69.

Afortunadamente Mariana no ha abierto ninguna de las cajas, nada más le pidió a la empleada que subiera las cajas a mi habitación.

Cuando entro a mi cuarto, hecho seguro a la puerta y empiezo a soltar risas emocionadas. Tomo unas tijeras y comienzo a abrir todo, soltando griticos cuando saco la lencería de encaje. Veo los hilos y me parecen muy pequeños, no cubren prácticamente nada: justo lo que necesito, que se vea todo.

—Oh sí, esto sí que va a hacer que tenga un hijo pronto —suelto y comienzo a reír de la emoción.

Rápidamente organizo toda la ropa interior en mi vestidor, así mi hermana no tendrá oportunidad de verlo. También guardo los lubricantes en un gabinete dentro del vestidor y los juguetes sexuales los deposito en una bolsa de tela negra; estos sí debo llevarlos al apartamento de Alessandro, no me gustaría que estuvieran aqu&iac

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