–Sera una novia muy hermosa. –Pronuncia el joven castaño con mucha seguridad.
–¿Qué? –Me aleje de mi padre con recelo. –¿De que habla? –Pregunté confundida mientras el hombre de traje café se muestra muy valiente.
–Iras conmigo. –Responde con tranquilidad. –Serás mi nueva novia.
–¿Acaso está loco? –Reclame nerviosa.
–Supongo que su padre no le dijo, que usted ahora es mi novia.
En ese momento me sentí sin valor, como si fuera una pieza de arte barata, que se vende en cada esquina. Pero aún no quería creer en las palabras de ese hombre, así que mire a mi padre, quizás para que me dijera que esto era un sueño o una broma. Pero cuando nuestras miradas se juntaron, lo único que pude encontrar son sus ojos que me miran con gracia.
–Dime que todo lo que este hombre dice es mentira. –Le rogué.
Mi padre sin más alza los dos hombros como si más.
–Me temo que es cierto, mi pequeña Belle. –De pronto abre uno de los cajones de su escritorio, para sacar un montón de hojas metidas en un folder azul. –Antes de tu llegada a México, tramite tus papeles en donde se le otorga al señor Ferreira tu custodia.
Tome los papeles en donde mi padre constataba que yo estaba enferma mentalmente y que no podía cuidarme por mí misma. Y mientras leo los papeles, no puedo evitar empezar a llorar. Quería que todo esto solo fuera un sueño, pero es el mismísimo señor Ferreira el que me regresa al mundo real.
–Ahora es de mi propiedad, así que aliste sus cosas. –El hombre se mantiene frio mientras su porte lo hace ver superior. Pero de la nada la puerta del estudio se abre de par en par, era Miguel luciendo bastante enfadado mientras algunas lágrimas recorren su cara delicada.
–¿Cómo le puede estar haciendo esto a Belle? –Gritó el joven furioso.
–No te metas en problemas muchacho. –Mi padre lo amenaza.
–¿Meterme en problemas? –Pregunta sarcásticamente. –Usted estará en problemas cuando la policía se entere, lo que está haciendo con su propia hija. –Mi padre y el señor Ferreira de inmediato se muestran molestos, al ver la valentía del joven. Supuse que, en ese momento la valentía era un problema.
–Si tu abres la boca, te mandare a matar. –Mi padre lo amenaza. –Y también matare a tu padre.
–¡Con mi padre no se meta! –Gritó Miguel intentado entrar en la habitación, pero es detenido por su propio padre, quién luce bastante triste y apagado por lo que acaba de presenciar.
–¡Hijo no lo haga! –Alberto es un hombre realmente alto y fuerte, así que detiene a su hijo. –Lamento mucho lo que mi muchacho quiere hacer.
–No te preocupes. –Mi padre de inmediato dibuja una sonrisa falsa, mientras que Alberto se ve asqueado al ver todo lo que estaba haciendo mi padre, pero no le quedo más que salir de la escena con su hijo. Sabía que era lo mejor para los dos, pero en ese momento me empecé a sentir sola, como si nadie me quisiera. Pero quería respuestas, así que mire a mi padre para poder preguntar por qué tomo esa decisión.
–¿Por qué me haces esto? –Le pregunté a mi padre entre lágrimas, pero sin bajar mi mirada, ya que no era ninguna cobarde.
Mi padre me mira con una ceja alzada.
–¿Acaso no lo sabes? –Me pregunta mientras yo niego con la cabeza. –¿Acaso no recuerdas el por qué tu madre murió? –Yo me quedo intacta, ya que solo recuerdo que murió por una pulmonía. –Tu madre no solo se enfermó por medio del espíritu santo, sino que murió porque tu querías jugar en la nieve en un viaje a Toronto. Tuvimos que regresar a México lo antes posible para poder atenderla, pero cuando llegamos al hospital ya era demasiado tarde. Tu madre ya había muerto.
En realidad, no recordaba cómo había pasado la muerte de mi madre, así que de inmediato me empecé a sentir culpable del hecho de ser esa persona, quién la llevo a la muerte.
–No lo sabía. –Murmuré. –¿Pero por qué me odias? –Aun quería más respuestas.
–Te odio porque lo único que amaba en este mundo era a tu madre. –Frunce el ceño mientras habla. –Y tú solo eres una copia de ella, que me recuerda que ella no está más conmigo. –Se da la vuelta para mirar por la ventana. –Es por eso que te mantuve lejos de mí, es insoportable mirarte y no pensar en la muerte de tu madre.
Yo me quede helada al saber el porque me mantuvo en Francia por años. Pero a pesar de que quería que esto fuera privado, no estábamos solos. En todo el tiempo en que estuvimos hablando, el señor Ferreira estuvo escuchando.
–Es hora de irnos. –Me toma del brazo.
Inesperadamente le solté una bofetada al hombre que estaba tras de todo ese plan de venderme, mientras me alejaba de él.
–¡No quiero que me vuelva a tocar! –Le grite con fuerza, para después escuchar una risa algo macabra que venía de su parte. Lentamente me volvió a mirar retadoramente. Parecía que el golpe no le había hecho mucha gracia.
Una vez más me toma del brazo, pero ahora enterrando sus dedos sobre mí.
–Me encantara vivir contigo. –Dijo entre diente.
Yo lo mire con miedo, quizás me estaba metiendo con el hombre equivocado.
Mis maletas ya estaban hechas, mientras que todo el personal de la casa sollozaba por lo que mi padre estaba haciendo, sin poder ayudarme, ya que sabían que si lo hacían estarían en grandes problemas. Sabían que no se podían meter con dos hombres tan importantes como ellos. Y para ser sincera, yo tampoco quería que se metieran, ya que sabía de ante mano, que la gente que trabajaba en esta casa, eran personas muy pobres y necesitaban el dinero. No quería que perdieran su empleo. Antes de salir de la casa, me encuentro con la que era mi niñera. La mujer ya no era tan joven, ahora era una vieja con una cabellera rubia opaca, que estaba sufriendo mucho al verme partir con ese hombre desconocido. –No puedo creer que te perderé una vez más. –Me dice la señorita Betty, mientras sus lágrimas caen como una cascada sobre sus mejillas regordetas. –Pensé que volverías a esta casa, pero… –Mira a mi padre, quién no deja de hablar con el señor Ferreira. –No puedo creer lo que está haciendo tu pa
Con algo de miedo solo niego con la cabeza, mientras miraba sus ojos verdes y profundos.–Tu padre hizo una subasta. –Me comenta mientras se aleja de mí, para ir por un trago a su mini bar. –Realmente fui al lugar porque mi madre me obligo, lo que no sabía era que era una subasta para vender a la belleza de México. –Se sirvió un poco de wiski con hielo, para después darle un trago. –Esa eres tú. –Me señala con sus dedos largos, eran como los de un bello pianista. –Al principio no tenía conocimiento de quién eras, hasta que tu padre como si se tratara de un catálogo, archivo fotos tuyas para repartirlas entre el público. Después me di cuenta que te estaba vendiendo, había hombres que estaban dispuestos a utilizarte como esclava sexual, para venderte como trata de blanca y explotarte. –El hombre de inmediato hizo un gesto de desaprobación, al igual que yo, sintiendo un escalofrío pasando por mi cuerpo entero. –Pero yo estaba ahí, escuchando los comentarios de gente asquerosa, mientras q
Me levante de la cama para caminar con cautela por toda la mansión, encontrando la puerta principal abierta. Había planeado este plan todo el día, tanto que se me olvido ponerme los zapatos, pero aún así continue caminando por el césped mojado del jardín, hasta llegar a las rejas de la casa. Cuando intente abrirla, estas estaban cerradas por un sistema inteligente. Estaba realmente enojada por no haber podido abrir esas rejas, pero pude ver que en los muros había enredaderas hechas de plantas, que habían crecido en la pared.Estaba tan desesperada por salir de esta gran mansión, que decidí subir la pared metiendo mis pies sobre la enredadera, todo parecía ir bien, aunque sabía que la caída del otro lado iba a doler como nunca, pero antes de poder llegar al tope de la gran pared, uno de mis pies se enterró en las hojas. Traté de sacar mi pie de las plantas, pero no pude y caí al suelo con fuerza.Y en vez de obtener mi libertad, lo único que cause es que las alarmas de la casa se activ
Por la mañana soy despertada por el sol que alumbraba mi habitación, pero después de una noche dura, no se sintió como en los cuentos de hadas, en donde la princesa se despierta por los hermosos rayos del sol, sintiéndose mejor que nuca. En mi caso sentía dolor y mucho pesar, mientras que parecía que tenía resaca sin haber tomado algo de licor.–¡Maldito sol! –Maldije mientras tapaba mis ojos.La puerta suena con fuerza.–Adelante. –Dije sin más.La persona que había tocado mi puerta era Teresa, quién traía una charola de planta y encima dos botecitos y un vaso de agua.–Buenos días, señorita Belle. –Dice con entusiasmo.–Buenas. –Susurré mientras movía mi brazo adolorido.–Ayer causo conmoción en la casa. –Me comenta mientras me da una pastilla.Yo la tomo en mis manos, para preguntar:–¿Qué es? –Mire la pastilla blanca como si fuera un detective, incluso cerrando un ojo, como un viejo hombre viendo un diamante. –Es un desinflamatorio y la otra pastilla es para el dolor. –Yo solo a
Baje por las escaleras de madera hasta llegar al recibidor de la casa, en donde ya me estaba esperando Alejandro. Él estaba muy concentrado hablando por celular, así que mientras él está ocupado, empiezo a echarle un ojo a las fotografías de la casa. El joven Alejandro parecía ser un fanático del piano, mientras que podía ver que había hecho conciertos. También puedo ver fotografías de su madre, quién era tan hermosa como su hijo. Tenía unos ojos verdes tan parecidos a los de su hijo, mientras que su esposo era tan guapo como Alejandro, sorprendentemente también el hombre portaba unos ojos verdes muy bonitos, así que de inmediato me doy cuenta que por genética Alejandro era muy bien parecido.Y mientras miró más y más, puedo ver una fotografía de una novia con un vestido blanco muy hermoso, mientras que la mujer sonreía con todos sus dientes. La mujer en ese momento era un misterio para mí, ya que era rubia y de ojos verdes, así que tome la fotografía entre mis manos dudosa de quién e
Cuando llegamos a estar enfrente de ellos, Alejandro raspa un poco su garganta. De inmediato un hombre que estaba usado un traje fino color negro, se da la vuelta para mirarnos con sorpresa.–¿Alejandro? –Preguntó el hombre sorprendido, haciendo que su mujer, quién lucia un hermoso vestido dorado de pedrería entallado, se diera la vuelta para mirarnos con sorpresa. –¿Quién es esta hermosa joven? –Pregunta el hombre que de ante mano, se que se llama Marco.–Hola padre. –Alejandro lo saludo con mucho respeto, pero no con la misma vibra como lo hizo con su hermana mayor. –Ella es Belle mi novia. –El hombre se queda sorprendido. –Belle él es mi padre, Marco. –Yo extiendo mi mano, mientras él me recibe la mano para darle un beso.–Es un gusto conocerla. –Dijo el hombre dándome una sensación de inseguridad.–Y ella es mi madre. –Cuando miré a la mujer de inmediato me puse nerviosa, ya que sus ojos se veían bastante atemorizantes. Ella sin tomar mi mano de inmediato pregunta.–¿Dónde la cono
–Recuerda de que lado estas. –Dijo Alejandro entre dientes, molesto por lo que este hombre decía. –Recuerda que tu perteneces al lado enemigo.–Ja. –Se mofa el joven. –Tienes razón. Supongo que nacimos para ser enemigos naturales.–Es por eso que me sorprende que te muestres en la fiesta de mi padre.–Si me he aparecido en esta fiesta, es porque tu padre y el mío, siempre han tratado de llevar esta fiesta en paz. Pero todo será un problema, cuando los dos heredemos estos casinos. –El hombre de cejas pobladas mira todo el lugar. –Entonces los bandos omega y Blatewi seguirán como antes, robándose a los clientes para ganar más dinero. –De pronto me mira a mí. –Adiós querida y hermosa Belle. –Yo no entendía mucho de lo que estos dos estaban hablando, pero sin duda note algo de tensión entre estos dos hombres, hasta que Ronaldo se fue sombríamente.–¿Qué fue eso? –Le pregunté con los ojos bien abiertos a Alejandro.–Quizás es tiempo de que te lo diga. –Toma mi mano para llevarme a un lugar
Se empezaron a escuchar murmuros alrededor de nosotros. Nadie podía creer que un joven como Alejandro Ferreira, por fin se estuviera comprometiendo a algo tan importante, como un matrimonio con una total desconocida. Supuse de inmediato que fue tan fácil para el hacerlo, porque eso era, una total desconocida para él.Después de los murmuros, se pudieron escuchar aplausos realmente ruidosos, tanto que quise hacerme pequeña. No mire hacía el público, porque no quería sentir la mirada de los demás. Pero cuando estábamos a punto de bajar de el escenario, podemos escuchar que la gente pide:–¡Que se besen los novios! –Yo me quede perpetua al escuchar tal reclamo. –¡Que se besen los novios! –La gente sigue insistiendo el beso, pero yo no estaba dispuesta a besarlo. Por un momento pensé que Alejandro estaría de mi lado y dejaríamos pasar el tema de nuestro primero beso. Pero los reclamos fueron tantos, que no hubo de otra.Alejandro me tomo con fuerza del brazo, para llevarme a la mitad del