Una propuesta😉

Narra Luna Salvatore.

Ya adentro de casa, mis hermanos habían terminado de comer y los llevé a sus habitaciones. Con cuidado, les cubrí con las mantas y les di un beso en la frente. Ver sus rostros tranquilos me dio un poco de paz, pero mi mente no podía dejar de pensar en la oferta de Demon.

Repetí en mi cabeza el momento en que me propuso irme a vivir con él a cambio de cuidar de mí y de mi familia. “No te faltará nada”, había dicho. Pero, ¿realmente podía arriesgarme a dejar todo lo que conocía? La idea me daba vueltas y más vueltas, como un torbellino de emociones.

Finalmente, me dejé llevar por el cansancio y caí en un sueño que apenas duró tres horas. Cuando desperté, un ruido insistente me sacó del letargo. Alguien estaba golpeando la puerta.

—¡¿Quién es?! —grité, intentando despejarme.

El golpe continuó, más insistente. Me levanté de la cama, aún con el pelo desordenado y la casa en silencio. Me acerqué a la puerta, y al abrirla, me quedé boquiabierta.

Frente a mí estaba un tipo bien vestido, con un traje que parecía sacado de una película de negocios. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fueron las orejitas peludas de lobo que asomaban por encima de su cabeza. Era un contraste tan ridículo que no pude evitar querer reírme.

—Hola, soy Rocco, —dijo el hombre, intentando mantener una expresión seria, pero sus orejas se movieron al ritmo de su voz, como si tuvieran vida propia.

—¿Rocco? —pregunté, tratando de contener la risa. —¿De verdad te llamas así?

—Sí, Rocco. —Él sonrió, pero las orejas se agitaron de nuevo, y eso rompió cualquier intento de seriedad. —Vengo de parte de Demon.

—¿De parte de Demon? —repetí, sintiéndome como si estuviera en una comedia de enredos. —¿Y qué quiere?

—Demon está preocupado por ti. —Dijo, cruzándose de brazos, pero sus orejitas se movían de un lado a otro, como si estuviesen en una conversación propia.

—¿Preocupado? —pregunté, levantando una ceja. —¿Por qué? ¿Por el collar que lancé a la vecina?

Rocco trató de mantener su seriedad, pero la risa se asomó a sus labios.

—Sí, bueno, eso fue… inesperado. —Se rió y, por un momento, su seriedad se desvaneció. —Pero en realidad, Demon quiere asegurarse de que estés bien.

—¿Y tú eres el mensajero? —dije, cruzando los brazos y tratando de no sonreír ante la situación absurda.

—Algo así. —Él se pasó una mano por el cabello, y las orejas se movieron de nuevo, lo que me provocó una risa involuntaria.

—Mira, Rocco, —le dije, mientras intentaba recuperar la compostura—, no estoy interesada en mudarme con Demon. Estoy bien aquí, y no necesito que un lobo en traje venga a darme recados.

—No soy solo un lobo en traje, —replicó, frunciendo el ceño, aunque la sonrisa seguía en su rostro. —Soy un lobo en traje muy importante.

—¿Importante? —repliqué, riendo. —¿Como para qué? ¿Para llevar a cabo reuniones de negocios en la luna llena?

—¡Exacto! —dijo, comenzando a reírse también. —Pero en serio, Luna, debes considerar lo que Demon te ofreció.

Mi risa se desvaneció un poco, y recordé la seriedad de su propuesta.

—Lo sé, Rocco, pero no estoy lista para dejar todo. Mis hermanos son mi prioridad.

—Lo entiendo, —dijo, su tono cambiando a uno más comprensivo. —Pero piensa en su futuro. Demon puede ofrecerles oportunidades que tú no puedes.

Miré a Rocco, sintiendo que su preocupación era genuina, pero la idea de dar ese paso seguía asustándome.

—Está bien, —dije finalmente, suspirando. —Tal vez hable con Demon. Pero no prometo nada.

—Eso es todo lo que pido. —Rocco sonrió, y sus orejas se movieron felizmente. —Solo recuerda: ¡el lobo en traje siempre está aquí para ayudar!

Mientras cerraba la puerta, no pude evitar reírme de la situación.

### Capítulo 2: Decisiones Inesperadas

Rocco estaba allí, aún con esas orejas peludas moviéndose de un lado a otro, mientras se acomodaba el traje como si estuviera a punto de dar un discurso importante.

—Demon compró una casa en Seúl, —dijo, sacando un juego de llaves de su bolsillo y agitándolas frente a mí.

Me quedé boquiabierta, sin poder procesar lo que estaba escuchando.

—¿Seúl? —pregunté, observándolo con disgusto. —¿Y qué se supone que haga con eso?

—Es una oportunidad, Luna. —Rocco intentó parecer convincente, pero no podía dejar de pensar en lo absurdo de la situación. —Demon quiere que te mudes con él.

—¿Mudarse? ¡Eso es muy lejos! —exclamé, cruzando los brazos. —No puedo dejar Nueva York. Mis hermanos necesitan de mí aquí.

Justo cuando iba a rechazar las llaves, una voz profunda resonó detrás de mí.

—¿Quieres quedarte en Nueva York? —Era Demon, que había aparecido de la nada, bajando de un brillante BMW último modelo.

Mis ojos se abrieron como platos mientras lo miraba, sintiendo que el aire se me escapaba.

—Demon, —dije, intentando mantener la calma—, no creo que esto sea una buena idea.

—¿No piensas que podrías aprovechar esta oportunidad? —preguntó, acercándose con esa confianza que siempre me dejaba un poco aturdida. Su mirada se posó en mí, y en ese instante, sentí la presión de su presencia.

—¿Empezar desde cero? —repliqué, sintiéndome fastidiada. —¿Me estás diciendo que creíste que no tengo una familia? Mis padres trabajan duro, y por eso yo me encargo de mis hermanos.

Sus ojos brillaron con una mezcla de sorpresa y comprensión.

—No quise ofenderte, Luna, —dijo, su voz era más suave ahora, pero había una intensidad en su mirada que no podía ignorar. —Solo pensé que podrías querer un cambio.

—¿Un cambio? —repetí, casi riendo. —¿Y dejar todo lo que he construido aquí? Mis hermanos dependen de mí. No puedo simplemente… desaparecer.

—Luna, —interrumpió Rocco, intentando mediar—, solo piénsalo.

Pero antes de que pudiera continuar, una brisa helada recorrió el aire y un estruendo resonó a lo lejos. De repente, una sombra oscura apareció en la esquina de la calle, acercándose rápidamente.

Mis instintos se dispararon y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Demon se puso en guardia, y Rocco retrocedió, sus orejas peludas rígidas.

—¿Qué es eso? —pregunté, sintiendo un escalofrío recorrerme.

La sombra se materializó en una figura imponente que se acercaba a nosotros a gran velocidad, el sonido de sus pasos resonando como un trueno. Era un hombre, pero no un hombre común. Sus ojos brillaban con una luz sobrenatural y su presencia era intimidante.

—Demon, —dijo el extraño con una voz grave y amenazante—, has estado jugando con fuego y se fue

—Luna, —dijo Demon, su voz suave pero firme—, necesito que tomes una decisión. Pero recuerda, no estás sola en esto, aunque solo estoy de vacaciones.

—¿Qué quieres decir con que estás de vacaciones aquí? ¿Vives en Seúl? —pregunté, sintiendo que el aturdimiento se apoderaba de mí.

—Sí, —respondió, con una sinceridad que me sorprendió. —Estaba de vacaciones en Nueva York, pero ahora que he encontrado a mi mate, quiero que estemos juntos.

El aire se volvió pesado con sus palabras, y el impacto de la revelación me dejó sin aliento. ¿Era esto lo que realmente quería?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo