Rosa trataba de consolar a su hermana, Renata no quería aceptar que su amado Nefilim estuviese muerto, Youlin miraba desde la parte superior del taller, por la ventana, las calles ni tan desoladas, en espera por alguna señal del Nefilim, solo algunas personas o lo que una vez fueron se comenzaron a aglomerar, caminando en dirección al Coliseo. ─ Chicas, esto no pinta nada bien ─. Comenta Youlin en voz baja. ─ ¿Qué pasa ahora?, ¿No ves lo destrozada que está mi hermana? ─ Eso lo entiendo, y de verdad no sé qué decir al respecto, pero esto me inquieta más ─.
Youlin traga saliva con fuerza. ─ Que no huelan tu miedo, que no huelan tu miedo, que no huelan tu miedo ─. Se repetía mentalmente la arqueóloga una y otra vez, una pequeña gota de sudor corrió su sien pasando por su mejilla, alguien o algo olfateó el aire y giró rápidamente en dirección a Youlin, ésta se oculta detrás de una pared, la cosa muestra sus dientes amarillos y pútridos, y desvía su caminar para ir directo al taller. ─ Chicas, creo que nos descubrieron ─. Comenta Youlin empalidecida y tensa contra la pared.
El estallar de un cristal causó el susto de sus vidas, no solo por el destrozo de millones de trocitos que volaron por todas partes, sino la cosa aberrante y flaca hasta los huesos saltase de una gran altura y entrara al taller, Renata se acurruca tapándose con sus brazos llamando como loca al Nefilim, Rosa, como pudo, tomó valor para enfrentarla, en cambio Youlin estaba paralizada en pánico al ver como aquella cosa la escrutaba entre olfatos, abriendo su boca babeante, mostrando unos dientes amarillos, de su boca emanaba olores de mil cadáveres, sus ojos fríos y vacuos dieron a entender que en esa cosa no había vida alguna que se pudiera rescatar.
Rosa comenzó a golpear con su espada los tubos de aquel taller, la bestia gruñó como un cerdo y saltó de la parte superior hasta Rosa, cayendo con una agilidad felina. ─ ¿Renata?, Renata te necesito ─. Suplicaba Rosa con voz temblorosa mientras trataba de no dejar que aquella aberración la rodeara, en cambio Renata no dejaba de temblar y sollozar en su rincón, ella quería a su Nefilim, a su Darién.
La bestia lanza un zarpazo hacia la cabeza de Rosa, ésta trastabilla para esquivar el golpe, por un instante consideró en usar el arma, pero el ruido llamaría más la atención de las otras aberraciones y poseídos, por otra parte, el escándalo ya hecho por enfrentar a aquella cosa ya era más que suficiente, solo rogó en su mente que no aparecieran más. ─ ¡Renata! ─. Volvió a gritar Rosa para que ésta reaccionara sin despegar ojos de la aberración, en cambio la aberración chilló en respuesta.
El pánico no la abandonaba, ver aquella cosa no era algo que se veía tan seguido y más cuando no tenían a nadie para darle una mano o equilibrara la balanza a su favor, Youlin respira profundamente armándose de valor y asistir a Rosa. ─ Si ella puede yo también ─. Saca su daga, baja las escaleras lo más rápido que pudo y rodeó la bestia en silencio para darle una estocada por la espalda, al estar prácticamente al frente o mejor dicho a espaldas de la aberración pudo ver lo alto que era, casi el doble de ella, aunque su cuerpo se mostraba flaco, demacrado, totalmente famélico, su fuerza decía lo contrario, un solo dudar en el golpe y su vida acabaría en un parpadeo.
Sin pensarlo más Youlin se lanza al ataque antes de que el miedo la consumiera acertando en su objetivo, la cosa aúlla en dolor, se gira rápidamente y golpea con el dorso de su mano a la arqueóloga, mandándola a volar, cayendo por suerte en un montón de cajas vacías, aprovechando el descuido de la bestia, Rosa ataca blandiendo su katana, buscando de cortar sus piernas, pero la bestia se gira y golpea la espada con tanta fuerza que se la tumba de las manos, cuando levantó su mano con sus garras mortíferas listas para matar, Rosa vio toda su vida pasar delante de ella en ese latido.
La bestia sale disparada impactando contra una viga, escuchándose por el impacto el crujir de los huesos romperse y el sonar del metal por el golpe, como el tañer de una campana, tanto Youlin como Rosa se quedaron confundidas, asombradas a partes iguales, aunque la arqueóloga no sabía si atribuírselo a lo aturdida que estaba por el golpe o si pasó de verdad, una voz corta el llanto y todo temor de Renata. ─ Eso no fue lo que te enseñé, Rena, ¡levántate y pelea! ─.
Renata levanta su cabeza mirando a todas partes, ¿acaso había oído mal?, Darién hace acto de presencia delante de ella, frío, inescrutable en su expresión, solo furia desprendía su mirar, un hilo pequeño de sangre brotaba de la comisura de su tenso labio. ─ Darién ─. Fue lo único que logró pronunciar, acompañado de un gimoteo.
Con la misma frialdad y severidad en su mirar, le ofrece la mano para ayudarla a levantarse. ─ Hablaremos luego, matemos ésta cosa primero ─. Renata asiente ligeramente. ─ ¡DARIÉN CUIDADO! ─. Pese a la advertencia de Rosa al Nefilim, solo le dio chance de apenas cubrirse con su espada y evitar que aquellas asquerosas garras destrozaran su pecho, Darién se mantuvo firme al recibir el golpe. Que el efecto logrado fue deslizarlo, la bestia se vuelve a lanzar al ataque contra el Nefilim, Rosa aprovecha la distracción y recupera su espada. Blandiendo su sable, Renata arremete contra la aberración haciendo ligeros cortes por la espalda, de aquellas heridas emanaba humo negro, como quemaduras, la bestia se retuerce de dolor y repara en Renata y avanza lentamente hacia ella, Renata comienza a retroceder con su espada en alto conforme la bestia avanzaba, un rodamiento impacta en un costado de la bestia, éste se detiene pero la bestia mantuvo toda su atención en Renata, ignorando por completo a quien había lanzado tal objeto, que al verse ignorada la arqueóloga se sintió indignada. ─ ¡Eh, tu!, ¡pedazo de m****a! ─. Le lanza otro rodamiento, logrando dar en su objetivo, en la cabeza.
Error, cuando la bestia reparó en ella, Youlin sintió sus piernas derretirse, la bestia se lanza al ataque a una velocidad vertiginosa, un neumático golpea sus pies, logrando que éste perdiera el equilibrio y cayera al suelo estrepitosamente, quedando a los pies de la arqueóloga, a todas les parecía extraño que el Nefilim no sonriera durante la pelea.
A pasos lentos y espada en hombro, comenzó a avanzar hacia la aberración, éste se cuadra en cuatro patas engrifado como un gato, listo para atacar con sus uñas traqueteando en el duro cemento. ─ Basta de juegos ─. La bestia ataca, Darién se agacha empalando a la bestia por el pecho, aprovechando la inercia del ataque de la aberración, el Nefilim la guía con su espada Dragnan, logrando que impactara contra el suelo, Darién blande otra espada, la bestia se incorpora en un parpadeo y vuelve atacar, los dientes de la aberración se extienden creando una especie de hocico, iba directo a su garganta. Usando su espada, la inserta en la boca del animal, saliendo la hoja por la nuca, la bestia se quedó inmóvil en la espada del Nefilim, con sus dientes a pocos centímetros de la empuñadura.
Con un movimiento grácil y ágil, saca la espada de la boca de aquella aberración, y con un giro y su espada Dragnan, termina decapitando aquella bestia antes de que tocara el suelo.
Todo terminó, Darién cae de rodillas dejando caer ambas espadas al suelo. ─ ¡Darién! ─. Gritaron todas casi al mismo tiempo y fueron en su ayuda, Darién tose un poco escupiendo en el suelo algo de su sangre, era evidente que estaba mal herido. ─ Estoy bien… solo…, (tose), solo necesito descansar un poco ─. Ambas hablaban al mismo tiempo demostrando su preocupación por él, Darién solo esbozó una sonrisa cerrando los ojos, Renata lo abrazó con fuerza, éste siseó de dolor correspondiéndole al abrazo. ─ No lo abraces tan duro que lo vas a matar ─. Protesta Youlin, cruzándose de brazos apoyando su peso en una pierna, mostrando una sonrisa de alivio al ver que su amigo, el pesado, el odioso e irónico amigo, estaba vivo, en cambio Renata no escuchaba nada de lo que le decía Youlin, ella solo quería abrazarlo y dejar brotar su llanto de su pecho.
─ Creí… (sollozo), creí que habías muerto, (sorbe por la nariz) ─ ¿Creíste? ─ Creíamos ─. Corrigió Rosa, el Nefilim protesta con su voz ronca, demostrando que su pelea con Gabriel no fue nada fácil. ─ ¿Cómo pudieron creer semejante estupidez? ─ Es evidente, ridículo, estás herido ─. Espeta Youlin. ─ (sonrisa arrogante), Pero no muerto. Sabía que te preocupabas por mí, come libros─ ¡JA!, no te lo creas mucho, me sigues cayendo mal ─. Dijo la arqueóloga dándole la espalda, Renata le da un golpe en el pecho apartándose de él para mirarle a la cara y confrontarlo, pero antes de que Darién protestara por el dolor del golpe Renata se disculpa, sin embargo…. ─ ¡¿Por qué no me dejaste que te ayudara?!, eres un idiota, un idiota y un… ─. Las protestas de Renata se acallaron por los motivos de Darién. ─ Ya estarías muerta, incluso antes de apretar el gatillo ─ Pero yo… ─ Y no me perdonaría si algo te pasara ─ ¡¿Y yo que?!... ¡me enfrenté a esa cosa! ─ Y me enorgulleces, y como eres mi cuñada, también tengo que cuidar de ti; y antes de que abras la boca, eres parte del grupo, come libros ─ (resoplido), Ya decía yo, siempre la última, las sobras para Youlin ─.
Darién ríe por lo bajo. Con un gruñido de dolor, las muchachas lo ayudan a levantarse y lo llevan entre Youlin y Renata hasta una oficina; al llegar lo recuestan sobre unas mantas o lo que parecían ser mantas, Darién sisea por el esfuerzo de acomodarse, su cuerpo dolía hasta en lugares que ni él mismo sabía que tenía.
Las muchachas, muy dudosas estuvieron atentas por si otro demonio o aberración decide atacar. ─ Pueden estar tranquilas, éste lugar huele a muerte y las aberraciones o los poseídos no se acercarán ─. Las muchachas ayudaron al Nefilim a quitarse la ropa rasgada, mostrando una gran cantidad de magulladuras y cortadas profundas por todo el pecho, espalda y brazos, Darién ahoga un gemido de dolor apretando los dientes ante el esfuerzo no solo de quitarse la ropa, sino también en recostarse, las muchachas se horrorizan al ver lo maltrecho que se encontraba, Renata busca un trapo y algo de agua para atenderle las heridas, se sienta a su lado.
─ Darién… ─. Comenzó Renata limpiando las heridas con mucho cuidado. ─…¿Qué pasó con el arcángel? ─. Darién trató de dar un bufido, pero sus heridas se quejaron, dejando que éste siseara de dolor. ─ Escapó ─ ¡¿Escapo?!, ¿Cómo que escapó? ─. El tono de voz con que Youlin hizo la pregunta demostró lo indignada que se encontraba, sobre todo lo preocupada sabiendo que Gabriel podría atacar nuevamente en cualquier momento. ─ Lo que escuchaste, come libros, escapó ─ Pero… no entiendo ─ ¿Qué no entiendes? ─ El acertijo ─ ¿Cuál? ─. Pegunta Darién, su cabeza apoyada en el regazo de Renata. ─ Decía algo sobre un derramamiento de sangre y…─. Explicaba Youlin. En ese instante Rosa interrumpe abriendo los ojos como platos. ─ Era como tu decías ─ ¿Qué yo decía? ─ Sobre el Coliseo, ¿Recuerdas?, que romper el sello era derrumbando el Coliseo ─ ¡Ah!, bueno, si ─. Youlin cuadra sus hombros, ampliando una sonrisa e hinchando su pecho en orgullo. ─ Siempre lo supe ─. ─ ¿Cuánto tiempo crees
Ver a Lenaya tomar decisiones tan rápido como se le presentaban, era algo de admirar, característico de ella, mente rápida, sagaz, a veces Caroline se sentía como un adorno, ¿para que diantres ella era su consejera?, así que preguntó para hacer olvidar a Lenaya el tema. ─ ¿Y qué pinto yo en todo esto? ─. Lenaya señaló con un dedo de advertencia. ─ Tú te callas y quédate sentada, tenemos un tema de conversación pendiente ─.Caroline trató de refutar. ─ Pero los refugiados, ellos te necesitan ─. Pero Darlen se mete en la conversación, Caroline le lanza miradas para que se calle y se largara. ─ Con el debido respeto, su majestad y perdone que me meta, pero… ¿Qué está pasando? ─ Nada, nada en particular… ─. Dijo Lenaya agitando una mano restando importancia al asunto, Caroline interrumpió levantando las manos mostrando el punto de que su problemática no era importante. ─ Exacto, Lenaya, no es nada importante, así que deberíamos enfocarnos en lo que si lo es… como… ¿Nuevo Éxodo o los r
Darlen le dio alcance a Caroline por el pasillo. ─ Gracias por tu ayuda ─. Masculló Caroline entre dientes mientras caminaba a zancadas por el largo corredor, quería estar lo más lejos posible de allí. ─ Lo siento, no fue… ─. Caroline se detiene colocándose una mano en la cintura y frotarse la frente con sus dedos, necesitaba calmarse o le explotaría la cabeza por el estrés, respiró profundamente un, dos, tres veces, respiraciones muy pausadas. ─ Descuida, no es tu culpa, y si soy honesta, hasta a mí me sorprende, ¿Cómo puede Lenaya poner más atención a algo tan trivial que al proyecto Nuevo Éxodo? ─ Es ella, tu sabes… no es una reina muy… ordinaria que se diga, le preocupamos del mismo modo que se preocupa por su pueblo ─ Y el hecho de que me haya besado con alguien y que esa persona me guste, es tan, tan extraño, es emoción y miedo a la vez, no sé como explicarlo ─ ¿Y quién es?, ¿Lo conozco? ─. Caroline meditó un momento si debía responder o no, pero cuando estuvo a
Solo fue cuestión de varios intentos, hasta que Darién pudo ver, ella embarazada y Darién acariciando su gran barriga redonda con ternura, Darién parpadea varias veces jadeando con asombro hasta enfocar toda su atención en Renata con la misma cara llena de perplejidad. ─ ¿Lo logré? ─. Darién no sabía si sonreír o asustarse, fue tan vívido lo que vio que se sintió casi real. ─ Más que eso ─ Que viste ─ Una familia ─ ¿Solo eso? ─. Renata vuelve a dejar caer los hombros. ─ Pero no cualquier familia, éramos… éramos nosotros, (jadeo), una familia, y te vi, nos vimos, sentí tu felicidad, sentí (jadeo), tu angustia, fue casi real, maravilloso ─. A decir verdad, Renata le quería mostrar más cosas, pero esa fue la imagen que logró colar, claro, ella lo deseaba, pero ella quería mostrarle las cosas que quería hacer con él antes de dar ese paso, pero las palabras de Darién le hicieron olvidar todo aquello, ¿portar el hijo de un Nefilim?, ¿de Su Nefilim en su vientre? Suena el timb
La joven no paraba de señalar con un dedo tembloroso mientas recorría con la mirada a Adara y al perro varias veces, el perro se rasca la oreja, miró a la joven y se rascó con sus dientes una de sus patas traseras, vuelve a reparar en la joven diciendo. ─ ¿Acaso es anormal que alguien hable? ─ ¡Eres un perro! ─ Tranquila, lo mismo le pasó a mi sobrina ─ ¿Sobrina? ─. La joven miró horrorizada a la niña, esto debía ser una locura, su madre le había prometido una vida nueva, nueva e interesante, llena de sorpresas, con muchos amigos, no creyó que se lo tomara tan en serio. ─ Si, él es mi tío, o dice serlo ─ Claro que lo soy ─. Replicó el perro algo bruscamente, sintiéndose indignado. ─ Espera…─. Meditó Adara un segundo. ─¿Acaso dijiste Cerbero? ─ ¿Esperabas algún otro nombre? ─ ¿Tío Cerbero?, no… no te recuerdo, pero papá hablaba mucho de ti y mamá se molestaba porque decía que tú eras una “mala influencia “ para él ─. El perro suelta una carcajada. ─ ¿En serio tu mamá decía es
De camino a casa, Adara tomó al pequeño Cerbero en brazos, durante un buen tiempo se mantuvieron en silencio, ella quería preguntarle un montón de cosas, su mente rebosaba de preguntas, entre una de ellas era el por qué no había ido en su ayuda la noche que intentaron secuestrarla y el por qué no ayudó a sus padres, pero…. ─ Adara ─. Dijo Cerbero para romper el silencio, su voz decía que lo que tenía que contar era delicado y muy serio. ─ Según dijiste que para ver a la Reina se tenía que pedir una audiencia ─ Así es ─ Verás, no solo estoy aquí para hacer solo una visita familiar ─. La niña se detiene, ¿le había mentido?, ¿quería hacerle daño a la Reina?, si era así ella no lo permitiría. ─ Antes de que hagas algo estúpido déjame explicar, no estoy aquí para nada malo, estoy aquí para advertirle, necesito hablar con ella ─ ¿Qué le vas a advertir? ─. La expresión de Adara era fría e impasible, ahora que era más fuerte, quizás podría hacerle frente al chucho. ─ Es un tema que
José duró un par de segundos en silencio, buscando las palabras apropiadas, y para ganar tiempo, pidió dos cafés, durante la espera José sintió ese momento incómodo, en que se quiere decir tantas cosas y todas se aglomeran en la mente y en la boca, todas desordenadas que dejan la mente en blanco, sin encontrar pie ni cabeza, como comenzar o terminar, al estar delante de Caroline y ver lo hermosa que era, su mundo se ponía patas arriba. Los cafés fueron servidos, luego de un par de sorbos…. ─ Está bueno el café ─. Comenta José. ─ Me alegro que te agrade, es uno de los mejores de la ciudad ─. Otro prolongado silencio, Caroline termina su café, trató de que José no detallara mucho sus manos temblorosas al momento de colocar la taza sobre la mesa, para ser una demonio se sentía patética, intimidada por un humano y por primera vez no hallaban tema alguno de que hablar. ─ José, si no vas a decir nada más entonces me voy ─. José toma la mano de Caroline en el instante en que ella se
De vuelta al camino, el día se mostraba soleado con cielos despejados, Rosa y Youlin prosiguieron su recuperar durmiendo en el asiento trasero del auto, una apoyada de la otra, ambas roncando sonoramente como un concierto de cerdos, concierto que les sacó risas cómplices a Renata y a Darién, media hora de camino después, Renata dormitaba en el asiento del copiloto. ─ Te dije que debías dormir ─ Si, pero no quería ─ Para la próxima hazme caso ─. Renata asiente con un ligero gruñido, a veces sentía que su novio se pasaba de paternalista, Darién le dedica una mirada de soslayo, Renata estaba más dormida que despierta, tomó su mano apretándola generosamente, un susurro se coló en la mente de Renata causándole una sonrisa, arrellanándose en el asiento. ─ Yo, también te amo ─. Contestó ella con voz somnolienta, de pronto abre los ojos como platos, observa como Darién la tenía tomada de la mano y la miraba con una sonrisa traviesa, ésta estuvo a punto de decir algo, pero Darién le detuv