No puede ser, ellos son tan buenos amigos y jamás habían discutido. ¡Están discutiendo por nuestra culpa!, esto es demasiado peligroso. Tenemos que detenerlo pronto.
—Nuestro hijo hasta sufrió de neumonía porque discutió con ella el día de su graduación —sigue diciendo el señor Bacheli— y ella ni siquiera fue a visitarlo por una vez, ¿cómo puedo estar seguro de que no es su hija la que está jugando con nuestro hijo? Hasta aseguró que él la maltrataba, ¡cuando realmente habían tenido un noviazgo a escondidas!
Comienzo a hiperventilar. Mariana me observa con miedo, advirtiéndome que haga algo.
—¡Basta, paren los dos! —grita Alessandro y se levanta de su puesto.
Todos hacen silencio y nuestros padres voltean a verlo. Alessandro me mira y me toma de la mano, obligándome a levantarme.
&mda
—No es que no quiera casarme —confiesa y agacha su mirada—, es que no quiero hacerlo en estas condiciones. Detesto la idea de que mi familia quiera controlar mi vida, que mi padre me diga qué hacer.Alessandro desde muy pequeño ha tenido mala relación con su padre. De niño vivía haciendo travesuras, además, recuerdo que muchas veces quedé en medio de sus discusiones, porque su padre me ponía de ejemplo, le decía cosas como “¿por qué no puedes parecerte un poco a Penélope?” o “Penélope sacó una calificación más alta en el mismo examen”.Al ser hijo único, carga con una gran responsabilidad, es el heredero de todo un imperio, debe mostrarse perfecto y claramente eso siempre le ha estresado. Mi madre me contó una vez que de niño lo llevaron a vivir con sus abuelos porque era muy “tremendo&rdquo
Decido abrir la puerta, pero antes acomodo la camisa, desabotonando varios botones de la camisa, así que se me notan mucho los senos.Abro la puerta y despliego una sonrisa socarrona, sintiendo una gran satisfacción cuando noto la mirada desorbitada de Serena. Lleva en su rostro un parche en la mejilla, justo donde la golpee con el anillo, se le ve la mirada maltratada, como si hubiese llorado y no tiene nada me maquillaje, aunque aun así se ve extremadamente hermosa, con sus ojos azules y cabello rubio que le llega hasta las caderas.—Dime, ¿qué quieres? —pregunto, recostándome al umbral de la puerta con coquetería.—Ah… —Trata de hablar—. ¿Está Alessandro?La barro de pies a cabeza con la mirada, lleva unos baqueros y una camisa rosada, está tan sencilla, pero… típico de una super modelo: siempre todo le queda super bien. Pero n
—No quiero seguir así —suelto—, la vida es tan injusta. —Comienzo a sollozar y él limpia las lágrimas que empiezan a correr por mis mejillas—. ¿Por qué las personas malas no se cansan de atormentar a sus víctimas?—¿Te refieres a Emiliano? —pregunta con preocupación—. ¿Te escribió? ¿Te llamó?—No —sacudo la cabeza.—¿Entonces?, ¿qué pasa?—Yo estoy segura, él está con Serena y quieren destruirnos —insisto.Alessandro aleja sus manos de mí y suelta un largo suspiro.—No caigas en especulaciones, por favor —pide y se da media vuelta para tomar unos tomates y echarlos al lavaplatos—. Conozco a Serena, ella está un poco loca y no sabe lo que quiere en la vida, pero no es de las que se alía con personas para destru
Alessandro y Claudio se sientan a la mesa y con esto ya sabemos que no podemos seguir la conversación, así que la reunión se aplazará para otro momento. Algo que sin duda alguna me da mucha impotencia, porque vamos a buen ritmo, así que podremos hacer nuestro primer avance en la venganza que estamos planeando.Claudio, con su personalidad extrovertida, comienza a hablar sobre hacer una fiesta para mi cumpleaños, dice que los treinta es una fecha importante y que, si yo le doy el permiso, hará una gran fiesta en el patio de mi casa. Al parecer le quedó gustando el diseño de la casa y se emociona tanto que empieza a decirme que tiene un vestido de gala que me quedaría perfecto; habla sobre el maquillaje y también de joyas. Le da una palmada al hombro de Alessandro y le dice que ese puede ser su regalo de cumpleaños para mí.—¿Recuerdas ese collar que vimos en la tienda
Afortunadamente Mariana no ha abierto ninguna de las cajas, nada más le pidió a la empleada que subiera las cajas a mi habitación.Cuando entro a mi cuarto, hecho seguro a la puerta y empiezo a soltar risas emocionadas. Tomo unas tijeras y comienzo a abrir todo, soltando griticos cuando saco la lencería de encaje. Veo los hilos y me parecen muy pequeños, no cubren prácticamente nada: justo lo que necesito, que se vea todo.—Oh sí, esto sí que va a hacer que tenga un hijo pronto —suelto y comienzo a reír de la emoción.Rápidamente organizo toda la ropa interior en mi vestidor, así mi hermana no tendrá oportunidad de verlo. También guardo los lubricantes en un gabinete dentro del vestidor y los juguetes sexuales los deposito en una bolsa de tela negra; estos sí debo llevarlos al apartamento de Alessandro, no me gustaría que estuvieran aqu&iac
Rápidamente corro a ella y hago que vuelva a meter los objetos en el delantal. Suelto una risa nerviosa.—Mejor quédatelos, te los regalo —digo.—Oh… ¿cómo se le ocurre? —comenta, aunque despliega una sonrisa y sus mejillas blanquísimas se le ruborizan.—Estoy segura de que a tu esposo le va a encantar —suelto.Ella deja salir una risita traviesa y después se va, caminando como una gata que acaba de atrapar una buena presa.En la reunión con el grupo Bacheli noto que Alessandro no le está prestando mucha atención a lo que está exponiendo el programador sobre las actualizaciones de la nueva aplicación. Él le presta más atención a las fotos que le envié a primera hora de la mañana, cuando decidí probarme la nueva lencería. Por momentos baja la mirada al cel
A la mañana siguiente Alessandro se apropió del diseño de nuestra casa y dibujaba en papel las especificaciones de ciertas áreas, como la cocina, quería que tuviera un diseño industrial; para él era importante, pues su mayor pasatiempo es cocinar. También dibujó la decoración del cuarto de juegos (en caso no tuviéramos los tres hijos), resaltando que en una esquina hubiera un rincón de lectura, con un minilibrero.Parecíamos dos recién casados, aunque apenas tuviéramos dieciséis años. Nuestra casa tuvo tantos detalles que decidimos hacer una maqueta de ella. Así pasábamos las tardes recordando paredes de cartón, imprimiendo imágenes y también haciendo mini mueblecitos con palitos.Jairo le daba mucha curiosidad el diseño de la casa y a veces nos colaboraba, era bastante bueno haciendo figuras con porcelanicron,
—No, no tengo —mentí, pues Alessandro y yo decidimos mantener lo nuestro en secreto.—¿Y no has tenido novio, Pen? —preguntó Cielo.—No, nunca —contesté.—Eres una mentirosa —aseguró Camilo.Me asustó su reacción y por un momento creí que sabía sobre mi relación con Alessandro, recordé en ese momento que ellos habían sido compañeros de clases.—¿Qué te pasa?, deja de llamarla mentirosa —reprendió Cielo—, si dice que nunca ha tenido, es porque es así.—Pues ella está comprometida con Bacheli —insistió Camilo—, todos en este colegio saben que algún día se van a casar. Y sé que ellos por un tiempo fueron pareja.Cielo mostró un rostro de sorpresa, como si se estuviera acordando de algo importante.