*Isabella*
No fue fácil ingresar al lugar en el cual había hecho centenares de recuerdos, mismos que comenzaron a revivir con cada paso que daba. Divisé la misma mesa y mi mente me jugó malas pasadas, rememorando a mi yo del pasado. Aquella chica feliz que sonreía a su novio mientras entrelazaban los dedos. Aquella chica que se perdía observando una mirada color azul cielo como si fuese lo único que existiese. Sí, aquella chica fui yo. Y era extraño volver a estar en el mismo lugar en el cual albergaba tantos recuerdos, ver a la misma persona que amé y que tanto daño me causó.
Si bien sabía todo eso y a pesar de creer que ya no me afectan las memorias del pasado, todo estaba regresando. Los nervios emergían con cada paso que daba hacia él. ¿Por qué? No lo entendía y menos entendía el motivo de mis latidos embravecidos…
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*Isabella*—Bella, ven a probar esto —Me incorporé del sofá—. Necesito que me digas si está bien de sal —Una cuchara cargada de lo que parecía ser ensalada tendió hacia mí. Fruncí el ceño, pero antes de soltar cualquier protesta, mamá me miró de arriba abajo—. Hija, ¿y tus zapatos? —preguntó.Arqueé ambas cejas, bajando la mirada a mis pies, me di cuenta de un pequeño y gran detalle.—Los calcetines amarillo chillón hacen contraste con la alfombra marrón —Me encogí de hombros, levantando la mirada. El rostro de mamá no presagiaba nada bueno—. Bien, ahora iré a ponerme los zapatos —espeté.—Abre la boca —indicó y obedecí. Hice un gesto de desagrado, lo que fuese que contenía esa cuchara, hizo estragos dentro de mi boca—.
*Valentín* Más de una semana estuve meditando sobre lo que sucedió. No supe que mas hacer, solo pensar y repasar cada acción de aquel día. Desde el primer instante en el cual la conocí, sentí ese insólito cosquilleo que creí había olvidado. Ella esa totalmente distinta a cualquier otra chica y yo sintiéndome como un completo desesperado por saber más de su vida. Dicen que el que persiste e insiste al final consigue su propósito. Admito que conseguí algo bueno, dejándome guiar por un mero impulso. Por fin —luego de una semana— pude hablar con ella, aunque sea por un simple mensaje de texto. Hablar abiertamente con mi madre me dio la posibilidad de entender ciertas cuestiones que andaban rondando por mi mente. El sentirme cautivado por una chica —que apenas conozco, recalcando la extraña familiaridad que me hechiza— era uno de los numerosos interrogantes que expuse, ni bien tuve la ocasión de hacerlo, para con mamá. Según ella, cree en las almas gemelas y tonte
*Valentín*Realmente el ambiente era un tanto extraño si lo mirase desde otro punto de vista. Ambos conversábamos de trivialidades sin relevancias. Había transcurrido más de una hora y el clima estaba aún peor.En lo que iba de la noche, podía decir que conocía un poquito más a Isabella. A ella no le gustaban mucho las verduras, le gustaba estar al aire libre, era muy estudiosa y bastante hostil a la hora de socializar. A todo ese conjunto de que su personalidad, debía de sumarle que tenía como objetivo terminar su carrera para luego conseguir un trabajo y desarrollar su profesión. Esto último era lo más acertado entre los dos, ambos queríamos alcanzar nuestros objetivos y hacer realidad nuestro sueño de crecer como personas y profesionales dentro de la sociedad. Me contó que su madre la regañaba cada tanto por no mantener un orden dentro de su
*Valentín*¿Qué palabras pronunciar cuando te cuentan una historia llena de sentimientos? ¿Cómo debes mirar a la persona que te contó dicha historia? ¿Cuáles son los verdaderos sentimientos después de oír atentamente lo que te cuenta la persona que te hace sentir especial? No sabría especificar el tiempo que transcurrió ni en qué preciso momento dejó de hablar. No la interrumpí, estuve atento a cada palabra. Sin embargo, en mi mente, todo aquel caudal de palabras que conformaron su historia se enredó. Tampoco sabía cuánto tiempo llevaba con la mirada perdida en algún punto invisible de la pared. Podía escuchar la lluvia y algún que otro trueno a lo lejos, pero todo era una maraña.Estaba tratando de analizar parte de la historia del pasado de Isabella y no me resultaba fácil. Necesitaba estar solo, detenerme a
*Valentín*—Y dos años después descubro que no fue un engaño como tal, si le puede definir de ese modo.Después de dos potes de helados y charlas banales, por fin pude convencerla de que me contase sobre su ex. No fue grato escucharla hablar, sobre todo si en ciertas partes de la historia sus ojos se perdían en algún punto invisible o cuando su mente se desviaba en los recuerdos o como sus labios rojos esbozaban sutiles sonrisas. Reconozco que su historia de amor fue bonita —lo admito, muy a mi pesar—, también está el hecho de que el tal Jacob la engañó. Puede que hubo sido por obligación, pero, en lo que a mí respecta, fue un engaño en todo el significado de la palabra. Por todas las diferentes situaciones que ha pasado desde muy temprana edad, Isabella, hoy día, es como es. Comprendí el por qué de su carácter a veces gé
*Valentín*Es misteriosa, enigmática y tiene un aura de inocencia y fragilidad; una personalidad tan embarullada que es imposible no sentirte atraído. Es como un imán. Sus gestos, reacciones, la forma tan sensual de morderse el labio inferior cuando parece incómoda ante una pregunta directa y personal o como su rostro se pinta de escarlata cuando se siente avergonzada. Me vuelve loco, completamente loco. Es muy pronto para declararme enamorado, pero, siendo sincero, creo que no falta mucho para que, sin querer, Isabella logre enamorarme por completo. Sin embargo, lo tengo que ocultar. Siendo realista conmigo mismo, sé perfectamente que lo menos que quiere ahora mismo es tener una relación. Me lo ha dejado más que claro mientras desayunábamos. He tenido que tragarme mis propios sentimientos y la sensación fue fea. Si bien es cierto que ella ha pasado por mucho durante su vida —sobre todo en su ú
*Isabella*Valentín me había mandado mensajes durante la semana, pero, siendo sincera, no estaba preparada para verlo, no después de todo lo que viví aquella noche a su lado.Me quité de la mente a Valentín y me centré en los estudios.Haciendo caso omiso a cuantos comentarios despectivos sobre mí, pasé la mayor parte de la mañana concentrada en los apuntes. Tal vez por ser el primer día, luego de vacaciones, los profesores estaban dóciles. No hubo nada fuera de lo normal.—Recuerden que la próxima semana comenzaremos a trabajar con dibujo publicitario —espetó la profesora—. Necesito que todos ustedes tengan en cuenta que con las nuevas tecnologías, hoy día se pueden crear magníficas obras publicitarias. Quiero alumnos productivos, genios e innovadores. Desde ya, vayan mentalizándose que si desean dejar sus huella
*Valentín*La situación comenzó hace una semana atrás cuando la vi hablando con un chico rubio y sí, debo reconocer que dicho chico me pareció muy guapo. Ver a Isabella sonreír y reír con otro chico, provocó que los celos despertasen. Recuerdo que le había suplicado que no se le acercase, que no le hablase, pero, siendo realista, yo no tenía ningún derecho sobre nada. Si hubiese sido cualquier otro chico, un compañero de clases o un amigo, juro que no tendría por qué sentirme mal, pero el hecho de saber que ese chico era su maldito y estúpido ex, me hizo sentir agobiado.Soy consciente de que Isabella no es un objeto o trofeo por el cual competir, pero, sinceramente, siento que ese chico está ganando terreno, está ganando una competencia inexistente porque él no tiene ni la más leve idea de que existo.Me sentí tan en