Sonreí al verme en el espejo con mi nuevo conjunto de encaje negro. Iba a enloquecer a todos los que se conectaran y, tal vez, conseguir un par de miles. Los necesitaba si quería comenzar mis prácticas este año.La vida de un estudiante de enfermería era difícil, aún más siendo una chica criada en el sistema, sin familia ni estabilidad económica. Por ese motivo me vi obligada a comenzar a trabajar con mi cuerpo en redes sociales. Los trabajos a tiempo completo de camarera o aseando casas apenas alcanzaban a cubrir el alquiler. Si quería cumplir mi sueño y convertirme en enfermera debía encontrar un trabajo que ganara bien y me dejara tiempo para estudiar.Así fue como mi mejor amiga Emma me dijo que debía volverme una de las famosas Sugar girls. Chicas en una aplicación de vivos donde se mostraban en lencería y bailaban para los clientes que se conectar
Estaba agotada y apenas vamos a miércoles. Las prácticas son hermosas pero requieren mucha energía, aún más trabajando con niños.Realmente me encantó oncología, los pacientes son en su mayor parte divinos con el personal. Si, están luchando con el cáncer, algo terrible y agotador, pero, con todo eso encima, ponen una sonrisa cada vez que nos ven llegar y derriten mi corazón.Además, las enfermeras del área nos recibieron con los brazos abiertos, felices de que estemos allí. Cada duda o consulta que teníamos ellas la contestan sin problema. El primer día me tranqué con una máquina de monitoreo y ellas amablemente me mostraron como hacerlo. Por suerte no se lo contaron a Moreno. Pidió excelencia y lo que menos quería era cometer un error que me dejara de patitas en la calle.Quitando ese problemilla con la máquina, el
DavidSuspiré algo cansado mientras manejaba hasta mi departamento. Ser el jefe implicaba muchas responsabilidades que dejarían a cualquiera con la energía por el suelo. Esta semana habían comenzado las practicantes de enfermería y los internos en pediatría, un ajetreo que me obligó a quedarme más tiempo en el hospital. Además seguíamos cortos de personal y mis médicos estaban comenzando a enojarse por verse obligados a realizar horas extras.No era mi culpa realmente, la dirección del hospital no quería contratar más personal por el corto presupuesto y debía hacer malabares con lo que entraba a mi piso. Incluso yo estaba tomando más pacientes sin cobrar por esas horas cuando no debería.Estar al mando me est&aa
ArielleLancé un beso a la cámara junto con un gemido y corté el vivo.-Y fin –murmuré.Emma se levantó y comenzó a aplaudir como si hubiera visto la mejor obra de teatro de su vida.-¡Amiga! Juro que estaría dedeándome ahora si estuviera del otro lado de esa pantalla. Entiendo por qué los hombres pagan tanto por verte, eres puro fuego.Tomé mi bata y me cubrí cerrándola con la cinta. Me avergonzaba un poco que tuviera que presenciar "mi trabajo" porque no es algo de lo que me sienta orgullosa. Sí, me ayuda a sobrevivir, paga las cuentas y la comida, pero no puedo sentir que está bien. Nadie estaría orgulloso de decir que se desnuda para vivir.-Gracias. Hoy fue una buena noche –respondí bajito.Le mostré las ganancias que aparecían en mi cuenta y chifló al ver la cantidad que figuraba.
ArielleAl terminar mi turno ya no me quedaba energía. Tenía los pies doloridos y latiendo, pidiendo a gritos un merecido descanso. Esta noche tocaba desnudarme y necesitaba reposar para poder aguantar hasta la madrugada, por eso deseaba irme cuanto antes y por eso estaba firmando con mucha ansiedad la salida cuando escuché pasos apresurados. Levanté la cabeza y miré a Bianca correr en mi dirección con una carpeta entre los brazos. -Ari necesito un favor –pidió agitada por la carrera entre los pasillos.Lo pensé, realmente lo pensé porque estaba cansada, pero ella se veía tan nerviosa y apurada que no tuve corazón para negarme. -Claro ¿Qué necesitas?-Estoy llegando tarde para recoger a mi madre de su clase de pilates y tengo que entregarle estos análisis al jefe.Arrugué la nariz y quise golpearme por haber aceptado. Ya tuve bastante del jefe y su fría personalidad para tener que soportar unos minutos extra, pero había dicho que si y resignada tomé la carpeta de sus brazos asintie
Capítulo 6DavidObservé como caminó hacia la puerta, nerviosa y excitada. Sus pezones se mostraban a través de la ropa, visibles y listos para ser mordidos. Volteó la cabeza un segundo antes de alejarse, esperando que nadie la mirara, pero mis ojos estaba fijos en ella y el rosado en sus mejillas.Sonreí levemente, apenas un costado de para disimular sorprendiéndola antes de desaparecer por el pasillo.Tenía algo que me volvía incontrolable. Desde el primer momento no he podido dejar de mirarla y sentir la necesidad de ponerla en mi hombro, como cavernícola, y llevarla a casa para poder follarla por el resto de mi vida. Su trasero, grande y jugoso llevaba enloqueciéndome por casi una semana.Cada vez que la veía en los pasillo o con mis pacientes no podía apartar mis ojos de él. ¿Qué me estaba pasando con esta chica?-¿Doctor? -preguntó la infumable enfermera sacándome de mis pensamientos.-Si -contesté malhumorado.-Tengo los papeles que solicitó.Entregó la documentación y se quedó
Arielle-¿Te pasa algo? -preguntó Bianca frunciendo el ceño -Te ves...nerviosa.Lo estaba. Hoy era mi último día en oncología y estaba preocupada de encontrarme con Moreno. O sea, era obvio que lo cruzaría en algún momento pero, después de lo que pasó en su oficina, me siento incómoda solo de pensar en tenerlo frente a mí. Claro que no se lo podía explicar a Bianca.Encogí mis hombros sin darle importancia.-Dormí poco, debe ser cansancio.Asintió y salimos de los vestidores para entrar en nuestra área.-Gracias por el favor de anoche.-De nada. Espero que hayas llegado a tiempo para recoger a tu mamá.-Si, con las justas.Al abrir la puerta de oncología, una enfermera pasó corriendo casi llevándonos por delante. Siempre era una locura este piso. Nuestras planillas con las tareas del día estaba esperándonos y nos separamos para comenzar el turno.Como todos los días desde que comencé aquí, fui de un lado a otro realizando controles, aplicando medicación y tratando de que los niños est
ArielleNegué sin apartar la vista de su cuerpo. Aunque moría de ganas por hacerlo, no podíamos. Estábamos en un hospital, junto a cientos de pacientes y funcionarios. Era una locura.-Doctor... -susurré-Shh -levantó mi uniforme sin ninguna resistencia.Sabía que estaba mal, pero su mirada, el hambre y necesidad en sus ojos era tan hipnotizante que estaba olvidando mis límites.Quitó mi túnica, revelando mi sostén y pechos restringidos, inhalando hondo. Gruñó y bajó sus manos a mi trasero, rodeándolo y levantándome en sus brazos para llevarme contra la pared. Besó, mordió y lamió mi cuello bajando hasta mis senos, los cuales estaban sensibles y duros, esperando que los mimara.Mordisqueó suavemente y bajó las copas de mi sostén liberándolos para atacarlos desesperado. Tomó mi pezón estirándolo, haciéndome gemir como loca por el placer y dolor que sentí al mismo tiempo.-David -gemí.Cerró su boca sobre uno chupando profundo y disparando una corriente desde mi espalda baja hasta mi pe