Después de llegar al hotel, los chicos tomaron una ducha, descansaron y comenzaron a empacar antes de sentarse a disfrutar de una serie de películas antes de ir a dormir; pues parte de su premio estaría esperándolos.La alarma del celular comenzó a sonar "ring, ring", todos sintieron que había amanecido en un abrir y cerrar de ojos. Recordando que estarían un mes en una isla del Caribe, dejaron a un lado el sueño y el cansancio. Entraban y salían del baño, iban de un lado a otro terminando de recoger las cosas. Pasaron de ser abogados respetables a un grupo de estudiantes despreocupados dispuestos a disfrutar al máximo la vida.—Es hora de irnos, la limusina está esperando. —dijo David.—Listo, vamos, la diversión aguarda. —añadió Christopher.La limusina se puso en marcha, llegaron al aeropuerto, abordaron el jet y en un instante habían llegado a un paraíso terrenal.Allí ya estaba un guía esperando por ellos.—Bienvenidos a Jamaica, mi nombre es Zidane. Durante su estancia en la isl
Llovía cada vez más fuerte y el oleaje golpeaba brutalmente el bote. Elizabeth y David se aferraban al bote con todas sus fuerzas para no caer al mar; sin darse cuenta, con el vaivén de las olas, se habían quedado sin remos.Los terribles truenos estremecían todo con su estruendo y el viento azotaba el bote de manera implacable.Después de varias horas, la lluvia cesó. A lo lejos se veía cómo el sol se asomaba. Exhaustos, Elizabeth y David dormían en el bote.A medida que el sol llegaba a su punto máximo, el calor y la deshidratación se hicieron presentes. Ambos despertaron por el inmenso calor; hambrientos y sedientos, Elizabeth recordó que en su bolso llevaba agua y barras energéticas, que ahora eran su única opción para no deshidratarse. De inmediato comenzó a buscar dentro del bote.Era inútil, su bolso no estaba. Quizás había caído al mar mientras la tormenta los golpeaba.—Ya no aguanto, tengo mucha sed. No puedo más. Tomaré agua de mar. —dijo David, inclinándose para tomar agua
Mientras Elizabeth dormía, David estaba atento a cualquier cosa que se moviera. Era la primera noche que pasaban en ese lugar expuesto, casi a la intemperie, ya que el refugio que habían construido estaba hecho de hojas, ramas y lianas.David, a pesar de no tener todos los lujos a los que estaba acostumbrado, sentía una enorme tranquilidad al estar lejos de su padre, de Amaranta y de toda la responsabilidad que pronto estaría en sus manos.Ese paraje era hermoso, tan hermoso como lo era esa testaruda y peleona chica que estaba dormida frente a él.Allí, dormida en ese sitio, se veía tan indefensa. David pensó: "Provoca tomarla en mis brazos, abrazarla fuertemente para que se sienta tranquila y segura".—Qué diablos estoy pensando. Creo que el sitio, la falta de comida y el cansancio están nublando mi cerebro. —dijo David.—Me acostaré a un lado y dormiré antes de que sigan saliendo esos locos pensamientos. Total, sea lo que sea que haya estado rondando debe estar lejos porque no veo n
Al bajar del avión, la limosina negra del padre de David esperaba por el grupo para trasladarlos a la universidad.Cuando la limosina llegó al campus, una multitud con pancartas y globos aguardaban en el jardín para recibirlos.—Los chicos quisieron hacerle un recibimiento, es un lindo gesto. —dijo Miller.—Disculpe, profesor, pero creo que el recibimiento es solo para David, las pancartas tienen su nombre por todos lados. —respondió Christopher.—Bueno, chicos, cuando me solicitaron el permiso, me hablaron de un recibimiento para el grupo, seguramente Amaranta quiso hacerlo más especial para David. —contestó Miller. —Bueno, vamos, esperan por ustedes.La primera en bajar de la limosina fue Elizabeth, algunos compañeros se acercaron y la felicitaron por ganar el concurso anual y por llegar a salvo de esa isla donde se habían perdido ella y David.Luego salieron Jackson y Alice y se unieron a Elizabeth y así el resto fue dejando la limosina. Finalmente salió David. Amaranta corrió hast
El día comenzó entre exámenes, exposiciones y discusiones en el aula; los votos para dar a conocer quién sería reina de la universidad estaban siendo contados después de las clases.Después de que culminarán las asignaturas, por el parlante anunciaron que todos los alumnos se reunieran en el auditorio, ya que en minutos contarían los votos. Todos estaban a la expectativa, finalmente anunciaban que la nueva reina de la universidad y del baile era Elizabeth Campbell. Todos aplaudían y felicitaban a Elizabeth mientras Amaranta tomando a David del brazo, salía del auditorio.—Bueno, chicas, vamos a los vestidores, tenemos práctica dentro de media hora. —dijo Alice.—Tú nunca has estado tan animada cuando vamos a una práctica, así que te traes en manos, ¿qué sucede? Cuéntanos. —dijo Francis.—Hay, ya tú lo sabes, Francis, y bueno, Eliza, no había tenido oportunidad de contarte que Jackson y yo estamos saliendo.—Me alegra mucho, Jackson, y tú son dos bellas personas, se merecen el uno al o
La semana transcurría normal, la emoción y los preparativos para el gran baile eran el tema principal de todos los estudiantes.David y Elizabeth continuaban viéndose después las prácticas en la vieja cabaña, allí pasaban la tarde y en ocasiones gran parte de la noche.Mientras tanto, Amaranta, muy apegada a su plan, comenzaba a dudar de cuán interesado estaba David. No le daba prueba alguna de haber conquistado a Elizabeth, por el contrario, casi siempre después de cada práctica tenía algo importante que hacer y ya eso no le estaba gustando.Por su parte, David en la cita anterior le había dicho a Elizabeth que ese fin de semana visitaría a su padre y hablaría con él sobre el compromiso con Amaranta.Llegó el fin de semana, David se marchó a casa de su padre. Por su parte, Alice y Francis convencían a Eliza para qué las acompañará a elegir los vestidos para la fiesta y así dejaría de pensar en David y lo que diría su padre.Después de tanto insistir, Eliza decidió ir de compras. Ocup
Mientras el taxi se alejaba, las lágrimas corrían por el rostro de Elizabeth, las promesas y los sueños quedaban atrás; era hora de volver a empezar.—Verás que este viaje te hará bien, podrás aclarar tu mente y tus planes porque de algo puedes estar segura, después de este viaje tendrás que regresar más fuerte.—Así es, Francis, hoy lloraré todo lo que pueda, pero a partir de mañana nace una nueva Elizabeth con otros planes y metas y te juro que tarde o temprano haré que David, su padre y su venenosa novia paguen por todo lo que me hicieron.—Cuenta conmigo en todo momento, ahora a disfrutar de este maravilloso viaje no te arrepentirás. —dijo Francis.Al llegar al aeropuerto, hacían el llamado para que los pasajeros abordaran el avión con destino a Francia.Después de unas horas habían llegado a Francia, un coche esperaba por ellas para llevarlas a casa de la familia de Francis.—Bienvenidas, señoritas. Su madre ordenó que las llevara al hotel señorita Francis. —dijo el chófer.— ¿Y
Otro viaje en primera clase… demasiada emoción para concentrarse en la película que transmitían en ese momento. Elizabeth jamás había viajado tanto como lo había hecho en los últimos meses. A pesar de lo sucedido con David, también tenía que agradecer a las maravillosas personas que Dios y la vida habían puesto en su camino.El aterrizaje fue a las 8 de la mañana, hora de Roma. Y allí estaba él, Philip. Era imposible que él estuviera allí, ¿qué conexión había entre él y la familia de Francis?—Nos volvemos a encontrar, bella dama. —dijo Philip con ese lindo acento, sonriendo. —Hola, ¿qué haces tú aquí? —preguntó Elizabeth.—Mi familia es muy amiga de los Duff. Llevan años conociéndose y mi madre le extendió una invitación para que se queden en nuestro hotel. —contestó Philip.—Bueno, madre, como podemos ver, este par ya se conoce. Espero que la trates como a una reina, Philip. Mi amiga se merece lo mejor y la traje para que despeje la mente y se divierta. —añadió Francis.—Desde luego