Youlin nunca se había sentido tan limpia en su vida, el baño le sentó de maravilla, ¿después de cuánto?, ¿cuatro horas?, si, claro, después de haber pasado casi cuatro horas bañándose, las chicas no se acordaban de cuándo fue la última vez que habían tomado un baño así de agradable, así que decidieron disfrutarlo a sus anchas, ¿y la comida?, ni hablar, Youlin sintió la gloria en cada bocado, no más intentos arriesgados de probar una extraña comida preparada por Darién.
Rosa y Renata se encargaron de arreglar sus cabellos después del baño, desde luego los peinados no quedaron de revista, pero se podían apreciar, un trenzado sencillo; aun el pequeño grupo no había sido entrevistado por quien mandaba en el lugar y fueron atendidos por Luciano y otras personas más que Luciano presentó al grupo.
Por otra parte, las chicas no hallaron forma de cómo buscar o encontrar indicio alguno del sello, así que decidieron quedarse un poco más, a Darién no le gustó en lo más mínimo la idea, pero tenía que hacerlo, por la seguridad de las chicas y por la misión lo tenía que hacer, de todos modos lo aprovecharían de alistarse y equiparse con lo que pudieran, sobre todo descansar por el largo viaje que habían tenido.
En más de una ocasión, tanto Darién como él joven Luciano se cruzaban de miradas, escrutándose, Renata no sabía si era debido a los intentos de conversación que el joven italiano le sacaba a ella, incluyendo invitaciones para mostrarle las instalaciones del Coliseo o era que de verdad el joven sospechaba del Nefilim, Renata tuvo en todas esas ocasiones que inventarse cualquier excusa o plática para desviar la atención y cortar la tensión que crecía entre ellos, y más cuando al Nefilim no le agradaba la forma en que miraba Luciano a Renata. ─ ¿Qué tienes? ─. Pregunta Renata al sentarse a su lado en un sitio apartado del resto, pudo ver que desde que llegaron Darién no paraba de tener su ceño fruncido. ─ Nada ─. Contestó secamente. ─ (leve risa), Nada y tienes la cara como una piedra… ─. Renata miró el plato de Darién, no había tocado un bocado. ─ …Y no has comido nada ─ No tengo hambre ─ Darién… cielo… ¿Qué tienes? ─ Tenemos que encontrar ese sello y salir de aquí, cuanto antes ─ Pero no podemos movernos, no por ahora ─ Lo sé ─.
Darién siempre mantuvo su vista siempre al frente, nunca le dedicó una mirada, era como si viera a todos sus enemigos aglomerarse delante de él. ─ Darién. Cielo, mírame ─. El Nefilim la miró de soslayo, pero no con dureza; a pesar de ya estar tan familiarizados tan íntimamente, algo no dejaba de causarle impacto a Renata, y eran sus ojos azul-plata, esos ojos, de alguna manera se las arreglaban para dejarla prácticamente sin habla. ─ Solo relájate un poco, ¿quieres?, hazlo por mi ─ No me gusta estar entre bendecidos ─. Comenta Darién tensando los músculos de su mentón, apretando sus dientes. ─ ¿Lo dices por qué?, ¿Por Luciano?, ha sido lindo con nosotras. Por los momentos ─. Objetó con una ligera mueca, acomodándose el cabello, Darién frunce más el ceño al ver una sonrisa colarse en la comisura de los labios de Renata.
─ Ese en particular menos me agrada ─. Renata ladea la cabeza y sonríe con complicidad. ─ Darién, ¿Estás celoso? ─ ¿Celoso yo?, ¿De un bendecido?, (bufido), para nada, además es un novato ─ ¿Un novato? ─ Si fuera un bendecido experimentado se habría dado cuenta de quien soy realmente al apenas verme ─.
Renata le sonríe con ternura, asintiendo ante la explicación, se acurruca aun más a su lado, los músculos de Darién se relajan al igual que su rostro al sentir su calor, su contacto, Renata comienza a jugar con un mechón de su cabello blanco. ─ A quien quiero es a ti, tontito ─. Le susurra al oído con una sonrisa juguetona, deja su barbilla descansar en el hombro del Nefilim permitiendo que sus ojos se inundaran del rostro de Darién, ambos se cruzan de miradas por un momento, y a pesar de que no lo dijo, Renata lo sintió, él también la quería, y aunque tampoco lo admitiría delante de ella, si estaba celoso.
Darién la abraza con ternura y le da un beso en la coronilla, con mucho cuidado se levanta con la intención de salir a dar una vuelta. ─ ¿A dónde vas? ─ De paseo ─ Darién, por favor, no vayas a…─ Tranquila, Rena, no causaré problemas, lo prometo ─. Contesta con una sonrisa perezosa, pero a pesar de que Darién se lo aseguró, a Renata no le convencía mucho, por lo tanto, ella salió con él tomándole de la mano, quería asegurarse que de verdad no se metiera en problemas.
Por otra parte Youlin y Rosa caminaban explorando el lugar con la excusa de estar paseando, Rosa empuja a Youlin hacia un rincón del campo de batalla del coliseo, escondiéndose entre unas paredes con la excusa de estar cuchicheando cosas de chicas, unos guardias pasan a su lado echando un vistazo a las dos muchachas que se veían muy entretenidas en una especie de lectura, Youlin levanta un poco la mirada y se da cuenta de que uno de los guardias aun la estaba mirado, le ofrece una sonrisa y éste se la devolvió y prosiguió su camino, cuando los guardias ya estuvieron lo suficientemente lejos, Rosa comenta acerca del punto exacto del sello en cuestión, Youlin saca su brújula con mucho cuidado mirando a todas direcciones, ésta daba vueltas como loca. ─ He estado caminando y viendo el mapa, pero ésta condenada cosa parece que se jodió, siempre está dando vueltas ─. Comenta Youlin dando unos golpecitos al cristal.
─ ¿Qué hacen chicas? ─. La pregunta les causó un susto mortal, drenando de sus caras todo color. ─ Luciano ─. Dijo Rosa tratando de calmar su corazón sonriendo algo apenada. ─ Nos asustaste ─.
Youlin se acomoda su cabello en una cola agregando una sonrisa casual, pero fue Rosa quien contestó la pregunta con la intención de lo que sea que estuvieran haciendo no fuera nada de real importancia, solo perder el tiempo. ─ No estamos haciendo nada, solo leyendo éste tonto diario ─ ¿Un diario?, ¿De quién? ─ He… lo encontramos por allí ─. Contestó Rosa antes de que Youlin abriera la boca. ─ Parece antiguo, ¿Puedo verlo? ─ He… no, son cosas de chicas y es privado ─. Respondió Rosa levantando un dedo para enfatizar su punto. ─ Pero si lo encontraron por allí no creo que al dueño o la dueña le importe ahora ─ ¿Qué hacías en la alcantarilla? ─. Pregunta Youlin para desviar la atención de Luciano del diario de Lenaya. ─ Entrenaba ─. Respondió con un simple encogimiento de hombros, como si no fuera la gran cosa. ─ ¿Tu solo?, eres muy valiente al exponerte ante tanto peligro─. Ronroneó Rosa recorriéndolo con la mirada de arriba a abajo, a Luciano se le subieron los colores al rostro ante el elogio de Rosa.
─ Tu gente te debe respetar mucho ─. Agregó Youlin con una sonrisa cómplice, ¿eran ideas de Luciano o ambas estaban flirteando?, el bendecido adoptó una pose heroica, pasando una mano por su cabello, ambas se miran a las caras conteniendo la risa. ─ Y díganme señoritas, ¿Qué es eso que están buscando?, parece muy importante ─ Eh… estamos buscando a la familia de mi cuñado ─. Luciano frunce el ceño ladeando la cabeza, algo confundido, en realidad no era mentira, era un Nefilim como Darién. ─ ¿Tu cuñado? ─ Si, el novio de mi hermana, ¿Lo recuerdas?, el chico alto, el maestro de espadas ─ Ah ese, el amargado prepotente… ¿Es el novio de tu hermana? ─ Si ese mismo, el amargado prepotente ─. Contestó Youlin con una amplia sonrisa, al menos congeniaron en algo y por fin desviaron su atención del diario, ¡bien!.
─ Y dime Luciano… ¿Tienes novia? ─. En la pregunta formulada por Youlin se colaba la picardía entre sus palabras, el color se le subió otra vez a las mejillas del chico resaltando sus pecas, Rosa y Youlin se dieron cuenta de que el chico era un nuevo en cosas de chicas, pero dada la situación ellas sabían que Luciano no podía mentir.
Al no tener una respuesta en concreto, solo balbuceos, Luciano es salvado por el llamado de un superior, éste le ordena retirarse y ayudar con las provisiones, en su voz se podía sentir la determinación y los años de experiencia comandando, las chicas parpadean perplejas por aquel hombre alto y bien fornido, éste aclara con una voz profunda y amable. ─ Luciano es un buen muchacho, tiene futuro ─. Se quedó algo pensativo viendo a las chicas solo por un latido. ─ Soy Bruno, ustedes deben ser las chicas que encontró Luciano en las alcantarillas ─ Si señor, soy Rosa y ella es Youlin ─.
Bruno escrutó a las chicas en silencio por un segundo. ─ Pero se me informó que otras dos personas estaban con ustedes ─ Si, la gemela de ella y el novio ─ ¿El novio? ─ Si─. Contestó Rosa arrastrando la palabra tentativamente, la cosa ya se estaba yendo por caminos torcidos, ambas se miran a las caras, y para tratar de encaminar la situación y evitar preguntas sobre Darién, Youlin cambia de tema. ─ Usted habla muy bien el español señor…─ Bruno ─ ¿Les enseña a sus hombres? ─ No, digamos que mis muchachos son algo… especiales, han sido bendecidos por el don de hablar en…“lenguas” ─. Las chicas asienten en compresión. ─ Y… ¿Qué me pueden contar de éste tal novio? ─ Se llama… ─ Dorian, se llama Dorian ─. Interrumpe Rosa a tiempo, Youlin volvió a cruzar miradas con Rosa. ─ ¿Dónde puedo encontrarlo? ─ ¿Me buscaban? ─.
Darién había hecho acto de presencia con lentes oscuros y con Renata a su lado tomados de la mano, Bruno se gira con una mirada de soslayo para conocer por fin a Darién, y dándole la espalda a las chicas, por fin confronta al Nefilim, escrutándolo de hito en hito; Rosa y Youlin se tensan haciéndole señas con sus ojos abiertos como platos a Renata para que se lo llevara lejos, ésta ladea la cabeza al no entender el mensaje. ─ ¿Les pasa algo chicas? ─. La pregunta de Renata hizo que todos posaran los ojos sobre ellas, Rosa y Youlin comienzan a dar excusas baratas de tener una basura en el ojo, dolor de cuello o cansancio, después de que ni Bruno ni Darién le prestaban atención, no la fulminaron con la mirada, la descuartizaron y la lanzaron a los cocodrilos. ─ Tu debes ser Dorian ─.
Darién, antes de responder, escrutó a Rosa y a Youlin en un segundo, ambas desvían la mirada disimulando estar distraídas, Renata enarca una delineada ceja, ahora si que estaba confundida. ─ Si, soy Dorian ─. Bruno lo escruta de hito en hito nuevamente frotándose la barbilla. ─ Pareces un muchacho bastante fuerte, ¿Por qué no vienes conmigo?, nos vendría bien unas manos fuertes como las tuyas ─. Darién le da una mirada a Renata, como en espera de su aprobación, en cambio Renata le aprieta la mano dulcemente. ─ ¿Qué tengo que hacer? ─ Ven conmigo, en el camino te lo explico ─.
Bruno y Darién se van conversando sobre las diversas tareas en las que podría ayudar, Rosa y Youlin halan por un brazo a Renata, reclamándole lo lenta en captar las señas, Renata protesta por el fuerte tirón, segundos después entran en cuenta…. ─ ¿Crees que sea buena idea que Darién…? ─. La pregunta de Rosa queda al aire al ver la expresión de Renata, definitivamente dejar solo a Darién era un desastre seguro, aunque la palabra desastre sonaría leve, como para darle un sentido decente a sus resultados, y más si ya sospechaban que sea un Nefilim. ─ Será mejor que busquemos ese sello rápidamente y salgamos corriendo de aquí ─. Propone Youlin abriendo el diario de Lenaya. ─ Yo iré a asegurarme que Darién no se meta en problemas ─. Propuso Renata enfilándose sin esperar opinión por parte de su hermana o de la arqueóloga. Por más que intentaron darle vueltas al acertijo, Youlin no pudo entenderlo o no quería ya que para ella le resultaba algo inquietante. ─ *El circulo guerrero
Volutas de calor emanan del cuerpo de Bruno, formando en éste una armadura romana bruñida en oro, rasgando su ropa y brotando de él una alas que parecían ser metálicas, la gente se va apartando, no solo con algunas expresiones de miedo y perplejidad, sino en adoración en servir a un emisario de Dios. Un cuchillo se posa en el cuello de Youlin, la arqueóloga empalidecida se estremece ante el contacto frío de la hoja y se percata de que no era nada más y nada menos que Luciano, ésta vez sin su expresión amable o alegre, otros hombres las despojan de sus armas, Bruno o mejor dicho Gabriel, como lo había llamado Darién, comienza a pasearse por el cuadrilátero, saboreando el triunfo, la venganza de haber sido burlado por el Nefilim varios siglos atrás, en varios encuentros debido a las misiones del Nefilim, humillando la moral del arcángel. Recordó haber llevado a un testigo para la corte del concilio para ser interrogado, Darién tenía la orden de ejecutarlo antes de llegar a di
Estruendos y derrumbes nuevamente comenzaron a estremecer todo el coliseo, ésta vez con más fuerza, dando a entender que la lucha comenzó nuevamente, Rosa, Renata y Youlin nunca supieron que tanto habían corrido, solo querían estar lo más lejos posible de aquel caos, como pudieron, se ocultaron dentro de un taller a unas cuantas cuadras. ─ Al fin a salvo─. Comenta Youlin después de haber revisado los alrededores, y haber sellado toda posible entrada. ─ Dime que ese no fue Darién ─. Masculló por fin Renata entristecida, acurrucándose en un rincón abrazando sus rodillas. ─ Hey, no es para tanto ─. Consolaba Rosa. Rosa había consolado en varias ocasiones a su hermana por las rupturas de sus relaciones, hombres sin corazón jugando con el de su hermana, Renata era la que más buscaban por ser tan inocente y llena de esperanza en encontrar un verdadero amor, siempre con la fe de saber que en algún lugar había un hombre honesto y bueno que aceptara su amor, pero debido a los
Rosa trataba de consolar a su hermana, Renata no quería aceptar que su amado Nefilim estuviese muerto, Youlin miraba desde la parte superior del taller, por la ventana, las calles ni tan desoladas, en espera por alguna señal del Nefilim, solo algunas personas o lo que una vez fueron se comenzaron a aglomerar, caminando en dirección al Coliseo. ─ Chicas, esto no pinta nada bien ─. Comenta Youlin en voz baja. ─ ¿Qué pasa ahora?, ¿No ves lo destrozada que está mi hermana? ─ Eso lo entiendo, y de verdad no sé qué decir al respecto, pero esto me inquieta más ─. Youlin traga saliva con fuerza. ─ Que no huelan tu miedo, que no huelan tu miedo, que no huelan tu miedo ─. Se repetía mentalmente la arqueóloga una y otra vez, una pequeña gota de sudor corrió su sien pasando por su mejilla, alguien o algo olfateó el aire y giró rápidamente en dirección a Youlin, ésta se oculta detrás de una pared, la cosa muestra sus dientes amarillos y pútridos, y desvía su caminar para ir directo al ta
─ Darién… ─. Comenzó Renata limpiando las heridas con mucho cuidado. ─…¿Qué pasó con el arcángel? ─. Darién trató de dar un bufido, pero sus heridas se quejaron, dejando que éste siseara de dolor. ─ Escapó ─ ¡¿Escapo?!, ¿Cómo que escapó? ─. El tono de voz con que Youlin hizo la pregunta demostró lo indignada que se encontraba, sobre todo lo preocupada sabiendo que Gabriel podría atacar nuevamente en cualquier momento. ─ Lo que escuchaste, come libros, escapó ─ Pero… no entiendo ─ ¿Qué no entiendes? ─ El acertijo ─ ¿Cuál? ─. Pegunta Darién, su cabeza apoyada en el regazo de Renata. ─ Decía algo sobre un derramamiento de sangre y…─. Explicaba Youlin. En ese instante Rosa interrumpe abriendo los ojos como platos. ─ Era como tu decías ─ ¿Qué yo decía? ─ Sobre el Coliseo, ¿Recuerdas?, que romper el sello era derrumbando el Coliseo ─ ¡Ah!, bueno, si ─. Youlin cuadra sus hombros, ampliando una sonrisa e hinchando su pecho en orgullo. ─ Siempre lo supe ─. ─ ¿Cuánto tiempo crees
Ver a Lenaya tomar decisiones tan rápido como se le presentaban, era algo de admirar, característico de ella, mente rápida, sagaz, a veces Caroline se sentía como un adorno, ¿para que diantres ella era su consejera?, así que preguntó para hacer olvidar a Lenaya el tema. ─ ¿Y qué pinto yo en todo esto? ─. Lenaya señaló con un dedo de advertencia. ─ Tú te callas y quédate sentada, tenemos un tema de conversación pendiente ─.Caroline trató de refutar. ─ Pero los refugiados, ellos te necesitan ─. Pero Darlen se mete en la conversación, Caroline le lanza miradas para que se calle y se largara. ─ Con el debido respeto, su majestad y perdone que me meta, pero… ¿Qué está pasando? ─ Nada, nada en particular… ─. Dijo Lenaya agitando una mano restando importancia al asunto, Caroline interrumpió levantando las manos mostrando el punto de que su problemática no era importante. ─ Exacto, Lenaya, no es nada importante, así que deberíamos enfocarnos en lo que si lo es… como… ¿Nuevo Éxodo o los r
Darlen le dio alcance a Caroline por el pasillo. ─ Gracias por tu ayuda ─. Masculló Caroline entre dientes mientras caminaba a zancadas por el largo corredor, quería estar lo más lejos posible de allí. ─ Lo siento, no fue… ─. Caroline se detiene colocándose una mano en la cintura y frotarse la frente con sus dedos, necesitaba calmarse o le explotaría la cabeza por el estrés, respiró profundamente un, dos, tres veces, respiraciones muy pausadas. ─ Descuida, no es tu culpa, y si soy honesta, hasta a mí me sorprende, ¿Cómo puede Lenaya poner más atención a algo tan trivial que al proyecto Nuevo Éxodo? ─ Es ella, tu sabes… no es una reina muy… ordinaria que se diga, le preocupamos del mismo modo que se preocupa por su pueblo ─ Y el hecho de que me haya besado con alguien y que esa persona me guste, es tan, tan extraño, es emoción y miedo a la vez, no sé como explicarlo ─ ¿Y quién es?, ¿Lo conozco? ─. Caroline meditó un momento si debía responder o no, pero cuando estuvo a
Solo fue cuestión de varios intentos, hasta que Darién pudo ver, ella embarazada y Darién acariciando su gran barriga redonda con ternura, Darién parpadea varias veces jadeando con asombro hasta enfocar toda su atención en Renata con la misma cara llena de perplejidad. ─ ¿Lo logré? ─. Darién no sabía si sonreír o asustarse, fue tan vívido lo que vio que se sintió casi real. ─ Más que eso ─ Que viste ─ Una familia ─ ¿Solo eso? ─. Renata vuelve a dejar caer los hombros. ─ Pero no cualquier familia, éramos… éramos nosotros, (jadeo), una familia, y te vi, nos vimos, sentí tu felicidad, sentí (jadeo), tu angustia, fue casi real, maravilloso ─. A decir verdad, Renata le quería mostrar más cosas, pero esa fue la imagen que logró colar, claro, ella lo deseaba, pero ella quería mostrarle las cosas que quería hacer con él antes de dar ese paso, pero las palabras de Darién le hicieron olvidar todo aquello, ¿portar el hijo de un Nefilim?, ¿de Su Nefilim en su vientre? Suena el timb