La noche terminaba y todos estaban a punto de quedarse dormidos, en una habitación en el más profundo silencio los sollozos apagados de Ann Lee dejaban paso a lágrimas, apretaba contra su pecho su mano, porque sentía que la respiración le faltaba, era lo único que le quedaba, respirar y seguir viviendo cada día.Mientras Derek después de su madre pasar por la habitación de ellos, les deseaba un feliz descanso, esperó varios minutos que ya no estuviera por los pasillos, se despedía de Ann y cerraba la puerta, en su habitación él se tomaba unos tragos, total nadie lo veía y podía de la misma manera darles rienda suelta a sus emociones. Mirando la foto del centro de mesa, lloró desconsoladamente. Y con aquella cajita de música, se quedaba dormido, aliviando así sus penas.Cliff y Jeremy se acostaron en cuanto Cristian llegaba, hablaron de la cena, lo aburrido que resultó para él, pero sentía que Carla no era alguien que entendiera que no tenia deseos de salir con ella, era bella, pero no
Se acomodaba su cabello e ingresaba al lugar, era un derroche de lujo, sería un rato bastante desagradable.-Para ti, hemos reservado aquella mesa, justo ahí en la ventana, sé que eres su ayudante…-.-Soy asistente de presidencia-.-Bueno colaboradora, ayudante, puedes sentarte allí, y puedes ordenar lo que gustes, como comprenderás no es un almuerzo de negocios, es personal e íntimo-.-Disfruta el panorama cariño-. Se alejaba a la mesa en cuestión, Carla le miraba algo desconcertada, ¿Que sería eso de disfrutar el panorama?Cherli contuvo la risa, claro que admiraría el panorama, Cristian con sus ojos hermosos, pero fríos, sin nada que expresar, era como una pintura donde todo era confuso.Carla Belfort no pensaba darse por vencida, almorzaron en uno de los salones especiales que había en el lugar, era un sitio cálido, con música, flores, ventanas amplias y privacidad. Los platos resultaron una delicia para el delicado paladar exigente de Cristian quien se cuidaba en su alimentación,
Cristian llevaba varios días en los cuales iba y venía, estaba por pequeños cortos tiempos en la oficina, esos días Cherli llevó su almuerzo, ella podía tomarse la hora y media con tranquilidad fue agradable poder ver a la señora Lidie, pero para su sorpresa Cristian le había enviado un paquete completo de vitaminas, le decía en la nota que es lo que tomaría de noche, estaba algo pálida y le preocupaba que enfermara.Caleb le había ayudado con las vueltas de su pasaporte, se reía aquel día porque Caleb le dijo que definitivamente Cris no podía vivir sin ella, ante lo cual ella le dijo que sería por qué sabía hacer perfectamente un nudo de corbata, además de conocerle sus gustos. En especial conocer como clasificarle las hojas del té.En la tarde a las cuatro iría a Correlle, debía revisar que no faltara nada para el despacho a las bodegas de la empresa. Además, Cristian le llamó para pedirle su opinión, que le quedaría mejor, una corbata azul, o el gris plomo, tenía una cita.Cherli t
El sol se colaba por las rendijas, Cristian despertaba en punto de las nueve, Cherli estaba profunda, hizo una llamada para solicitar un desayuno especial.Cherli encontraría ropa en el armario, ese día pasarían el día haciendo actividad, entrenaría con ella después de salir de la oficina.No le dejaría ir a casa, se imaginaba que por motivos que Caleb le había dicho sobre la familia, eran personas muy hostiles con ella.El la protegería. No pudo proteger a Kasandra, pero a Cherli la protegería, la cuidaría, no estaba listo para pedirle que fuera su novia, menos que se comprometiera, iría a paso sereno, él también tenía fantasmas que lo atormentaban, debía superarlos.A veces esa pared podía salir, y herir a Cherli, ella no era tan débil como quizás le veían, y aunque fuerte y de carácter, poseía sensibilidad. Se acercó a la cama para verla dormir, ella abría sus ojos poco a poco, le sonreía. Cris le retiraba los mechones de cabello de su rostro.- ¿Descansaste bien? -.-Demasiado, cr
Ann llegaba a casa de Cristian, Cherli estaba en el estudio, había un gran mueble de libros, en el cual estaba del lado izquierdo, luego unos sillones, pero todo estaba cubierto porque la pintura de las paredes estaba fresca aún.Como había unas cajas a la entrada, era seguro que la madre de Cristian no se tomaría la molestia de entrar. Cherli aseguró las ventanas pasando el postigo cerrando las cortinas, había una pequeña silla, allí se sentó, la puerta del estudio estaba cerrada, Cristian había colocado la clave de la puerta. Solo abriría si la persona tenía la clave.La voz de Ann y Carla llegaba allí.-Cariño, buenos días, pasábamos a visitarte, sería bueno que tomaras el día para compartir con Carla-.-Mamá, iré a entrenar, en días habrá competencia, sabes que me apasiona, y quiero competir, será antes de mi viaje-.- ¿Y quién irá contigo? -.-Cliff se adelantará, después de la competencia viajará, queremos ver la otra compañía, además miraremos la zona, habrá que hacer algunos e
Carlota se dejaba llevar por la sonrisa de Caleb.-La gente es extraña a veces-. Estaba de acuerdo.-Muy peculiares-. Tomaba el bolso y le halaba hacia ella.-Ven te invito almorzar-.-Esta vez invito yo, pero iremos a un lugar fuera de tu mundo-.-Está perfecto-. Ella le miraba mientras extendía su mano que quedaba abierta, Caleb le miró fijamente, le colocaba un pequeño chocolate que depositaba en la palma de su mano. -Es relleno, te gustará-. Y dicho esto abría la puerta. Salieron y entraron en el ascensor, un silencio reinaba.Ella miraba al vacío, Caleb le miraba su rostro, sus ojos, su cabello, su boca, era hermosa pero una chica que no era para él, mejor ser amigos.Llegaban al parqueadero del edificio, Caleb le abría la puerta de su coche, y daba la vuelta rápidamente para tomar asiento, se colocaba el cinturón. Ella hizo lo mismo con el suyo, y sus manos rozaron las de él.-Me vas a hechizar si sigues mirándome fijamente…-. El reía y arrancaba en dirección a la posada de una
Cherli llegaba a casa, le había dejado una nota sobre su escritorio, no podía cenar con él, ella tenía compromisos pendientes, otro día quizás, le gustaba Cristian, eso no lo negaba, pero él era a veces tan posesivo, obstinado, intensamente pasional, y aterradoramente frio, a lo mejor no creía en que ella sinceramente sintiera algo por él, tampoco se lo diría.En ese instante tocaba la puerta, se escuchaban voces y risas al interior, según podía notar por la ventana, bebían. Lo más seguro es que su madre estuviera como siempre muda y ausente, mientras la abuela y su tío bebían y fumaban.-Oh vaya, pero si es nuestra querida Cherli-.-Que bueno que llegas hija, mamá estaba esperándote, mira…-. Le mostraba un plato servido y cubierto.-Que extraño que estén tan amables-.Se sentó al comedor, aunque tenía hambre no cenaría en casa, mejor dejaría el dinero y se largaría de ahí, su abuela hablaba siempre incoherencias.Dejaba el dinero en manos de su madre.-Oye tú, pretenciosa, ¿Podrías i
Cristian recogía los platos y los lavaba, se abría su camisa que se despojaba para dejarla caer sobre el comedor, se quedaba en una franelilla blanca, su espalda y sus fuertes brazos quedaron a exposición de Cherli. Cristian le gustó desde el primer día, no fue precisamente lo apuesto, ese día que ella se presentó en la entrevista, varias de sus respuestas le hicieron sonreír, y ella había quedado flechada, pero él era difícil de comprender. Al menos no sabía que cosas habían sucedido en su pasado, y no quería tocarle el tema.Mientras el lavaba la loza, Cherli le miraba. Si no fuera tan frio, ella se abalanzaría en sus brazos para decirle cuando lo amaba, se había enamorado de él mucho tiempo atrás. Pero…Cristian siempre le cortaba las palabras, no era tartamuda ni nada parecido, pero la intimidaba, algo había pasado en su vida que dejó sus huellas, no confiaba plenamente, o le costaba hacerlo, hizo todas estas conjeturas en solo unos pocos minutos, se servía otra copa que tomaba ráp