El grisáceo humo de los cigarros se sobrepone frente a la tenue oscuridad que se tiende por toda la habitación, aquí huele a una mescla de tabaco y vodka, no hay ventana ni nada que permita filtrar la claridad del día, esto pareciera estar construido en algún lugar bajo tierra. Y pues, estoy aquí en mi nuevo trabajo de «madrina de la mafia», sentada en la cabecilla de una mesa rectangular, rodeada por paredes repletas de armas y de objetos de extorsión, frente a los rostros desconocidos de los líderes de todos los clanes que ahora yo estoy controlando.Sobre la mesa: unos cuantos vasos con licor, un par de ceniceros, un antiguo teléfono de disco, diferentes tipos de pistolas y, en el centro de todo, un juego de Monopolio.—Alexis, te toca lanzar el dado —le digo al chico que se ha convertido en mi mano derecha.—Ino, ¿no deberíamos estar jugando a algún juego de cartas? —me pregunta Ermac, quien está sentado a mi lado izquierdo—. Pienso que este sueño se vería mejor si jugamos una ron
Mi ángel guardián está indispuesto a levantar vuelo, al ir a rescatarle vi sus alas blancas manchadas por aquella oscuridad que brota de este mundo agrietado.La llamada de Richard llegó tarde, muy tarde, y no dije nada al respecto, no me atreví a pedirles razones, y hasta reprimí mis molestias para que no se notaran en mi tono de voz, pues no quería que me tomara como una mujer tóxica, o que se quedara con una mala impresión de mi persona, suficiente con lo que vio en la discoteca.A través de las ventanas del auto puede verse la bruma esparcida en ciertos rincones del paisaje nocturno, a estas horas las calles de Kingston aún están siendo transitada por una buena cantidad de autos. Desde el sillón trasero del auto puedo ver que el reloj marca las 10:00 pm… Creo que no soy la única que piensa que estas horas no son propias de hacer visitas, pero se trata de Richard, y todo el día he estado preocupada por él.Esta noche voy acompañada de dos guardaespaldas que me ha designado mi herma
—Richard, soy inexperta en esto del noviazgo, quiero aceptar ser tu novia, pero no sé cómo debería responderte.—Ya lo hiciste.Richard vuelve y me besa, y en medio de aquel beso, empieza a usar su lengua, la adentra tan profundo que hasta me provoca una nausea inmediata, pero no se lo hago notar, solo aprieto más mis ojos para aguantar hasta el final. No quiero arruinar el momento, se supone debería ser hermoso e inolvidable; es que no entiendo, ¿Por qué tiene que meter su lengua en mi boca? ¡¿acaso este hombre intenta borrar mis memorias con su lengua?! ¡Santo padre!Jamás pensé que un beso fuese a sentirse tan diferente al anterior, si antes estaba asustada, ahora me siento ansiosa, quiero salir corriendo de aquí. Quiero irme, es como si la oscuridad se revolcara dentro de mí para detenerle, y estoy segura que no debería sentirme así, pues siempre creí que un beso me dejaría deseosa por ir más allá. Aún recuerdo cuando, por las noches, regresaba a mi habitación, me lanzaba sobre mi
¿Debería esperar siempre lo peor?¿Dónde debería depositar mi orgullo?Me siento tan decepcionada, tenía fe de que, al llegar a esta empresa, podría encontrar el lado bueno de mi familia, pero todo parece estar podrido, mi familia es el maldito cáncer de la ciudad, sus acciones cada vez son más dañinas para el prójimo, y sus desalmados negocios siempre están manchados de crueldad.—Es el mundo que nos tocó vivir, Inocencia. —Delancis cruza sus piernas y se acomoda sobre la silla—. Es cierto que se puede nacer con alas de ángel en medio de un infierno, pero por más que se protejan aquellas alas, terminarán quemadas o chamuscadas.Me levanto de la silla y me inclino de frente y hacia ella.—Y aunque me quede sin alas, no me convertiré en un demonio.—Lo dice la reina de la oscuridad —sonríe con cinismo.—No, Delancis. No pienso convertirme en una mala persona, yo tengo mis ideales claros, y si aún no te ha quedado claro, el crimen y la maldad no es lo mío.Delancis empieza a echarle un
Me asusta tenerte cerca, porque cuando te paras frente a mí, haces que pierda el control de mi vida, y por un momento siento que conviertes mi futuro en algo aleatorio. Voy caminando, con mucha prisa, por los alrededores del lago, rumbo a los baños públicos que están en el parque, solo así podré mantenerme lejos de aquel pecado de dos patas que justo ahora viene tras mis pasos, se trata del fugitivo más buscado de toda Inglaterra: Dimitri Pausinni; su disfraz no le deja pasar desapercibido frente a la mirada de las personas, pues no hay manera de ignorar la presencia de aquel alto y barbudo hombre de traje árabe, y más aún si está correteando a una inofensiva mujer con traje de oficina y tacones altos. Necesito mantenerme lejos de él, no quiero convertirme en una novia infiel. Tampoco puedo enfrentarlo y decirle que tengo novio, eso sería sentenciar a Richard a una muerte segura, así que mejor me quedo calladita, y mientras tanto, solo me queda pedirle a Dios que haga de mí una mujer
El señor Jeremy se pregunta: que dónde yo estaba metida; «señor, yo vivía metida dentro de unas hermosas aguas termales, tal cual cisne en estanque floral, hasta que llegó asechando un chacal de cuello blanco y me sacó de aquel lugar».Mi primera clase de manejo de arma ha terminado por hoy, en ella me enseñaron a diferenciar los diferentes tipos de armas, sus funcionamientos y hasta algo de historia. Por ejemplo, ahora sé que el arma que tengo guardada en casa es una semiautomática de 9mm, es la que le pertenecía al difunto Peter… Que Dios lo tenga en su gloria.—Hasta mañana, señor Jeremy —me despido antes de salir de la armería.—Adiós, que tengas una buena noche, Inocencia.Me encuentro bajo una estrellada noche, el frio ya no arremete con tanta fuerza, esto me permite esperar a mi hermano, tranquilita y juiciosa, parada frente a la puerta principal del local, sola y algo aburrida… Solo espero que mi hermano no demore en llegar; mientras tanto, me pongo a pensar en mi nueva relaci
El rubio de ojos azules.Cruzamos el portón del bar y abarcamos una tenue oscuridad violeta, en la entrada resalta un corto pasillo de paredes cubiertas con altos espejos, en ellos me veo reflejada mientras camino junto a Cosmo.Al llegar al centro del bar me percato de que este es un lugar sumamente elegante: el dorado mate de las superficies de las mesas combina a la perfección con los oscuros sofás morados que tienen forma de L; el mueble del bar y la parte baja de la pared es decorada por el mismo fino revestimiento dorado; el cielo raso está tapizado con un gamuzado negro que pareciera simular un cielo estrellado, el cual resplandece con cientos de pequeñas lucecitas plateadas; y en las orillas del techado una moldura cobriza permite que una luz neón en tonos morados emerja bajo ella. El sonido de la música electrónica es armoniosa y placentera, permite que las personas charlen entre ellas sin esforzar la voz y que disfruten del ambiente en compañía de una costosa bebida. Todos s
Huele a leña, a café y a tierra mojada. Es como si la suavidad de la sábana intentara convencerme de quedarme sobre ella, en aquellas sedas de frialdad agradable, me provoca acurrucarme entre el grueso cobertor de la cama y dormir un rato más, cinco minutos más y después me levanto para ir a trabajar. Es que amo amanecer así, en una mañana fresca; no recuerdo haber dejado la ventana abierta, pero me gusta sentir la brisa sobre mi rostro, el cantar de los pájaros y el inconsistente sonido de la llovizna.Después de todo, ¿Por qué huele a leña?… ¿Y ese montón de pájaros cantando?... Maldición, ¿por qué me duele tanto la cabeza?El sol ha llegado resplandeciendo sobre mis parpados y me obliga a abrirlos… ¿Ya salió el sol?... ¡Oh, dios mío, ¿Me quede dormida?!Rápidamente abro los ojos y trato de cubrir la claridad del sol con mi mano, y entre mis dedos veo a un hombre de cabello oscuro y espalda maciza, en una mano sostiene una taza que emana vapor, y con la otra ajusta las cortinas.—¡O