—¡Ups…! —Cloe deja caer el cabello al suelo y luego, muy satisfecha, se aparta de su hermana.
—¿Cómo… cómo pudiste? —pregunta con los ojos llorosos, mirando al suelo donde está su larga melena esparcida.
—Sabes, me he equivocado, con el cabello corto te ves horrorosa —sonríe a carcajadas—. Sigo siendo hermosa…
—¿Qué está pasando aquí? —la señora Watson ingresa a la habitación de Kiara, la cual le parece desagradable.
—Madre… —Cloe la mira esbozando una sonrisa de complicidad.
—¡¡Kiara, te has cortado el cabello!! —la reprende—. ¡Es notable que envidias a tu hermana!
—No, madre… yo no me lo corté, ella…
—¡Silencio! ¡Cada vez me decepcionas más! —la mira con desdén—. ¡Cloe, ve a organizarte, tienes un compromiso por cumplir! Y tú, Kiara —la señala—, espero que por primera vez en tu vida seas una Watson —se retira sin permitirle a Kiara darle una explicación, contar la verdad de los hechos.
—Aprovecha la oportunidad, hermanita —lo dijo burlona y se dirige a la habitación.
—¡Cloe! —la menciona y su voz es dolorosa.
—¿Qué quieres, Kiara? Los invitados esperan a la reina, ¡o sea yo! —Cloe pareciera no tener sentimientos.
—Somos hermanas, somos la misma sangre, ¿cómo… es que me odias tanto?
—¿Todavía lo preguntas? —arquea una ceja—. ¡Tú eres una mosquita muerta! —al decirlo se marcha victoriosa por su logro, aunque ese sentimiento de resentimiento hacia su hermana la domina.
Kiara cae de rodillas sobre su cabello, se siente vacía, se siente fuera de sí, y lo peor de todo es que sus sentimientos no son importantes para su familia. Aunque no quiere asistir a la fiesta, debe hacerlo porque si no, no le seguirán pagando su carrera en una universidad para ser una gran Diseñadora de Animación Digital. Le encanta porque a diario cuida de su hermana menor, Lia. Todas las noches ven animaciones de princesas y, como ella es tan soñadora, siente que podría explotar ese talento.
—Te lo prometí, abuelito Gabriel, prometí lograr mis sueños y salir de este lugar con la frente en alto, y así lo haré —seca sus lágrimas respirando profundamente para controlar la tristeza. Su abuelo la amaba y era su nieta preferida, pero falleció de un infarto y desde entonces la vida de Kiara es una pesadilla.
Con su cabello suelto y vestimenta habitual, o sea jeans, camisa ancha y tenis, sale de su habitación hacia la dichosa fiesta donde están los invitados de alta sociedad y, como ella lo esperaba, la miran como si fuera un bicho raro.
—En cuanto mi madre me vea, seguramente me va a castigar —susurra mientras mira la elegancia y belleza de las mujeres presentes.
—¡Madre! —Cloe vio desde una distancia a su hermana Kiara y verla vestida así la enfadó porque está echando a perder su plan.
—Cloe, hija, estás hermosa. Saluda a los invitados, esta noche debes conseguir un esposo con urgencia.
—No he venido para que me diga lo que sé que tengo que hacer, Samantha, sino para que mires a tu desagradable hija. Nos está haciendo pasar vergüenza y más que con el cabello corto se parece a mí. ¡Haz algo!
—Baja la voz y compórtate —le reprende al observar su berrinche—. Voy a arreglar este asunto —la señora Watson dirige sus pasos hacia Kiara, cuando alguien la interrumpe para saludarla. Lo cual la enfada, pero lo oculta con una falsa sonrisa. Al terminar su corta plática, mira hacia donde debe estar su hija, pero no está.
—¿A dónde te has ido? —pregunta mirando a su alrededor.
—¡Señor, suélteme! —Kiara hace lo posible por soltarse del hombre fortachón, vestido muy elegante.
—Señorita Watson, por más que quiera huir, no podrá escapar de su destino.
—¿Destino? —pregunta intentando soltarse mientras es arrastrada a las afueras de la mansión—. ¡No entiendo de lo que hablas! —vociferó—. ¡Señor, suélteme o… mis escoltas lo van a golpear!
—¡Estoy autorizado para llevarla, señorita Watson!
—¡Eso no puede ser posible! Me estás llevando en contra de mi voluntad. ¡Esto es un secuestro! ¡Auxilio! —empieza a gritar, pero el escolta le cubre la boca con un pañuelo.
—Su padre tenía razón, usted es muy rebelde y no iba a querer ir por las buenas —la sube al auto y Kiara, del desespero, cierra y abre los ojos, incluso intenta hablar, pero no puede y lo peor de todo es que se está sintiendo débil.
El hombre de vestimenta elegante empieza a manejar, sabiendo que ella no puede escapar porque todas las puertas tienen seguro y porque el pañuelo estaba impregnado de un perfume tranquilizante. Por esa razón, Kiara se siente a su vez mareada.
—Señor, no me haga daño… —la chica se va de lado, quedando acostada ya que está en el sillón trasero.
—Solo cumplo órdenes, señorita —continúa manejando.
—¿Órdenes…? —pregunta con dificultad viendo doble, y eso la marea aún más. Por esa razón cierra los ojos.
—Mi jefe espera por usted —sonríe—. Usted cometió un grave error y lo deberá pagar.
—Yo… soy inocente, por favor déjeme ir —balbucea intentando levantarse.
—Es en vano, señorita Watson, usted ya le pertenece al señor Villarreal.
Al escuchar "señor Villarreal", recuerda la conversación de su padre con Cloe.
—Señor, yo no soy Cloe, no, no me lleve con ese señor Villarreal…
—Usted tiene buen sentido del humor… —dice mirando por el retrovisor, y efectivamente ella quedó profundamente dormida, aunque no será por mucho tiempo.
El escolta, Jason, ingresa a la lujosa mansión que queda a las afueras de la ciudad. Su estilo es campestre y eso la hace atractiva. Al estacionar, baja a Kiara del auto entre sus brazos y dirige sus pasos hacia la entrada principal.
—¡Has llegado! —la ama de llaves, Mercedes, está preocupada.
—Me fue un poco difícil, la señorita Watson es rebelde, además, había muchas personas. Afortunadamente, ella no hizo tanto escándalo al principio. Ya cumplí mi misión —suelta un largo suspiro.
—El señor Villarreal está enojado, siento que hoy será una larga noche. Me ha ordenado que en cuanto llegues, la lleves a su habitación. Él está esperando por ella.
Archie Villarreal, joven apuesto de cabello rubio oscuro, ojos cafés oscuros, cuerpo tonificado, está en el rincón de la habitación, sentado de manera varonil en el sillón que queda cerca de la ventana. La oscura habitación es iluminada por la luz de la luna que se filtra suavemente a través de las finas cortinas blancas. El hombre está fumando un cigarrillo para apaciguar su furia hacia la familia Watson, hacia la chica que será su prisionera. Ansioso por hacerle pagar su burla, tiene su mirada clavada hacia la puerta, su mirada es como un fuego ardiente que aumenta al verla abrirse y ver la figura de su escolta Jason, que entre sus brazos trae a Kiara inconsciente.—Señor —su respiración es agitada y el humo del cigarrillo se impregna en sus fosas nasales, sabiendo que su jefe está estresado—. He cumplido.—Adelante —ordena, y Jason dirige sus pasos hacia la cama, donde cuidadosamente acuesta a la chica y luego, al retomar su posición, Archie le dice:—¡Largo! —Jason, al escuchar la
¿Quitarse la ropa? Eso es algo que la llena de impotencia, porque recuerda a Cloe, su gemela. Y le indigna porque es ella la que siempre paga por culpa de Cloe, siempre. —no quiero se parte de su mundo— musito—si no haces lo que te ordeno, tu familia quedará en la ruina, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer contal de verte de rodillas suplicando —mi familia…— susurra y sus ojos se humedecen porque el único miembro de su familia que la quiere es su hermana menor, Lia.—dejaré a tu familia en bancarrota, no tendrán nada y morirán de hambre ¿eso es lo que quieres?— pregunta con arrogancia y ella llora en silencio. Sus lágrimas se deslizan por sus ruborizadas mejillas —si obedeces nada de eso pasara —señor… no le haga nada a mi familia, menos a mi pequeña hermana, ella… tan solo es un angelito inocente del frío corazón de los Watson, por favor…— Kiara solloza, pues su hermana es su razón de vivir en esta vida tan miserable que le ha tocado —haré lo que usted me diga…Archie se
Kiara pasó toda la noche despierta, el temor de que aquel hombre volviera y la tomara a la fuerza la tenía sumergida en pánico. Estaba en el rincón de la habitación, sentada con su espalda apoyada en la pared y aferrada a sus rodillas, suplicando a Dios que no la convirtiera en esclava de aquel hombre que la proclamó suya.Al salir el radiante sol, la habitación quedó bien iluminada y ella pudo contemplar el lujo que la decoraba. De hecho, ni siquiera viviendo en la mansión de los Watson había pasado la noche en una habitación tan lujosa, pues su dormitorio estaba en el ático. De repente, abrieron la puerta de la habitación y ella se puso de pie de inmediato.—¡Buenos días, señora Villarreal! —saludó la ama de llaves, Mercedes. Al ver lo aterrada que estaba la chica, se preocupó, pero su único deber era atenderla—. Me llamo Mercedes y soy la ama de llaves de esta mansión.—¡Señora… por favor, ayúdeme! —se acercó asustada.—Es hora de desayunar y de que te des un baño. El señor Villarr
Ella puede escuchar la pesada respiración de su esposo y eso le hace recordar lo que sucedió el día anterior, por lo tanto, su rostro se ruboriza.—Y bien, ¿qué quieres decirme? —el hombre rompe el silencio, esperando nuevamente escuchar esa voz.—Es que yo…—Estoy muy ocupado, cuando estés clara de lo que quieres hablarme, lo haces.—Arrogante… —susurra por lo bajo por la forma en que él le habla.—¿Qué has dicho? —Archie arquea una ceja por el atrevimiento de su pequeña esposa.—Que… yo estoy estudiando en la universidad, no puedo perder mis clases.—¿Estudiar? —eso lo llena más de intriga, percibiendo que algo más está pasando.—Sí, le pido por favor que no me encierre en esta mansión, no puedo encerrarme.—Puedo hacer contigo lo que quiera, prácticamente tu padre te vendió.—¿Qué…? —eso ella no se lo esperaba.—Lo que has escuchado, por eso puedo hacer contigo lo que quiera. Y para que veas que no soy tan malo, si quieres seguir estudiando, debes portarte bien.—Pensé que… mi fami
El señor Maxwell siente un escalofrío recorrer su cuerpo. No pensó que Archie supiera la verdad tan pronto y ahora su empresa está en peligro. —¡Responde!— Villarreal está con un carácter de los mil demonios. —Yo… lo puedo explicar—. Se afloja la corbata y luego siente gotas de sudor rodar por su frente, además de un calor en todo su cuerpo que lo hace sentir tenso y acorralado. —¡Hazlo ya!— le ordena con desdén, y Ryan sonríe para sus adentros, ya que su parte favorita es cuando su mejor amigo actúa con un supremo poder que opaca a cualquiera. —Señor Villarreal, la verdad es…— El señor Watson piensa rápidamente qué decir. —Mi hija… sí, tengo dos. La que tienes se llama Kiara y ella es una hija despreciable. Le quitó el lugar a mi hija Cloe. —¿Cuándo pensabas decirlo?— Se acerca a él con firmeza, con ganas de darle un puñetazo. —¡Lo iba a hacer, se lo juro!— se apresura a decir. —Solo que todo se complicó y Kiara, que siempre ha envidiado la vida de mi hija Cloe, tomó su lugar… i
El toque de la puerta le paraliza el corazón por segundos, congelando su cuerpo y haciéndola erizar su piel porque sabe que es él y tampoco se atreve a desobedecer y hacerlo enojar, más de lo que seguramente estará al verla vestida de esta manera y no como una mujer digna del señor Villarreal. Ella retoma aire para controlar su respiración y se coloca la venda sin hacer trampa.Archie está impaciente, incluso pasado de tragos, no entiende por qué simplemente al saber la verdad no puede dejarla ir, es como esa necesidad absurda de tenerla sometida para él solamente. Y cuando iba a volver a tocar, ella abre la puerta y de inmediato la chica percibe el olor del exquisito perfume de su esposo. Inconscientemente retrocede un paso.—Bienvenido —hace una mini reverencia que lo hace fruncir el ceño, pero al verla vestida nuevamente como si fuera un hombre. —¿Por qué no tienes la vestimenta adecuada? —pregunta acercándose a ella y verla con esa venda color roja cubrir sus ojos literalmente sa
Ella se lo quita y Archie apaga la luz.—¿Por qué no te dejas ver?— Kiara quiere ver exactamente cómo es él.—¡Estás castigada!— Archie se volvió más arrogante ya que es su juego, no el de ella.—¡Está bien, castígame!— lo desafía.—¿Cómo carajos me estás hablando?— se acerca a ella tomándola por sorpresa, la agarra del rostro teniéndola a escasos centímetros.—Si tuviera tres deseos en estos momentos no dudaría en pedirlos.—¿Ah, sí? Entonces comparte conmigo esos tres deseos, querida esposa. Ya que eres tan rebelde, así no lograrás nada conmigo.—Mi primer deseo es terminar mi carrera en la universidad. Mi segundo deseo, irme lejos de ti. Y mi tercer deseo, irme a otro país junto a mi hermana Lia, dejando atrás todo lo que hace daño, todo lo que lastima mi corazón— se le salen las lágrimas y Archie la suelta.No fue capaz de permanecer más en esa habitación, tuvo que salir e ir directamente a su despacho, mientras que ella quedó allí, consternada por todo lo que le dijo. Pero al rec
Kiara está en la habitación de su madre, bailando al compás de la música con el palo de la escoba. Cada vez que hay fiesta en la mansión Watson, se emociona mucho, aunque la hagan a un lado y no pueda asistir como la Watson que es, sino como una empleada más para su propia familia. A pesar de que no tiene los mismos privilegios de su hermana Cloe, su espíritu de valentía no se apaga. Ella es estudiosa y una chica amable, aunque con carácter fuerte cuando es necesario para defenderse de sus amigos de la universidad. Kiara viste como niño porque ni vestimenta le compran, así que debe ponerse lo que deja su mejor amigo.De repente, unos aplausos exagerados la sacan de sus pensamientos, donde ella imaginaba que era una princesa con un espectacular y reluciente vestido. Al abrir sus ojos café con destellos dorados, se percata de que es su hermana.—Cloe… —sus mejillas se ruborizan.—¿En qué tanto piensas, hermanita? —la mira con seriedad, dejando de aplaudir, y se acerca para apagar el equ