la frustración de papá. Y eso es que hasta hace una semana, él era un hombre muy rico, capaz de sustentar a su familia, a quienes nos consentía, dándonos todos los lujos que quisiéramos. En cambio, ahora lo ha perdido todo, incluyendo el favor de su alfa y, para colmo, tiene que armarse de paciencia para que el alfa de esta manada que está de luto le dé audiencia. Algo que jamás le hubiera pasado, si siguiera siendo el mismo Beta influyente, capaz de conseguir que un alfa lo atendiera, fuera la manada que fuera. Pero no nos vamos a desanimar por eso, porque puede que el destino de mi familia se encuentre en mis manos, así que me voy directo a casa de mi primo, junto con mi padre, pues sé que tengo que impresionar a los ancianos. ―Creo que esto te servirá―me dice la mujer de mi primo, quien está buscando su mejor atuendo, para que sea elegida de inmediato. ―No deberías prestarme una ropa tan fina―le digo con algo de pena, al ver lo entusiasmada que está en buscar entre
Adele Regreso a casa, después de pasarme horas descargando toda mi rabia en una bolsa de boxeo, atormentada por mi loba. “Pareja, pareja”, dice sin cesar, como si tuviera una obsesión fijada en lo que nos ha traído problemas, para empezar. “Creo que te has olvidado de que tuvimos una y la rechazamos, porque nos engañó con todas las mujeres de la manada, por lo que sé”, le espeto molesta, pero ella no me entiende. “Nuestra pareja está aquí”, solo sabe responderme, “deberíamos regresarnos y buscarlo”, asegura y yo respiro profundo. “Y por prestarle atención a nuestra pareja, hemos terminado en la miseria y exiliados de nuestra manada”, le recuerdo enojada. “Nuestra pareja es importante, busquémosla, debe estar cerca”, me dice con ansias, lo cual me cabrea todavía más. “Pues, yo no tengo tiempo para eso”, le aseguro, pero me sigue ignorando, así que le espeto, “necesitamos que la familia viva en paz y cómoda, no una pareja que solo nos traerá problemas, ¿o quieres que mis hermanos
― ¡Miserable Adele, ya verás! ―me grita y me da una bofetada que me deja en el suelo, pero, no conforme con eso, aprovecha que estoy en desventaja y me da una patada tras otra. ― Déjame en paz―le pido, mientras que yo estoy protegiendo con mi cuerpo la última botella de leche especial que le queda al bebé entre las manos. “Acabemos con ella de una vez”, me exige mi loba, “nuestra familia está sufriendo por su causa”, espeta, queriendo salir por cada poro de mi piel, “somos más poderosas que ella, la primogénita de un Beta poderoso”, insiste y estoy a punto de ceder ante mi loba, pero me contengo. “Los ancianos la han escogido como la futura Luna de la manada y si nos metemos con ella, nuestra familia será echada nuevamente al frío bosque”, le recuerdo, “además, podemos romper la botella con la leche especial del niño”. “Pero, si estamos siendo humilladas”, me reclama con rabia, “ella es inferior a nosotras, porque es la sexta hija de un alfa”, me recuerda, pero no puedo cederle el