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Transformación, ¿Garras?😄🤫

Demon me llevó en su elegante automóvil a explorar Seúl, y mientras avanzábamos, la emoción se apoderaba de mí. Las calles estaban llenas de vida; los vendedores ambulantes ofrecían deliciosa comida, y el aire estaba impregnado de aromas tentadores. Finalmente, nos detuvimos frente a un restaurante que desprendía un olor increíble: kimchi fresco y especias que prometían una experiencia culinaria deliciosa.

El lugar era acogedor, con luces cálidas y mesas de madera oscura. Las paredes estaban adornadas con arte moderno que reflejaba la cultura local, y había un ambiente bullicioso que me hizo sentir bienvenida.

—Este lugar es famoso por su kimchi, —dijo Demon, sonriendo mientras entrábamos. —Espero que estés lista para una explosión de sabor.

—¡Listísima! —exclamé, sintiéndome emocionada por probar algo nuevo.

Una vez sentados, Demon pidió una variedad de platillos, asegurándose de que probara un poco de todo. La comida llegó rápidamente, y al primer bocado de kimchi, sentí que me transportaba a otro mundo. Era picante, fresco y lleno de sabor.

—Esto es increíble, —dije, con la boca llena, mientras sonreía de oreja a oreja.

—Te lo dije, —respondió Demon, riendo. —Ahora, no te emociones tanto que olvides masticar.

Me reí y seguí disfrutando de la comida, pero poco después, Demon me dejó sola un momento mientras iba al baño. Aproveché para observar el lugar y disfrutar del ambiente. Sin embargo, mi tranquilidad se vio interrumpida cuando noté a una chica de cabello castaño claro que discutía acaloradamente con un tipo en la entrada del restaurante.

Ella tenía ojos azules brillantes y, aunque era más baja que yo, su presencia era notable. Vestía un hermoso vestido que, honestamente, hacía que mi blusa delgada y mi chamarra negra se sintieran un poco menos impresionantes. El tipo, que parecía un matón, la estaba empujando suavemente mientras decía que no cumplía con la etiqueta del lugar.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunté, levantándome y acercándome a ellos.

El tipo me miró con desdén, pero antes de que pudiera decir algo grosero, le dije:

—¿Cuál es tu problema? Ella está mejor vestida que yo.

Él frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, se limitó a pedir que volviera a mi mesa, lo que me hizo sentir aún más irritada.

—No, espera un momento. —Le dije, sintiéndome cada vez más decidida. —Ella debería estar aquí, y tú no tienes derecho a echarla.

El chico, con un tono arrogante, dijo que ella no era miembro del club.

—¿Y qué? —exclamé, sintiendo que la indignación comenzaba a burbujear en mí,ella es mi invitada. —¿Acaso eso significa que no puede disfrutar de una comida tranquila?

Estaba a punto de soltar un insulto bien merecido cuando, de repente, Demon apareció como un rayo. Me tomó de la muñeca y me colocó detrás de él, como si estuviera protegiéndome de un peligro inminente.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Demon, su voz baja y seria.

El chico lo miró con sorpresa, y su actitud cambió al instante.

—Oh, señor Presley, —dijo, con una reverencia poco natural. —Disculpe, estaba intentando pedirle a esta señorita que se retire.

Demon lo miró fijamente.

—Esta señorita es mi invitada y invitada de mi novia, —dijo, con una firmeza que dejó claro que no iba a tolerar ningún tipo de abuso.

El chico, claramente intimidado, se disculpó de nuevo, esta vez con más respeto.

—Mis disculpas, señorita Presley y señorita Miu. —Hizo una reverencia exagerada y se dio la vuelta, alejándose rápidamente.

La chica se quedó mirando, y cuando el tipo se fue, se giró hacia mí con una sonrisa brillante.

—¡Gracias! No sabía que estaba en una película de acción! —exclamó, riendo con alivio. —Soy Miu, por cierto.

—¡Soy Luna! —respondí, sintiéndome instantáneamente más cómoda con ella. —Y no te preocupes, a veces hay que defender lo que es justo.

—Definitivamente. —Miu sonrió, y su energía era contagiosa. —Casi me haces pensar que puedo enfrentarme a cualquiera.

Demon, que había estado observando con una sonrisa, finalmente se unió a la conversación.

—Bienvenida a nuestra mesa, Miu. —dijo, con un gesto hacia la silla vacía. —Espero que estés lista para un buen desayuno.

Miu se sentó, y en un instante, la conversación se llenó de risas y anécdotas. Me sentía aliviada de haber defendido a alguien y de haber hecho una nueva amiga en el proceso.

—Así que, ¿qué te trae a Seúl? —preguntó Miu, mirando a Demon con curiosidad.

—Luna acaba de mudarse aquí, —explicó Demon, sonriendo con orgullo. —Y yo estoy aquí para mostrarle lo mejor de la ciudad.

—¡Eso suena increíble! —dijo Miu, emocionada. —Debemos hacer que disfrutes de la mejor comida y lugares de entretenimiento.

Y así, entre risas y comida deliciosa, el día comenzó a tomar forma.

Mientras disfrutábamos de la conversación, Miu nos contó que estaba esperando a un amigo llamado Ares.

—Es un buen tipo, —dijo, sonriendo. —Siempre sabe cómo hacer que las cosas sean divertidas.

—¿Qué hace? —pregunté, sintiéndome curiosa.

—Es cantante, —respondió Miu, con un brillo en los ojos. —Y tiene una voz increíble.

No pasó mucho tiempo hasta que Ares llegó. Era un chico de cabello rubio y ojos cafés, bien vestido y con una actitud relajada que transmitía confianza.

—¡Hola, Miu! —saludó, acercándose a ella con una sonrisa.

Miu se levantó para abrazarlo, y cuando se separaron, Ares se volvió hacia nosotros.

—Hola, soy Ares, —se presentó, extendiendo la mano hacia Demon primero.

Demon tomó su mano y lo saludó educadamente.

—Demon Presley, —dijo, y al parecer lo reconoció. —He oído hablar de ti. Eres un socio de la familia.

Ares sonrió, su expresión mostrando que había una buena relación entre ellos.

—Sí, he estado trabajando con tu familia desde hace un tiempo. ¡Es genial conocerte!

Después de las presentaciones, nos acomodamos en la mesa de nuevo. El ambiente era alegre y relajado, y la química entre los cuatro era evidente.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Ares, mirando a todos con curiosidad.

—¡Karaoke! —exclamó Miu, emocionada. —Es uno de los mejores lugares para divertirse en Seúl. Deberíamos ir.

Demon asintió, y antes de que me diera cuenta, todos nos levantamos y salimos del restaurante. El aire fresco de Seúl me dio una sacudida, y la risa de mis nuevos amigos era contagiosa.

El karaoke al que llegamos era un lugar popular, lleno de luces brillantes y una atmósfera vibrante. Las paredes estaban decoradas con fotos de celebridades y grupos de K-pop, y el sonido de la música llenaba el aire.

—Esto va a ser épico, —dijo Ares, guiñándome un ojo mientras nos dirigíamos a una sala privada.

Una vez dentro, Miu tomó el control del sistema de karaoke y seleccionó una canción pegajosa de K-pop. La música comenzó a sonar, y todos empezamos a cantar al unísono, riendo y disfrutando de la experiencia.

Ares se lanzó a la canción con una energía contagiosa, y no pasó mucho tiempo antes de que todos nos unimos a él, saltando y bailando en la pequeña sala.

—¡Vamos, Luna! —gritó Miu, animándome. —¡Tienes que unirte!

—¡No puedo cantar! —protesté, aunque la risa ya se escapaba de mis labios.

—¡No hay excusas! —Demon se acercó, sonriendo de manera traviesa. —¡Eres parte de nuestra banda ahora!

Con una mezcla de nervios y emoción, finalmente me uní a ellos, y la música me envolvió. La risa y los aplausos llenaron el aire mientras todos cantábamos y disfrutábamos.

Después de un par de canciones divertidas y un par de intentos desastrosos de Ares de imitar a sus ídolos, la atmósfera se volvió más ligera.

—¿Sabías que los lobos también cantan? —bromeó Demon, haciendo que todos soltáramos una risa.

—¡Eso no es cierto! —exclamé, riendo. —¡Esos son solo mitos!

—¡Claro que sí! —dijo Ares, mientras se reía. —Pero tal vez deberíamos hacer un dúo entre un lobo y una humana.

La tarde avanzó, y mientras el karaoke continuaba, la atmósfera se volvió más festiva. Las risas eran contagiosas, y el soju fluía libremente. Me sentía cada vez más cómoda entre mis nuevos amigos, disfrutando de la energía que se generaba en la sala. Demon había reconocido a Ares como un lobo, y me había mencionado que, al igual que él, Ares también era parte de su manada. Miu, por su parte, era su mate, lo que hacía que todo se sintiera aún más especial.

Sin embargo, en un momento que no logré identificar, el ambiente cambió. La música seguía sonando, pero la risa se tornó más estruendosa y el alcohol comenzó a hacer efecto. Antes de darme cuenta, todos estábamos un poco ebrios, y el mundo a mi alrededor se volvió borroso y vibrante.

De repente, una sensación extraña comenzó a recorrer mi cuerpo. Era como si una energía desconocida fluyera a través de mí, y al mirar mis manos, me di cuenta de que estaban cambiando. Mis uñas se alargaron, transformándose en garras afiladas que relucían con la luz del lugar.

—¡Demon! —exclamé, sintiendo la confusión y el pánico comenzar a apoderarse de mí. —¿Qué está pasando?

Demon me miró, su expresión cambiando rápidamente de sorpresa a preocupación.

—Luna, respira, —dijo, acercándose a mí. Aunque su voz era suave, había un destello de seriedad en sus ojos. —Es normal. La conexión puede hacer que experimentes cambios físicos.

—¡Esto no es normal! —grité, sintiendo que el terror comenzaba a apoderarse de mí. —¡Mis manos!

Ares y Miu, que estaban sentados cerca, se giraron hacia nosotros, y su expresión reflejaba tanto sorpresa como diversión.

—¡Mira esas garras! —exclamó Miu, riendo, pero su risa se apagó al ver mi rostro de pánico.

—¡No es gracioso! —respondí, sintiéndome abrumada.

Demon, en medio de la confusión, se acercó aún más. Su mirada se volvió intensa, y en un instante, el mundo exterior se desvaneció de nuevo.

—Luna, —dijo, su voz era un suave susurro—. No te asustes. Esto es parte del proceso. Confía en mí.

Pero antes de que pudiera responder, en un momento de pura conexión, Demon se inclinó hacia mí y me besó intensamente. Fue un beso que me dejó fascinada, y en ese instante, todas mis preocupaciones se desvanecieron. La calidez de su cuerpo se mezcló con la energía que sentía, y en lugar de miedo, una oleada de deseo me invadió.

El beso era apasionado, lleno de una intensidad que me dejó sin aliento. Mis garras se sintieron menos aterradoras en su presencia, como si la conexión que habíamos formado pudiera calmar la tormenta que rugía dentro de mí.

Cuando finalmente nos separamos, ambos respirábamos con dificultad, y el resto del mundo desapareció. La mirada de Demon era profunda y llena de significado, como si supiera lo que estaba pasando por mi mente.

—Ves, —dijo, sonriendo con complicidad—. A veces, la conexión puede ser abrumadora, pero también puede ser hermosa.

—¿Esto es lo que significa estar vinculados? —pregunté, sintiendo que el calor se apoderaba de mi rostro.

—Sí, y es solo el comienzo. —respondió, su mirada llena de promesas.

En ese momento, supe que había dado un paso más en nuestra relación, y aunque mis manos aún tenían garras, me sentí más segura.

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