Capítulo 3.

Bennett.

“Mis manos aprietan sus caderas ensartando a la mujer con mi p0lla que palpita dentro suyo, el éxtasis recorre cada músculo y ella comienza a balancearse dificultando mi respiración con la intensidad que su interior me provee.

Me aprieta y mi miembro quiere explotar pero la dejo inmóvil. Nunca había sentido el placer que estoy sintiendo y no quiero parar.

Su abdomen tiene gotas de sudor y comienzo a recorrer los ojos por su piel marfileña hasta que en su costado veo esa marca en forma de serpiente, en lugar de quitarla por ser la posible asesina de un agente infiltrado, más me aferro a sus caderas, sus manos me acarician los pectorales sosteniéndose de ahí para brincar descontrolada sobre mí. Abrazo su cintura con una mano y la risa que baila en sus labios me pone más.

Es jodidamente delicioso sentir como sus paredes me quieren ahogar la p0lla pero resisto. No la voy a dejar ir tan fácil.

—Mierd@— siseo inhalando aire para llenar mis pulmones. Hebras de su cabello caen cubriendo sus pechos y lo huelo antes de quitarlo y prenderme de estos, chupo, pellizco y muerdo la piel que se torna roja pero me siento insaciable.

Me levanto con ella poniéndola contra la pared, entierro mis dedos en sus caderas estampando su espalda contra la fría superficie, que suena con cada golpe que solo me empeora las ganas de follarla en todos lados, pues sus gritos son de placer y no lloriqueos de dolor como todas las anteriores.

—Joder...

Salivo mis dedos con el descaro que la ponen peor, como si los jugos que suelta no me mojaran lo suficiente ya. Se arquea y muerdo su cuello, encajando los dientes con tal fuerza que creo sentir la sangre en mi boca, pero solo recibo más gemidos que me descontrolan. La marca roja queda en su cuello y sus manos se pasean por mi espalda sudorosa.

—Mi comandante. —Musita y me detengo de golpe.

La dejo caer y miro su rostro. Esos ojos azules... sus labios se estiran en una risa cínica y burlona que me llena de ira. La marca en su abdomen desaparece y la que dejé en su cuello sangra pero ella no deja de reír cual maniática.”

Me levanto de golpe cuando la alarma suena despertando del sueño tan estupido que tuve. Mi pecho sube y baja con una velocidad bestial en tanto las imágenes no desaparecen. Me paso las manos por la cara pero esa imagen no sale de mi cabeza. Bruja infeliz, hasta en mis sueños mojados se cuela.

El azul maldit0 me persigue.

Me levanto de mal humor, con la polla adolorida, la cabeza palpitando y hambre.

Las dos de la tarde.

Preparo café y me meto a bañar para quitarme el sinsabor. Ni para pajearme tengo ánimos.

Paso la camiseta por mi cabeza y tomo la taza que bebo con calma revisando los correos que llegaron mientras estaba dormido. Son del ministro, de Adam, el técnico del comando Alfa y uno de Giasintti, el abogado que quiere vaya por la cenizas de no sé qué familiar lejano que apenas conocí, así que me vale tres quintales de m****a de quien se trata.

—Tiralas a la basura o quedatelas —respondo cuando llama para insistir.

—Es de un primo de su padre, merece...

—Daselas a quien quiera. No me traigas cosas que no me son de utilidad.

No lo dejo contestar y corto subiendo al vehículo pero vuelve a sonar.

—Ya te dije que...

—Dejó una cuantiosa herencia para el único familiar vivo que conocen. —me interrumpe el abogado de nuevo.

—Ya sabes donde depositar el dinero y como poner las propiedades a mi nombre así que tome sus honorarios y haga su trabajo.

—Está bien señor, le pasaré el informe de todo a su...

Arranco el auto hacia la central donde debo estar buscando más información sobre la bendita marca que me puso hasta a tener sueños eróticos con una desconocida.

Sopeso la idea de irme y dejar esta mierd@ porque aún no tengo nada y paciencia es lo que menos poseo.

Recibo la notificación con la confirmación de la dichosa herencia. Solo leo el correo y no contesto. Lo revisaré a fondo después.

Me enfoco en contestar la pendejada de Aarón que también tiene harto a Giordano. Los tres comandantes nos hicimos de un nombre, pero uno de ellos no madura del todo y el otro me harta con su m*****a costumbre de joderme la existencia.

"Vete al diablo", es lo que envío viendo que ambos están en una discusión tonta sobre los integrantes de sus comandos que por una apuesta deben intercambiar.

Abren la puerta cuando llego, entrando a la sala donde ya está el resto del equipo. Mientras Kelly trabaja, Adam y George están leyendo un periódico.

—Jefe —me siento, sigo en lo que estaba. Ponen una carpeta frente a cada uno de los cuatro.

Medio la miro y leo el nombre de mafia rusa en el encabezado por lo que guardo el celular. Ver la marca me regresa a mi pesadilla reciente y más cuando un azul me hace recordar la m@ldición que se carga en los ojos.

—Algo negro, contrario a la luz del día —dice George mientras leo la información.

—El alma del comandante —volteo a ver la estupidez y ellos estallan en risas, que se apagan cuando ven que no estoy de humor para soportarlos.

Kelly se remueve incomoda y yo quiero romper dos cuellos que me están jodiendo ahora mismo.

—Póngase a trabajar, bola de inútiles —espeto y se enderezan dejando el crucigrama que estaba resolviendo.

—Comencemos.

Es el teniente encargado el que empieza a leer el informe y pasar las diapositivas en la pantalla frente a nosotros.

:Podemos infiltrarnos en ese evento pero llevará tiempo elegir quienes irán, porque solo aceptan parejas, es como una condición. —explica Kelly —Bueno también que estén dispuestos a gastar suficiente dinero como para sacar de la pobreza a una ciudad. —trata de bromear pero no me causa gracia por lo que los demás se callan —Llevará trabajo ponerlos al tanto de quien es cada quien y que actúen tal cual la gente que asiste. Además tendremos que solicitar un presupuesto más amplio por si tenemos que hacer apuestas.

Me quedo analizando lo que Kelly dice.

—Me ofrezco como tributo —se mete Adam —Siempre he querido saber qué se siente apostar más de 100 libras.

—Apostaste 500 la última vez —empieza George.

—Pero en montos de 25 cada uno —contesta el otro idiota.

—Aquí no venimos por experiencias, si quieren gasten su sueldo en eso. Venimos a trabajar, atenganse a eso. —me fastidia ver que no cogen seriedad ni estando en el trabajo. Son eficientes pero el parloteo que agarran siempre me harta.

—Mandaré la solicitud. Estoy segura que sabiendo que es para recaudar más información, el ministro no se va a oponer —se levanta Kelly

—Deja eso. Iré yo.

Las tres miradas de mi equipo y hasta la del teniente se clavan en mí

—Preparen lo que tengo que llevar, las reglas no impiden que vaya a un evento en un casino. Es mi dinero y me hace falta una salida. Kelly vienes conmigo.

—De todos modos me hacía falta tomar un trago y ver viejos tontos perder su dinero tratando de impresionar —responde la pelirroja.

—Pendejo, a mí no me invitas ni un trago —reclama Adam mientras George solo se ríe con diversión —Me vestiré de mujer a ver si así puedo sacarte algo, tacaño.

—Ponte una tanga y después hablamos —salgo rumbo a mi oficina.

—¡No me retes, Bennett! - gritan a mis espaldas.

Ser bueno no es lo que quiero. Ser reconocido por tumbar clanes ya lo tengo pero voy por algo más grande. Una organización entera.

Así deba pasar por encima de quien sea. Y sobre todo de quitarle la máscara a la dueña de esa marca que me está quitando la paz, y aún no le veo el rostro.

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