La misma rutina. Costó volver a adaptarme. Perdí el semestre y, por lo tanto, hubo una reunión con los profesores en la cual me permitieron recuperar las clases y rendir los exámenes correspondientes, siempre y cuando estuviese en condiciones. Por supuesto, no titubeé ni un instante, mi carrera era primordial. Pasé la mayor parte de los días estudiando hasta llegar a cansarme, quedando dormida sobre el escritorio, entre un montón de libros y apuntes, esto último cortesía de uno de mis compañeros. Al final del mes, expuse un trabajo y rendí todos los exámenes.
Recuperé mi trabajo en la cafetería. La dueña sabía de antemano lo del accidente.
Poco a poco mi vida regresaba donde una vez estuvo.
Los mismos rumores de mi persona, las mismas clases, los mismos “colegas”, el mismo trabajo, el mismo hogar. No había nadie esperando por
Exhalé un largo suspiro.Ingresé, cerrando la puerta detrás de mí. Crucé el vestíbulo mientras observaba algunas fotografías, cuadros y diplomas enmarcados, colgando de las paredes. No presté mayor importancia a ninguno de ellos.Quedé viendo, por unos segundos, las escaleras alfombradas que conducían al segundo piso y luego seguí hasta llegar al living. Los sillones se veían realmente cómodos, la mesita en el centro y otros muebles mas. El ambiente no cambiaba mucho si lo comparaba con mi casa. Bastante hogareño y cálido. Todo en perfecto orden como si fuese decorado por un profesional. Del hijo de Sofía no hallé rastro alguno hasta que recordé que había dicho que se encontraba en la cocina. No tenía ni la más mínima intención de ir directamente hacia la cocina, sería muy raro.Dudé y gir&
No soy un chico perfecto. Me considero uno más del montón. Alguien ordinario, pero nunca fue suficiente, al menos, no para las personas a las cuales consideraba mis amigos. Tampoco fue suficiente para mi pareja.Mucho tiempo ha pasado desde mi última relación. Dos años para ser precisos. Sufrí mucho luego de que descubrí que me había engañado. Como toda relación, al principio fue color rosa. Sin embargo, y a pesar de darlo todo, no fue suficiente. Por ser un ciego, por amarla, dejé de lado muchas cosas con tal de complacerla. Por estar estúpidamente enamorado, desplacé a todos aquellos que alguna vez fueron importantes en mi vida, pero, ¿de qué sirve entrar en detalles? No vale la pena.(…)Mi vida diaria no es diferente a la de cualquier chico-adulto ordinario. Estudio y trabajo.Hace un par de años atrás mis padres tomar
Ha pasado dos semanas desde que Emma e Isabella cenaron en casa. Lo bueno de aquella noche fue el hecho de conocerla un poco. Sin embargo, puedo decir que hay algo que ella oculta, que la agobia y no sé que puede ser. Además, mi mente no tuvo la mejor idea de relacionarla con ese alguien de mis raros sueños, bueno, solo su voz. Isabella nos contó que estudia en la misma universidad a la que asisto. Cursa el tercer año de Publicidad. No tiene amigos, lo único que le importa es recibirse y trabajar de lo que la apasiona. Trabaja de medio tiempo en una cafetería.No negaré que me intriga. Todo en ella es como un aura misteriosa. No puedo asegurar que seamos amigos, solo... simples conocidos y vecinos (por el momento). Aun así, Isabella es una chica que despierta mi total curiosidad y quizá lo que sucede realmente es… Me asusta. Me aterra lo que estoy experimentando en tan poco
*Valentín*No dormí bien porque la ansiedad crecía con cada segundo que pasaba, pero el insomnio también se debió al tan recurrente sueño que he estado teniendo últimamente. Una parte de mi relaciona esa voz —que me llama en sueños— con la de Isabella. Sé que está mal porque no es sano pensar y pensar en la misma cosa una y otra vez. La fatiga solo empeora si mantengo esto último en mente. Quizá debería comenzar a hacer cosas nuevas que me distraigan de esas tonterías. Opté por centrarme en la salida que tendría con Isabella.Posterior a múltiples dilemas, me decidí por algo casual y elegante. Nada fuera de lo ordinario a como visto para salir. Lo peor de la situación eran los nervios ya que suelo controlar ese aspecto de mi personalidad. Me considero un chico de lo más normalito que existe, pero, sin embargo, rec
*Isabella*Todo estaba mal porque, cuando creí haber superado lo ocurrido meses atrás, un nuevo acontecimiento sucede, dejándome fuera de mí. Se suponía que había avanzado, que había dejado de lado todo tipo de sentimientos ni siquiera sé cómo definirlos realmente.El chico que alguna vez creí era real… lo es y tuve el agradable placer de conocerlo y darme cuenta de que Valentín es tal cual al chico que mi subconsciente creó… Yo, no sé aún cómo reaccionar a ese hecho. Cuando lo tuve frente a mí, cuando volví a ver mi propio reflejo en sus ojos, el miedo despertó, otra vez. No encuentro justo lo que está pasándome hoy día. Todo estaba relativamente bien, pero ahora no es así.Ya pasó un mes desde que nos conocimos. Al principio fue caótico y lo sigue siendo. Las pocas veces en las cua
*Isabella*Desperté temprano, bueno, algo así. Se supone que siendo sábado podría dormir hasta el mediodía si quisiese, pero el sueño me abandonó y me levanté, con la intención de buscar ropa limpia en medio del desorden de mi habitación. Reconozco que soy un tanto despistada con el orden y mi cuarto era prueba de ello. Debía de dedicar un tiempo para realizar una profunda limpieza. Quizá lo hiciese si realmente me lo propongo o…—¿Hija, puedo entrar?Quise decir algo, cualquier cosa, pero nada salió de mi boca. Eché una rápida mirada al terrible desorden y, bueno, tendría que soportar un regaño de mi madre y era con toda la justa razón.—Sí, puedes entrar —proferí mientras iba levantando algunas prendas esparcidas por la cama y algunas que cayeron al piso alfombrado.La puerta s
*Isabella*No fue fácil ingresar al lugar en el cual había hecho centenares de recuerdos, mismos que comenzaron a revivir con cada paso que daba. Divisé la misma mesa y mi mente me jugó malas pasadas, rememorando a mi yo del pasado. Aquella chica feliz que sonreía a su novio mientras entrelazaban los dedos. Aquella chica que se perdía observando una mirada color azul cielo como si fuese lo único que existiese. Sí, aquella chica fui yo. Y era extraño volver a estar en el mismo lugar en el cual albergaba tantos recuerdos, ver a la misma persona que amé y que tanto daño me causó.Si bien sabía todo eso y a pesar de creer que ya no me afectan las memorias del pasado, todo estaba regresando. Los nervios emergían con cada paso que daba hacia él. ¿Por qué? No lo entendía y menos entendía el motivo de mis latidos embravecidos…&mdas
*Isabella*—Bella, ven a probar esto —Me incorporé del sofá—. Necesito que me digas si está bien de sal —Una cuchara cargada de lo que parecía ser ensalada tendió hacia mí. Fruncí el ceño, pero antes de soltar cualquier protesta, mamá me miró de arriba abajo—. Hija, ¿y tus zapatos? —preguntó.Arqueé ambas cejas, bajando la mirada a mis pies, me di cuenta de un pequeño y gran detalle.—Los calcetines amarillo chillón hacen contraste con la alfombra marrón —Me encogí de hombros, levantando la mirada. El rostro de mamá no presagiaba nada bueno—. Bien, ahora iré a ponerme los zapatos —espeté.—Abre la boca —indicó y obedecí. Hice un gesto de desagrado, lo que fuese que contenía esa cuchara, hizo estragos dentro de mi boca—.