Entonces, Mario viene hasta mí para mirarme directo a la cara, con esa sonrisa asquerosa que solo destila lujuria.
― Vamos, Adele, estoy seguro de que quieres que tu familia esté bien― me dice y jamás me hubiera imaginado que este hombre ahora me provocara tantas nauseas― un momento de placer, a cambio de que tu familia vuelva a ser la de antes.
Y es cuando mis nauseas se vuelven rabia y lo escupo a la cara, lo que le cae a Mario peor que si lo hubiera abofeteado.
― Pues, esta es mi respuesta, a ver si lo entiendes de una buena vez― le digo con la ira recorriendo por cada poro de mi piel― ya te rechacé y te rechazaré mil veces más, hasta que entiendas que ni muerta vuelvo contigo― le aseguro, pero él se abalanza sobre mí, dándome una cachetada tras otra, delante de mi padre, quien está a punto de moverse de donde está para molerlo a puñetazos, lo cual traería más problemas a toda la familia con alfa Boris.
Así que hago lo único que se me ocurre que puede parar a Mario.
― Yo, Adele, hija del Beta John de la manada Darkmoon, te rechazo a ti, Mario, hijo del alfa Boris, el líder de la manada Darkmoon, como mi pareja― le digo y esta vez las palabras no le afectan como antes, porque el vínculo está roto, sin embargo, su orgullo sí que recibe una puñalada certera.
Y es cuando se separa de mí.
― Ni siquiera por tu familia eres capaz de darme lo que quiero― me espeta todo molesto― bien, veremos hasta dónde llega tu soberbia, Adele― me desafía y yo me levanto del suelo y lo encaro― tú vas a llorar lágrimas de sangre, cuando tu familia sea humillada públicamente, por mano de mi padre, el alfa de la manada― me grita y luego mira a mi padre, quien estoy segura de que quiere molerlo a golpes, pero sigue contenido por mi madre.
Entonces, su lacayo lo ayuda y se va.
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Punto de vista neutro.
Alfa Noah está en sus aposentos, igual que todos los días anteriores, desde que su Luna Clío murió luego de que dio a luz a su bebé, al cual se ha reusado en redondo a ver, por considerarlo el culpable de haber asesinado a su madre.
Entonces, escucha que alguien toca a la puerta y él le anuncia que puede pasar.Es Hugo, su Beta, quien ahora tiene cara de consternación.
― Noel está preocupado por ti, mi alfa― le dice, pero él sigue mirando a la ventana, la misma en donde se quedaba horas contemplando la manada, junto a su Luna― no has comido ni te has acercado al bebé y todos los sirvientes quieren saber por tu condición― le señala todo preocupado.
― Pues, los sanadores están para vigilar mi salud y la nodriza se puede encargar del bebé― les espeta molesto― y con respecto a los sirvientes, diles que es normal que esté de luto, ya que perdí a Clío hace tan solo tres días― le señala y lo mira directo a la cara― y si no tienes más nada que decir, ya te puedes retirar, mi Beta― le indica, entonces, Hugo se arma de valor, para confesarle.
― De hecho, tengo dos cosas que decirte, mi alfa― le señala y este sigue mirando a la ventana― los ancianos han decidido que esta manada no puede quedar sin luna, así que han dispuesto que buscarán la mejor candidata para que reemplace a Luna Clío― le comenta y ahora el alfa se separa de la ventana y toma a Hugo por el cuello.
― Le puedes decir a esos viejos metiches que hagan lo que les dé la gana, pero que no pretendan que otra mujer vaya a reemplazar a Clío, quien era mi pareja destinada― le espeta molesto y Hugo, por respeto, solamente le muestra su cuello en sumisión.
Así que el alfa lo suelta y vuelve a su ventana, con la mirada perdida nuevamente.
― Me dijiste que te ocupaban dos cosas― le indica con indiferencia― habla de una buena vez y vete, para que me dejes solo.
― Sí, mi alfa― le responde y se espera unos minutos para darse valor― mi primo, el Beta John de la manada Darkmoon, solicita refugio en tus fronteras, ya que ha caído en desgracia ante los ojos del alfa Boris, a quien sirvió por tantos años― le indica y alfa Noah se nota indiferente aún, así que añade― en estos momentos, él y su familia están siendo cazados por las tropas del alfa, quien parece que lo quiere muerto― le dice y logra que su alfa mueva la mirada hasta en donde se encuentra parado.
― En desgracia― repite el alfa preocupado― eso quiere decir que si se da cuenta que está aquí, nos puede traer hasta una guerra a nuestras fronteras― le señala y ahora Hugo teme que rechace su solicitud, así que añade.
― No, mi alfa, si es que logramos rescatarlos, sin que la gente de Darkmoon se dé cuenta― le contesta y cuando ve que su alfa está punto de decir algo, prosigue― utilizaré a unos cuantos Betas poderosos para que me apoyen― le indica Hugo y ahora los ojos de Noah se notan curiosos.
― ¿Y cómo harás para que los tuyos lo ayuden en tan poco tiempo? ― le señala con el ceño fruncido.
― Beta John es respetado por muchos Betas y han sido ellos los que lo han prevenido de lo que le iba a pasar, así que han escapado y muchos se han encargado de protegerlos― le aclara y alfa Noah mira con curiosidad― todos nosotros estamos indignados por la manera en que han sido tratados por culpa de una sucia intriga que le han montado a su familia― le señala, pero Noah levanta una mano en su dirección.
― Está bien, está bien― le responde a su Beta― puedes traerlo aquí, pero no haré nada más por ellos, si me va a traer problemas con Boris― le indica y el Beta se retira.
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Adele
Tres días han pasado desde que los guardas del alfa Boris nos están dando caza.Menos mal que algunos Betas socios de mi padre están vigilando por todos lados, indicándonos telepáticamente a dónde se encuentran buscándonos, por si tenemos que volver a correr, ya que esta choza en mitad del bosque es la segunda que hemos buscado como refugio.
― Los gemelos tienen frío, John― le dice mi madre, quien está intentando encender la chimenea, pero mi padre la detiene.
― Sabes bien que eso hará que nos encuentren más rápido, Lorena― le responde y trata de abrazar a los pequeños que tan solo tienen tres años, para darles calor― ya Hugo está hablando con su alfa para darnos refugio en su manada― le recuerda, pero mi mamá mueve su cabeza de lado a lado.
― Eso vienes diciendo desde que todo esto comenzó y seguimos siendo cazados― le grita desesperada, pero papá le pone una mano en la boca, para que nadie la escuche.
― Por favor, Lorena, trata de calmarte― le pide, pero esta llora desconsoladamente y no lo resisto más.
― Voy a entregarme a Mario, para que podamos volver a la manada― le digo a mi padre, determinada a que mi familia no siga sufriendo por mi causa.
― Ya te dije que esto no tiene que ver contigo o con el engreído de Mario― me recuerda mi padre, pero no me lo puedo creer.
― Por favor, padre, déjame al menos ayudar a que mis hermanos no tengan frío en mitad del bosque― le ruego y él me mira ceñudo― si me entrego, al menos les dará oportunidad de que tengan techo y una comida decente― le señalo, pero mi padre mueve la cabeza de lado a lado.
Pero se detiene por unos segundos y yo también.
"Reúnete con nosotros en el prado del este", nos dice una voz telepática, gracias a que los poderes de mi padre y los míos son altos.
― Lo has oído― me dice con una sonrisa― ese fue Hugo, mi primo― indica y le da un beso a mi madre, que está toda extrañada― ya viene la ayuda― le comenta y está ahora se siente más que feliz.
Así que de inmediato partimos y yo tomo a uno de mis hermanos, mientras que mi padre toma al otro y todos corremos con nuestra velocidad de lobos.
Y es cuando escuchamos a un aullido que todos reconocemos de inmediato.
Se trata de alfa Boris y todos temblamos de miedo.
― Ha venido personalmente a cazarnos― indica mi papá, pero no pierde el tiempo y le pasa a mi hermano a mi madre, por si tiene que enfrentarlo en batalla.
Es cuando ya no somos para nada sigilosos y corremos a todo lo que nos dan nuestros pulmones, en tanto que sentimos algunos gruñidos detrás de nosotros.
― Nos han encontrado― le digo a mi padre, quien se coloca detrás de la formación y yo me coloco al frente, para proteger a mi madre, quien no es tan fuerte como nosotros, que tenemos sangre de Beta.
Entonces, se abre una trampa y yo caigo, al igual que mi madre y mi padre.
Y ahora respiro puro terror.Las pulsaciones de mi corazón se aceleran con cada minuto que nos encontramos en la trampa, al igual que al resto de mi familia.Entonces, los niños empiezan a llorar, por la caída y los revisamos, para comprobar que no estén lastimados, pero, hay algo más y es el temor que se puede respirar en el pequeño hoyo en el que hemos venido a caer.― Silencio― nos susurra una voz en el hoyo y me doy cuenta de que es uno de los socios Beta de mi padre― los guardas están muy cerca y nos pueden escuchar― señala y no tardamos en escuchar unos pasos que están acercándose.Sin embargo, me siento aliviada al oírlo hablar, ya que ha venido la ayuda de la que papá tanto nos habló y siento cómo mi respiración se torna más tranquila, ya que nos encontramos en manos amigas.Entonces, escuchamos a la guarda que corre en tropel y se detienen justo arriba de nosotros, sintiendo nuestro olor, sin embargo, parece que escuchan algo a lo lejos, el aullido del alfa Boris, que se viene acercando y queda cerca de
Sé cuál es la frustración de papá. Y eso es que hasta hace una semana, él era un hombre muy rico, capaz de sustentar a su familia, a quienes nos consentía, dándonos todos los lujos que quisiéramos. En cambio, ahora lo ha perdido todo, incluyendo el favor de su alfa y, para colmo, tiene que armarse de paciencia para que el alfa de esta manada que está de luto le dé audiencia. Algo que jamás le hubiera pasado, si siguiera siendo el mismo Beta influyente, capaz de conseguir que un alfa lo atendiera, fuera la manada que fuera. Pero no nos vamos a desanimar por eso, porque puede que el destino de mi familia se encuentre en mis manos, así que me voy directo a casa de mi primo, junto con mi padre, pues sé que tengo que impresionar a los ancianos. ―Creo que esto te servirá―me dice la mujer de mi primo, quien está buscando su mejor atuendo, para que sea elegida de inmediato. ―No deberías prestarme una ropa tan fina―le digo con algo de pena, al ver lo entusiasmada que está en buscar entre
Adele Regreso a casa, después de pasarme horas descargando toda mi rabia en una bolsa de boxeo, atormentada por mi loba. “Pareja, pareja”, dice sin cesar, como si tuviera una obsesión fijada en lo que nos ha traído problemas, para empezar. “Creo que te has olvidado de que tuvimos una y la rechazamos, porque nos engañó con todas las mujeres de la manada, por lo que sé”, le espeto molesta, pero ella no me entiende. “Nuestra pareja está aquí”, solo sabe responderme, “deberíamos regresarnos y buscarlo”, asegura y yo respiro profundo. “Y por prestarle atención a nuestra pareja, hemos terminado en la miseria y exiliados de nuestra manada”, le recuerdo enojada. “Nuestra pareja es importante, busquémosla, debe estar cerca”, me dice con ansias, lo cual me cabrea todavía más. “Pues, yo no tengo tiempo para eso”, le aseguro, pero me sigue ignorando, así que le espeto, “necesitamos que la familia viva en paz y cómoda, no una pareja que solo nos traerá problemas, ¿o quieres que mis hermanos
― ¡Miserable Adele, ya verás! ―me grita y me da una bofetada que me deja en el suelo, pero, no conforme con eso, aprovecha que estoy en desventaja y me da una patada tras otra. ― Déjame en paz―le pido, mientras que yo estoy protegiendo con mi cuerpo la última botella de leche especial que le queda al bebé entre las manos. “Acabemos con ella de una vez”, me exige mi loba, “nuestra familia está sufriendo por su causa”, espeta, queriendo salir por cada poro de mi piel, “somos más poderosas que ella, la primogénita de un Beta poderoso”, insiste y estoy a punto de ceder ante mi loba, pero me contengo. “Los ancianos la han escogido como la futura Luna de la manada y si nos metemos con ella, nuestra familia será echada nuevamente al frío bosque”, le recuerdo, “además, podemos romper la botella con la leche especial del niño”. “Pero, si estamos siendo humilladas”, me reclama con rabia, “ella es inferior a nosotras, porque es la sexta hija de un alfa”, me recuerda, pero no puedo cederle el
Punto de vista neutro. En cuanto el Beta John ha visto a su hija medio desmayada en ese vestido harapiento de sirvienta, golpeada como si fuera una esclava, se sintió avergonzado, por haberla sometido a tal humillación. Pero esto no se iba a quedar así, hoy mismo iría a hablar con el alfa de la manada para que le diera un empleo de lo que fuera, para que su hija no se viera obligada a pasar necesidades. ― ¡Papá! ―le grita Adele, quien ha corrido detrás de él, luego de recuperarse del desmayo por los golpes― ¡por favor, no hagas una locura! ―le pide toda angustiada. ―Yo soy el jefe de esta familia, quien debería mantenerlos a todos y no debería permitir que mi hija mayor dé la cara por mí y se vea humillada―le dice con rabia en la voz. Y es cierto. “Si tan solo pudiera borrar ese día de mi memoria”, se dice, recordando la razón por la cual alfa Boris lo ha despojado de todo y lo ha desterrado de su hogar ancestral. ― ¡Por favor, papá, razona! ―le pide su hija nuevamente―de seguro
―Si te refieres a lo que ha pasado hace un rato en la cocina, puedes estar tranquilo―le indica Noel y mi madre se muestra molesta, como si le ofendiera todo lo que está diciendo el menor de sus hijos. ―Pero, ella no es una mujer cualquiera―le recuerda―ella es la hija de alfa Boris y eso nos traerá problemas con esa manada―indica, sin embargo, a mí me importa un bledo―además de que ha sido escogida por los ancianos de la manada para ser la siguiente Luna, volviendo esta manada en la más fuerte, con su sangre alfa. ―Pues, puede que tengas razón, madre, pero como la déspota que es, se merece que la haya humillado así―le contesta Noel a mi madre, quien se ve sorprendida―no podemos permitirle que trate así a nadie en esta manada―le señala―los sirvientes creerán que esa será la manera en que los trataremos de aquí en adelante―le hace ver, pero mi madre mueve la cabeza de lado a lado. ―Pero es que te excediste, Noel, porque la has encerrado en su habitación, como si fuera una niña pequeña―
Un mes después Mariah Escucho que alguien toca a la puerta, pero no quiero responder, porque de seguro es uno de los sirvientes apestosos de esta inmunda manada, de la cual ya estoy harta, y si no fuera porque ya tengo ganado el puesto de Luna, ya me hubiera largado al lado de mi padre, a quien extraño, al igual que a mis hermanos, en especial a Mario, quien es muy unido a mí. Entonces, respiro profundo, resignada a tener que verle la cara a gente como el guarda que no me deja ni a sol ni a sombra, como si fuera una presidiaria de la casa de la manada. ¡No me dejan hacer absolutamente nada sin que alguien esté husmeando detrás de mí! Supongo que todo esto es obra del miserable de Noel, quien no solo me ha castigado por darle su merecido a esa desgraciada de Adele, sino que cree que es mejor que yo delante del alfa. ¡Yo voy a ser la nueva Luna y él debería saber cuál es su lugar por aquí! Y es cuando recuerdo lo único que me ha dado satisfacción en esta manada y eso es el haberle
Dos semanas después. Adele. ―Hoy es el día en que se hará la presentación―me recuerda la anciana nodriza y yo asiento con la cabeza―y tu gran prueba, además―me señala, lo que hace que sienta frío de repente, temblando de pie a cabeza. ―Ya verá que no tendrá ningún tipo de queja de mí, sino todo lo contrario―le aseguro y ella suspira con pesar. ―Lamentablemente, soy muy vieja para ir a la ceremonia―me indica con tristeza―pero sé que mi pequeño lo hará muy bien, tal y como lo hizo su padre y el padre de su padre, también―señala y veo cierto brillo en sus ojos blanquecinos por la ceguera. Y es cuando siento un peso en mi corazón, porque sé que esta mujer ha dedicado toda su vida a los alfas durante ya más de seiscientos años. Pero, pondré todo mi empeño para que se sienta tranquila de que ha dejado su labor en buenas manos. Y, sin embargo, tengo una razón más para hacer todo esto, un deseo egoísta porque todo salga bien y que el alfa esté complacido con mi labor y así pueda ped