*Valentín*
No dormí bien porque la ansiedad crecía con cada segundo que pasaba, pero el insomnio también se debió al tan recurrente sueño que he estado teniendo últimamente. Una parte de mi relaciona esa voz —que me llama en sueños— con la de Isabella. Sé que está mal porque no es sano pensar y pensar en la misma cosa una y otra vez. La fatiga solo empeora si mantengo esto último en mente. Quizá debería comenzar a hacer cosas nuevas que me distraigan de esas tonterías. Opté por centrarme en la salida que tendría con Isabella.
Posterior a múltiples dilemas, me decidí por algo casual y elegante. Nada fuera de lo ordinario a como visto para salir. Lo peor de la situación eran los nervios ya que suelo controlar ese aspecto de mi personalidad. Me considero un chico de lo más normalito que existe, pero, sin embargo, rec
*Isabella*Todo estaba mal porque, cuando creí haber superado lo ocurrido meses atrás, un nuevo acontecimiento sucede, dejándome fuera de mí. Se suponía que había avanzado, que había dejado de lado todo tipo de sentimientos ni siquiera sé cómo definirlos realmente.El chico que alguna vez creí era real… lo es y tuve el agradable placer de conocerlo y darme cuenta de que Valentín es tal cual al chico que mi subconsciente creó… Yo, no sé aún cómo reaccionar a ese hecho. Cuando lo tuve frente a mí, cuando volví a ver mi propio reflejo en sus ojos, el miedo despertó, otra vez. No encuentro justo lo que está pasándome hoy día. Todo estaba relativamente bien, pero ahora no es así.Ya pasó un mes desde que nos conocimos. Al principio fue caótico y lo sigue siendo. Las pocas veces en las cua
*Isabella*Desperté temprano, bueno, algo así. Se supone que siendo sábado podría dormir hasta el mediodía si quisiese, pero el sueño me abandonó y me levanté, con la intención de buscar ropa limpia en medio del desorden de mi habitación. Reconozco que soy un tanto despistada con el orden y mi cuarto era prueba de ello. Debía de dedicar un tiempo para realizar una profunda limpieza. Quizá lo hiciese si realmente me lo propongo o…—¿Hija, puedo entrar?Quise decir algo, cualquier cosa, pero nada salió de mi boca. Eché una rápida mirada al terrible desorden y, bueno, tendría que soportar un regaño de mi madre y era con toda la justa razón.—Sí, puedes entrar —proferí mientras iba levantando algunas prendas esparcidas por la cama y algunas que cayeron al piso alfombrado.La puerta s
*Isabella*No fue fácil ingresar al lugar en el cual había hecho centenares de recuerdos, mismos que comenzaron a revivir con cada paso que daba. Divisé la misma mesa y mi mente me jugó malas pasadas, rememorando a mi yo del pasado. Aquella chica feliz que sonreía a su novio mientras entrelazaban los dedos. Aquella chica que se perdía observando una mirada color azul cielo como si fuese lo único que existiese. Sí, aquella chica fui yo. Y era extraño volver a estar en el mismo lugar en el cual albergaba tantos recuerdos, ver a la misma persona que amé y que tanto daño me causó.Si bien sabía todo eso y a pesar de creer que ya no me afectan las memorias del pasado, todo estaba regresando. Los nervios emergían con cada paso que daba hacia él. ¿Por qué? No lo entendía y menos entendía el motivo de mis latidos embravecidos…&mdas
*Isabella*—Bella, ven a probar esto —Me incorporé del sofá—. Necesito que me digas si está bien de sal —Una cuchara cargada de lo que parecía ser ensalada tendió hacia mí. Fruncí el ceño, pero antes de soltar cualquier protesta, mamá me miró de arriba abajo—. Hija, ¿y tus zapatos? —preguntó.Arqueé ambas cejas, bajando la mirada a mis pies, me di cuenta de un pequeño y gran detalle.—Los calcetines amarillo chillón hacen contraste con la alfombra marrón —Me encogí de hombros, levantando la mirada. El rostro de mamá no presagiaba nada bueno—. Bien, ahora iré a ponerme los zapatos —espeté.—Abre la boca —indicó y obedecí. Hice un gesto de desagrado, lo que fuese que contenía esa cuchara, hizo estragos dentro de mi boca—.
*Valentín* Más de una semana estuve meditando sobre lo que sucedió. No supe que mas hacer, solo pensar y repasar cada acción de aquel día. Desde el primer instante en el cual la conocí, sentí ese insólito cosquilleo que creí había olvidado. Ella esa totalmente distinta a cualquier otra chica y yo sintiéndome como un completo desesperado por saber más de su vida. Dicen que el que persiste e insiste al final consigue su propósito. Admito que conseguí algo bueno, dejándome guiar por un mero impulso. Por fin —luego de una semana— pude hablar con ella, aunque sea por un simple mensaje de texto. Hablar abiertamente con mi madre me dio la posibilidad de entender ciertas cuestiones que andaban rondando por mi mente. El sentirme cautivado por una chica —que apenas conozco, recalcando la extraña familiaridad que me hechiza— era uno de los numerosos interrogantes que expuse, ni bien tuve la ocasión de hacerlo, para con mamá. Según ella, cree en las almas gemelas y tonte
*Valentín*Realmente el ambiente era un tanto extraño si lo mirase desde otro punto de vista. Ambos conversábamos de trivialidades sin relevancias. Había transcurrido más de una hora y el clima estaba aún peor.En lo que iba de la noche, podía decir que conocía un poquito más a Isabella. A ella no le gustaban mucho las verduras, le gustaba estar al aire libre, era muy estudiosa y bastante hostil a la hora de socializar. A todo ese conjunto de que su personalidad, debía de sumarle que tenía como objetivo terminar su carrera para luego conseguir un trabajo y desarrollar su profesión. Esto último era lo más acertado entre los dos, ambos queríamos alcanzar nuestros objetivos y hacer realidad nuestro sueño de crecer como personas y profesionales dentro de la sociedad. Me contó que su madre la regañaba cada tanto por no mantener un orden dentro de su
*Valentín*¿Qué palabras pronunciar cuando te cuentan una historia llena de sentimientos? ¿Cómo debes mirar a la persona que te contó dicha historia? ¿Cuáles son los verdaderos sentimientos después de oír atentamente lo que te cuenta la persona que te hace sentir especial? No sabría especificar el tiempo que transcurrió ni en qué preciso momento dejó de hablar. No la interrumpí, estuve atento a cada palabra. Sin embargo, en mi mente, todo aquel caudal de palabras que conformaron su historia se enredó. Tampoco sabía cuánto tiempo llevaba con la mirada perdida en algún punto invisible de la pared. Podía escuchar la lluvia y algún que otro trueno a lo lejos, pero todo era una maraña.Estaba tratando de analizar parte de la historia del pasado de Isabella y no me resultaba fácil. Necesitaba estar solo, detenerme a
*Valentín*—Y dos años después descubro que no fue un engaño como tal, si le puede definir de ese modo.Después de dos potes de helados y charlas banales, por fin pude convencerla de que me contase sobre su ex. No fue grato escucharla hablar, sobre todo si en ciertas partes de la historia sus ojos se perdían en algún punto invisible o cuando su mente se desviaba en los recuerdos o como sus labios rojos esbozaban sutiles sonrisas. Reconozco que su historia de amor fue bonita —lo admito, muy a mi pesar—, también está el hecho de que el tal Jacob la engañó. Puede que hubo sido por obligación, pero, en lo que a mí respecta, fue un engaño en todo el significado de la palabra. Por todas las diferentes situaciones que ha pasado desde muy temprana edad, Isabella, hoy día, es como es. Comprendí el por qué de su carácter a veces gé