Narra Luna:
La noche transcurrió en una mezcla de emociones y pensamientos confusos. A pesar de la intimidad que había compartido con Demon, decidí que era mejor mantener distancia. La sensación de la mordida aún ardía en mi piel, y sabía que la conexión que habíamos forjado era intensa y poderosa. Temía perder el control y dejarme llevar por el deseo que brotaba en mí. La idea de lanzarme a sus brazos y besarlo era tentadora, pero también aterradora. **Al amanecer**, me desperté empapada en sudor, el corazón latiendo desbocado. Me senté en la cama, tratando de recobrar la calma, y fui directo al espejo. Cuando me vi, un grito se escapó de mis labios: ¡tenía colmillos! —¿Qué demonios...? —murmuré, tocando mis dientes con incredulidad. Justo en ese momento, Demon entró en la habitación, y al verme, su expresión se tornó preocupada. —Luna, ¿estás bien? —preguntó, acercándose rápidamente. —No estoy bien, ¡mira esto! —grité, señalando mis colmillos en el espejo. —¡Esto no puede estar pasando! —Cálmate, —dijo, tomando mis hombros con suavidad. —Deja que te explique. Me aparté un paso, aún en estado de pánico. —¿Qué está pasando? ¿Por qué tengo colmillos? ¡No quiero ser un lobo! Demon respiró hondo, intentando mantener la calma. —Luna, los lobos pueden ocultar su carácter. —dijo, su voz firme pero reconfortante. —No te convertirás en un lobo. Eres humana, y eso no cambiará. —¿Pero los colmillos? —pregunté, todavía incrédula. —¿Significa eso que estoy a medio camino o algo así? —No, —respondió, su tono tranquilo era como un ancla en medio de mi tormenta interna. —Es una manifestación de la conexión. Con el tiempo, aprenderás a controlar esas características. Es parte del proceso. —¿Controlar? —repetí, mis pensamientos girando. —¿Cómo se supone que voy a controlar esto si ya estoy aquí, en medio de una locura? Demon se acercó más, su mirada fija en la mía. —Lo harás, Luna. Con el tiempo, aprenderás a manejar lo que sientes. La conexión entre nosotros es intensa, pero es algo que debes aprender a aceptar. Sentí que mi corazón se calmaba lentamente al escuchar su voz, pero la confusión seguía nublando mis pensamientos. —¿Y si no puedo? —pregunté, sintiéndome vulnerable. —Entonces estaré aquí para ayudarte. —dijo, su tono lleno de sinceridad. —No estás sola en esto. Me quedé en silencio, contemplando sus palabras. La idea de perder el control me aterraba, pero también había algo reconfortante en saber que él estaba a mi lado. —Pero, ¿y si me dejo llevar? —insistí, sintiendo que la ansiedad comenzaba a burbujear de nuevo. —¿Y si me lanzo a besarte o algo así? Demon sonrió, y un brillo travieso apareció en sus ojos. —No te preocupes, eso puede ser parte del proceso también. Pero siempre puedes elegir cuándo y cómo dar ese paso. —¿Entonces puedo decidir no lanzarme sobre ti? —bromee, intentando aligerar la tensión. —Exactamente. —Él rió, y esa risa era como un bálsamo para mi inquietud. —Tienes el control, Luna. Siempre lo tendrás. Me acerqué al espejo nuevamente, observando mis colmillos. La idea de que todo esto era parte de un proceso me ayudó a calmarme un poco. Aunque no sabía exactamente lo que iba a suceder, al menos tenía a Demon a mi lado. —Está bien, —dije, sintiéndome un poco más empoderada. —Supongo que tendré que aprender a lidiar con esto. —Así es, —respondió Demon, su sonrisa iluminando la habitación. —Y ahora, ¿qué te parece si vamos a desayunar? Te prometo que no hay colmillos en la comida. Reí, sintiéndome un poco más ligera. —Vale, pero no me hagas comer algo raro, ¿eh? —No te preocupes, —dijo, guiándome hacia la puerta. —Hoy te presentaré a algunas delicias coreanas. Mientras caminábamos hacia la cocina, no pude evitar lanzar una mirada desconfiada a Demon. —No me hagas bromas con eso de morder a un humano. —le dije, intentando mantener la seriedad. Él soltó una risa, claramente divertido por mi preocupación. —Luna, los lobos no suelen morder humanos, a menos que sea en un contexto muy específico. —dijo, con una sonrisa traviesa. —Normalmente nos alimentamos de animales, casi como los humanos. —¿Así que estás insinuando que si te da hambre podrías comerme? —bromee, levantando una ceja. Demon se rió de nuevo, y sus orejas se movieron de forma cómica, como si realmente estuvieran participando en la conversación. —¡Exactamente! Aunque no creo que te guste la forma en que se prepara el "plato principal". —bromeó, haciendo un gesto exagerado como si estuviera sirviendo un banquete. —¡Eso es repugnante! —exclamé, riendo. —Nunca me atrevería a compartir mesa contigo si eso es lo que comes. —No te preocupes, no tengo intención de invitarte a un banquete de carne cruda. —dijo, haciéndome reír aún más. —Hoy solo habrá pancakes y frutas. Prometido. A medida que nos acercábamos a la cocina, la atmósfera se llenó de una ligera energía, y de repente, algo cambió en mí. No sé qué pasó, pero sentí una chispa recorrer mi cuerpo, como si una corriente eléctrica me atravesara. Mis ojos se iluminaron, y antes de que pudiera pensar en las consecuencias, me lancé hacia él. —Demon, —dije en un susurro casi inaudible justo antes de besarlo. El contacto fue instantáneo y explosivo. Sus labios se encontraron con los míos, y en ese momento, todo lo demás se desvaneció. La conexión que habíamos creado se intensificó, y sentí como si el mundo girara a nuestro alrededor. Demon respondió al beso, sus manos se deslizaron por mi cintura, atrayéndome más cerca de él. La calidez de su cuerpo resonaba con la energía que había despertado en mí, y me perdí en la profundidad de su mirada. Todo lo que había sentido hasta ahora se intensificó en esa fracción de segundo, y supe que el vínculo que habíamos formado era más poderoso de lo que jamás había imaginado. Cuando finalmente nos separamos, ambos respirábamos con dificultad, tratando de recuperar el aliento. La sorpresa estaba grabada en sus ojos verdes, y una sonrisa se dibujó en su rostro. —Wow, eso fue… —comenzó a decir, pero se quedó sin palabras. —Lo sé, —respondí, sintiendo que el rubor se apoderaba de mis mejillas. —No sé qué me pasó. —No te preocupes, —dijo, su voz suave y reconfortante—. Lo que acabas de hacer es parte de la conexión. A veces, puede ser abrumadora. —¿Abrumadora? —repetí, sintiendo mi corazón latir con fuerza. —Eso es un eufemismo. Demon se rió, y en su risa, encontré un refugio, una forma de aliviar la tensión que había acumulado en mi interior. —Lo que quiero decir es que, a veces, la conexión puede llevarte a actuar de formas que no esperas. —dijo, su mirada llena de comprensión. —¿Y eso es normal? —pregunté, sintiéndome vulnerable. —Completamente. —Asintió, y su expresión se volvió más seria. —Es solo el principio, Luna. No tienes que forzarte a entenderlo todo de inmediato. Sabía que estaba en un camino desconocido, pero con Demon a mi lado, sentía que podría enfrentar cualquier cosa. —Entonces, ¿qué hacemos ahora? —pregunté, sintiendo que la emoción se apoderaba de mí. —Ahora, —dijo, sonriendo—, vamos a disfrutar del desayuno y a planear nuestra nueva vida juntos. Asentí, sintiendo que la ansiedad comenzaba a disolverse. La idea de compartir esos momentos con él me llenaba de entusiasmo, y a pesar de todo lo que estaba por venir. Antes de que pudiera sentarme a la mesa, Demon se acercó y, de repente, me besó apasionadamente. Fue un beso que encendió algo dentro de mí, aliviando la emoción que había estado acumulando. Sus labios eran cálidos y firmes, y la conexión entre nosotros pareció intensificarse, llevándome a una dimensión diferente. La chispa que había sentido antes se transformó en un fuego ardiente, y me dejé llevar, sintiendo que cada parte de mí respondía a su toque. Era como si el vínculo que habíamos creado se manifestara de la forma más pura y hermosa. Cuando finalmente nos separamos, ambos respirábamos entrecortadamente, y la sorpresa reflejada en los ojos de Demon era inconfundible. —Vaya, eso fue… —comenzó a decir, pero se quedó sin palabras, como si el momento nos hubiera dejado a ambos sin aliento. —Sí, ya veo que no soy la única que se deja llevar, —bromee, sintiéndome un poco más ligera. Justo en ese momento, la puerta de la cocina se abrió de golpe, y Rocco apareció con una bandeja que parecía contener un filete enorme, humeante y jugoso. —¡Buenos días, pareja feliz! —anunció, con un tono exagerado y divertido, mientras entraba con su plato. —He traído el desayuno más delicioso que Seúl tiene para ofrecer. No pude evitar que mi estómago gruñera al ver el filete, y sin pensarlo, me lancé hacia él, incapaz de controlar el hambre que me invadía. —¡Demon! —grité, mientras me acercaba a la bandeja, pero antes de que pudiera alcanzar la comida, Demon reaccionó más rápido. Me detuvo sujetando mi buzo por la capucha, y de repente me vi atrapada entre su agarre y el filete. —¡Espera! —dijo, con una mezcla de sorpresa y diversión en su voz. —No puedes lanzarte así sobre la comida como si fueras un lobo hambriento. —¡Pero tengo hambre! —protesté, sintiendo que la risa comenzaba a burbujear dentro de mí. La imagen de mí misma actuando como un animal salvaje era demasiado divertida. Rocco soltó una risa estruendosa, disfrutando del espectáculo. —¿Ves? ¡Esto es lo que pasa cuando marcas a una humana! —dijo, mientras se reía a carcajadas. —¡Está lista para devorar todo lo que vea! —¡Cállate, Rocco! —exclamé, tratando de mantener la compostura mientras me retorcía para intentar alcanzar el filete. Demon soltó una risa, y finalmente me dejó ir, pero no antes de acercarse a la bandeja y servir un pedazo en mi plato. —Ahí tienes, pero solo un poco. —dijo, sonriendo mientras se aseguraba de que no me lanzara de nuevo. —Gracias, mi lobo protector, —dije, sintiéndome agradecida y un poco traviesa. Mientras me servía, Rocco se acercó a la mesa y comenzó a preparar su propio desayuno, llenando su plato con lo que parecía ser una generosa porción de todo lo que había en la cocina. —Oye, Rocco, ¿tus orejas están listas para soportar el ruido de una chica hambrienta? —bromee, sintiendo que la alegría se apoderaba de mí. —Solo si tú puedes soportar el hecho de que estoy aquí para recordarte que no puedes comer como una bestia. —respondió, levantando una ceja de manera juguetona. —¿Y quién dice que no puedo? —repliqué, llevándome un bocado de filete a la boca. El sabor era increíble, y no pude evitar cerrar los ojos de placer mientras masticaba. —Mmm, ¡esto es delicioso! —exclamé, demasiado concentrada en disfrutar mi comida como para preocuparme por las implicaciones de lo que había sucedido antes. —¿Ves? No hay nada que temer. —dijo Demon, observándome con una sonrisa. —Siempre tendrás el mejor desayuno en nuestra nueva vida. Mientras disfrutaba del filete, sentí que la tensión de los días anteriores comenzaba a desvanecerse. Rocco continuaba haciendo comentarios graciosos, y Demon se unía a la diversión, creando un ambiente cálido y acogedor. —Así que, ¿cuál es el plan para hoy? —pregunté, sintiéndome más relajada. —Hoy, te mostraré Seúl, —dijo Demon, su mirada brillando con entusiasmo. —Quiero que experimentes la ciudad y todo lo que tiene para ofrecer. —Eso suena genial, —respondí, sintiendo que la emoción comenzaba a crecer de nuevo en mi interior.Demon me llevó en su elegante automóvil a explorar Seúl, y mientras avanzábamos, la emoción se apoderaba de mí. Las calles estaban llenas de vida; los vendedores ambulantes ofrecían deliciosa comida, y el aire estaba impregnado de aromas tentadores. Finalmente, nos detuvimos frente a un restaurante que desprendía un olor increíble: kimchi fresco y especias que prometían una experiencia culinaria deliciosa. El lugar era acogedor, con luces cálidas y mesas de madera oscura. Las paredes estaban adornadas con arte moderno que reflejaba la cultura local, y había un ambiente bullicioso que me hizo sentir bienvenida. —Este lugar es famoso por su kimchi, —dijo Demon, sonriendo mientras entrábamos. —Espero que estés lista para una explosión de sabor. —¡Listísima! —exclamé, sintiéndome emocionada por probar algo nuevo. Una vez sentados, Demon pidió una variedad de platillos, asegurándose de que probara un poco de todo. La comida llegó rápidamente, y al primer bocado de kimchi, sentí
Era de noche, y me encontraba en mi habitación, pero el sueño no llegaba. La ansiedad corría por mis venas, y empecé a caminar de un lado a otro, intentando calmarme. Mientras lo hacía, me miré en el espejo y, para mi sorpresa, mis ojos cambiaron a un amarillo brillante, pero solo por unos segundos. El efecto fue lo suficientemente impactante como para hacer que mi corazón se acelerara. —¿Qué está pasando conmigo? —susurré, sintiendo el pánico comenzar a apoderarse de mí. Los cambios en mi cuerpo estaban avanzando más rápido de lo que había imaginado, y no tenía idea de cómo manejarlo. Decidí que necesitaba un poco de agua para calmar mi sed. Salí de la habitación y me dirigí a la cocina, tratando de mantener la calma. Abrí la nevera y serví un vaso de agua fría, sintiendo cómo el líquido refrescante me llenaba de alivio. Mientras estaba concentrada en mi vaso, sentí la presencia de Demon detrás de mí. Su energía era casi palpable, y cuando giré la cabeza, me encontré con su mir
Después de pasar un tiempo con Miu, decidí visitar a mi familia. Al llegar a la casa, sentí una oleada de emoción al ver a Jessica y Nicolás, pero lo que realmente me sorprendió fue encontrar a mis padres allí. —¡Mamá! ¡Papá! —exclamé, corriendo hacia ellos y abrazándolos con fuerza. —¡Luna! —dijo mi madre, sonriendo mientras me abrazaba. —Nos alegra verte. —Te hemos extrañado, —agregó mi padre, dándome una palmadita en la espalda. Mientras me acomodaba en la cocina, noté que la comida ya estaba en la mesa. Mi madre había preparado un plato de pasta boloñesa al estilo italiano, y el aroma era irresistible. —Esto huele increíble, mamá. —dije, sintiéndome ansiosa por probarlo. —Gracias, cariño, —respondió ella, sirviendo un plato generoso. —He estado practicando algunas recetas nuevas. Mientras nos sentábamos a la mesa, comencé a hacer preguntas. —¿Qué están haciendo aquí? —pregunté, sintiéndome curiosa. —Demon nos ayudó a encontrar trabajos mejores aquí en Seúl,
La luz de la tarde se filtraba a través de las ventanas de la lujosa oficina de Demon Presley. El ambiente estaba cargado de una tensión palpable, como si el aire mismo supiera que algo inusual iba a suceder. Me encontraba allí, con un mate humeante en mano, mientras Demon me presentaba a su nuevo socio.—Luna, quiero que conozcas a James —dijo Demon, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.James entró con una confianza desbordante, pero en cuanto lo vi, una sensación extraña se apoderó de mí. Sus ojos oscuros brillaban de una manera que me resultaba inquietante. Sin poder contenerme, me incliné hacia Demon y le susurré al oído.—Es un vampiro, lo sabías.Demon, sorprendido porque adquirir una nueva habilidad, arqueó una ceja. —Así es, pero es amigo de la familia —respondió en un tono bajo, casi nervioso. Su mirada se tornó seria—. Sin embargo, como tú no confío en él, necesito que empieces a hacerte cargo. Urgente, solo confío en ti.La preocupación en su voz me hizo sentir un nu
Narra Luna Salvatore: Corría por las calles, el frío de la noche calando en mis huesos, pero no me importaba. Tenía que llegar a casa antes de que oscureciera del todo y mis hermanos comenzaran a preocuparse. Con cada paso, el eco de mis pensamientos se mezclaba con el sonido de mis zapatillas golpeando el pavimento. —¡Vamos, Luna, no llegues tarde otra vez! —me repetía a mí misma, cuando de repente, !bam! Me estampé contra algo sólido. Me tambaleé hacia atrás, aturdida, y al mirar hacia arriba, me encontré con la mirada más intensa que jamás había visto. Era él: Demon. Su cabello oscuro caía desordenadamente, y esos ojos… parecían brillar con una luz sobrenatural. —¿Estás bien? —preguntó, su voz profunda y envolvente como un abrazo cálido. —Sí, claro, solo un pequeño accidente de tráfico, —respondí, intentando recomponerme. Pero antes de que pudiera dar un paso atrás, él inhaló con fuerza, como si estuviera bebiendo el aire que respiraba. —Eres… mi mate. —¿Mate? —repliqué, con
Narra Luna Salvatore.Ya adentro de casa, mis hermanos habían terminado de comer y los llevé a sus habitaciones. Con cuidado, les cubrí con las mantas y les di un beso en la frente. Ver sus rostros tranquilos me dio un poco de paz, pero mi mente no podía dejar de pensar en la oferta de Demon. Repetí en mi cabeza el momento en que me propuso irme a vivir con él a cambio de cuidar de mí y de mi familia. “No te faltará nada”, había dicho. Pero, ¿realmente podía arriesgarme a dejar todo lo que conocía? La idea me daba vueltas y más vueltas, como un torbellino de emociones.Finalmente, me dejé llevar por el cansancio y caí en un sueño que apenas duró tres horas. Cuando desperté, un ruido insistente me sacó del letargo. Alguien estaba golpeando la puerta.—¡¿Quién es?! —grité, intentando despejarme.El golpe continuó, más insistente. Me levanté de la cama, aún con el pelo desordenado y la casa en silencio. Me acerqué a la puerta, y al abrirla, me quedé boquiabierta.Frente a mí estaba un t
Narra Luna SalvatoreEstaba sentada en mi habitación, aún intentando procesar lo que acababa de suceder. Demon me miraba con esa intensidad que siempre me dejaba un poco aturdida, y aunque había una parte de mí que se sentía atraída por él, la otra parte no podía dejar de cuestionar todo lo que implicaba su propuesta.—Luna, si aceptas, puedo mudarte a ti y a tu familia a Seúl. —Dijo, su voz llena de convicción.Me quedé helada, los ojos bien abiertos.—¿Mudarte a toda mi familia a Seúl? —repetí, intentando asimilar la idea. —¿De verdad crees que eso es viable?—Sí, —asintió, como si hablara de algo tan sencillo como ir a comprar pan. —Pero primero necesitaré marcarte como debe ser.Mis ojos se abrieron aún más y un escalofrío recorrió mi espalda. —¿Marcarme? —pregunté, sintiéndome un poco incómoda al estar sola con él en mi habitación. —Ni se te ocurra tocarme.Sus orejas peludas se alzaron y se movieron de una manera que me hizo querer reír, a pesar de la seriedad de la situación.
Narra Luna: Dos días después, me encontraba sentada en un avión privado, sintiendo que la realidad se deslizaba lentamente hacia lo desconocido. A mi familia la habían enviado en otro avión, y aunque sabía que estaban a salvo, la inquietud seguía presente en mi pecho. Demon se sentó a mi lado, con esa calma que siempre me tranquilizaba, pero que al mismo tiempo me llenaba de nervios. El interior del avión era lujoso, con asientos de cuero suave y ventanas grandes que permitían ver el cielo despejado. A través de la ventana, las nubes parecían algodones blancos, y el sol brillaba con fuerza. —¿Te gusta? —preguntó Demon, observando cómo miraba por la ventana. —Es increíble, —admití, sintiéndome un poco tonta por lo emocionada que estaba. —Nunca había estado en un avión privado. —Y eso es solo el comienzo. —Sonrió, y su expresión se volvió traviesa. —Te prometo que habrá mucho más por descubrir. —Como qué, ¿vuelo en primera clase a la luna? —bromee, tratando de aligerar la tensión