Bruno y Darién se van conversando sobre las diversas tareas en las que podría ayudar, Rosa y Youlin halan por un brazo a Renata, reclamándole lo lenta en captar las señas, Renata protesta por el fuerte tirón, segundos después entran en cuenta…. ─ ¿Crees que sea buena idea que Darién…? ─. La pregunta de Rosa queda al aire al ver la expresión de Renata, definitivamente dejar solo a Darién era un desastre seguro, aunque la palabra desastre sonaría leve, como para darle un sentido decente a sus resultados, y más si ya sospechaban que sea un Nefilim. ─ Será mejor que busquemos ese sello rápidamente y salgamos corriendo de aquí ─. Propone Youlin abriendo el diario de Lenaya. ─ Yo iré a asegurarme que Darién no se meta en problemas ─. Propuso Renata enfilándose sin esperar opinión por parte de su hermana o de la arqueóloga.
Por más que intentaron darle vueltas al acertijo, Youlin no pudo entenderlo o no quería ya que para ella le resultaba algo inquietante. ─ *El circulo guerrero que derramó sangre, sangrará nuevamente en su destrucción* ─.
El acertijo no pintaba nada bien, para Rosa se interpretaba como una masacre, ¿y quién más para hacer tal masacre que Darién?, pero por más que trataba y trataba no le gustaba la idea de masacrar todo un coliseo lleno de refugiados y bendecidos.
─ Quizá no sea necesario matar a éstas personas ─. Refutó Youlin algo meditabunda. ─ ¿Tú crees? ─ Dos razones, una: la brújula está loca dando vueltas en círculos y dos: habla de un circulo y el coliseo es circular ─ Pero también puede ser un circulo de personas, como un sacrificio ─ ¿Tienes que ser tan pesimista, Rosa?, si lo piensas bien, el acertijo que desciframos para buscar la tumba no incluyó nada de sangre ─ Tal vez porque era Harley, pero esto se trata de su esposo, ¿Lo oyes?, su esposo ─ Creo que estamos en un gran conflicto ─ ¿Conflicto? ─ Tu y yo tenemos razón en nuestros puntos ─ Otro punto a mi favor, Harley me contó que era un gran guerrero, por lo tanto, es como yo digo ─ Insisto, otro punto a mi favor, ellos buscaban de proteger, no de matar ─ ¿Cómo estás tan segura? ─ (ligero encogimiento de hombros), Las Eternas me lo explicaron, así que, si se ha de derramar sangre sería de demonios o ángeles o… ─ Nefilim ─. Finalizó Rosa con los ojos abiertos de par en par, horrorizada, Youlin también abre los ojos de par en par al darse cuenta que si mataban a Darién las tres estarían perdidas, Youlin cierra el diario de golpe y se enfilan a la carrera para evitar tal desastre.
Pasando por un campo de entrenamiento, Bruno le explicaba a Darién sobre la posible ayuda que podría brindarles. ─ Me ha contado Luciano que eres un buen guerrero, bueno con las espadas ─. Darién afirma con un gruñido. ─ Tus chicas me lo confirmaron ─ ¿Mis chicas? ─ Tus acompañantes quiero decir, tal vez nos puedas ser de utilidad ayudando a mis hombres a entrenar, como verás, necesitamos hombres de tu talla para aumentar nuestras defensas ─.
Llegan a un circulo de pelea en uno de los extremos del coliseo, unos hombres luchaban fieramente y otros abajo gritaban motivando y dando instrucciones del como atacar y defender, después de un par de intercambios de golpes, los hombres reparan en la presencia de Darién. ─ ¡Eh!, ¡oigan todos!, éste es el hombre de quien me habló Luciano, vino a ayudarnos, se llama Dorian ─ ¡Eh tu!… ¿Quieres sudar un poco? ─. Grita uno de los hombres apoyándose de una cerca que rodeaba el ring, Darién detalla el extraño cuadrilátero, algo no encajaba, unos dibujos intrincados se encontraban plasmados en ellos, cualquiera pensaría que eran grafitis sin sentido, frunce el ceño meditando tal propuesta, con un ligero encogimiento de hombros y una mueca, acepta la petición, Renata le sujeta por el brazo y en voz baja y algo agitada por la carrera le manifiesta en no estar segura si debía entrar, algo no le gustaba.
Darién se quitaba el abrigo después de asegurarle que todo estaría bien acompañado de un tierno beso, cuando un grito advirtiendo le frenó por completo, las dos chicas llegaron a tiempo, resollando. ─ No te metas ─. Dijo Rosa con la respiración agitada y mirada suplicante, apoyando sus manos sobre sus rodillas, trataba de recordar como respirar, Darién ladea la cabeza en silencio hacia Renata, luego a las chicas y por último al cuadrilátero, se acerca hasta Renata y con dulzura le acaricia la mejilla. ─ Estaré bien ─.
¿Pero qué coño tiene en la mente éste Nefilim?, Rosa se acerca y lo toma por el codo y lo lleva a otro lugar dando zancadas. ─ ¡¿No estás escuchando?! ─. Reprende con los dientes apretados en voz baja. ─ Si ─. Esa fue la única respuesta por parte de Darién arrastrando la palabra, no dándole importancia a la reprimenda de Rosa. ─ Encontramos en el diario de Lenaya que para romper el sello alguien tiene que morir ─ Y ese no seré yo ─ ¡¿Acaso quieres morir?!, ¡¿No piensas en mi hermana?! ─ Es por eso que precisamente lo hago ─ ¡Te matarán! ─.
Darién resopla, ya la paciencia se le estaba agotando. ─ Y cuéntame, ¿Qué dice el dichoso diario? ─. Rosa cierra los ojos frunciendo el ceño, acordándose desesperadamente las palabras de aquel acertijo, pero solo logró parafrasear incoherencias, Darién levanta la mano para callarla. ─ No digas nada, ¿De acuerdo?, no me va a pasar nada, es solo una pelea amistosa ─ (Dientes apretados), Te matarán ─.
Los hombres ya mostraban cierta impaciencia e inquietud por la tardanza, Darién les hace un ademán para que esperasen otro minuto, se acerca hasta Renata, le vuelve acariciar la mejilla, y con un corto beso le susurra que todo iría bien, le ofrece una sonrisa arrogante a Youlin. ─ Apuesta por mí, come libros─.
Antes de entrar, le dedica una mirada a Bruno con una sonrisa maliciosa. ─ Si quieres que tus muchachos aprecien una buena pelea, ¿Por qué no hacemos una demostración que valga la pena… Gabriel? ─.
El Nefilim dijo el nombre lentamente, saboreando el nombre de su adversario, saboreando su muerte, Bruno sonríe en respuesta, ¿Gabriel?, las chicas se miran a las caras nuevamente con sus rostros llenos de asombro y miedo, ¿será el mismo Gabriel de que ellas han oído hablar?, ¿el mismo Gabriel que aparece en los textos sagrados?, Darién le hace un gesto con la mano para que él entre primero, luego entra Darién.
Las letras del cuadrilátero brillan, por fin Darién se quita los lentes, dejando a relucir el color de sus ojos y en sus labios una sonrisa socarrona dibujada. ─ ¿Reglas? ─. Pregunta Bruno con una expresión neutral, Darién vuelve a recorrer el cuadrilátero con los ojos. ─ Me da igual ─. Suena la campana y los hombres comienzan a girar, midiendo sus pasos, calculando cada movimiento. ─ ¡¿Vas a caminar o a modelar?! ─. Gritó una voz entre la gente. ─ No hagamos esperar al público ─. Opina Darién enarcando las cejas, y ambos se abalanzan a la pelea.
La demostración del despliegue en la pelea dejó a más de uno con la boca abierta, totalmente atónitos, ninguno parecía ceder en el campo de batalla, donde uno apoyaba fuerza el otro aprovechaba la inercia para desviar o contraatacar, donde provenía una patada ya ésta se veía detenida o esquivada, se aprovechaba hasta el mínimo espacio para defender o atacar, torcer o evitar, a Renata le sudaron las manos en un punto en la que Bruno le aplicó una llave quedándose en el suelo, una presión aplicada como una palanca, la pierna derecha de Bruno apoyada sobre el pecho de Darién mientras que la izquierda se encontraba en el cuello, el brazo de Darién entre ellas siendo sostenida por las manos de Bruno aplicando la proyección como una palanca, ambos totalmente inmóviles, gruñendo por la gran fuerza que hacían para no ceder delante del otro.
─ ¿Creías que no nos daríamos cuenta? ─. Pregunta Bruno en voz baja, con los dientes apretados por la fuerza aplicada en dicha proyección, Bruno buscaba por todos los medios de partirle el brazo, Renata dice su nombre en un susurro que fue más un sollozo, una súplica, Darién contrarresta la proyección con un giro, aprovechando la ocasión.
Ese segundo de descuido de Bruno, torció la muñeca y ahora era Darién quien tenía a Bruno a su merced, los gritos de todos los espectadores opacaban los gritos de Rosa y Renata, Youlin contemplaba aquella pelea como si fuera un gran espectáculo de Las Vegas, con la tensión en que ella se sentía que había apostado todo a Darién, y en efecto, así era, sus vidas estaban en juego, las tres animando al Nefilim a dar lo mejor en la pelea.
Ambos logran separarse, jadeantes, exhaustos, se medían para el próximo movimiento, ¿Cuánto tiempo habían luchado?, Renata tenía su corazón en la boca y los nervios pendiendo en un hilo. Ambos se vuelven a cruzar de puñetazos, esquives y defensas, una lucha casi desesperada, Darién ataja un golpe de Bruno, torciéndolo lo azota contra las cercas, derribándolo, Renata celebra saltando y aplaudiendo, Rosa sonríe en alivio. ─ ¡Si!, toma lo tuyo perra ─. Gritó Youlin golpeando el aire, entusiasmada por el gran cambio, entrando en cuenta de lo que había dicho y hecho, se aclara la garganta y se acomoda el cabello, ocultando su entusiasmo, las cosas pintaban bien para el Nefilim.
─ Estos trucos baratos no sirven de nada ─. Comenta Darién con una sonrisa arrogante, Bruno se levanta, limpiándose la sangre de la boca. ─ ¿Estás seguro, Nefilim? ─. Bruno le corresponde la sonrisa. ─ ¡Sujétenlas! ─.
La sonrisa de Darién desaparece, Renata grita el nombre de Darién en clamor y advertencia, Bruno mira con una mezcla de horror y asombro al Nefilim. ─ Acabas de cometer un error, nadie se mete con mi trabajo y vive para contarlo ─. Bruno vuelve a sonreír. ─ Este es mi día de suerte ─.
Volutas de calor emanan del cuerpo de Bruno, formando en éste una armadura romana bruñida en oro, rasgando su ropa y brotando de él una alas que parecían ser metálicas, la gente se va apartando, no solo con algunas expresiones de miedo y perplejidad, sino en adoración en servir a un emisario de Dios. Un cuchillo se posa en el cuello de Youlin, la arqueóloga empalidecida se estremece ante el contacto frío de la hoja y se percata de que no era nada más y nada menos que Luciano, ésta vez sin su expresión amable o alegre, otros hombres las despojan de sus armas, Bruno o mejor dicho Gabriel, como lo había llamado Darién, comienza a pasearse por el cuadrilátero, saboreando el triunfo, la venganza de haber sido burlado por el Nefilim varios siglos atrás, en varios encuentros debido a las misiones del Nefilim, humillando la moral del arcángel. Recordó haber llevado a un testigo para la corte del concilio para ser interrogado, Darién tenía la orden de ejecutarlo antes de llegar a di
Estruendos y derrumbes nuevamente comenzaron a estremecer todo el coliseo, ésta vez con más fuerza, dando a entender que la lucha comenzó nuevamente, Rosa, Renata y Youlin nunca supieron que tanto habían corrido, solo querían estar lo más lejos posible de aquel caos, como pudieron, se ocultaron dentro de un taller a unas cuantas cuadras. ─ Al fin a salvo─. Comenta Youlin después de haber revisado los alrededores, y haber sellado toda posible entrada. ─ Dime que ese no fue Darién ─. Masculló por fin Renata entristecida, acurrucándose en un rincón abrazando sus rodillas. ─ Hey, no es para tanto ─. Consolaba Rosa. Rosa había consolado en varias ocasiones a su hermana por las rupturas de sus relaciones, hombres sin corazón jugando con el de su hermana, Renata era la que más buscaban por ser tan inocente y llena de esperanza en encontrar un verdadero amor, siempre con la fe de saber que en algún lugar había un hombre honesto y bueno que aceptara su amor, pero debido a los
Rosa trataba de consolar a su hermana, Renata no quería aceptar que su amado Nefilim estuviese muerto, Youlin miraba desde la parte superior del taller, por la ventana, las calles ni tan desoladas, en espera por alguna señal del Nefilim, solo algunas personas o lo que una vez fueron se comenzaron a aglomerar, caminando en dirección al Coliseo. ─ Chicas, esto no pinta nada bien ─. Comenta Youlin en voz baja. ─ ¿Qué pasa ahora?, ¿No ves lo destrozada que está mi hermana? ─ Eso lo entiendo, y de verdad no sé qué decir al respecto, pero esto me inquieta más ─. Youlin traga saliva con fuerza. ─ Que no huelan tu miedo, que no huelan tu miedo, que no huelan tu miedo ─. Se repetía mentalmente la arqueóloga una y otra vez, una pequeña gota de sudor corrió su sien pasando por su mejilla, alguien o algo olfateó el aire y giró rápidamente en dirección a Youlin, ésta se oculta detrás de una pared, la cosa muestra sus dientes amarillos y pútridos, y desvía su caminar para ir directo al ta
─ Darién… ─. Comenzó Renata limpiando las heridas con mucho cuidado. ─…¿Qué pasó con el arcángel? ─. Darién trató de dar un bufido, pero sus heridas se quejaron, dejando que éste siseara de dolor. ─ Escapó ─ ¡¿Escapo?!, ¿Cómo que escapó? ─. El tono de voz con que Youlin hizo la pregunta demostró lo indignada que se encontraba, sobre todo lo preocupada sabiendo que Gabriel podría atacar nuevamente en cualquier momento. ─ Lo que escuchaste, come libros, escapó ─ Pero… no entiendo ─ ¿Qué no entiendes? ─ El acertijo ─ ¿Cuál? ─. Pegunta Darién, su cabeza apoyada en el regazo de Renata. ─ Decía algo sobre un derramamiento de sangre y…─. Explicaba Youlin. En ese instante Rosa interrumpe abriendo los ojos como platos. ─ Era como tu decías ─ ¿Qué yo decía? ─ Sobre el Coliseo, ¿Recuerdas?, que romper el sello era derrumbando el Coliseo ─ ¡Ah!, bueno, si ─. Youlin cuadra sus hombros, ampliando una sonrisa e hinchando su pecho en orgullo. ─ Siempre lo supe ─. ─ ¿Cuánto tiempo crees
Ver a Lenaya tomar decisiones tan rápido como se le presentaban, era algo de admirar, característico de ella, mente rápida, sagaz, a veces Caroline se sentía como un adorno, ¿para que diantres ella era su consejera?, así que preguntó para hacer olvidar a Lenaya el tema. ─ ¿Y qué pinto yo en todo esto? ─. Lenaya señaló con un dedo de advertencia. ─ Tú te callas y quédate sentada, tenemos un tema de conversación pendiente ─.Caroline trató de refutar. ─ Pero los refugiados, ellos te necesitan ─. Pero Darlen se mete en la conversación, Caroline le lanza miradas para que se calle y se largara. ─ Con el debido respeto, su majestad y perdone que me meta, pero… ¿Qué está pasando? ─ Nada, nada en particular… ─. Dijo Lenaya agitando una mano restando importancia al asunto, Caroline interrumpió levantando las manos mostrando el punto de que su problemática no era importante. ─ Exacto, Lenaya, no es nada importante, así que deberíamos enfocarnos en lo que si lo es… como… ¿Nuevo Éxodo o los r
Darlen le dio alcance a Caroline por el pasillo. ─ Gracias por tu ayuda ─. Masculló Caroline entre dientes mientras caminaba a zancadas por el largo corredor, quería estar lo más lejos posible de allí. ─ Lo siento, no fue… ─. Caroline se detiene colocándose una mano en la cintura y frotarse la frente con sus dedos, necesitaba calmarse o le explotaría la cabeza por el estrés, respiró profundamente un, dos, tres veces, respiraciones muy pausadas. ─ Descuida, no es tu culpa, y si soy honesta, hasta a mí me sorprende, ¿Cómo puede Lenaya poner más atención a algo tan trivial que al proyecto Nuevo Éxodo? ─ Es ella, tu sabes… no es una reina muy… ordinaria que se diga, le preocupamos del mismo modo que se preocupa por su pueblo ─ Y el hecho de que me haya besado con alguien y que esa persona me guste, es tan, tan extraño, es emoción y miedo a la vez, no sé como explicarlo ─ ¿Y quién es?, ¿Lo conozco? ─. Caroline meditó un momento si debía responder o no, pero cuando estuvo a
Solo fue cuestión de varios intentos, hasta que Darién pudo ver, ella embarazada y Darién acariciando su gran barriga redonda con ternura, Darién parpadea varias veces jadeando con asombro hasta enfocar toda su atención en Renata con la misma cara llena de perplejidad. ─ ¿Lo logré? ─. Darién no sabía si sonreír o asustarse, fue tan vívido lo que vio que se sintió casi real. ─ Más que eso ─ Que viste ─ Una familia ─ ¿Solo eso? ─. Renata vuelve a dejar caer los hombros. ─ Pero no cualquier familia, éramos… éramos nosotros, (jadeo), una familia, y te vi, nos vimos, sentí tu felicidad, sentí (jadeo), tu angustia, fue casi real, maravilloso ─. A decir verdad, Renata le quería mostrar más cosas, pero esa fue la imagen que logró colar, claro, ella lo deseaba, pero ella quería mostrarle las cosas que quería hacer con él antes de dar ese paso, pero las palabras de Darién le hicieron olvidar todo aquello, ¿portar el hijo de un Nefilim?, ¿de Su Nefilim en su vientre? Suena el timb
La joven no paraba de señalar con un dedo tembloroso mientas recorría con la mirada a Adara y al perro varias veces, el perro se rasca la oreja, miró a la joven y se rascó con sus dientes una de sus patas traseras, vuelve a reparar en la joven diciendo. ─ ¿Acaso es anormal que alguien hable? ─ ¡Eres un perro! ─ Tranquila, lo mismo le pasó a mi sobrina ─ ¿Sobrina? ─. La joven miró horrorizada a la niña, esto debía ser una locura, su madre le había prometido una vida nueva, nueva e interesante, llena de sorpresas, con muchos amigos, no creyó que se lo tomara tan en serio. ─ Si, él es mi tío, o dice serlo ─ Claro que lo soy ─. Replicó el perro algo bruscamente, sintiéndose indignado. ─ Espera…─. Meditó Adara un segundo. ─¿Acaso dijiste Cerbero? ─ ¿Esperabas algún otro nombre? ─ ¿Tío Cerbero?, no… no te recuerdo, pero papá hablaba mucho de ti y mamá se molestaba porque decía que tú eras una “mala influencia “ para él ─. El perro suelta una carcajada. ─ ¿En serio tu mamá decía es