Capítulo 6DavidObservé como caminó hacia la puerta, nerviosa y excitada. Sus pezones se mostraban a través de la ropa, visibles y listos para ser mordidos. Volteó la cabeza un segundo antes de alejarse, esperando que nadie la mirara, pero mis ojos estaba fijos en ella y el rosado en sus mejillas.Sonreí levemente, apenas un costado de para disimular sorprendiéndola antes de desaparecer por el pasillo.Tenía algo que me volvía incontrolable. Desde el primer momento no he podido dejar de mirarla y sentir la necesidad de ponerla en mi hombro, como cavernícola, y llevarla a casa para poder follarla por el resto de mi vida. Su trasero, grande y jugoso llevaba enloqueciéndome por casi una semana.Cada vez que la veía en los pasillo o con mis pacientes no podía apartar mis ojos de él. ¿Qué me estaba pasando con esta chica?-¿Doctor? -preguntó la infumable enfermera sacándome de mis pensamientos.-Si -contesté malhumorado.-Tengo los papeles que solicitó.Entregó la documentación y se quedó
Arielle-¿Te pasa algo? -preguntó Bianca frunciendo el ceño -Te ves...nerviosa.Lo estaba. Hoy era mi último día en oncología y estaba preocupada de encontrarme con Moreno. O sea, era obvio que lo cruzaría en algún momento pero, después de lo que pasó en su oficina, me siento incómoda solo de pensar en tenerlo frente a mí. Claro que no se lo podía explicar a Bianca.Encogí mis hombros sin darle importancia.-Dormí poco, debe ser cansancio.Asintió y salimos de los vestidores para entrar en nuestra área.-Gracias por el favor de anoche.-De nada. Espero que hayas llegado a tiempo para recoger a tu mamá.-Si, con las justas.Al abrir la puerta de oncología, una enfermera pasó corriendo casi llevándonos por delante. Siempre era una locura este piso. Nuestras planillas con las tareas del día estaba esperándonos y nos separamos para comenzar el turno.Como todos los días desde que comencé aquí, fui de un lado a otro realizando controles, aplicando medicación y tratando de que los niños est
ArielleNegué sin apartar la vista de su cuerpo. Aunque moría de ganas por hacerlo, no podíamos. Estábamos en un hospital, junto a cientos de pacientes y funcionarios. Era una locura.-Doctor... -susurré-Shh -levantó mi uniforme sin ninguna resistencia.Sabía que estaba mal, pero su mirada, el hambre y necesidad en sus ojos era tan hipnotizante que estaba olvidando mis límites.Quitó mi túnica, revelando mi sostén y pechos restringidos, inhalando hondo. Gruñó y bajó sus manos a mi trasero, rodeándolo y levantándome en sus brazos para llevarme contra la pared. Besó, mordió y lamió mi cuello bajando hasta mis senos, los cuales estaban sensibles y duros, esperando que los mimara.Mordisqueó suavemente y bajó las copas de mi sostén liberándolos para atacarlos desesperado. Tomó mi pezón estirándolo, haciéndome gemir como loca por el placer y dolor que sentí al mismo tiempo.-David -gemí.Cerró su boca sobre uno chupando profundo y disparando una corriente desde mi espalda baja hasta mi pe
DavidMiré nuevamente la dirección en el gps y fruncí el ceño confundido. ¿Aquí vivía ella? Era una buena zona, de las mejores en realidad. ¿Cómo sustentaba este lugar? Según su ficha tenía un trabajo de atención telefónica y, por lo tengo entendido, es de baja paga. ¿Su familia sería adinerada?Salí del coche sospechando que, tal vez, la dirección estaba mal. En ocasiones una letra mal escrita de una dirección, cambiaba un sector de la cuidad a otro, pero la calle tenía un nombre bastante raro así que no podía ser ¿verdad?Busque entre los apellidos del panel de apartamentos y presioné el de Arielle, esperando que preguntara quién era, pero habilitó la entrada, lo que aproveché para subir. Aunque le daría una charla sobre preguntar siempre el nombre de las personas antes de darle permiso.El hall del edificio era delicado y lujoso para una estudiante de enfermería. Desconfiaba que este lugar era el correcto, pero su apellido estaba en el panel, así que este debía ser su hogar.Tomé e
ArielleSuspiré cerrando la puerta y apoyándome contra ella. Los minutos que estuvo en mi casa fueron los más intensos de mi vida. Ese hombre tenía una energía sexual que pondría de rodillas a cualquiera y no tenía problemas en decírtelo, o hacértelo.En la media hora que estuvo en mi casa me provocó tres orgasmos y dejó clara su intención de llegar a conocernos más, lo que me aterra un poco, porque si hay algo que espero jamás sepa, es sobre mi trabajo desnudándome. Además de lo que dirán en el hospital con nosotros teniendo una relación.Todos pondrían el cartel de interesada sobre mi cabeza, y una vez marcada te conocerán como la estudiante que se metió con el jefe, para siempre. No quería llegar a ese punto, pero tampoco podía resistirme a él, así que por ahora esperaba mantenerlo en secreto.Miré la hora para comprobar que faltaba poco tiempo para el vivo y corrí a terminar de prepararme.DavidSalí del edificio relamiendo mis labios y la satisfacción de haber dejado las cosas cl
ArielleSu enojo y decepción era difícil de ver al principio. Esperaba que la tierra se abriera y me tragase pero, con cada palabra de indignación que salía de su boca, mi tristeza se transformó en enojo. Su manera de mirarme, el juicio en sus ojos, dando a entender que lo que hago está mal. Pero no tenía derecho a sentirse así ¿no? Ni siquiera me conocía, o mi historia, lo que me llevó a esto.-No puedo creerlo, de verdad. Es que ¿Cómo? Explícame.Encogí mis hombros porque no sabía que más quería de mi.-Tu acabas de decirlo. Soy Curve. Lo que no entiendo es porqué te molesta tanto.Levantó las manos tirando de su cabello con fuerza.-¿Es una broma? Me pone furioso que te muestres a todos esos hombres y que te paguen por ello. ¿No te da vergüenza? -cuestionó.Esa pregunta detonó todo.-¿Por qué sentiría vergüenza de mi cuerpo? Estoy segura de que has mirado millones de videos para adultos y jamás has juzgado a esas actrices, sin embargo te crees con el derecho de criticarme a mi. ¿Po
ArielleAbrí mi boca totalmente hipnotizada por sus labios, dejando volar lo que había pasado hace unos días y olvidando que nos encontrábamos en las escaleras del hospital. Envolví mis manos en su cuello y lo acerqué gimiendo por su lengua, que asaltaba mi boca con intensidad.Sus manos bajaron a mi trasero, apretando y acercándome a su cuerpo, sintiendo cada músculo bajo su ropa y su parte baja comenzar a hincharse.Me alejé para respirar un segundo, abrí mis ojos y los fijé en los suyos volviendo a tierra. ¿Qué estaba haciendo?-Déjame -susurré.Negó e intentó volver a besarme pero, aunque mi cuerpo lo deseara, mi mente arrojó un baldazo de agua helada para hacerme entrar en razón. Apoyé mis manos en su pecho y lo empujé suavemente.-No sé si perdonarte porque me molestó mucho lo que dijiste sobre mi. Prácticamente me llamaste puta y eso es algo que no voy a dejar pasar tan fácil -expliqué.-Te pido perdón por eso. Estuvo muy mal de mi parte insinuarlo cuando, como decías, no te co
ArielleEsperaba que la noche terminara de otra manera, divertida al menos, pero no. Llevaba tres horas parada, de espaldas al bar, con una copa en la mano deseando largarme.Nadie bailaba, la música era horrenda, las chicas no estaban contentas y cansadas. Si en quince minutos no se movían para irnos, me largaría sola.-Que bodrio -comentó Bianca -Se supone que es uno de los mejores clubs y mira -señaló la pista.Todas asentimos en acuerdo.-Sinceramente estoy cansada y si esto no se anima me iré -dejé claro.-Pues, no tiene pinta de que se mueva en los próximos minutos.-Iré al baño -anuncié.Tomé mi pequeño bolso y las dejé conversando para aliviar mi vejiga y de paso revisar mensajes, de Emma principalmente. Llevaba todo el día escribiéndome para vernos y contarme algo super importante que le ocurrió. Sobre su compañero de trabajo sospecho. Es la primera vez que la veo tan preocupada por un hombre y sus sentimientos.La fila para las damas siempre es larga, así que me apoyo sobre