El momento que todos esperaban con ansias finalmente había llegado. Elizabeth y David se enfrentarían; la sala de sesiones estaba preparada, todo perfecto y pulcro. David y su equipo llegaron temprano para finiquitar algunos puntos. Elizabeth, que pasó la noche sin poder dormir, pasa frente a todos luciendo su real majestad con un elegante traje Chanel rosa con negro de blazer y falda, combinado con unos zapatos altos negros. Las miradas, puestas en su envidiable belleza, con gran sutileza y serenidad, sonriendo, dice:
—Buen día, ¿cómo están? ¿Ya todos están preparados?
—Estoy nerviosa —contestó Alice—. No hay problema, todo estará bien. Además, ¿cuántas veces practicamos? —respondió Francis.
—Sí, practicamos mucho, Francis, pero no es igual si no sabemos qué tiene preparado la parte acusadora.
—No se preocupen, chicas, todo estará bien. Este caso lo ganamos, pero por muchas acusaciones que tengan en contra, no podrán ganar. Probaré la inocencia de mi cliente —dijo Elizabeth sonriendo.
—Buenos días, damas y caballeros. Por favor, ocupen sus puestos —dijo el Sr. Miller.
—Antes de comenzar este caso, les informo que nos acompañarán el señor Fonsi, que como ya saben es el rector de la universidad. También estará con nosotros la señorita Dupont, quien representa al comité del concurso anual de Moot court entre diferentes universidades del mundo. Por último, el señor Harper, que para los que no lo conocen, es el dueño de la mejor firma de abogados del país y de otros negocios.
—Por otra parte, debo informarles que en este tribunal en el cual estamos hoy presentando un caso ficticio, tendremos a Jackson como el Sr. Carter, Celena como la Sra. Parker, Christopher como el detective Malón, Francis como la vecina (Sra. Taylor) y Alice como la Srta. Delko, quien es la dog walker. Elizabeth y David quisieron mantener sus nombres reales y serán los abogados de ambas partes, y por supuesto, yo seré el juez. Sin más que decir, comencemos —dijo el Sr. Miller.
—Buen día, quien preside en esta sala el juez Miller, demos inicio al caso Parker contra Carter. En la defensa tenemos a la Srta. Elizabeth Campbell y representando la parte acusadora estará el Sr. David Harper.
Mientras el profesor Miller, en su papel de juez, hacía la presentación de ambas partes, Elizabeth no pudo notar que el Sr. a quien había presentado el señor Miller era nada más que el padre de David.
Elizabeth podía ver cuánta arrogancia y altivez proyectaba la postura de aquel hombre. "David copió todo de su padre, aún no he cruzado palabras con ese señor y me parece tan altivo e intolerante", pensó Elizabeth.
Mientras tanto, en la sala el silencio reinaba, lo que indicaba que era el momento de comenzar. David llamó al acusado.
—Que suba al estrado el Sr. Cárter, mejor conocido como el acusado, coloque su mano derecha para hacer el juramento, por favor. ¿Jura decir la verdad y nada más que la verdad? Pregunta David.
—Sí, lo juro.
—Sr. Carter, ¿dónde estaba la noche en que asesinaron a su esposa? Preguntó nuevamente David.
—Estaba en la oficina esa noche. Debía llegar temprano para cenar con mi esposa, pero tenía que terminar un informe. Cuando vi mi reloj, noté que era tarde.
— ¿A qué hora era cuando vio su reloj?
—Eran las 8:00 pm, respondió.
— ¿Y qué hizo al percatarse de la hora que era?
—Tomé mis cosas, me dirigí al estacionamiento, encendí el carro y me fui a casa.
— ¿Y qué sucedió cuando llegó a casa? ¿Su esposa y usted comenzaron a discutir?
—No, cuando llegué a casa, mi esposa yacía muerta en la cocina.
—Señor Carter, recuerde que está bajo juramento. Hay vecinos que dicen haber oído una fuerte discusión.
—Le dije que no discutí con mi esposa.
—Porque la mató, cuál era el problema, le preparó la cena, solo esperaba que llegara puntual. Cuál fue el detonante para que la asesinara.
—Objeción, su señoría — intervino Elizabeth —. A lugar abogado, si tiene un propósito, por favor abórdelo —dijo el juez.
—No, su señoría, contestó David. —Prosiga, dijo el juez.
— ¿Sr. Carter, qué hizo después de ver el cadáver de su esposa?
—Yo entré en pánico, no podía respirar, no sabía qué hacer ni a quién llamar. Tan solo me incliné, sujeté a mi esposa y saqué el cuchillo de su cuerpo.
—En ese momento llegó mi cuñada y me vio con la navaja en la mano y comenzó a gritar y a decir que por qué lo había hecho. Yo traté de explicar que no fui yo, pero no sé cómo de pronto llegó la policía y me esposaron y aquí estoy.
—Esta es una foto del arma con la que fue asesinada su esposa. ¿La reconoce?
—Sí, es la navaja que saqué de su cuerpo.
—En el arma, el investigador encontró un par de huellas con las cuales se realizó una prueba dactiloscópica, arrojando una coincidencia del 100 % con sus huellas y otra parcial que no se pudo analizar, ya que el patrón no estaba bien definido.
— ¿Aun así, usted está allí sentado diciendo que es inocente?
—Objeción, su señoría, argumentativo — dijo Elizabeth poniéndose de pie.
— ¿Cuál es la base para su objeción, abogada Campbell? —preguntó el juez.
—El abogado Harper, en su demostración de la evidencia, añadió una pregunta capciosa, pregunta que no pasa de ser una simple falacia, ya que hay unas huellas sin patrón y aún no he presentado mi defensa.
—Ha lugar, ¿tiene algo más que decir, abogado Harper?
—No, señor juez, gracias, es todo. Puede regresar a su puesto. Ahora me gustaría que subiera al estrado la señora Parker, quien es la hermana de la víctima y testigo.
David tomó el juramento a la Sra. Parker y comenzó a hacerle preguntas.
—Sra. Parker, ¿usted vive con su hermana y su cuñado? —preguntó Harper.
—Sí.
— ¿Desde cuándo vive con ellos?
—Tengo un año y medio viviendo con ellos.
— ¿Cómo era la relación entre su hermana y su cuñado?
—Todo era muy lindo y tranquilo, pero hace unos meses comenzaron a tener muchas discusiones.
— ¿Sabe usted el motivo de las discusiones?
—Sí, mi cuñado quería que me fuera de la casa.
— ¿Por qué no tenían buena relación?
—Al principio sí, pero luego él me propuso que fuera su amante y me negué. Desde entonces, jugó con que me sacaría de su casa.
— ¿Dónde se encontraba usted en el momento en el que fue asesinada su hermana?
—Yo estaba en casa de una amiga. Como sabía que mi hermana había preparado una cena para mi cuñado para disculparse por la pelea del día anterior, decidí dejarlos solo y me fui antes de que él llegara.
— ¿Entonces sí hubo una discusión?
—Sí, claro. No entiendo por qué mi cuñado niega haber tenido una discusión.
Como el caso debía ser lo más real posible, asistieron varios alumnos que harían de jurado y de público dentro de la sala. Al oír el testimonio de la Sra. Parker, toda la sala comenzó a comentar y el acusado gritaba alegando que, cuando le preguntaron, asumió que hablaba de una pelea el día del asesinato, no de la noche anterior.
—Silencio en la sala, por favor, o tendré que pedirles a todos que se retiren —gritó el juez.
— Prosiga —dijo, dándole la palabra a David.
—Sra. Parker, ¿qué hizo usted cuando llegó a casa?
—Yo quedé paralizada. Aún no puedo sacar de mi mente la imagen de mi cuñado sobre mi hermana, lleno de sangre y con la navaja en la mano.
—Mi hermana era una bella persona: atenta, cariñosa, bondadosa, buena esposa. Amaba mucho a mi cuñado. No entiendo por qué él le hizo eso.
— ¿Usted avisó a la policía?
—No, imagino que fueron los vecinos que escucharon la discusión y luego mis gritos. —Gracias, Sra. Parker. Puede volver a su lugar. Por último, quisiera llamar al detective Malón, quien fue el encargado del caso.
— ¿Detective Malón, cuando llegó a la escena del crimen, qué encontró?
—En la escena encontramos a la Sra. Parker en el suelo de la cocina con múltiples puñaladas en la cara, pecho, brazos y abdomen. El asesino se ensañó con la víctima.
— ¿Detective, es posible que la Sra. Carter conociera a su atacante?
—Posiblemente. No encontramos las cerraduras forzadas. Incluso en el piso había vino derramado, pero no había ninguna copa partida, y la Sra. Carter tenía vino en el rostro y la ropa.
—Muchas gracias, detective Malón. Puede tomar asiento.
David presentó las pruebas que se encontraron en la escena del crimen y sin más que añadir, la presentación de su caso había terminado.
—Vamos a un receso de 5 minutos. Al regreso, presentará la defensa la abogada Campbell —dijo Miller.
Durante esos 5 minutos, Elizabeth repasaba todos los argumentos presentados por David y pensaba en la falta de dominio que demostró en su acusación. Se veía nervioso. Tal vez era por la presencia de su padre, tal vez no quiso ir más allá en la acusación. Todo se resumía en tal vez. De lo que sí estaba segura es que ese David no era el mismo que emanaba pasión y seguridad en un caso.
Pasados los cinco minutos, todos regresaron a la sala para escuchar la defensa de Elizabeth.—Tomen asiento, Srta. Campbell, puede dar inicio a su defensa —dijo Miller.—Sr. Cárter, por favor, suba al estrado —dijo Elizabeth con una seguridad que reflejaba su determinación de ganar.—¿Sr. Cárter, por qué discutía con su esposa la noche anterior al homicidio?—La discusión fue porque le dije a mi esposa que ya era hora de que mi cuñada se fuera a vivir a otro lado; necesitaba tener privacidad.—¿Cómo reaccionó su esposa?—Se molestó mucho, me preguntó el por qué de esa decisión, que si su hermana había hecho algo para molestarme.—¿Su cuñada dijo que usted le propuso tener una relación, es eso cierto o falso?—Es falso. No acostumbro a hablar de una dama, pero ya que es mi libertad la que está en juego, debo decir que todo comenzó hace unos meses; ella se me insinuaba. Incluso hace unos días, mi esposa salió a trotar, yo me estaba duchando y mi cuñada, completamente desnuda, trató de e
Mientras estaban celebrando al otro lado del campus, David y su padre tenían una fuerte discusión.— ¿Me puedes explicar qué fue todo eso, David? Te estoy dando la mejor educación, comodidades, lujos para que seas el mejor abogado del país, incluso del mundo, y una chica te acaba de abofetear en un litigio ficticio. No quiero imaginar qué harías en uno real.—Papá, es una tontería, no tienes por qué ponerte así. Como ya lo dijiste, es algo ficticio.— ¿De qué rayos hablas? No es una tontería, David. ¿Dónde dejas nuestra reputación, nuestro apellido? ¿Cuidado con lo que haces o piensas, ese es tu futuro y el futuro de nuestra familia, así que basta de perder el tiempo, ¿se entendió?—Sí, señor.—Aún no puedo creer que te haya ganado una chica que solo está aquí por su inteligencia, que no tiene dinero ni un apellido de renombre.— ¿Cómo sabes eso, padre?—Supusiste que, porque estás aquí, no sé lo que hacen Alice y tú. Yo lo sé todo y te advierto, cuidado con lo que haces. Me voy, y ya
"Ring, ring, ring" sonaba la ruidosa alarma del reloj una y otra vez anunciando que el día había llegado. Las chicas corrían de un lado al otro, salían del baño, iban a la cocina, entraban al cuarto, y así cada una se fue vistiendo. Alice, como siempre, usaba un vestido holgado que no reflejaba su figura. Francis llevaba una cómoda braga con zapatos deportivos, mientras que Elizabeth, siempre radiante, optó por unos cómodos jeans con una camisa de tela suave y blazer, acompañados de zapatos blancos.Ya listas para salir, tomaron el equipaje y bajaron al encuentro con el resto del grupo. Al llegar, la limusina negra que los llevaría al aeropuerto estaba esperando. Los demás estaban colocando las maletas en el portaequipaje, mientras David trataba de zafarse del cuello de Amaranta.—Buen día —dijeron las chicas.Inmediatamente, todos voltearon a verlas mientras Amaranta se aferraba más a David.—"Guau", tú siempre radiante, Eliza, pareces modelo. Siempre captas las miradas de todos, vis
En la mañana, Alice, quien siempre se despertaba muy temprano, pasó por la habitación de David. Al abrir cuidadosamente la puerta, observó a Elizabeth con su cabeza apoyada en el brazo de David. Sorprendida, no dudó en sacar su celular y tomar una foto. Al capturar la escena, el flash del celular se reflejó y Elizabeth sobresaltada se despertó.—Alice, ¿qué sucede? —preguntó Elizabeth asustada.—Nada, solo pasé a ver cómo estaban. Lamento haberte asustado. —respondió Alice.Al escuchar la plática, David salió de entre las sábanas. En ese momento, Jackson y los demás pasaban por allí y vieron a David parado frente a ellos en bóxer. Todos veían a Elizabeth y a David con picardía, como con ganas de hacer bromas, pero Elizabeth estaba tan sonrojada que se retiraron sin decir nada.Elizabeth tomó su ropa y la toalla, y entró al baño. Cuando salió, David esperaba su turno para entrar.—El baño es todo tuyo. —dijo Elizabeth mientras tomaba sus cosas para salir de la habitación.En el comedor
Después de llegar al hotel, los chicos tomaron una ducha, descansaron y comenzaron a empacar antes de sentarse a disfrutar de una serie de películas antes de ir a dormir; pues parte de su premio estaría esperándolos.La alarma del celular comenzó a sonar "ring, ring", todos sintieron que había amanecido en un abrir y cerrar de ojos. Recordando que estarían un mes en una isla del Caribe, dejaron a un lado el sueño y el cansancio. Entraban y salían del baño, iban de un lado a otro terminando de recoger las cosas. Pasaron de ser abogados respetables a un grupo de estudiantes despreocupados dispuestos a disfrutar al máximo la vida.—Es hora de irnos, la limusina está esperando. —dijo David.—Listo, vamos, la diversión aguarda. —añadió Christopher.La limusina se puso en marcha, llegaron al aeropuerto, abordaron el jet y en un instante habían llegado a un paraíso terrenal.Allí ya estaba un guía esperando por ellos.—Bienvenidos a Jamaica, mi nombre es Zidane. Durante su estancia en la isl
Llovía cada vez más fuerte y el oleaje golpeaba brutalmente el bote. Elizabeth y David se aferraban al bote con todas sus fuerzas para no caer al mar; sin darse cuenta, con el vaivén de las olas, se habían quedado sin remos.Los terribles truenos estremecían todo con su estruendo y el viento azotaba el bote de manera implacable.Después de varias horas, la lluvia cesó. A lo lejos se veía cómo el sol se asomaba. Exhaustos, Elizabeth y David dormían en el bote.A medida que el sol llegaba a su punto máximo, el calor y la deshidratación se hicieron presentes. Ambos despertaron por el inmenso calor; hambrientos y sedientos, Elizabeth recordó que en su bolso llevaba agua y barras energéticas, que ahora eran su única opción para no deshidratarse. De inmediato comenzó a buscar dentro del bote.Era inútil, su bolso no estaba. Quizás había caído al mar mientras la tormenta los golpeaba.—Ya no aguanto, tengo mucha sed. No puedo más. Tomaré agua de mar. —dijo David, inclinándose para tomar agua
Mientras Elizabeth dormía, David estaba atento a cualquier cosa que se moviera. Era la primera noche que pasaban en ese lugar expuesto, casi a la intemperie, ya que el refugio que habían construido estaba hecho de hojas, ramas y lianas.David, a pesar de no tener todos los lujos a los que estaba acostumbrado, sentía una enorme tranquilidad al estar lejos de su padre, de Amaranta y de toda la responsabilidad que pronto estaría en sus manos.Ese paraje era hermoso, tan hermoso como lo era esa testaruda y peleona chica que estaba dormida frente a él.Allí, dormida en ese sitio, se veía tan indefensa. David pensó: "Provoca tomarla en mis brazos, abrazarla fuertemente para que se sienta tranquila y segura".—Qué diablos estoy pensando. Creo que el sitio, la falta de comida y el cansancio están nublando mi cerebro. —dijo David.—Me acostaré a un lado y dormiré antes de que sigan saliendo esos locos pensamientos. Total, sea lo que sea que haya estado rondando debe estar lejos porque no veo n
Al bajar del avión, la limosina negra del padre de David esperaba por el grupo para trasladarlos a la universidad.Cuando la limosina llegó al campus, una multitud con pancartas y globos aguardaban en el jardín para recibirlos.—Los chicos quisieron hacerle un recibimiento, es un lindo gesto. —dijo Miller.—Disculpe, profesor, pero creo que el recibimiento es solo para David, las pancartas tienen su nombre por todos lados. —respondió Christopher.—Bueno, chicos, cuando me solicitaron el permiso, me hablaron de un recibimiento para el grupo, seguramente Amaranta quiso hacerlo más especial para David. —contestó Miller. —Bueno, vamos, esperan por ustedes.La primera en bajar de la limosina fue Elizabeth, algunos compañeros se acercaron y la felicitaron por ganar el concurso anual y por llegar a salvo de esa isla donde se habían perdido ella y David.Luego salieron Jackson y Alice y se unieron a Elizabeth y así el resto fue dejando la limosina. Finalmente salió David. Amaranta corrió hast