Surcando las calles en auto en algún lugar de Italia, Youlin mantenía una fuerte diatriba en el puesto del copiloto con Darién por haber puesto en peligro una vez más su vida, en cambio Darién solo sonreía mientras que Rosa y Renata trataban de calmar la situación, solo que a Youlin no le era suficiente en desahogar tal frustración, haber sentido que su vida corría por el filo de la muerte su sangre hirvió a puntos que llagó casi a la histeria. ─ Creo que estás exagerando, come libros ─ ¿Exagerando?, ¡¿Exagerando?!, (bufido), ¡casi muero! Y mi nombre es Youlin, ¡coño!, apréndetelo, es ¡Youlin! ─ Todo estaba calculado ─ ¡Calculado nada, Nefilim de mierda! ─ Oye, You, de verdad bájale, relájate, Darién tiene razón, eres parte importante del grupo, él no dejaría que nada te pasara ─ ¡Tu no te metas!, no justifiques lo que hace tu novio, y lo que sé, es que quiso experimentar con Mi vida ─ Youlin… de verdad creo que exageras ─ ¡Casi muero, Rosa!, ¿No lo ves?, por lo menos podría
─ ¿De qué estarás relleno, pequeñín? ─. Pregunta el Nefilim, Rosa y Renata llegan para detener una posible tragedia, aunque sus gritos y el esfuerzo por evitarlo no fueron suficiente, los llamados y las suplicas se vieron opacados por el estruendo de un detonar, la cabeza de aquel pequeño dejó de serlo al verse sin la mitad de su cráneo, para sorpresa de las muchachas, lo que parecía ser sangre era un fluido negro y viscoso y por sesos una masa negra latente y asquerosa, algo muy similar a la carne podrida y olía tal cual, Youlin se va en vomito mientras que las gemelas empalidecen, Rosa con la boca abierta, sintiéndola reseca y llena de arena al presenciar tal ejecución, Renata se tapó los ojos con el hombro de su hermana. ─ Como lo pensé, era un diablillo ─. Comenta Darién más para si mismo con una sonrisa traviesa, Youlin trata de reponerse ante el comentario del Nefilim, pero al ver aquella cosa tan asquerosa esparcida por el lugar se volvía a seguir vomitando. ─ ¿
José suspira en melancolía, dejando que sus pensamientos lo llevaran nuevamente a sus viejas vidas juntos en el apartamento, cuantas risas, cuantas vivencias. Cuantos recuerdos. Ahora todo era parte del pasado, un pasado desmoronado; con las manos en los bolsillos prosigue su melancólico andar cruzando una avenida con la mirada perdida sumido en sus pensamientos, ¿Qué debería hacer de ahora en adelante?, ¿Qué estarán haciendo sus amigos?, ¿Darién las estará cuidando bien?, lo más seguro es que si, Darién y Renata están juntos, y hasta donde él había visto, Darién cuidaría de ellas muy bien. ─ ¿Por qué tan pensativo?─. La pregunta de una voz femenina muy familiar lo trajo de su ensimismamiento espabilando entre parpadeos. ─ Caroline, hm, hola… eh… linda sorpresa, ¿Qué haces por aquí? ─ Esa es mi pregunta─. José se encoge ligeramente de hombros al no tener una respuesta apropiada, Caroline esboza una sonrisa casual. ─ ¿De paseo? ─ Si, algo así, ¿Y tú? ─. Caroline agacha la mir
Una vez en el lugar, José queda impresionado por lo sencillo del lugar, nada que envidiarle a la superficie, un suelo de baldosas pulidas del color del mármol, mesas para cuatro, dos y seis personas, una barra con mostrador de cristal mostrando los diferentes sabores de helados, lámparas actuales funcionando con electricidad con una tonalidad de luz acogedora, dándole un aire cálido y familiar, llevando el ambiente a la época de los noventa. ─ Al final no me has dicho que cargo ocupas ─. Comenta José iniciando una conversación en voz baja estando ya en la cola en espera del turno para ordenar, Caroline se acerca a su oído. ─ Soy consejera y escolta real ─. Susurró para que nadie la oyera, quería pasar desapercibida, José queda asombrado ante tal cargo que se quedó sin palabras, espabila un par de veces y agrega. ─ Sabía que tenías un puesto alto, pero no sabía que Tan alto era tu cargo ─. Caroline ríe por lo bajo. ─ Es una gran responsabilidad ─ No se puede esperar menos de
─ Si te paras así para pelear, declárate muerta ─ Pero así lo vi en una película ─ Esos idiotas no saben lo que hacen, solo idioteces y exhibicionismo, párate como te enseñé ─. Renata cambia su postura, una postura básica, su mano izquierda tendida hacia el frente con la mano abierta y relajada, el sable a la altura de su cadera, un pie delante del otro, sus rodillas ligeramente flexionadas y firmes, Darién se colocó delante de ella con espada en mano. ─ ¿Preparada? ─. Renata asiente. Luego otro recuerdo se coló en su mente. ─ Solo ten en cuenta Rena, los enemigos no avisan, así que tienes que estar preparada y atenta en todo momento ─. Por un segundó pensó. ─ ¿Desde cuándo pasé de ser una simple peluquera a una guerrera? ─. Escuchando aquella aterradora batalla no le importaba tanto esa pregunta, ya no; solo podía sentir aquellas cosas volar y morir bajo el asedio de Darién. Solo quedó un poseído y Darién aparece delante de aquel ser con una sonrisa sádica, llena de diversi
Youlin nunca se había sentido tan limpia en su vida, el baño le sentó de maravilla, ¿después de cuánto?, ¿cuatro horas?, si, claro, después de haber pasado casi cuatro horas bañándose, las chicas no se acordaban de cuándo fue la última vez que habían tomado un baño así de agradable, así que decidieron disfrutarlo a sus anchas, ¿y la comida?, ni hablar, Youlin sintió la gloria en cada bocado, no más intentos arriesgados de probar una extraña comida preparada por Darién. Rosa y Renata se encargaron de arreglar sus cabellos después del baño, desde luego los peinados no quedaron de revista, pero se podían apreciar, un trenzado sencillo; aun el pequeño grupo no había sido entrevistado por quien mandaba en el lugar y fueron atendidos por Luciano y otras personas más que Luciano presentó al grupo. Por otra parte, las chicas no hallaron forma de cómo buscar o encontrar indicio alguno del sello, así que decidieron quedarse un poco más, a Darién no le gustó en lo más mínimo la
Bruno y Darién se van conversando sobre las diversas tareas en las que podría ayudar, Rosa y Youlin halan por un brazo a Renata, reclamándole lo lenta en captar las señas, Renata protesta por el fuerte tirón, segundos después entran en cuenta…. ─ ¿Crees que sea buena idea que Darién…? ─. La pregunta de Rosa queda al aire al ver la expresión de Renata, definitivamente dejar solo a Darién era un desastre seguro, aunque la palabra desastre sonaría leve, como para darle un sentido decente a sus resultados, y más si ya sospechaban que sea un Nefilim. ─ Será mejor que busquemos ese sello rápidamente y salgamos corriendo de aquí ─. Propone Youlin abriendo el diario de Lenaya. ─ Yo iré a asegurarme que Darién no se meta en problemas ─. Propuso Renata enfilándose sin esperar opinión por parte de su hermana o de la arqueóloga. Por más que intentaron darle vueltas al acertijo, Youlin no pudo entenderlo o no quería ya que para ella le resultaba algo inquietante. ─ *El circulo guerrero
Volutas de calor emanan del cuerpo de Bruno, formando en éste una armadura romana bruñida en oro, rasgando su ropa y brotando de él una alas que parecían ser metálicas, la gente se va apartando, no solo con algunas expresiones de miedo y perplejidad, sino en adoración en servir a un emisario de Dios. Un cuchillo se posa en el cuello de Youlin, la arqueóloga empalidecida se estremece ante el contacto frío de la hoja y se percata de que no era nada más y nada menos que Luciano, ésta vez sin su expresión amable o alegre, otros hombres las despojan de sus armas, Bruno o mejor dicho Gabriel, como lo había llamado Darién, comienza a pasearse por el cuadrilátero, saboreando el triunfo, la venganza de haber sido burlado por el Nefilim varios siglos atrás, en varios encuentros debido a las misiones del Nefilim, humillando la moral del arcángel. Recordó haber llevado a un testigo para la corte del concilio para ser interrogado, Darién tenía la orden de ejecutarlo antes de llegar a di