*Valentín*
Es misteriosa, enigmática y tiene un aura de inocencia y fragilidad; una personalidad tan embarullada que es imposible no sentirte atraído. Es como un imán. Sus gestos, reacciones, la forma tan sensual de morderse el labio inferior cuando parece incómoda ante una pregunta directa y personal o como su rostro se pinta de escarlata cuando se siente avergonzada. Me vuelve loco, completamente loco. Es muy pronto para declararme enamorado, pero, siendo sincero, creo que no falta mucho para que, sin querer, Isabella logre enamorarme por completo. Sin embargo, lo tengo que ocultar. Siendo realista conmigo mismo, sé perfectamente que lo menos que quiere ahora mismo es tener una relación. Me lo ha dejado más que claro mientras desayunábamos. He tenido que tragarme mis propios sentimientos y la sensación fue fea. Si bien es cierto que ella ha pasado por mucho durante su vida —sobre todo en su ú
*Isabella*Valentín me había mandado mensajes durante la semana, pero, siendo sincera, no estaba preparada para verlo, no después de todo lo que viví aquella noche a su lado.Me quité de la mente a Valentín y me centré en los estudios.Haciendo caso omiso a cuantos comentarios despectivos sobre mí, pasé la mayor parte de la mañana concentrada en los apuntes. Tal vez por ser el primer día, luego de vacaciones, los profesores estaban dóciles. No hubo nada fuera de lo normal.—Recuerden que la próxima semana comenzaremos a trabajar con dibujo publicitario —espetó la profesora—. Necesito que todos ustedes tengan en cuenta que con las nuevas tecnologías, hoy día se pueden crear magníficas obras publicitarias. Quiero alumnos productivos, genios e innovadores. Desde ya, vayan mentalizándose que si desean dejar sus huella
*Valentín*La situación comenzó hace una semana atrás cuando la vi hablando con un chico rubio y sí, debo reconocer que dicho chico me pareció muy guapo. Ver a Isabella sonreír y reír con otro chico, provocó que los celos despertasen. Recuerdo que le había suplicado que no se le acercase, que no le hablase, pero, siendo realista, yo no tenía ningún derecho sobre nada. Si hubiese sido cualquier otro chico, un compañero de clases o un amigo, juro que no tendría por qué sentirme mal, pero el hecho de saber que ese chico era su maldito y estúpido ex, me hizo sentir agobiado.Soy consciente de que Isabella no es un objeto o trofeo por el cual competir, pero, sinceramente, siento que ese chico está ganando terreno, está ganando una competencia inexistente porque él no tiene ni la más leve idea de que existo.Me sentí tan en
*Valentín*Mediodía y no hice nada relevante. Mi madre salió a media mañana, diciéndome que no la esperase durante todo el día. Según ella, tenía una reunión importante en la inmobiliaria. No comenté nada acerca del raro sueño (que tuve otra vez) durante el desayuno; a fin de cuentas, era algo que debía olvidar. Sin embargo, por más que he tratado de hacerlo, no podía.Escribí a mamá un mensaje de texto, diciéndole que posiblemente llegaría tarde a casa. No quise darle más detalles, solo que saldría con Isabella. El apetito, bueno, mi estómago se rehusaba a ingerir alimentos, pero almorcé algo de ensalada. Posterior a limpiar y ordenar, alisté la ropa que usaría para salir.Isabella acaparaba la mayor parte de mis reflexiones y no comprendo cómo fue inmiscuyéndose dentro de mi vida.
*Isabella*Todo este tiempo he sentido una conexión invisible. A veces siento estar en aquella utopía, en aquel universo alterno y que aún sigo dormida y no, no es así.Aquel sábado, cuando tuvimos nuestra primera cita —hace tres días atrás—, me sentí flotar en una nube y, aunque quise despejar la mente de aquellos recuerdos-no recuerdos, fue inevitable. Por un momento casi confieso toda la verdad, en un acto de reflejo, por comparar al Valentín de mis sueños con el real.Recuerdo cuando negué su petición al querer besarme, ¿cómo se le ocurre? Tampoco es como si no haya querido, pero no era el momento ni el tiempo. Solo le di un inocente beso en la comisura de sus labios y su bonita sonrisa lo fue todo.Posterior de haberle contado a mi madre de la salida con Valentín y aclararle que fue una cita, me miró estupefacta. Mamá ha
*Isabella*Los días transcurrieron sin mayores acontecimientos.El taller de Teoría de la Comunicación resultó bastante tedioso porque muchos de mis compañeros se la pasaron haciendo de todo menos prestar atención. No obstante, y para mi suerte, eso no dificultó mi trabajo.El cambio de hora llegó conjunto a la salida precipitada —como de costumbre— de los alumnos. Mientras veía como todos ellos iban saliendo, comencé a guardar los apuntes y libros. Quedé en encontrarme con Jacob y le mandé un rápido mensaje de texto. La relación con mi ex ha ido mejorando; no somos mejores amigos, pero habiendo aclarado ciertos puntos, es mucho más fácil llevarnos bien. Resulta imposible no tenerle cariño porque desde que comenzamos a tratarnos, de nuevo, él me ha respetado y, con el paso de las semanas, he sido sincera y terminé cont&
*Isabella*A medida que le contaba a Valentín mí día a día —desde que comencé la universidad—, sus reacciones pasaron por muchas etapas. Su rostro transmutaba a cada segundo con cada palabra que decía.Bajo presión infundada por la intensidad de sus ojos, narré todo lo que venía sucediéndome desde hace casi cuatro años. Escuchó sin interrumpirme, sin soltar palabra alguna, solo expresándose a través de sus gestos y reacciones. Por un instante no reconocí al chico frente a mí, sentí un profundo temor y ese mismo temor se esfumó cuando sus extremidades rodearon mi cuerpo en un abrazo tan protector que sentí mi alma doler.—Se acabó —susurró—. Todo lo que viviste hasta hoy, se terminó. No dejaré que nadie nunca más te haga daño. Nadie, Isabella.Mis brazos
*Isabella*Faltaban dos horas para que Valentín pasase por mí. No quiso darme detalles de dónde iríamos y los nervios no quisieron abandonarme. La habitación era un completo caos; ropa esparcida por toda la cama y un gran dilema pululando a mi alrededor. No tenía noción de cómo vestir. Mi guardarropa no era en lo absoluto algo ordinario. No usaba vestidos ni blusas escotadas. Desde siempre me han gustado los jeans y camisetas. Nada de tocones, prefería zapatillas, borcegos o unas buenas botas texanas.—¿Puedo pasar?Quise arreglar el pequeño y gran desastre sobre la cama, pero no logré hacerlo y la puerta se abrió lentamente…—Mamá, yo…—¡Jesús!, que desastre tienes aquí —Ella ingresó al cuarto—. Bella, pongamos un poco de orden.—Mamá —proferí, ella
*Isabella*En la intimidad que nos brindaba el coche, ajenos a las personas, al mundo completo, batallaba mentalmente con los pensamientos y los recuerdos-no recuerdos o como sea que se llamasen. Las imágenes emergían una tras otras, memorias funestas del accidente, del estado de coma y del sueño tan…—De acuerdo, ahora me estás preocupando —Su voz provocó que me sobresaltase y frenase mis reflexiones—. Hace más de cinco minutos que hemos ingresado al auto. Isabella, ¿estás bien?—Tuve un accidente —imperé.—¿Qué?—Por favor, solo pido que me escuches —pedí—. Y no me interrumpas.—De acuerdo, pero…—Por favor —supliqué y él asintió. Exhalé un ligero suspiro, desviando la mirada de la suya… —. Hace poco más de diez meses