Darlen le dio alcance a Caroline por el pasillo. ─ Gracias por tu ayuda ─. Masculló Caroline entre dientes mientras caminaba a zancadas por el largo corredor, quería estar lo más lejos posible de allí. ─ Lo siento, no fue… ─. Caroline se detiene colocándose una mano en la cintura y frotarse la frente con sus dedos, necesitaba calmarse o le explotaría la cabeza por el estrés, respiró profundamente un, dos, tres veces, respiraciones muy pausadas. ─ Descuida, no es tu culpa, y si soy honesta, hasta a mí me sorprende, ¿Cómo puede Lenaya poner más atención a algo tan trivial que al proyecto Nuevo Éxodo? ─ Es ella, tu sabes… no es una reina muy… ordinaria que se diga, le preocupamos del mismo modo que se preocupa por su pueblo ─ Y el hecho de que me haya besado con alguien y que esa persona me guste, es tan, tan extraño, es emoción y miedo a la vez, no sé como explicarlo ─ ¿Y quién es?, ¿Lo conozco? ─. Caroline meditó un momento si debía responder o no, pero cuando estuvo a
Solo fue cuestión de varios intentos, hasta que Darién pudo ver, ella embarazada y Darién acariciando su gran barriga redonda con ternura, Darién parpadea varias veces jadeando con asombro hasta enfocar toda su atención en Renata con la misma cara llena de perplejidad. ─ ¿Lo logré? ─. Darién no sabía si sonreír o asustarse, fue tan vívido lo que vio que se sintió casi real. ─ Más que eso ─ Que viste ─ Una familia ─ ¿Solo eso? ─. Renata vuelve a dejar caer los hombros. ─ Pero no cualquier familia, éramos… éramos nosotros, (jadeo), una familia, y te vi, nos vimos, sentí tu felicidad, sentí (jadeo), tu angustia, fue casi real, maravilloso ─. A decir verdad, Renata le quería mostrar más cosas, pero esa fue la imagen que logró colar, claro, ella lo deseaba, pero ella quería mostrarle las cosas que quería hacer con él antes de dar ese paso, pero las palabras de Darién le hicieron olvidar todo aquello, ¿portar el hijo de un Nefilim?, ¿de Su Nefilim en su vientre? Suena el timb
La joven no paraba de señalar con un dedo tembloroso mientas recorría con la mirada a Adara y al perro varias veces, el perro se rasca la oreja, miró a la joven y se rascó con sus dientes una de sus patas traseras, vuelve a reparar en la joven diciendo. ─ ¿Acaso es anormal que alguien hable? ─ ¡Eres un perro! ─ Tranquila, lo mismo le pasó a mi sobrina ─ ¿Sobrina? ─. La joven miró horrorizada a la niña, esto debía ser una locura, su madre le había prometido una vida nueva, nueva e interesante, llena de sorpresas, con muchos amigos, no creyó que se lo tomara tan en serio. ─ Si, él es mi tío, o dice serlo ─ Claro que lo soy ─. Replicó el perro algo bruscamente, sintiéndose indignado. ─ Espera…─. Meditó Adara un segundo. ─¿Acaso dijiste Cerbero? ─ ¿Esperabas algún otro nombre? ─ ¿Tío Cerbero?, no… no te recuerdo, pero papá hablaba mucho de ti y mamá se molestaba porque decía que tú eras una “mala influencia “ para él ─. El perro suelta una carcajada. ─ ¿En serio tu mamá decía es
De camino a casa, Adara tomó al pequeño Cerbero en brazos, durante un buen tiempo se mantuvieron en silencio, ella quería preguntarle un montón de cosas, su mente rebosaba de preguntas, entre una de ellas era el por qué no había ido en su ayuda la noche que intentaron secuestrarla y el por qué no ayudó a sus padres, pero…. ─ Adara ─. Dijo Cerbero para romper el silencio, su voz decía que lo que tenía que contar era delicado y muy serio. ─ Según dijiste que para ver a la Reina se tenía que pedir una audiencia ─ Así es ─ Verás, no solo estoy aquí para hacer solo una visita familiar ─. La niña se detiene, ¿le había mentido?, ¿quería hacerle daño a la Reina?, si era así ella no lo permitiría. ─ Antes de que hagas algo estúpido déjame explicar, no estoy aquí para nada malo, estoy aquí para advertirle, necesito hablar con ella ─ ¿Qué le vas a advertir? ─. La expresión de Adara era fría e impasible, ahora que era más fuerte, quizás podría hacerle frente al chucho. ─ Es un tema que
José duró un par de segundos en silencio, buscando las palabras apropiadas, y para ganar tiempo, pidió dos cafés, durante la espera José sintió ese momento incómodo, en que se quiere decir tantas cosas y todas se aglomeran en la mente y en la boca, todas desordenadas que dejan la mente en blanco, sin encontrar pie ni cabeza, como comenzar o terminar, al estar delante de Caroline y ver lo hermosa que era, su mundo se ponía patas arriba. Los cafés fueron servidos, luego de un par de sorbos…. ─ Está bueno el café ─. Comenta José. ─ Me alegro que te agrade, es uno de los mejores de la ciudad ─. Otro prolongado silencio, Caroline termina su café, trató de que José no detallara mucho sus manos temblorosas al momento de colocar la taza sobre la mesa, para ser una demonio se sentía patética, intimidada por un humano y por primera vez no hallaban tema alguno de que hablar. ─ José, si no vas a decir nada más entonces me voy ─. José toma la mano de Caroline en el instante en que ella se
De vuelta al camino, el día se mostraba soleado con cielos despejados, Rosa y Youlin prosiguieron su recuperar durmiendo en el asiento trasero del auto, una apoyada de la otra, ambas roncando sonoramente como un concierto de cerdos, concierto que les sacó risas cómplices a Renata y a Darién, media hora de camino después, Renata dormitaba en el asiento del copiloto. ─ Te dije que debías dormir ─ Si, pero no quería ─ Para la próxima hazme caso ─. Renata asiente con un ligero gruñido, a veces sentía que su novio se pasaba de paternalista, Darién le dedica una mirada de soslayo, Renata estaba más dormida que despierta, tomó su mano apretándola generosamente, un susurro se coló en la mente de Renata causándole una sonrisa, arrellanándose en el asiento. ─ Yo, también te amo ─. Contestó ella con voz somnolienta, de pronto abre los ojos como platos, observa como Darién la tenía tomada de la mano y la miraba con una sonrisa traviesa, ésta estuvo a punto de decir algo, pero Darién le detuv
La gran ciudad de Venecia, el grupo de aventureros se enfilaron a dicha ciudad para tomar un avión con rumbo a China, o por lo menos robar uno. Durante el trayecto, Darién estuvo enseñándole cómo usar el vínculo, Youlin y Rosa dormitaron todo el camino, comieron en algunos restaurantes vacíos, sacando de ellos provisiones para el viaje, durante la travesía, Rosa dedicaba miradas inquisitivas a la parejita, ver como siempre se cruzaban de miradas, Darién asintiendo mientras que Renata apretaba sus manos en puños con fuerza, dejando sus nudillos en blanco, a veces ella reía, a veces él reía o solo negaba, como corrigiendo detalles, eso le causaba cierta inquietud, pero no sabía cómo entrar en el tema, no fuera a ser que le dijeran loca por estar imaginando cosas. El gran error del día fue surcar un distribuidor en las afueras de la ciudad, se podía apreciar que estaba envuelta en llamas y un gran caos, una guerra en su apogeo, inesperadamente tuvieron que saltar prácticamente
Darién por fin posó sus ojos en el general, éste le correspondió sin vacilar, ambos, dos cazadores, dos predadores, Darién comprendió, si intentaba socavar su autoridad, aunque él los podría eliminar a todos con facilidad, las muchachas no sobrevivirían. ─ Debía protegerlas. Debo protegerlas ─ Entiendo ─. El general asintió desviando la mirada muy pensativo. ─ ¿Por qué quieren entrar a la ciudad? ─ Necesitamos llegar al aeropuerto, señor ─ ¿Por qué quieren salir del país, señoritas? ─ Si me lo permite, general, ellas no hablan el idioma ─ Podría traducirles para mi ─. Darién asintió. ─ El general quiere saber porque quieren salir del país ─ contéstale ─. Instó Youlin con los ojos abiertos como platos, mostrando sus manos, impulsando a contestar, Darién tensó los músculos de su mentón. ─ Están trabajando como mensajeras y yo soy su escolta, señor ─. El general discurrió su vista entre las muchachas y el Nefilim. ─ Dijiste mucho para lo que ella habló ─ Ella solo me autorizo a cont