Alexei
He pasado los últimos días tratando de mantenerme ocupado, enterrado en reuniones, informes, llamadas... cualquier cosa que mantuviera mi mente alejada de ella. De Aria. Pero es una batalla perdida desde el principio. Su presencia se ha vuelto como una droga: sutil al principio, seductora, pero adictiva hasta el punto de volverme un completo idiota. Uno con trajes caros y un apellido que pesa como una sentencia, sí, pero un idiota al fin y al cabo.
—Se te va a enfriar el café —me dice Ivan con su tono seco, cruzando los brazos frente al ventanal de mi oficina.
No necesito mirarlo para saber que me está juzgando. Sabe perfectamente por qué estoy distraído
AriaNunca imaginé que mi vida sería una jaula dorada. Todos esos lujos, las sonrisas falsas y las apariencias que tengo que mantener… pero nada de eso me hacía sentir libre. Al contrario, todo lo que me rodeaba me mantenía encadenada. Y ahora, la única salida que mi familia real veía para mí era un matrimonio arreglado con un príncipe del que nada sabía, salvo que mi destino y el suyo estaban atados por la corona, no por el amor.“La princesa Aria, ¿te das cuenta de lo que esto significa?”, me dijo mi madre con una sonrisa tan fría que ni el sol de la mañana lograba derretirla. “El matrimonio con el príncipe Alexei es una oportunidad para nuestra familia. Es un compromiso de sangre, de poder, de influencia.”Sí, claro. Solo faltaba añadir “y de sumisión”. Porque eso era lo que sentía al escucharla hablar: un compromiso, pero no el mío, sino el de mi libertad. Sus palabras eran un susurro de promesas vacías, de sacrificios ocultos bajo una fachada de brillo y glamour.Cuando mis ojos
AlexeiEl reloj en la pared me observa con impaciencia. Otra reunión, otro día, otra obligación. El peso de mi familia, de mi deber, me aplasta con la misma intensidad que el día anterior, y el día anterior a ese. El compromiso con Aria es solo una parte más de un juego que nunca quise jugar. Pero aquí estoy, atrapado en la telaraña de la realeza, donde cada movimiento está controlado, cada palabra calculada. Nada más que una marioneta en manos de aquellos que deberían haberme protegido.A veces me pregunto por qué me siento tan desconectado de todo esto. Si no fuera por el deber, si no fuera por mi familia, ¿realmente querría estar aquí? ¿Realmente querría ser el príncipe? No tengo una respuesta clara. Solo sé que me están manipulando, y lo peor es que no puedo hacer nada al respecto.El día después de la rueda de prensa fue un caos absoluto. Aria, esa princesa insoportable, no dejó de darme dolores de cabeza. Cuando la conocí en público, su comportamiento fue lo que esperaba: distan
AriaEl cielo estaba cubierto de nubes oscuras, la tormenta llegaba con furia. A través de las ventanas del palacio, el viento azotaba los cristales, anunciando la llegada de la tormenta que todos temían. La electricidad en el aire era palpable, como si el mismo cielo estuviera dispuesto a romperse. Y, en medio de todo eso, yo me encontraba en el salón de estar, atrapada en el mismo lugar que Alexei, obligado por circunstancias más allá de nuestro control."Perfecto", murmuré para mí misma, buscando un rincón donde escapar de la mirada penetrante del príncipe. Si las cosas fueran diferentes, si mi vida fuera solo mía, tal vez podría haberme refugiado en el jardín, alejarme de las paredes frías del palacio. Pero no. Hoy, el destino tenía otros planes para mí.Alexei estaba allí, como siempre, impecable, pero con esa ligera tensión que ahora conocía bien. Podía ver la lucha en sus ojos, esa ira contenida, esa frustración con todo lo que no podía controlar. Él también estaba atrapado. Y,
AlexeiLa noche estaba cargada de una calma tensa, como si el aire mismo se estuviera conteniendo, esperando que algo estallara. La gala, como todas las demás, se desarrollaba con su aire artificial de perfección, las sonrisas perfectas, las conversaciones perfectas, las cámaras enfocando cada paso, cada gesto, cada mirada. Y ahí estábamos nosotros, Aria y yo, de nuevo jugando nuestro papel en esta farsa.La boda se acercaba, y con ella, una sensación de inevitabilidad que no podía sacudirme. Estaba atrapado en un mundo de deber y expectativas, donde mis propios deseos no importaban. Pero Aria… Aria no lo hacía más fácil. Cada vez que la veía, cada vez que me enfrentaba a su mirada desafiante, algo dentro de m
AriaEl vestido que llevaba puesto me asfixiaba. No por lo ajustado del corsé ni por la opulencia de la tela, sino porque era un recordatorio de la farsa en la que estaba atrapada. La princesa perfecta. La prometida ejemplar. La futura reina de un país que apenas conocía.Y Alexei…Él también estaba jugando su papel a la perfección. Demasiado bien. Desde aquel beso bajo la luna, algo en él había cambiado. O tal vez era solo mi percepción la que se había alterado. Ahora parecía más atento, más… humano. Y eso era lo que más me aterraba.Los flashes de las cámaras seguían cegándome mientras sonreía para la prensa, con su mano desc
AlexeiEstoy seguro de que la mayoría de la gente no me ve como alguien capaz de perder el control. Después de todo, no soy exactamente el tipo de persona que muestra debilidad, pero allí estaba yo, de pie en la esquina de la sala, observando a Aria. Debería haberme alejado, debería haberme mantenido distante, pero había algo en sus ojos, algo en la forma en que su mirada me atravesaba, que no me dejaba en paz.El evento estaba lleno de gente, como siempre. Multitudes de sonrisas falsas, chismes y promesas vacías, una fiesta de disfraces en la que todos fingían ser algo que no eran, mientras yo solo quería desaparecer entre las sombras. Pero no pude. Ella estaba allí, a unos metros de mí, su figura brillante en medio de la multitud, con un vestido plateado que reflejaba la luz de las chandeliers. Ella, con esa mirada desafiante que siempre me desconcertó, era el centro de todo, aunque trataba de ocultarlo.Desde el beso bajo la luna, esa maldita luna llena que parecía haber invocado to
AriaEs curioso cómo una jaula dorada, algo que muchos desearían, puede sentirse más asfixiante que cualquier prisión de hierro. Estoy atrapada, rodeada por lujos, por expectativas, por sonrisas que no siento y miradas que no me pertenecen. Los muros de este castillo parecen más altos de lo que son, y mi voz, la que alguna vez se alzó con fuerza, ahora está apagada.Mis padres no ven más allá de su propia agenda, y yo... yo estoy aquí para cumplirla, como siempre. Pero a veces, cuando la mirada de Alexei se cruza con la mía, siento que algo más, algo mucho más peligroso, empieza a hervir bajo mi piel.Lo odio.Lo odio por lo que me
AlexeiCada día que pasa siento que el peso sobre mis hombros se hace más insoportable. La boda se acerca, y con ella, la gran mentira que he estado construyendo junto a Aria. En cada momento, en cada conversación, todo parece volverse más difícil de manejar. Estoy atrapado en una red de expectativas que no puedo escapar, y, a pesar de todo, Aria sigue siendo la pieza que me desestabiliza.No es solo la presión de mi familia, no es solo la fachada que me han obligado a mantener. Es ella, con su actitud desafiante y su mirada que parece leerme más de lo que me gustaría admitir. Como si, en algún lugar profundo de mí, ella supiera que esta mentira nos está consumiendo a ambos.A lo largo de los d&ia