Su asistente personal colocaba la correspondencia en orden, junto a varios documentos. El té estaría sobre el escritorio inmediatamente Cristian entrara por esa puerta.
Cherli revisaba que nada faltara. En minutos haría su arribo todo debía estar impecable.
Era el nuevo presidente de Crawford Company Ingenieros.
Sus padres, Ann Lee y el señor Derek Crawford arribaban en aquel momento a la empresa.
Pasaban a ver a su hijo y notificarle que la abuela estaba de paseo por esos días.
El ascensor se abría y daba paso a Cristian, se desplazaba en compañía del señor Kril y su personal de seguridad quienes discretamente caminaban a su lado. Kril era encargado de todo su esquema, era de su absoluta confianza.
Una vez dentro del auto se relajaba mientras avanzaban a la oficina, le informaron que sus padres estaban ya en las instalaciones.
Cerrando sus ojos por varios minutos, sus pensamientos se remontaron a unos siete años atrás.
Recordaba todo como si fuera ayer;
“Ese día colocaba todo en orden en la bandeja para llevarla a la habitación, Kasandra había accedido a quedarse unas semanas junto a él.
-Despierta bella durmiente, quiero que desayunes antes de irme, estoy en finales, así que estos días tendré mucho trabajo, recuerda que estoy en un proyecto nuevo, y dentro de dos meses viajaremos para ocuparme de todo personalmente… te quiero junto a mí…aprovecharé para que mis padres te conozcan, te dije que deseo que seas la única y para siempre-.
-Quédate todo el día conmigo…te necesito-. Le seducía besando su cuello.
-Cariño no tardaré mucho, debo hacer unos trámites, tendré dos juntas en la tarde, pero regresaré temprano. Quiero esta noche invitarte a cenar a ti y nuestro bebé…le pasaba la mano sobre su vientre con ternura inmensa, le besaba. Ella lo asió contra su cuerpo-.
-Si te quedas pasaremos momentos increíbles-.
-No lo dudo…pero debo irme, ya llegó Kril, ahora duerme y se una buena niña-. Se incorporaba de un salto para lanzarle un beso e irse.
Pero…la felicidad de ese día le resultó corta, y la amargura larga”.
-Señor hemos llegado, sus padres le esperan-. La puerta se abría y le devolvía del pasado al presente.
-Gracias señor Kril, no les hagamos esperar-.
Cristian Crawford Lee, era un hombre imponente, caballeroso, serio, frio, de sonrisa cortes, desconfiado, al interior de su corazón poseía nobleza y sencillez. Pero no daba entrada a su mundo tan fácil.
Tenía una perfecta disciplina de entrenamiento diario, por eso su cuerpo atlético y músculos eran definidos. alto, sexy, atractivo, cabellos negros espesos, un corte que definía su rostro con precisión. Ojos cafés claros con un sutil rasgado que le proporcionaba esa irresistible mirada y rostro sensual.
Su madre era surcoreana, había heredado esa hermosa belleza de su madre, con la gallardía de su padre.
Entraba en su oficina, su asistente corrió veloz, trayendo té para sus padres, y el acostumbrado té de limón y jengibre para Cristian. Le entregaba la programación de ese día, en la noche había una cena ya agendada con Carlota San Martin, estaba interesada en su trabajo, había un proyecto grande que deseaba que él asumiera.
Cristian se había recibido en Ingeniería civil y Arquitectura, las había estudiado casi a la par. Siempre fue un estudiante sobresaliente en sus estudios y condecorado.
Razón y motivo de ser orgullo de sus padres, su hermano Jason que contaba con dieciséis años le seguía los pasos, estaba por ingresar en la Universidad.
Su madre ingresaba en la amplia oficina ubicada en el piso cinco del edificio de la compañía, Cristian se inclinaba para saludarle, y luego su madre le abría los brazos para darle un beso en la mejilla.
Habían sido educados e instruidos por su madre, de hecho, la abuela solía venir de Seúl y pasar con ellos algunos meses.
Sus padres recién casados vivieron algunos años en Seúl, actualmente llevaban varios años en Boston, pero iban de tanto en tanto a ver la familia de su madre.
En cada uno de sus embarazos Ann la había pasado en Boston, y luego del año, regresaban a Seúl, su padre tenia negocios allí, de hecho, en la actualidad funcionaba una oficina de consultores.
-Papá, mamá -. Hizo una reverencia.
-Que gusto verlos en la empresa, tienes más de un año que no vienes-. Se dirigía a su padre.
-Buenos días Cristian, desde que asumiste la compañía, nos hemos dedicado a descansar, nuestro jardín es grande, y con tu madre hacemos creado un hermoso rosal-.
-Así es, estos años que llevamos aquí radicados hemos descansado, ahora nos tomamos la vida más relajados-.
-Pues es bueno, no hace mucho tiempo atrás venias por tu despacho, puedes estar tranquilo-.
-Es que a veces se extraña hijo, fueron muchos años, pero tu madre tiene razón, hay que tomarse la vida con tranquilidad-.
-No puedo quejarme hemos disfrutado del descanso de largos años de trabajo, nuestro rosal es la sensación de todos lo que nos visitan-.
-Es perfecto entonces -.
-Lo es cariño, ahora ven tomemos el té, el olor que emana es increíble-.
-Cherli aprendió de ti bastante el último año-.
Ann sonrió complacida. -Lo cual es un gran alivio, el té le queda exquisito…por cierto, tu abuela estará estos meses, así que espero que pases por casa, cenaremos en familia, vendrá tu tía Nari y tu primo Elmer, quien ha llegado de Los Ángeles-.
-Esta noche tengo un compromiso con la señorita Carlota, pero mañana te aseguro que me doy una vuelta por casa-.
-Estoy preparando tu fiesta de cumpleaños, vendrán tus amigos no te preocupes que los tengo de primeros en lista-.
-Cliff y Jeremy no se perderían por nada del mundo la cena-.
-Bien cariño nos tenemos que ir, solo íbamos de pasada-.
Se despedía de sus padres, y comenzaba a mirar los documentos, la correspondencia y su agenda. Hizo varias llamadas, y solicitaba que le hicieran reserva para la cena de la noche, en un restaurant sobrio, elegante, en especial que la cocina del lugar fuera exquisita y perfecta.
-Listo señor ya tomé apuntes, tengo tres lugares en mente-.
-Dame nombres-.
-Está el Palace, Balastro, y el Gourmet Costas, este último tiene buenas reseñas en las revistas de gastronomía, y es muy nombrado entre los ejecutivos, allí llevaron a su abuela…usted la conoce bien, que difícil que es, pero dió buenas reseñas del lugar salió maravillada, debe ser no solamente bueno, si no excelente, para usted que es tan perfeccionista, yo creo que…-. Cherli se ruborizaba. -Perdón señor, pero es la verdad-.
-Entonces reserva ahí, para las ocho y media de la noche, comunícate con la señorita Carlota confírmale la hora, un auto pasará por ella a las ocho y diez minutos-.
Le miraba fijamente con aquellos profundos ojos, enarcando sus cejas, y moviendo su dedo en dirección que podía salir de su oficina.
-Oh. …entiendo, claro señor, ya dejo todo perfectamente organizado, no tendrá queja alguna-.
-Mucho mejor, ordena algo para mi almuerzo de ese restaurante-.
-Y quiere que le pida postre, hay unos que me han dicho…-.
-No, revisa bien la carta, ya conoces parte de mi preferencia en la comida-.
-Si, señor presidente lo conozco a la perfección-. Ella se quedó mirándole, era cierto le conocía bien, no en vano llevaba tres años como su asistente.
- ¿Y? Algo más que desees decirme-. Cristian estaba serio.
-No, todo lo tengo aquí… con permiso-.
-Cherli, una cosa más…quiero saber todo del Costas-.
Cristian le veía salir a prisa, revisaba unos planos que le habían hecho llegar sobre el proyecto de Denver quería ver todo con calma, se haría un nuevo edificio comercial en la zona. De hecho, sus amigos estaban en aquel mismo instante llegando a la zona, trabajaban en la compañía, Cliff era arquitecto, Jeremy estaba por graduarse, durante dos años había hecho un stop para competir, los tres practicaban artes marciales, de hecho, Cristian era cinturón negro, llevaba doce años entrenando, en un momento fue el punto de apoyo que le sostuvo.
Cristian recostaba su cabeza mirando por varios minutos el amplio ventanal, años que su corazón estaba en solitario, soledad que no le afectaba en lo más mínimo. Pesaba sobre sus hombros una gran responsabilidad, el amor no tenía ni lugar ni espacio.
Cherli tocó la puerta en aquel momento.
-Dime… ¿Ya tienes los datos que te solicité? -.
-Adivine-.
-No tengo tiempo para adivinar, además no soy gurú, hechicero, ni leo cristales…por eso eres mi asistente-.
-Perdón señor, el restaurante es de la familia Belfort, la señorita Carla es quien lo administra, veinticuatro años, profesión chef, maestra de cocina, tiene un programa en cable de recetas…y soltera… el Costas tiene varias reseñas en las revistas del país, el Gastronómico le hizo un reportaje-. Le extendía el articulo junto a las fotos de Carla Belfort.
-Veo que si pudiste hacer tu trabajo a cabalidad ¿Ya hiciste la reserva y solicitaste la carta del menú? Cristian firmaba un documento en aquel momento. -Diles a los delineantes que los veré en sala de juntas-.
Mientras se acomodaba la corbata, Cherli le extendía varias carpetas ante él, tomando su pequeña libreta leía en ella.-Ya hice la reserva, ocho y media en punto, mesa siete…señor ya le informo al personal… recuerde que tiene esta tarde junta con el contador y la abogada nueva-.- ¿Y quién cambió la anterior? -.-Pasó su renuncia, recuerda que hubo cierto rumor…ella hizo algunos comentarios con varios empleados…. Se aclaró la garganta -. pues renunció…no fue justo…solo porque se enamoró-.- ¿Injusto? Hacer comentarios con Roy Bolton de contratos de la empresa y míos es motivo suficiente, si estaba o no enamorada es algo que es irrelevante para mí-.-Si señor, para usted todo es irrelevante-.Cristian se acercaba a ella mirándole fijamente.-No es apropiado tu comentario, además creo que tienes mucho que hacer, tráeme un té de menta-.-Bien señor-. Replicaba cada silaba abandonaba la oficina y Cristian buscaba en su teléfono el número de Cliff, quería tener los datos exactos sobre el
El reloj marcaba en punto las ocho y diez, el auto aguardaba a la señorita Carlota San Martin, cabello rubio a los hombros, ojos verdes, alta y esbelta, elegante, una mujer despampanante, al abrir la puerta del auto el conductor de Cristian se percataba de su hermosura, Yeri le extendía la mano con cortesía.-Buenas noches señorita Carlota-.-Gracias-. Tomaba asiento mirando al joven, se sorprendía de su porte, elegante, sobrio, caballeroso, atractivo, ojos que invitaban a perderse en ellos, si no fuera, por aquel detalle de ser solo un conductor hubiese aceptado una salida.Mientras el coche avanzaba por la amplia avenida, sus ojos le miraban, no podía ocultar aquella forma enigmática que producía curiosidad.- ¿Está todo bien señorita Carlota?-Si. Muchas gracias-.Su cabello castaño, y ese par de ojos café claro, eran imposibles de ignorar, se sintió algo incomoda, por unos instantes sus miradas se cruzaron, el rostro masculino era encantador, ella era hermosa.Llegaron al lugar y
Conducía rápido dejando a su personal de seguridad algo atrás, de lejos observó el lugar que Cherli le había enviado. Veía el taller.Se bajaba del auto y con su corbata en mano entraba en el taller.-Oh…pero si es usted en persona. Pensé que enviaría al señor Kril-.-Soy yo…bien vámonos, si tu auto no está pasamos en la tarde a buscarlo, te traeré hasta aquí-.- ¿Usted me traerá al taller? Creo que no se siente bien hoy, además dígame la verdad… ¿Pasó la noche muy feliz?-Preguntas cosas que no son de tu prioridad, mejor dime que tienes la agenda, tengo varias reuniones y llegaré tarde por su culpa-.- ¿Mi culpa? Oiga es usted bastante desconsiderado…no tengo un coche como esos que usted suele presumir, y mi presupuesto no es millonario-. Murmuraba en voz baja lo odioso que era en ocasiones.- ¿Que dijo? En aquel momento abría la puerta del automóvil.-Dije…que rollo, por lo del auto…-.Ella le miró por algunos segundos, jamás la veía. Ella era una heroína solitaria podía decirse, un
Cherli se limpiaba el vestido y sus zapatos.-Perdón, pero usted estaba atravesado en la puerta, a quien se le ocurre colocarse justo en la puerta por donde debo entrar-.Él tomaba una toalla colocándola en sus manos.Ella le agradeció el gesto. Por suerte no se había quemado ya que no estaba excesivamente caliente.-Le repondré el té ahora mismo-. Al intentar salir del baño a tiempo, volvían a tropezarse.-Creo que es algo natural tuyo, caerte, resbalarte, tropezarte-.-Y el suyo halarme siempre del brazo-.Sus miradas se decían todo, ella con una molestia absoluta, los ojos de Cristian fríos, pero su boca atractiva.Cristian colocaba su brazo sobre la puerta lo cual no le dejaba lugar a poder moverse en ninguna dirección, él era más alto que ella.-Te gusta tropezarte en ellos, siempre te están sosteniendo-.Acercaba su rostro a ella…a centímetros de su boca, se quedaba sin aliento, cerró los ojos, quizás le besaría.- ¿Te sientes bien? -. Él le susurraba a su oído. Ella reaccionab
La colección fue totalmente bien recibida, los críticos estuvieron de acuerdo en decir que los detalles en todas las piezas tenían una delicadeza, calidad, y precios realmente llamativos, haciéndole competitiva a la vez, no era de desconocer que Valdivia la otra gran empresa se enfrentaría a un gran reto.Cristian tomaba lugar en la mesa con sus padres quienes invitaban a la señorita Carla Belfort que los acompañase.-Es un gusto, muchas gracias-.-Que hermoso vestido te ves hermosa-. Ann le sonreía mientras brindaba con ella.-Oh, señora Lee, aquí la verdadera belleza es usted-.-Pamplinas…eres joven, hermosa, culta, conocemos tu familia, me encantaría que fueras la novia de nuestro hijo, estás aprobada cariño-.-Así es…creo que las dos familias estrecharían vínculos aún más fuertes-.Cristian miró a su madre con aquellos ojos que mostraban una pequeña molestia, pero trató de disimular, muchos ojos les observaban, además faltaba poco para dar por terminada aquella fastuosa reunión. E
La luz del amanecer irradiaba poco a poco, el señor Kril le había traído un paquete, jean, camisa, zapatos, bolso, y lo que ella le había solicitado, ¿Cristian poseía acaso alguna bodega con disponibilidad las veinticuatro horas del día? Era un riquillo que todo lo había poseído en su vida, ¿Que sabía de necesidad, hambre y zapatos rotos? Nada.Se vestía a prisa y bajaba al desayuno, Caleb pasaría por ella para llevarle a la empresa. Era considerado en el fondo, podía significar que tenía corazón. Porque Cristian Crawford, por instantes era seco, parco y extraño…bastante extraño.Caleb tomaba su café esa mañana y estaba a punto de irse cuando Cristian le preguntaba cómo estaba el auto de Cherli.-Es un fiasco-. Se reía.-Entonces llévalo con Samuel, lo dejará como nuevo-.-Hoy tendrá problemas graves en su casa, por lo que vi su madre es una tirana-.-Yo la llevaré, debo reconocer que anoche fue para ella un reto ir al lanzamiento-.En aquel momento el teléfono de Caleb sonaba, era Ca
Cristian miraba los planos que Cliff extendía ante la amplia mesa, revisaba todo detalladamente. Casi todos los empleados se habían ido a un evento que la empresa realizaba para todos.Llamaba a Cherli para que salieran inmediatamente con él.-Toma tus cosas almorzaremos por fuera, iremos a ver la cerámica, necesito ir a la obra, y de paso compraremos dotación para el nuevo personal-.-Es una agenda apretada-.-Todos los días son así ¿Cuál es la diferencia? -.-No lo sé señor…voy por mis cosas-. Salían de su despacho y ella tomaba las cosas, Cristian buscaba su abrigo. Apresuró a Cherli y a toda prisa bajaban las escaleras.-Señor…-.Él se detuvo en seco frente a ella.-Tengo prisa-. La miró seco.-Hay ascensor-.-Hay alguien que no deseo atender, así que seguiremos por escaleras-.-Ni modo-. Seguían bajando a prisa, ella tropezaba ante lo cual Cristian la tomaba de la cintura evitando que resbalara.Ella le miró con algo de nerviosismo.- ¿Quieres un beso? -. Cristian le preguntaba e
Ya todos reunidos en la cocina abrían los paquetes, pollo frito y ensalada, eso sí el postre que no debía faltar. Cristian miró a Cherli, y ella comprendió que era mejor que colocara una jarra para el té.-El té será de lo que exista en esta cocina-.-Menos de flores, no me gustan en té-. Las risas se dejaron escuchar, Cristian les contaba de la idea de Cherli de lanzarse del balcón desesperada por aquel inoportuno encierro, cuando quería era original.Todos reían, Cherli les contó que él estaba a punto de desmayarse, pero la llegada de Caleb fue oportuna.La campanilla sonó en la mansión de los Crawford, Carla había llegado cuarenta minutos de anticipación sugeridos por la madre de Cris, se saludaron y se dirigieron a la terraza principal, charlarían un poco antes de la cena.La abuela miraba a Carla detenidamente, era hermosa, inteligente, muy sagaz, así le parecía que se veía, astuta, seguro que haría de todo por lanzar la soga sobre su nieto, el detalle es que la chica le gustara,