—No quiero seguir así —suelto—, la vida es tan injusta. —Comienzo a sollozar y él limpia las lágrimas que empiezan a correr por mis mejillas—. ¿Por qué las personas malas no se cansan de atormentar a sus víctimas?
—¿Te refieres a Emiliano? —pregunta con preocupación—. ¿Te escribió? ¿Te llamó?
—No —sacudo la cabeza.
—¿Entonces?, ¿qué pasa?
—Yo estoy segura, él está con Serena y quieren destruirnos —insisto.
Alessandro aleja sus manos de mí y suelta un largo suspiro.
—No caigas en especulaciones, por favor —pide y se da media vuelta para tomar unos tomates y echarlos al lavaplatos—. Conozco a Serena, ella está un poco loca y no sabe lo que quiere en la vida, pero no es de las que se alía con personas para destru
Alessandro y Claudio se sientan a la mesa y con esto ya sabemos que no podemos seguir la conversación, así que la reunión se aplazará para otro momento. Algo que sin duda alguna me da mucha impotencia, porque vamos a buen ritmo, así que podremos hacer nuestro primer avance en la venganza que estamos planeando.Claudio, con su personalidad extrovertida, comienza a hablar sobre hacer una fiesta para mi cumpleaños, dice que los treinta es una fecha importante y que, si yo le doy el permiso, hará una gran fiesta en el patio de mi casa. Al parecer le quedó gustando el diseño de la casa y se emociona tanto que empieza a decirme que tiene un vestido de gala que me quedaría perfecto; habla sobre el maquillaje y también de joyas. Le da una palmada al hombro de Alessandro y le dice que ese puede ser su regalo de cumpleaños para mí.—¿Recuerdas ese collar que vimos en la tienda
Afortunadamente Mariana no ha abierto ninguna de las cajas, nada más le pidió a la empleada que subiera las cajas a mi habitación.Cuando entro a mi cuarto, hecho seguro a la puerta y empiezo a soltar risas emocionadas. Tomo unas tijeras y comienzo a abrir todo, soltando griticos cuando saco la lencería de encaje. Veo los hilos y me parecen muy pequeños, no cubren prácticamente nada: justo lo que necesito, que se vea todo.—Oh sí, esto sí que va a hacer que tenga un hijo pronto —suelto y comienzo a reír de la emoción.Rápidamente organizo toda la ropa interior en mi vestidor, así mi hermana no tendrá oportunidad de verlo. También guardo los lubricantes en un gabinete dentro del vestidor y los juguetes sexuales los deposito en una bolsa de tela negra; estos sí debo llevarlos al apartamento de Alessandro, no me gustaría que estuvieran aqu&iac
Rápidamente corro a ella y hago que vuelva a meter los objetos en el delantal. Suelto una risa nerviosa.—Mejor quédatelos, te los regalo —digo.—Oh… ¿cómo se le ocurre? —comenta, aunque despliega una sonrisa y sus mejillas blanquísimas se le ruborizan.—Estoy segura de que a tu esposo le va a encantar —suelto.Ella deja salir una risita traviesa y después se va, caminando como una gata que acaba de atrapar una buena presa.En la reunión con el grupo Bacheli noto que Alessandro no le está prestando mucha atención a lo que está exponiendo el programador sobre las actualizaciones de la nueva aplicación. Él le presta más atención a las fotos que le envié a primera hora de la mañana, cuando decidí probarme la nueva lencería. Por momentos baja la mirada al cel
A la mañana siguiente Alessandro se apropió del diseño de nuestra casa y dibujaba en papel las especificaciones de ciertas áreas, como la cocina, quería que tuviera un diseño industrial; para él era importante, pues su mayor pasatiempo es cocinar. También dibujó la decoración del cuarto de juegos (en caso no tuviéramos los tres hijos), resaltando que en una esquina hubiera un rincón de lectura, con un minilibrero.Parecíamos dos recién casados, aunque apenas tuviéramos dieciséis años. Nuestra casa tuvo tantos detalles que decidimos hacer una maqueta de ella. Así pasábamos las tardes recordando paredes de cartón, imprimiendo imágenes y también haciendo mini mueblecitos con palitos.Jairo le daba mucha curiosidad el diseño de la casa y a veces nos colaboraba, era bastante bueno haciendo figuras con porcelanicron,
—No, no tengo —mentí, pues Alessandro y yo decidimos mantener lo nuestro en secreto.—¿Y no has tenido novio, Pen? —preguntó Cielo.—No, nunca —contesté.—Eres una mentirosa —aseguró Camilo.Me asustó su reacción y por un momento creí que sabía sobre mi relación con Alessandro, recordé en ese momento que ellos habían sido compañeros de clases.—¿Qué te pasa?, deja de llamarla mentirosa —reprendió Cielo—, si dice que nunca ha tenido, es porque es así.—Pues ella está comprometida con Bacheli —insistió Camilo—, todos en este colegio saben que algún día se van a casar. Y sé que ellos por un tiempo fueron pareja.Cielo mostró un rostro de sorpresa, como si se estuviera acordando de algo importante.
Pero al enterarme que Alessandro terminaba teniendo problemas con los chicos por mi culpa, no me gustó la idea de hacer que se enterara que estaba siendo acosada, seguramente terminaría metiéndose en un problema grande. Así que no le dije nada.Una semana después, cuando se acercaban las vacaciones de mitad de año, pude darme cuenta de que las advertencias de mis amigos eran muy ciertas y justificadas. Cuando salía de mis clases de programación vi al otro lado de la calle a Mauricio, estaba recostado a su carro, esperando y… claramente sabía que era yo.Sentí demasiados nervios. Me acerqué a uno de mis compañeros y me escondí detrás de él.—¿Qué te pasa, Pen? —preguntó preocupado.—Hay alguien que me está esperando —respondí con nervios.—¿Te escondes de tu novio? &md
Aquella situación hizo que recordara grado décimo y los problemas que tuve, llevándome a aquella fuerte depresión.Alessandro esta vez no pareció entenderme y empezó a mostrarse distante conmigo. Creí que si esperaba a que el enojo se le pasara, las cosas iban a volver a la normalidad, pero no fue así.Para vacaciones de mitad de año mis amigas y yo decidimos hacer un viaje en crucero, la familia de Roberta era dueña del crucero y para esas fechas se haría un recorrido por el Mediterráneo, algo que sin duda alguna me había emocionado. Pasé más de una semana suplicándole a mi padre, el cual claramente no lo iba a permitir, pero cuando mi hermana se enteró del viaje le propuso a mi padre que le permitiera ir y ella nos supervisaría. Él lo dudó, pero al final convencimos a nuestra madre, la cual lo persuadió para que nos permit
Él se fue de la casa rápidamente, azotando la puerta al salir.—¡Imbécil! —grité cuando escuché el sonido brusco de la puerta de madera.Cuando corría hacia las escaleras que comunicaban al segundo piso vi a mis hermanos observándome desde arriba.—¿Por qué pelearon? —preguntó Alessandro.Subí a toda prisa.—Qué te importa —escupí y corrí a mi habitación.Esa tarde no lloré, sentía que si lo hacía le iba a dar gusto a Alessandro. Estaba tan enojada que lo bloqueé en todas mis redes sociales y eliminé su número. Estuve a punto de destruir la maqueta de nuestra casa, pero al tenerla entre mis manos alzadas por encima de mi cabeza, a punto de estrellarla con el piso, me arrepentí.Una vez se me pasó el enojo, o sea, a la mañana sig