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Capítulo 3

David

Suspiré algo cansado mientras manejaba hasta mi departamento. Ser el jefe implicaba muchas responsabilidades que dejarían a cualquiera con la energía por el suelo. Esta semana habían comenzado las practicantes de enfermería y los internos en pediatría, un ajetreo que me obligó a quedarme más tiempo en el hospital. Además seguíamos cortos de personal y mis médicos estaban comenzando a enojarse por verse obligados a realizar horas extras.

No era mi culpa realmente, la dirección del hospital no quería contratar más personal por el corto presupuesto y debía hacer malabares con lo que entraba a mi piso. Incluso yo estaba tomando más pacientes sin cobrar por esas horas cuando no debería.

Estar al mando me está pasando factura y aburriendo. Pensaba que sería genial tener el puesto de jefe con su aumento de sueldo, propia oficina y un trabajo, en su mayor parte administrativo, pero olvidé lo emocionante que es el contacto con los pequeños pacientes. El próximo año dejaría el puesto y volvería como jefe de oncología solamente.

Una vez en mi casa me quité la chaqueta y tiré sobre el sofá. Cerré los ojos y descansé la mente durante unos minutos. Me vendrían muy bien unas vacaciones en alguna isla lejos de todo.

El sonido de una notificación me sacó de mi descanso.

-¿Ahora qué? –murmur.

La luz de mi laptop parpadeó y lo saqué de mi maletín para ver quién me molestaba a esta hora. Abrí la máquina sobre mis piernas y suspiré al ver que se trataba de un correo, que me irritó todavía más al ver que era de mi hermano.

“Hey, sé que estás ocupado pero chécate esta página.

www.sugargilrs.com/curve

 Me la pasó un amigo de la universidad y ya que estás más solo que el uno, además de amargado, creí que te sería algo útil para mover ese “mástil”. Te juro que vas a andar como un roble después de ver a esa chica. Me ha dejado como una moto. (carita de emoji riendo) Por cierto, la pesadita de tu ex estuvo rondando mi oficina otra vez, no sé qué demonios quiere pero te mantendré al tanto.

Pd: El fin de semana mamá quiere vernos.

Te quiero idiota. “

Mi hermanito el imbécil siempre igual.

Realmente éramos como el agua y el aceite. Él, un abogado reconocido por tener su propia firma antes de los treinta y,  cualquiera pensaría que al tener un oficio tan serio su personalidad sería acorde al trabajo, pero no, mi hermano adoraba la vida loca, las salidas y las mujeres. No entendía como lograba equilibrar su vida de soltero con la abogacía.

En la corte podía devorarte como un tiburón sin dudarlo y se dedicaba cien por ciento a sus casos. Pero fuera de la corte no era más que un idiota.

Mientras que yo era todo lo contrario, no me gustaba salir. Odiaba las fiestas y, después de mi desastroso divorcio, también a las mujeres. Bueno, no era un odio en sí, sino más bien evitarlas todo lo posible.

Mi ex, la “perra” como la tituló mi hermano, fue mi esposa durante ocho años. La conocí en una cita a ciegas organizada por mi madre y desde ese momento creí que era la indicada para mí.

Resultó ser una completa bruja que solamente se portó dulce y romántica conmigo mientras salimos. Una vez que tuvo el anillo en su mano y el papel de matrimonio asegurado, se transformó en una perra irreconocible. Gastaba mi dinero como si nada y vivía de fiesta en fiesta. ¿Cómo logré soportar ocho años con esa oportunista? No lo sé.

Lo que sí sé, es que ni loco volvería a caer en su trampa. Mi límite llegó cuando me informó que estaba embarazada. Hacía más de año y medio que no la tocaba como para creerme esa mentira. Intentó convencerme de qué fue una noche en que bebí mucho pero había pasado demasiado con ella para creerle. Finalmente lo confirmé cuando se realizó los análisis de sangre y ecografía en el hospital, tenía poco más de tres meses y definitivamente no era mío.

Pedí el divorcio y gracias a mi hermano pude separarme de ella en menos de un año. Al principio hizo lo imposible para evitar el divorcio acusándome de numerosas mentiras que luego, con pruebas, se fueron descartando. Finalmente mi hermano presentó una carpeta con cientos de fotos de ella y sus amantes desacreditando todo su testimonio.

Seguramente volvió por dinero, pero ni en sueños iba a darle un solo dólar.

Volví a leer el correo, porque no tenía nada más que hacer y no pude despegar mi vista del link que había adjuntado. La curiosidad ganó y entré al link.

Una página llamada Sugar Girls, en tonos neón, fondo de ladrillos y con música sensual apareció. La ventana en el centro decía Curve y una mujer en lencería estaba mostrándose a la cámara. Era una de esas páginas de vivos. Giré los ojos pensando en que mi hermano nunca cambiaría. Iba a salir de allí cuando la mujer en el vivo se inclinó frente a la cámara y algo que hace meses no sentía apareció. Excitación.

La chica era rellenita pero muy sensual, con pechos y caderas grandes. La sangre comenzó a correr hacia mi ingle y tuve que desabrochar mi pantalón para aliviar la presión. Ella comenzó a quitarse el camisón transparente y creí morir al ver sus enormes pechos dentro del sujetador rojo. Se acercó a la cámara para dar una mejor vista y calentarme aún más. Sus grandes pechos estaban aprisionados en el sujetador y ella lo bajó dejando ver apenas la parte superior de su pezón.

-Joder –murmuré viendo como se inclinaba.

Miré su rostro, que aunque estaba cubierto por un antifaz, era hermoso. Labios rojos y gordos junto a ojos verdes y brillantes. Tenía ganas de tener esos labios alrededor de mí, con sus ojos mirándome mientras sujetaba su cabello y taladraba su boca.

-¿Quieren ver más? –preguntó con voz sensual.

“M****a, si quiero” pensé.

Ella señaló hacia la esquina superior de la cámara y sonrió. Allí había un botón que decía paetron y entendí que si quería ver más debía pagar.

Bajé mis pantalones y busqué mi billetera. Tomé mi tarjeta y rápidamente me hice un usuario. Envié cien dólares y esperé.

Ella lamió sus labios y eso fue todo. Bajé mis bóxers y comencé a acariciarme mientras la miraba moverse.

-Gracias babys, veo que sí quieren más –dijo coqueta.

-Si claro que si nena, muéstrame –susurré.

Se alejó un poco de la cámara y apoyó una pierna en la cama dando un gran vistazo de su gran culo. Bajó lentamente la media por su pierna acariciando su piel en el proceso y repitiendo lo mismo con la otra pierna.

Cambió la música a una más lenta y comenzó a moverse sensualmente al ritmo de la canción. Masajeaba su cuerpo y apretaba sus pechos todo el tiempo y se acercaba para que se viera mejor.

Estaba al límite y me acaricié más rápido.

-Ya estamos llegando al final –dijo.

Gruñí por eso.

Llevó sus manos a la parte de atrás del sujetador y lo soltó. Aguanté la respiración esperando ansioso que se quitara la prenda pero cruzó su brazo derecho sobre sus pechos cubriéndose antes de tirar el sujetador al suelo.

-Quiero ver esas tetas –dije agitado.

Ella se acercó a la cámara y volvió a inclinarse mostrando el nacimiento de sus pezones. Mi boca se hizo agua muriendo por besar y morder esas bellezas.

Se dio vuelta y de espaldas llevó sus manos a las bragas de seda bajándolas muy lentamente.

-M****a m****a –gruñí al límite de terminar.

La tela bajó por su enorme culo y reveló una minúscula tanga roja que se metía entre sus mejillas dejándola prácticamente desnuda. Eso fue todo.

-Joder joder –maldije terminando sobre mi estómago.

Seguí acariciándome hasta que los espasmos pararon y respiré con agitación viendo el desastre que hice.

-Eso fue todo babys –dijo la belleza.

Se dio vuelta tapando sus pechos con el brazo pero dejando ver el pequeño triángulo de tela entre sus piernas.

-Nos vemos el viernes, estaré esperándolos –gimió.

Y la transmisión se cortó.

Siempre tenía pañuelos en la mesa de la sala, tomé algunos y me limpié antes de volver a subirme los bóxers. Observé la información que aparecía en la página y sonreí al ver que los vivos eran tres veces por semana, siendo el próximo este viernes.

El nombre de la chica era Curve y su foto de perfil era ella sobre una cama, con un antifaz negó y lencería negra. Se veía como una diosa del pecado.

Definitivamente volvería el viernes por más. 

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