Narra Luna:
Dos días después, me encontraba sentada en un avión privado, sintiendo que la realidad se deslizaba lentamente hacia lo desconocido. A mi familia la habían enviado en otro avión, y aunque sabía que estaban a salvo, la inquietud seguía presente en mi pecho. Demon se sentó a mi lado, con esa calma que siempre me tranquilizaba, pero que al mismo tiempo me llenaba de nervios. El interior del avión era lujoso, con asientos de cuero suave y ventanas grandes que permitían ver el cielo despejado. A través de la ventana, las nubes parecían algodones blancos, y el sol brillaba con fuerza. —¿Te gusta? —preguntó Demon, observando cómo miraba por la ventana. —Es increíble, —admití, sintiéndome un poco tonta por lo emocionada que estaba. —Nunca había estado en un avión privado. —Y eso es solo el comienzo. —Sonrió, y su expresión se volvió traviesa. —Te prometo que habrá mucho más por descubrir. —Como qué, ¿vuelo en primera clase a la luna? —bromee, tratando de aligerar la tensión. —No, pero podría conseguirte un viaje en un cohete. —Dijo, riendo. —¡Imagínate! Viajando por el espacio, y tú siendo la primera humana en marcar a un lobo espacial. Me reí a carcajadas, imaginando la escena absurda. —¡Eso sería un escándalo intergaláctico! —exclamé, sintiéndome un poco más a gusto con la idea de todo lo que estaba por venir. A medida que el avión surcaba el cielo, el paisaje comenzó a cambiar y, tras un rato, finalmente aterrizamos en Seúl. La emoción y la ansiedad se mezclaban mientras el avión se acercaba a la pista. Al salir del avión, fui recibida por una brisa fresca que me hizo estremecer de inmediato. El aire olía a algo diferente, una mezcla de flores y una esencia vibrante que no podía identificar. Era una sensación nueva y refrescante. Demon me llevó a un automóvil japonés de lujo, un híbrido elegante que relucía en la luz del sol. Me abrió la puerta y me ayudó a bajar con un gesto caballeroso, como si fuera la protagonista de una película. —Bienvenida a Seúl, —dijo, sonriendo mientras me tomaba de la mano. Cuando salí del coche, mis ojos se abrieron de par en par ante la vista que se extendía ante mí. La mansión era impresionante, una mezcla de arquitectura moderna y tradicional, con techos curvos y ventanas enormes que reflejaban la luz. Las paredes estaban adornadas con hermosos paneles de madera y había un jardín exuberante que rodeaba la entrada, lleno de flores de colores vivos y plantas exóticas. —¿Es esto tu casa? —pregunté, sintiéndome abrumada por la belleza del lugar. —Sí, —dijo Demon, con orgullo en su voz. —Es nuestro hogar ahora. —¿Nuestro hogar? —repetí, con una mezcla de sorpresa y nerviosismo. —Sí, aquí vivirás con tu familia. —Afirmó, guiándome hacia la puerta principal. Al entrar, el interior era aún más impresionante. La sala de estar era amplia, con muebles elegantes, un gran sofá y una vista panorámica del jardín a través de enormes ventanales. Había obras de arte en las paredes y una chimenea que le daba un toque acogedor al ambiente. —Wow, —murmuré, sintiéndome como si hubiera entrado en un cuento de hadas. —Esto es increíble. —Y aún no has visto nada. —Demon sonrió, claramente disfrutando de mi asombro. Mientras caminábamos por la mansión, me di cuenta de que cada habitación tenía su propio carácter. La cocina era moderna y espaciosa, con electrodomésticos de última generación y una isla central que invitaba a cocinar en familia. —Si te gusta cocinar, aquí tendrás mucho espacio para hacerlo, —dijo Demon, notando mi fascinación. —Cocinar no es exactamente mi fuerte, —respondí, riendo mientras pensaba en mis intentos fallidos de hacer algo comestible. —No te preocupes, siempre hay tiempo para aprender, —dijo, guiñándome un ojo. —Además, siempre puedes pedirle ayuda a tu familia. Al final del recorrido, nos detuvimos en un balcón que daba al jardín. La vista era impresionante: un mar de flores coloridas se extendía ante nosotros, y el sonido de una fuente cercana creaba un ambiente relajante. —Este es mi lugar favorito, —dijo Demon, apoyándose en la barandilla. —Es donde vengo a pensar. —Es hermoso, —admití, sintiendo que el peso de la decisión que había tomado comenzaba a desvanecerse un poco. Demon se volvió hacia mí, su expresión se tornó más seria. —Luna, sé que todo esto es un cambio enorme, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. —Lo sé, —respondí, sintiendo que la conexión entre nosotros se fortalecía. —Es solo que todo esto es… abrumador. —Es normal, —dijo con comprensión. —Tómate tu tiempo para adaptarte. Aquí, tendrás todo el apoyo que necesites. Mientras contemplábamos el jardín, una parte de mí se sintió más tranquila. Había un futuro incierto por delante, pero también había oportunidades y la promesa de una nueva vida. —¿Te gustaría dar un paseo por el jardín? —preguntó Demon, rompiendo el silencio. —Claro, —respondí, sintiendo que la ansiedad comenzaba a desvanecerse. Al salir al jardín, fui recibida por el color y la fragancia de las flores. Mientras caminábamos, Demon me mostró algunas plantas exóticas y me explicó su significado en la cultura coreana. —Esta flor, por ejemplo, simboliza la felicidad, —dijo, señalando una planta de pétalos brillantes. —Espero que te traiga mucha alegría. —Gracias, —dije, sonriendo. —Definitivamente necesito un poco de felicidad en mi vida. —Y aquí la encontrarás, —respondió, su mirada llena de promesas. A medida que explorábamos el jardín, la tensión se desvanecía y comenzaba a sentir que tal vez, solo tal vez, esta nueva vida podría no ser tan mala después de todo. Luego Demon nos llevó a nuestra casa. —¿Esta es tu casa? —pregunté, sintiéndome abrumada por la belleza del lugar. —No, no es solo mi casa. —Dijo, con un brillo en sus ojos. —Es nuestra casa. Me quedé boquiabierta, tratando de procesar la magnitud de lo que estaba escuchando. —¿Nuestra casa? —pregunté, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. —Sí, —asintió, como si hablara de algo tan sencillo como ir a comprar pan. —Viviendo aquí, seremos solo tú y yo. —Así que he firmado para mudarme con un lobo. —bromeé, intentando aligerar la tensión. Demon soltó una risa profunda, y sus orejas peludas se movieron de felicidad, como si tuvieran vida propia. —Exactamente, y te aseguro que no es tan malo como parece. —dijo, sonriendo de oreja a oreja. —¿No es tan malo? —repliqué, riendo. —¿Y qué tal la parte de ser marcada? —Esa parte es solo un pequeño detalle. —Se encogió de hombros, y su expresión se volvió juguetona. —Además, hay muchos beneficios en ser marcada por un lobo. —Como qué, ¿hacer que el café se sirva solo? —bromeé, disfrutando de la ligereza de la conversación. —No, pero puedo prometer te que siempre tendrás el mejor café de Seúl. —Dijo, acercándose un poco más. —Y algo más: tendrás un lobo que te defenderá de cualquier peligro. Ambos reímos, y mientras lo miraba, sentí que la conexión entre nosotros se fortalecía. Todo esto seguía siendo nuevo y aterrador, pero también había algo emocionante en el aire. Cuando finalmente llegamos a la casa, el ambiente se volvió más íntimo. La casa era moderna, con un diseño elegante y una decoración minimalista que mostraba un buen gusto. Había ventanales que dejaban entrar la luz del sol, y un aroma fresco a madera recién tratada llenaba el espacio. —Bienvenida a nuestro hogar, —dijo Demon, con una sonrisa que iluminaba su rostro. —Nuestro hogar, —repetí, sintiendo que la idea comenzaba a calar hondo en mí. Mientras explorábamos la casa, me di cuenta de que cada habitación tenía su propio carácter. La sala de estar era amplia, con muebles elegantes, un gran sofá y una vista panorámica del jardín a través de enormes ventanales. Había obras de arte en las paredes y una chimenea que le daba un toque acogedor al ambiente. —Así que, ¿dónde está mi habitación? —pregunté, sintiéndome un poco nerviosa al pensar en la idea de tener un espacio solo para mí. —Está justo aquí, —dijo, abriendo una puerta que daba a una habitación luminosa, decorada con tonos suaves y una vista impresionante del jardín. —Es hermosa, —admití, sintiendo que la ansiedad comenzaba a disiparse. —Como tú, —dijo Demon, su mirada se volvió intensa. Me sonrojé ante su cumplido, y un silencio cómodo se instaló entre nosotros. La tensión en el aire era palpable, y de repente, entendí que estaba a punto de dar un paso importante en nuestra relación. —Luna, —dijo Demon, acercándose lentamente—, ahora que estamos aquí, quiero completar el vínculo. Mi corazón comenzó a latir con más fuerza. —¿Ahora? —pregunté, sintiendo que la adrenalina comenzaba a fluir en mis venas. —Sí, —respondió, su voz suave pero firme. —Solo quiero que sepas que esto es un compromiso muy serio. —Lo sé, —dije, sintiendo que el miedo y la emoción chocaban en mi interior. Demon se acercó más, y antes de que pudiera procesarlo, me tomó suavemente por la cintura. —Confía en mí, —susurró, y su cercanía me hizo sentir un torbellino de emociones. A medida que se inclinaba hacia mí, su aliento cálido acarició mi piel. La energía entre nosotros era palpable, y mi corazón latía con fuerza. —Listo, —dijo, y antes de que pudiera decir algo, sus labios tocaron suavemente el lado de mi cuello, enviando un escalofrío por todo mi cuerpo. Sentí cómo su boca se deslizaba hacia mi hombro, y en un movimiento rápido pero delicado, sus dientes se clavaron en mi piel. Fue un pequeño pinchazo, una mezcla de dolor y una calor que se extendió por mi cuerpo. —Respira, —me susurró, su voz era un suave eco en mi mente. El dolor fue momentáneo, y pronto sentí algo más: una conexión intensa, como si el mundo a mi alrededor se desvaneciera. Era como si una corriente eléctrica recorriera mi ser, revelando una parte de mí que no sabía que existía. Cuando finalmente se separó, miré hacia él, sintiendo que la realidad había cambiado. Sus ojos brillaban con una luz intensa, y su sonrisa era cálida. —Ahora estamos vinculados, —dijo, su voz llena de emoción. —Eso fue… —empecé a decir, pero me quedé sin palabras. —Intenso, ¿verdad? —preguntó, sonriendo de manera traviesa. —Definitivamente, —respondí, sintiendo que el calor se apoderaba de mi rostro. En ese momento, entendí que había dado un paso hacia lo desconocido, pero también hacia algo maravilloso. La conexión que sentía era real y poderosa, y aunque el camino por delante aún era incierto, sabía que no estaba sola. —Bienvenida a tu nueva vida, Luna. —Dijo, y su tono era una mezcla de ternura y determinación. Y así, con el corazón rebosante de emoción y un nuevo vínculo que nos unía, supe que estaba lista para enfrentar lo que viniera, con Demon a mi lado.Narra Luna: La noche transcurrió en una mezcla de emociones y pensamientos confusos. A pesar de la intimidad que había compartido con Demon, decidí que era mejor mantener distancia. La sensación de la mordida aún ardía en mi piel, y sabía que la conexión que habíamos forjado era intensa y poderosa. Temía perder el control y dejarme llevar por el deseo que brotaba en mí. La idea de lanzarme a sus brazos y besarlo era tentadora, pero también aterradora. **Al amanecer**, me desperté empapada en sudor, el corazón latiendo desbocado. Me senté en la cama, tratando de recobrar la calma, y fui directo al espejo. Cuando me vi, un grito se escapó de mis labios: ¡tenía colmillos! —¿Qué demonios...? —murmuré, tocando mis dientes con incredulidad. Justo en ese momento, Demon entró en la habitación, y al verme, su expresión se tornó preocupada. —Luna, ¿estás bien? —preguntó, acercándose rápidamente. —No estoy bien, ¡mira esto! —grité, señalando mis colmillos en el espejo. —¡Esto no pued
Demon me llevó en su elegante automóvil a explorar Seúl, y mientras avanzábamos, la emoción se apoderaba de mí. Las calles estaban llenas de vida; los vendedores ambulantes ofrecían deliciosa comida, y el aire estaba impregnado de aromas tentadores. Finalmente, nos detuvimos frente a un restaurante que desprendía un olor increíble: kimchi fresco y especias que prometían una experiencia culinaria deliciosa. El lugar era acogedor, con luces cálidas y mesas de madera oscura. Las paredes estaban adornadas con arte moderno que reflejaba la cultura local, y había un ambiente bullicioso que me hizo sentir bienvenida. —Este lugar es famoso por su kimchi, —dijo Demon, sonriendo mientras entrábamos. —Espero que estés lista para una explosión de sabor. —¡Listísima! —exclamé, sintiéndome emocionada por probar algo nuevo. Una vez sentados, Demon pidió una variedad de platillos, asegurándose de que probara un poco de todo. La comida llegó rápidamente, y al primer bocado de kimchi, sentí
Era de noche, y me encontraba en mi habitación, pero el sueño no llegaba. La ansiedad corría por mis venas, y empecé a caminar de un lado a otro, intentando calmarme. Mientras lo hacía, me miré en el espejo y, para mi sorpresa, mis ojos cambiaron a un amarillo brillante, pero solo por unos segundos. El efecto fue lo suficientemente impactante como para hacer que mi corazón se acelerara. —¿Qué está pasando conmigo? —susurré, sintiendo el pánico comenzar a apoderarse de mí. Los cambios en mi cuerpo estaban avanzando más rápido de lo que había imaginado, y no tenía idea de cómo manejarlo. Decidí que necesitaba un poco de agua para calmar mi sed. Salí de la habitación y me dirigí a la cocina, tratando de mantener la calma. Abrí la nevera y serví un vaso de agua fría, sintiendo cómo el líquido refrescante me llenaba de alivio. Mientras estaba concentrada en mi vaso, sentí la presencia de Demon detrás de mí. Su energía era casi palpable, y cuando giré la cabeza, me encontré con su mir
Después de pasar un tiempo con Miu, decidí visitar a mi familia. Al llegar a la casa, sentí una oleada de emoción al ver a Jessica y Nicolás, pero lo que realmente me sorprendió fue encontrar a mis padres allí. —¡Mamá! ¡Papá! —exclamé, corriendo hacia ellos y abrazándolos con fuerza. —¡Luna! —dijo mi madre, sonriendo mientras me abrazaba. —Nos alegra verte. —Te hemos extrañado, —agregó mi padre, dándome una palmadita en la espalda. Mientras me acomodaba en la cocina, noté que la comida ya estaba en la mesa. Mi madre había preparado un plato de pasta boloñesa al estilo italiano, y el aroma era irresistible. —Esto huele increíble, mamá. —dije, sintiéndome ansiosa por probarlo. —Gracias, cariño, —respondió ella, sirviendo un plato generoso. —He estado practicando algunas recetas nuevas. Mientras nos sentábamos a la mesa, comencé a hacer preguntas. —¿Qué están haciendo aquí? —pregunté, sintiéndome curiosa. —Demon nos ayudó a encontrar trabajos mejores aquí en Seúl,
La luz de la tarde se filtraba a través de las ventanas de la lujosa oficina de Demon Presley. El ambiente estaba cargado de una tensión palpable, como si el aire mismo supiera que algo inusual iba a suceder. Me encontraba allí, con un mate humeante en mano, mientras Demon me presentaba a su nuevo socio.—Luna, quiero que conozcas a James —dijo Demon, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.James entró con una confianza desbordante, pero en cuanto lo vi, una sensación extraña se apoderó de mí. Sus ojos oscuros brillaban de una manera que me resultaba inquietante. Sin poder contenerme, me incliné hacia Demon y le susurré al oído.—Es un vampiro, lo sabías.Demon, sorprendido porque adquirir una nueva habilidad, arqueó una ceja. —Así es, pero es amigo de la familia —respondió en un tono bajo, casi nervioso. Su mirada se tornó seria—. Sin embargo, como tú no confío en él, necesito que empieces a hacerte cargo. Urgente, solo confío en ti.La preocupación en su voz me hizo sentir un nu
Narra Luna Salvatore: Corría por las calles, el frío de la noche calando en mis huesos, pero no me importaba. Tenía que llegar a casa antes de que oscureciera del todo y mis hermanos comenzaran a preocuparse. Con cada paso, el eco de mis pensamientos se mezclaba con el sonido de mis zapatillas golpeando el pavimento. —¡Vamos, Luna, no llegues tarde otra vez! —me repetía a mí misma, cuando de repente, !bam! Me estampé contra algo sólido. Me tambaleé hacia atrás, aturdida, y al mirar hacia arriba, me encontré con la mirada más intensa que jamás había visto. Era él: Demon. Su cabello oscuro caía desordenadamente, y esos ojos… parecían brillar con una luz sobrenatural. —¿Estás bien? —preguntó, su voz profunda y envolvente como un abrazo cálido. —Sí, claro, solo un pequeño accidente de tráfico, —respondí, intentando recomponerme. Pero antes de que pudiera dar un paso atrás, él inhaló con fuerza, como si estuviera bebiendo el aire que respiraba. —Eres… mi mate. —¿Mate? —repliqué, con
Narra Luna Salvatore.Ya adentro de casa, mis hermanos habían terminado de comer y los llevé a sus habitaciones. Con cuidado, les cubrí con las mantas y les di un beso en la frente. Ver sus rostros tranquilos me dio un poco de paz, pero mi mente no podía dejar de pensar en la oferta de Demon. Repetí en mi cabeza el momento en que me propuso irme a vivir con él a cambio de cuidar de mí y de mi familia. “No te faltará nada”, había dicho. Pero, ¿realmente podía arriesgarme a dejar todo lo que conocía? La idea me daba vueltas y más vueltas, como un torbellino de emociones.Finalmente, me dejé llevar por el cansancio y caí en un sueño que apenas duró tres horas. Cuando desperté, un ruido insistente me sacó del letargo. Alguien estaba golpeando la puerta.—¡¿Quién es?! —grité, intentando despejarme.El golpe continuó, más insistente. Me levanté de la cama, aún con el pelo desordenado y la casa en silencio. Me acerqué a la puerta, y al abrirla, me quedé boquiabierta.Frente a mí estaba un t
Narra Luna SalvatoreEstaba sentada en mi habitación, aún intentando procesar lo que acababa de suceder. Demon me miraba con esa intensidad que siempre me dejaba un poco aturdida, y aunque había una parte de mí que se sentía atraída por él, la otra parte no podía dejar de cuestionar todo lo que implicaba su propuesta.—Luna, si aceptas, puedo mudarte a ti y a tu familia a Seúl. —Dijo, su voz llena de convicción.Me quedé helada, los ojos bien abiertos.—¿Mudarte a toda mi familia a Seúl? —repetí, intentando asimilar la idea. —¿De verdad crees que eso es viable?—Sí, —asintió, como si hablara de algo tan sencillo como ir a comprar pan. —Pero primero necesitaré marcarte como debe ser.Mis ojos se abrieron aún más y un escalofrío recorrió mi espalda. —¿Marcarme? —pregunté, sintiéndome un poco incómoda al estar sola con él en mi habitación. —Ni se te ocurra tocarme.Sus orejas peludas se alzaron y se movieron de una manera que me hizo querer reír, a pesar de la seriedad de la situación.