Kiara está en la habitación de su madre, bailando al compás de la música con el palo de la escoba. Cada vez que hay fiesta en la mansión Watson, se emociona mucho, aunque la hagan a un lado y no pueda asistir como la Watson que es, sino como una empleada más para su propia familia. A pesar de que no tiene los mismos privilegios de su hermana Cloe, su espíritu de valentía no se apaga. Ella es estudiosa y una chica amable, aunque con carácter fuerte cuando es necesario para defenderse de sus amigos de la universidad. Kiara viste como niño porque ni vestimenta le compran, así que debe ponerse lo que deja su mejor amigo.
De repente, unos aplausos exagerados la sacan de sus pensamientos, donde ella imaginaba que era una princesa con un espectacular y reluciente vestido. Al abrir sus ojos café con destellos dorados, se percata de que es su hermana.
—Cloe… —sus mejillas se ruborizan.
—¿En qué tanto piensas, hermanita? —la mira con seriedad, dejando de aplaudir, y se acerca para apagar el equipo de sonido.
—Nada importante, Cloe. ¿Qué necesitas? —continúa barriendo, volviendo a su miserable realidad.
—¿Estás molesta porque no puedes asistir a la gran fiesta? Vendrán chicos muy guapos, de alto estatus, y sabes… será mi momento para casarme con un hombre multimillonario que me trate como la reina que soy —sonríe ampliamente.
—Es algo que no me importa, Cloe. Que disfrutes tu fiesta, he terminado —se dirige a la puerta, pero siente el agarre de Cloe.
—Le diré a mi madre que te estás portando mal. ¿Ya sabes lo que te pasará? —la mira con altivez, como si fuera más que su hermana, su propia sangre.
—Hazlo, estoy acostumbrada a que me acuses sin yo hacerte nada. Sabes… ojalá ese hombre multimillonario que tanto quieres llegue pronto y te lleve bien lejos, a ver si así descanso de ti.
—¿¡Qué rayos has dicho!? —la sacude por lo molesta que la hicieron poner sus palabras—. ¿Cómo te atreves a hablarme así? —espetó.
—¡Cloe, Kiara! —la voz de su padre, el señor Maxwell Watson, resuena en la habitación con autoridad.
Cloe suelta inmediatamente a Kiara, quien al ver a su padre, hace una mini reverencia.
—Padre, bienvenido a casa. ¿Qué se te ofrece? —ella lo ama y lo respeta a pesar de su poco afecto, a pesar de que ni siquiera le dice hija o la presenta como su hija así como hace con Cloe. Es como si le diera vergüenza la presencia de Kiara.
—Hola, papito lindo —Cloe se acerca y lo abraza fuertemente, para luego darle besitos en la mejilla derecha.
—Hija, no es el momento —la aparta con gentileza—. Tengo que hablarte seriamente.
—Lo que tú digas, padre, te escucho —se comporta como una chica buena y dulce.
—Hija —la frente del señor Watson empieza a sudar—, tengo serios problemas en la inmobiliaria y la familia Villarreal me está respirando en el cuello.
—¿Los Villarreal? —Cloe se preocupa.
—Ellos son accionistas y quieren retirar sus acciones. Si lo hacen, quedaremos en bancarrota. No entiendo qué pasó si todo iba bien. Traté de calmarlos, pero están furiosos, no lo entiendo —suspira, mientras que Cloe recuerda lo que hizo y las palabras del hombre que la sentenció.
—¿Qué es lo que quieren, papá? —pregunta llena de intriga, por lo que Kiara, al ver que no es un tema que le concierne, camina hacia la puerta. Literalmente, como ella es un cero a la izquierda, a su padre le dio igual que se fuera.
—¡Exigen que te cases con el anciano Villarreal!
—¿¡Qué!? —abre sus ojos de par en par.
—Hija, por favor —la toma de las manos—. Jamás te he pedido algo. Cásate con ese hombre, ya está anciano y seguramente le quedará poco tiempo de vida. Cásate con él y así no vamos a perder la inmobiliaria. Además, ve el lado positivo: ¡serás una Villarreal!
—¡Pero es un anciano, papá! —Cloe se suelta del agarre de su padre.
—¡Cloe, ese hombre te eligió a ti y así será! —le habla con firmeza—. ¡No voy a perder por lo que tanto he trabajado!
—¡Le diré a mamá! —hace berrinches.
—Ella está de acuerdo. Después de todo, soy el hombre de esta casa. Así que espero que te arregles muy hermosa para que el señor Villarreal se enamore más de ti y así quiera invertir más. Piénsalo, es una gran oportunidad, seremos una familia más poderosa.
Kiara, quien estuvo escuchando, sonríe nada más de pensar que su hermana caprichosa se casará con un anciano. Al no oír más a su padre, sale corriendo hacia la cocina para luego no ser castigada por estar escuchando conversaciones ajenas. Al llegar a la cocina, está su madre supervisando que todo esté bien.
—¡Kiara! —la menciona a gritos.
—Sí, madre… —se acerca de inmediato.
—Deja de limpiar y ve a tu habitación, debes darte una ducha —para Kiara eso fue sumamente extraño—. ¿No quieres estar mal presentada para la fiesta de esta noche, o sí? —sonríe llena de malicia.
—¿Podré estar, madre? —sus ojos café se tornaron radiantes.
—Claro… —su sonrisa maliciosa no la percibe Kiara de la emoción que siente.
—¡Gracias, mamá! —la hermosa joven de 18 años la abraza fuertemente, haciendo que Samantha de Watson se sintiera incómoda.
—Suficiente… —la aparta con una sonrisa falsa dibujada en sus labios—. Ve a arreglarte —le ordena, y Kiara asiente con la cabeza muy emocionada.
Al llegar a su habitación, llena de felicidad e ilusión, suelta su larga melena. La chica tiene el cabello más abajo de su cintura, es liso y color negro, pero como su hermana le dice que es muy feo, lo mantiene siempre con una trenza. Luego de una ducha, de esas que se disfrutan, sale del baño con la toalla envuelta en su pecho, cubriendo su desnudez, y para su sorpresa, su hermana Cloe está sentada en la orilla de la cama.
—¡Oh, por Dios! —exclama Kiara del susto—. Me has asustado, ¿qué haces aquí? —se aferra a la toalla.
—Vengo a prestarte uno de mis vestidos —se coloca de pie.
—¿De verdad? ¿Tú? —la mira con rareza.
—Sí… ya que tengo muchos, quiero prestarte uno.
—Cloe, me sorprendes… pero te lo recibo y prometo que te lo devolveré bien limpio.
—¡Claro! —sonríe—. Lo haré, pero con una condición, ya que no quieres pasar vergüenza, ¿cierto?
—¿A qué te refieres?
—Deberás dejarte cortar el cabello, así como el mío —la chica mueve su cabello, el cual está a una altura más arriba de los hombros.
—No creo que sea correcto...
—Kiara, te haría un gran favor— se acerca a su hermana posicionándose detrás de ella— pienso en lo que es lo mejor para ti— sonríe de forma maquiavélica
—no es necesario… no busco impresionar a nadie, solo quiero ser parte de esta familia, compartir, eso es todo— Kiara percibe una mala vibra cuando siente que su hermana le agarra su cabello —¡Cloe no lo hagas!— le pide sintiendo su fuerte agarre. Sus palabras se las llevó el viento porque su hermana con determinación le cortó el cabello —¡No por favor!— súplica sintiendo su cuerpo temblar de los nervios siendo ya demasiado tarde
—¡Ups…! —Cloe deja caer el cabello al suelo y luego, muy satisfecha, se aparta de su hermana.—¿Cómo… cómo pudiste? —pregunta con los ojos llorosos, mirando al suelo donde está su larga melena esparcida.—Sabes, me he equivocado, con el cabello corto te ves horrorosa —sonríe a carcajadas—. Sigo siendo hermosa…—¿Qué está pasando aquí? —la señora Watson ingresa a la habitación de Kiara, la cual le parece desagradable.—Madre… —Cloe la mira esbozando una sonrisa de complicidad.—¡¡Kiara, te has cortado el cabello!! —la reprende—. ¡Es notable que envidias a tu hermana!—No, madre… yo no me lo corté, ella…—¡Silencio! ¡Cada vez me decepcionas más! —la mira con desdén—. ¡Cloe, ve a organizarte, tienes un compromiso por cumplir! Y tú, Kiara —la señala—, espero que por primera vez en tu vida seas una Watson —se retira sin permitirle a Kiara darle una explicación, contar la verdad de los hechos.—Aprovecha la oportunidad, hermanita —lo dijo burlona y se dirige a la habitación.—¡Cloe! —la men
Archie Villarreal, joven apuesto de cabello rubio oscuro, ojos cafés oscuros, cuerpo tonificado, está en el rincón de la habitación, sentado de manera varonil en el sillón que queda cerca de la ventana. La oscura habitación es iluminada por la luz de la luna que se filtra suavemente a través de las finas cortinas blancas. El hombre está fumando un cigarrillo para apaciguar su furia hacia la familia Watson, hacia la chica que será su prisionera. Ansioso por hacerle pagar su burla, tiene su mirada clavada hacia la puerta, su mirada es como un fuego ardiente que aumenta al verla abrirse y ver la figura de su escolta Jason, que entre sus brazos trae a Kiara inconsciente.—Señor —su respiración es agitada y el humo del cigarrillo se impregna en sus fosas nasales, sabiendo que su jefe está estresado—. He cumplido.—Adelante —ordena, y Jason dirige sus pasos hacia la cama, donde cuidadosamente acuesta a la chica y luego, al retomar su posición, Archie le dice:—¡Largo! —Jason, al escuchar la
¿Quitarse la ropa? Eso es algo que la llena de impotencia, porque recuerda a Cloe, su gemela. Y le indigna porque es ella la que siempre paga por culpa de Cloe, siempre. —no quiero se parte de su mundo— musito—si no haces lo que te ordeno, tu familia quedará en la ruina, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer contal de verte de rodillas suplicando —mi familia…— susurra y sus ojos se humedecen porque el único miembro de su familia que la quiere es su hermana menor, Lia.—dejaré a tu familia en bancarrota, no tendrán nada y morirán de hambre ¿eso es lo que quieres?— pregunta con arrogancia y ella llora en silencio. Sus lágrimas se deslizan por sus ruborizadas mejillas —si obedeces nada de eso pasara —señor… no le haga nada a mi familia, menos a mi pequeña hermana, ella… tan solo es un angelito inocente del frío corazón de los Watson, por favor…— Kiara solloza, pues su hermana es su razón de vivir en esta vida tan miserable que le ha tocado —haré lo que usted me diga…Archie se
Kiara pasó toda la noche despierta, el temor de que aquel hombre volviera y la tomara a la fuerza la tenía sumergida en pánico. Estaba en el rincón de la habitación, sentada con su espalda apoyada en la pared y aferrada a sus rodillas, suplicando a Dios que no la convirtiera en esclava de aquel hombre que la proclamó suya.Al salir el radiante sol, la habitación quedó bien iluminada y ella pudo contemplar el lujo que la decoraba. De hecho, ni siquiera viviendo en la mansión de los Watson había pasado la noche en una habitación tan lujosa, pues su dormitorio estaba en el ático. De repente, abrieron la puerta de la habitación y ella se puso de pie de inmediato.—¡Buenos días, señora Villarreal! —saludó la ama de llaves, Mercedes. Al ver lo aterrada que estaba la chica, se preocupó, pero su único deber era atenderla—. Me llamo Mercedes y soy la ama de llaves de esta mansión.—¡Señora… por favor, ayúdeme! —se acercó asustada.—Es hora de desayunar y de que te des un baño. El señor Villarr
Ella puede escuchar la pesada respiración de su esposo y eso le hace recordar lo que sucedió el día anterior, por lo tanto, su rostro se ruboriza.—Y bien, ¿qué quieres decirme? —el hombre rompe el silencio, esperando nuevamente escuchar esa voz.—Es que yo…—Estoy muy ocupado, cuando estés clara de lo que quieres hablarme, lo haces.—Arrogante… —susurra por lo bajo por la forma en que él le habla.—¿Qué has dicho? —Archie arquea una ceja por el atrevimiento de su pequeña esposa.—Que… yo estoy estudiando en la universidad, no puedo perder mis clases.—¿Estudiar? —eso lo llena más de intriga, percibiendo que algo más está pasando.—Sí, le pido por favor que no me encierre en esta mansión, no puedo encerrarme.—Puedo hacer contigo lo que quiera, prácticamente tu padre te vendió.—¿Qué…? —eso ella no se lo esperaba.—Lo que has escuchado, por eso puedo hacer contigo lo que quiera. Y para que veas que no soy tan malo, si quieres seguir estudiando, debes portarte bien.—Pensé que… mi fami
El señor Maxwell siente un escalofrío recorrer su cuerpo. No pensó que Archie supiera la verdad tan pronto y ahora su empresa está en peligro. —¡Responde!— Villarreal está con un carácter de los mil demonios. —Yo… lo puedo explicar—. Se afloja la corbata y luego siente gotas de sudor rodar por su frente, además de un calor en todo su cuerpo que lo hace sentir tenso y acorralado. —¡Hazlo ya!— le ordena con desdén, y Ryan sonríe para sus adentros, ya que su parte favorita es cuando su mejor amigo actúa con un supremo poder que opaca a cualquiera. —Señor Villarreal, la verdad es…— El señor Watson piensa rápidamente qué decir. —Mi hija… sí, tengo dos. La que tienes se llama Kiara y ella es una hija despreciable. Le quitó el lugar a mi hija Cloe. —¿Cuándo pensabas decirlo?— Se acerca a él con firmeza, con ganas de darle un puñetazo. —¡Lo iba a hacer, se lo juro!— se apresura a decir. —Solo que todo se complicó y Kiara, que siempre ha envidiado la vida de mi hija Cloe, tomó su lugar… i
El toque de la puerta le paraliza el corazón por segundos, congelando su cuerpo y haciéndola erizar su piel porque sabe que es él y tampoco se atreve a desobedecer y hacerlo enojar, más de lo que seguramente estará al verla vestida de esta manera y no como una mujer digna del señor Villarreal. Ella retoma aire para controlar su respiración y se coloca la venda sin hacer trampa.Archie está impaciente, incluso pasado de tragos, no entiende por qué simplemente al saber la verdad no puede dejarla ir, es como esa necesidad absurda de tenerla sometida para él solamente. Y cuando iba a volver a tocar, ella abre la puerta y de inmediato la chica percibe el olor del exquisito perfume de su esposo. Inconscientemente retrocede un paso.—Bienvenido —hace una mini reverencia que lo hace fruncir el ceño, pero al verla vestida nuevamente como si fuera un hombre. —¿Por qué no tienes la vestimenta adecuada? —pregunta acercándose a ella y verla con esa venda color roja cubrir sus ojos literalmente sa
Ella se lo quita y Archie apaga la luz.—¿Por qué no te dejas ver?— Kiara quiere ver exactamente cómo es él.—¡Estás castigada!— Archie se volvió más arrogante ya que es su juego, no el de ella.—¡Está bien, castígame!— lo desafía.—¿Cómo carajos me estás hablando?— se acerca a ella tomándola por sorpresa, la agarra del rostro teniéndola a escasos centímetros.—Si tuviera tres deseos en estos momentos no dudaría en pedirlos.—¿Ah, sí? Entonces comparte conmigo esos tres deseos, querida esposa. Ya que eres tan rebelde, así no lograrás nada conmigo.—Mi primer deseo es terminar mi carrera en la universidad. Mi segundo deseo, irme lejos de ti. Y mi tercer deseo, irme a otro país junto a mi hermana Lia, dejando atrás todo lo que hace daño, todo lo que lastima mi corazón— se le salen las lágrimas y Archie la suelta.No fue capaz de permanecer más en esa habitación, tuvo que salir e ir directamente a su despacho, mientras que ella quedó allí, consternada por todo lo que le dijo. Pero al rec