DavidMiré nuevamente la dirección en el gps y fruncí el ceño confundido. ¿Aquí vivía ella? Era una buena zona, de las mejores en realidad. ¿Cómo sustentaba este lugar? Según su ficha tenía un trabajo de atención telefónica y, por lo tengo entendido, es de baja paga. ¿Su familia sería adinerada?Salí del coche sospechando que, tal vez, la dirección estaba mal. En ocasiones una letra mal escrita de una dirección, cambiaba un sector de la cuidad a otro, pero la calle tenía un nombre bastante raro así que no podía ser ¿verdad?Busque entre los apellidos del panel de apartamentos y presioné el de Arielle, esperando que preguntara quién era, pero habilitó la entrada, lo que aproveché para subir. Aunque le daría una charla sobre preguntar siempre el nombre de las personas antes de darle permiso.El hall del edificio era delicado y lujoso para una estudiante de enfermería. Desconfiaba que este lugar era el correcto, pero su apellido estaba en el panel, así que este debía ser su hogar.Tomé e
ArielleSuspiré cerrando la puerta y apoyándome contra ella. Los minutos que estuvo en mi casa fueron los más intensos de mi vida. Ese hombre tenía una energía sexual que pondría de rodillas a cualquiera y no tenía problemas en decírtelo, o hacértelo.En la media hora que estuvo en mi casa me provocó tres orgasmos y dejó clara su intención de llegar a conocernos más, lo que me aterra un poco, porque si hay algo que espero jamás sepa, es sobre mi trabajo desnudándome. Además de lo que dirán en el hospital con nosotros teniendo una relación.Todos pondrían el cartel de interesada sobre mi cabeza, y una vez marcada te conocerán como la estudiante que se metió con el jefe, para siempre. No quería llegar a ese punto, pero tampoco podía resistirme a él, así que por ahora esperaba mantenerlo en secreto.Miré la hora para comprobar que faltaba poco tiempo para el vivo y corrí a terminar de prepararme.DavidSalí del edificio relamiendo mis labios y la satisfacción de haber dejado las cosas cl
ArielleSu enojo y decepción era difícil de ver al principio. Esperaba que la tierra se abriera y me tragase pero, con cada palabra de indignación que salía de su boca, mi tristeza se transformó en enojo. Su manera de mirarme, el juicio en sus ojos, dando a entender que lo que hago está mal. Pero no tenía derecho a sentirse así ¿no? Ni siquiera me conocía, o mi historia, lo que me llevó a esto.-No puedo creerlo, de verdad. Es que ¿Cómo? Explícame.Encogí mis hombros porque no sabía que más quería de mi.-Tu acabas de decirlo. Soy Curve. Lo que no entiendo es porqué te molesta tanto.Levantó las manos tirando de su cabello con fuerza.-¿Es una broma? Me pone furioso que te muestres a todos esos hombres y que te paguen por ello. ¿No te da vergüenza? -cuestionó.Esa pregunta detonó todo.-¿Por qué sentiría vergüenza de mi cuerpo? Estoy segura de que has mirado millones de videos para adultos y jamás has juzgado a esas actrices, sin embargo te crees con el derecho de criticarme a mi. ¿Po
ArielleAbrí mi boca totalmente hipnotizada por sus labios, dejando volar lo que había pasado hace unos días y olvidando que nos encontrábamos en las escaleras del hospital. Envolví mis manos en su cuello y lo acerqué gimiendo por su lengua, que asaltaba mi boca con intensidad.Sus manos bajaron a mi trasero, apretando y acercándome a su cuerpo, sintiendo cada músculo bajo su ropa y su parte baja comenzar a hincharse.Me alejé para respirar un segundo, abrí mis ojos y los fijé en los suyos volviendo a tierra. ¿Qué estaba haciendo?-Déjame -susurré.Negó e intentó volver a besarme pero, aunque mi cuerpo lo deseara, mi mente arrojó un baldazo de agua helada para hacerme entrar en razón. Apoyé mis manos en su pecho y lo empujé suavemente.-No sé si perdonarte porque me molestó mucho lo que dijiste sobre mi. Prácticamente me llamaste puta y eso es algo que no voy a dejar pasar tan fácil -expliqué.-Te pido perdón por eso. Estuvo muy mal de mi parte insinuarlo cuando, como decías, no te co
ArielleEsperaba que la noche terminara de otra manera, divertida al menos, pero no. Llevaba tres horas parada, de espaldas al bar, con una copa en la mano deseando largarme.Nadie bailaba, la música era horrenda, las chicas no estaban contentas y cansadas. Si en quince minutos no se movían para irnos, me largaría sola.-Que bodrio -comentó Bianca -Se supone que es uno de los mejores clubs y mira -señaló la pista.Todas asentimos en acuerdo.-Sinceramente estoy cansada y si esto no se anima me iré -dejé claro.-Pues, no tiene pinta de que se mueva en los próximos minutos.-Iré al baño -anuncié.Tomé mi pequeño bolso y las dejé conversando para aliviar mi vejiga y de paso revisar mensajes, de Emma principalmente. Llevaba todo el día escribiéndome para vernos y contarme algo super importante que le ocurrió. Sobre su compañero de trabajo sospecho. Es la primera vez que la veo tan preocupada por un hombre y sus sentimientos.La fila para las damas siempre es larga, así que me apoyo sobre
ArielleLa luz sobre mis ojos me despertó del hermoso sueño que estaba teniendo. Sonreí y parpadeé observando mi entorno y reconociendo que no era mi casa.Los recuerdos de la noche volvieron despertando mi cuerpo y mis sentimientos. Todo lo que habíamos hecho era una locura. El sexo en la sala, luego en la ducha y un par de veces en la madrugada había sido maravilloso. David podía ser romántico, apasionado y salvaje cuando quería. Muy salvaje.Me senté en la cama y subí la sábana hasta mis pechos desnudos, cubriéndome un poco. El movimiento provocó un dolor muy placentero en mis músculos sacando un gemido de mis labios. Subí la mano hasta mi boca, que seguía hinchada por sus besos y mordidas.-Buenos días.Levanté la mirada hacia él, apoyado en la puerta abierta del baño, mirándome con una sonrisa de satisfacción en su boca. Tenía el pelo mojado y una toalla rodeaba su cintura, ocultando de mi vista la parte de su cuerpo que más placer me dio anoche, pero no me quejaba. Su pecho era
ArielleSuspiré de placer por sus besos, queriendo pasar el resto de mi vida entre esos brazos y con esa boca sobre mi piel, pero ya era tarde y debía volver a mi casa.Habíamos pasado todo el domingo juntos, desnudos y enredados en la cama como dos adolescentes. No quería dejarme ir y tampoco me quejaba, para nada. Disfruté cada segundo, pero el momento de volver a la realidad había llegado y debía prepararme para volver a las prácticas mañana.-Tengo que irme -susurré.Acarició mi piel con su índice y gruñó contra la curva de mi espalda en desacuerdo.-Quédate otra noche -pidió entre besos.-No puedo, tengo prácticas y necesito ropa -Y él lo sabía. Tenía un gran trasero y sus prendas inferiores me quedaban apretadas o no cerraban.-Vamos a buscar ropa y volvemos -sugirió.Volteé a verlo porque era imposible.Levantó la vista y encogió sus hombros muy inocente.-¿Qué? -preguntó.Apoyé mis brazos en la cama y me senté porque no podía quedarme otra noche y arriesgarme a que nos descubr
David Esperé a que ingresara al edificio antes de acercarme a mi ex esposa. Estaba enfadado, mucho. ¿Cómo se atrevía a insultar a Arielle? Y eso de que me encontró de casualidad es pura mierda. Solo con verla los dolorosos recuerdos volvieron amargándome y avergonzándome por quedarme con ella durante ocho años. Ocho malditos años donde no fui más que una marioneta de sus mentiras y una fuente de dinero interminable.Me acerqué unos pasos para no tener que subir la voz, porque terminaríamos discutiendo. Es lo único que recuerdo de nuestro matrimonio, las discusiones y no quería llamar la atención. Mucho menos armar un escándalo frente al hogar de mi chica.-Estarás contenta -recriminé -¿Me seguiste? Porque dudo mucho que te encontraras aquí de "casualidad" -gesticule con mis manos.Cruzó sus brazos y negó con la cabeza.-Te vi bajar del auto y por eso me acerqué. Intenté por todos los medios hablar contigo pero es imposible.Miró sobre mi hombro y apretó los labios.-¿Podemos hablar e